Moonlight
— Sólo quiero mi cheque extra. Estoy esperando desde el primer día, je je je. Me he esforzado haciendo horas extras — hablando graciosamente un rubio ya desmaquillado y con ropa cómoda, sólo un suéter rojo y pantalones negros y zapatillas negras. A pesar que estaba ya como un muchacho, podría parecer también una chica con ropa sencilla. Joey era muy delgado lo cual le daba un aspecto muy joven, casi un adolescente a pesar de sus ya veinticuatro años. Su interlocutor sólo se río pasándole el sueldo del muchacho a su mano.
— Toma, niño bonito — con los ojos en blanco y en tono irónico un chico de ojos verdes y con un tatuaje de línea negra bajo sus ojos el cual le daba un aspecto rebelde.
— Idiota — masculló rabioso el de ojos mieles, pero algo feliz recibiendo su sueldo. — Mañana lo cobraré al banco — doblando cuidadosamente su cheque en su bolsillo.
— soy el único jefe que te aguanta que me llames “idiota”, Joey. Agradece que soy yo, otro te despide.
El rubio sólo gruñó por lo bajo, pero tenía razón. De todas maneras fue Duke quien lo descubrió un día, aún recuerda cuando el chico estrambótico lo invitó a salir pensando que era una chica en un café, mientras Joey trabajaba como mesero
— Hey hermosa, te tengo una propuesta laboral tentadora, pero primero que todo salgamos, ¿te parece?
Mientras el rubio le servía el café sólo atinó a reírse del otro chico. A pesar que estaba vestido con pantalones negros rectos, un delantal y su cabello tomado como una cola, lo confundió como una mujer. Su eterno karma. A veces culpaba a sus padres por haberlo creado tan ambiguo y no como un muchacho normal.
— Gracias por tu “maravillosa” invitación, pero no creo que acepte. Soy chico, ja ja ja — su risa fue casi forzada. Estaba cansado de esto. Siempre era lo mismo, el cliente casi echó café por la boca del impacto, se detuvo a mirarlo detenidamente y abrió sus ojos verdes en modo sorpresa.
— ¿Eres hombre? — se levantó para mirar bien al mesero. — vaya que sorpresa. Esto es algo raro… — El excéntrico muchacho volvió a sentarse y sin despegar la vista de Joey, mientras éste se alejaba del cliente hasta que,.. Sintió un toque en su hombro
— De todas maneras, si no te importa, mi propuesta laboral sigue en pie. Claro está, que la invitación ya no, ¿te interesa? Ganarías más que estando aquí…
Cuando el rubio escuchó las tentadoras palabras “Ganarías más que estando aquí” se dio vuelta
— Y dime ¿Qué trabajo es?
El de ojos verdes le sonrió…
— Anfitrion..a,
— ¿Qué? ¿Anfitriona? Te estás burlando de mí — murmuró entre dientes no creyendo lo que le decía.
— Tranquilo, no me estoy burlando, pero pareces chica… no te iría mal, toma — le dio una tarjeta, el de ojos mieles no lo recibió, sin embargo el chico estrambótico lo dejó en la mesa dejando el café medio lleno y el pago junto con propina
Joey Wheeler estaba feliz con su sueldo del mes. Mientras abandonaba el recinto, que al mismo tiempo, en el salón de eventos más exclusivo de la ciudad estaba terminando sus funciones de show y espectáculo, también Joey se disponía a salir de su trabajo a su casa, ya de madrugada, eran las cinco de la mañana, hora donde todos se levantaban para prepararse, en el caso del chico de ojos mieles regresaba a su hogar a dormir… era como vampiro o con doble vida. De noche era una chica dulce y tierna recibiendo y siendo anfitriona de personas que no eran cualquiera, gente del espectáculo, cine, televisión y empresarios poderosos, y de día era Joey Wheeler o lo poco de él… dormía intensamente el resto del día. Su estado mental agotado se lo imploraba, sin embargo el cheque recibido necesitaba cobrarlo. Ahorraba bastante y ese trabajo se lo permitía felizmente. No era de su agrado fingir o actuar como mujer, pero ganaba más que como chico. El sueño de Joey era estudiar gastronomía, le encantaba la comida, cocinar y ahora este nuevo trabajo le ayudaría en sus próximos estudios y proyectos, tales como: poseer su propio Restaurante. Así que rendirse NO estaba en su vocabulario…
Mientras estaba saliendo del recinto notó que un hombre muy alto y elegante con una gabardina larga de color azul marino pasaba a su lado, lo reconoció de inmediato, el moreno de ojos azules… el rubio intentó hacerse el tonto mirando hacia otro lado… sin embargo se sobresaltó al sentir un leve roce en su brazo no pudo evitar dirigirse a ese toque
— ¿Qué?
— Rose — pronunció el nombre fuerte. El chico de ojos azules miraba a la chica que hace un rato conoció como anfitriona de este exclusivo club, aunque de un modo más sencilla con un simple pantalón y suéter rojo, el cabello desordenado y sin maquillaje. De algún modo la encontró más hermosa, al natural. Se percató que era más delgada que como la conoció con ese traje rojo.
— hmm
Joey sólo atinó a decir un montón de monosílabos en modo sorpresa. Estaba asustado. Tenía instrucciones de Duke de tratar de evitar a los clientes fuera del trabajo.
— ¿Quieres que te vaya a dejar a tu casa? — dijo sin más el moreno. Aunque sonó más como una orden que una simple pregunta de invitación cordial. — es tarde, te recomiendo mi opción, es peligroso que una chica camine a estas horas de la noche — culminó en voz neutral.
Iba negarse, pero tampoco quería que Duke saliera del recinto y lo viera con un cliente… en el momento en que se dio vuelta y veía como el de ojos verdes se despedía de otros trabajadores, tomó la mano de Seto y lo atrajo a su cuerpo graciosamente
— ¿En dónde está tu auto? ¡Vamos! — con el fin que Duke no lo viera con el cliente, y no era cualquiera o eso suponía Joey porque el apellido “Kaiba” le sonaba bastante y realmente estaba asustado...
Mientras que el moreno medio sonrío al ver como esa tal “Rose” tomaba la iniciativa, le estaba gustando más que una cara bonita. Pensó para sus adentros que era una partida ganada a Pegasus.
— Sígueme
— Corre
— ¿Por qué? — enarcando un ceja el Ceo y con algo de aletargamiento al pedido de “la rubia”
— ¿Por qué? Ya sabes no quiero que mi jefe me vea y me pida quedarme hacer horas extras. — mintió
— Tu jefe es un negrero — respondió Kaiba
— Todos los jefes lo son — resopló “Rose”. — acaso tu ¿no lo eres? — le preguntó irónicamente
El Ceo realizó una mueca de disgusto, pensando que era una chica atrevida, pero a pesar de lo desagradable le gustaba esa sinceridad de ella.
Joey recordó que para ese muchacho, era Rose, así que trató de mantenerse en el personaje, pero sólo podía estar en su personaje a “medias”. De todas maneras se sorprendió que a pesar de su vestimenta, el otro chico no lo interrogara por ese cambio. Recordó a Duke cuando se conocieron a pesar de estar con vestimenta más de “muchacho” lo confundió como mujer esa vez. Suspiró resignado
— Ven — tomó su mano atrayéndolo a su cuerpo al más bajo.
Joey sintió la cálida mano del Ceo y su corazón latió rápidamente…
Seto Kaiba simplemente se limitó a guiarla al próximo automóvil, un audi color negro como el corazón de su dueño, aparentemente.
— Wow, ¡qué auto! — dijo sin más “Rose” olvidando sus modales junto con un pequeño silbido, o más bien, olvidando que debería comportarse como mujer, estaba siendo en un instante el rubio punk Joey Wheeler. El Ceo enarcó una ceja algo divertido, intentando disimular neutralidad ante todo.
— Eres una chica extraña. Cuando te vi y me acerqué eras muy fina y delicada y te sacas el disfraz y eres otra — viéndola desde arriba y abajo, escaneándola con su mirada a lo que en respuesta corporal, Joey se tensó.
“¿A caso me ha descubierto? Estúpido Joey, que Duke no se entere ni siquiera debería estar aquí con este sujeto…” pensó el rubio.
— Y dime ¿Dónde vives? — tamborileando con sus dedos el manubrio de su auto y observando a “Rose” de reojo.
— Vivo en… la tercera avenida sur de la ciudad — no tuvo más remedio que decirle la verdad. No era el mejor de los lugares
El empresario abrió sus cerúleos ojos en sorpresa.
— vives en…
— En el sitio más horrible y pobre de la ciudad, lo sé. No soy “rica” como usted, señor Kaiba — encogiéndose de hombros y dejando mudo a su “conductor”
Giró la llave y se encendió el motor
El resto del viaje fue totalmente mudo, Joey no sabía qué decir y su conductor mucho menos. Cuando por fin el viaje llevo a cabo a su fin para el rubio, que más fue un alivio, estuvo todo el tiempo tensionado, intentando de alguna manera continuar con el papel de “Rose” rompió el silencio.
— Señor Kaiba, muchas gracias por acercarme a mi hogar. Estoy muy agradecida — asintiendo como “Rose la anfitriona” y soltando su cinturón de copiloto a lo que el Ceo volvió a confundirse con el cambio de actitud, sin embargo al observar los mieles ojos de aquella chica, podía percibir ojos desafiantes y sin intimidarse ante nada y ante él, acostumbrado a rodearse de personas que sólo le temen. Fuego en sus ojos, lo cual lo atrajo para conocerla aún más. Y eso era su riesgo y a la vez desafío.
— Espera — tomando el brazo de ella deteniendo su abandono. — Te ves hermosa, incluso totalmente desarreglada y desordenada con ese buzo que llevas puesto — haciendo mohín de disgusto a lo cual el de ojos mieles apretó sus puños enfadado aguantando su molestia debido al comentario del Ceo y continuó éste — y espero volver a verte nuevamente. Mi invitación sigue en pie — terminó orgulloso con su sutil discurso, sin embargo nunca se esperó tal reacción de esa bella chica.
— Eres un idiota sin cerebro ¿A caso me hace menos por vestirme con buzo? ¿Sabes?, me importa un bledo que seas un súper empresario con un súper auto y tengas millones de empleados a tu poder, no me agradas, petulante, y espero no toparme contigo nunca más, bye bye — saliendo rápidamente del auto y terminando con una mueca graciosa, Joey le sacó la lengua para luego correr y desaparecer de la vista de un Seto estupefacto. Luego de varios segundos en shock, el moreno reaccionó quien éste se percató que tal vez no pudo explicarse bien con aquella chica que resultó ser una fiereza, lo cual le aumentó más la excitación de insistir con ella. Definitivamente era su tipo. Apretó sus puños con más entusiasmo como las veces que se introdujo de lleno en sus proyectos para que salieran a flote como desafío, éste también lo era.
— Ya verás “Rose” saldrás conmigo porque soy Seto Kaiba — dijo para sí mismo con total seguridad, decretando un futuro triunfo. Era su chica, lo supo desde que la vio y sería suya. Esas eran las convicciones que tenía el moreno, no obstante aquella obstinación podría tener futuras consecuencias. Acelero su auto y desapareció rápidamente.
Mientras tanto, Joey subió tres pisos en uno de los edificios del condominio para llegar a su departamento correspondiente. Si bien vivía en una población de la ciudad, la más pobre de la ciudad, estaba orgulloso de tener su propio departamento y pagarlo por si mismo sin ayuda de nadie gracias a su trabajo, que si bien no era motivo de orgullo, podía vivir decente. Tiró las llaves al sillón suspirando y recordando lo últimos sucesos acontecidos que vivió con ese tal Seto Kaiba
— Seto Kaiba — murmuró para sí mismo y de inmediato corrió a su notebook tecleando el buscador
“Seto Kaiba” de inmediato aparecieron millones de links con noticias y fotos del susodicho
— ¿Qué? — se preguntó asombrado, luego se tapó la boca eran casi las seis de la mañana — es bastante famoso el engreído ese…— y muy “guapo” pensó sonrojado y — Hetero — pronunció la palabra resignado. Después de un minuto de silencio comenzó a reírse a carcajadas — y cree que soy mujer, ja ja ja ja, ja — se agarró el abdomen cansado de tanto reír para luego suspirar tristemente. — siempre es lo mismo, todos los sujetos se acercan pensando que soy mujer, suerte y maldición…soy un estúpido gay atrayendo heterosexuales, odio mentir, pero es mi trabajo y aunque no esté vestido como chica es lo mismo… — una lagrima solitaria cayó deslizándose por su mejilla
Y sin más, Joey se dispuso a arrojarse sobre su cama donde el sueño lo venció poderosamente.
Continuará.