Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor del demonio por Sakuriita_Henandez

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-Señor, si realmente estas en el altar, si realmente velas por los inocentes y necesitados... cuida a esas jóvenes – ruega ante el altar del convento – estoy cansada de ver como jóvenes inocentes sufren por hombres tan asquerosos... Termina de una vez con esto... termina de una vez con la culpa que siento y el dolor que arrastro... Elimínalo todo...


 


.


.


.


 


Existe la creencia de que las oraciones que se hacen desde el alma son las más poderosas.


Aquellas oraciones que solo salen de nuestros momentos más críticos, en donde mas desesperado te encuentras...


Ya que solo ante ese dolor reaccionan los ángeles...


Solo ante ese dolor, Dios gira a verte.


 


.


.


.


 


El sol era calcinador, entraba por aquella ventana sin cortinas, como si quisiera terminar con la vida de quien reposaba sobre la cama junto a la ventana, y en este caso, terminaría por matar a dos pájaros de un tiro.


Karma abrazaba a Nagisa de forma posesiva, como un dragón que cuida su tesoro, él no había dormido, al no tener que atender un cuerpo físico, esa necesidad quedaba de sobra. Había pasado la noche de esa forma por varias razones, la más destacable, quería ver a Nagisa dormir aferrado a su pecho.


Pero también quería cuidarlo, poco antes de que el peliazul cayera dormido, Karma sintió la presencia de unos demonios cerca... demonios que él conocía muy bien y no le agradaba para nada su presencia en ese lugar, y mucho menos que estos demonios no desaparecieran al amanecer.


Sin ganas, dejo a Nagisa dormir otro poco mientras el volvía a su forma femenina, se vistió, trenzo sus largos cabellos rojizos y, con algunos minutos de sobra, coloco un par de murallas que evitarían el paso a otros demonios. Una vez terminada su tarea decidió despertar a su amado compañero, aun quedaba una hora para que las novicias despertaran y se dirigieran a la plegaria matutina, pero él conocía a Nagisa y una hora, no era tiempo suficiente.


Intento todo lo que se le ocurrió, desde moverlo en repetidas ocasiones hasta darle algunos golpes (no muy fuertes), pero nada funcionaba, incluso había optado por echarle una cubetada de agua fría encima, pero lejos de despertar, el peliazul deshecho la cobija mojada y halo la sabana que había botado a un lado en algún punto de la noche.


-Ni las bestias del infierno tienen el sueño tan pesado, ¡por el amor de Lucifer! – comento exasperado al ver que, de aquella hora restante, ahora solo quedaban veinte minutos – Bien, si las cosas va a ser así, será mejor no desvelarnos mas en un tiempo... y comenzar a despertarlo dos horas antes de la señalada...- pensó Karma en voz alta mientras sacaba al peliazul de la cama y comenzaba a vestirlo – es como un muñeco de tela... ¿Como hacia para despertarse a tiempo cuando vivía con la loca de su madre? – seguía diciendo terminando de cepillar el cabello del peliazul.


Termino a tiempo, una de las ancianas entro para despertarlas y dar el aviso de donde era la plegaria matutina y, al verlas ya despiertas y preparándose, salió feliz a reunirse primero con las veteranas. Karma soltó un suspiro de alivio, se suponía que no debían causar problemas, y si los causaban sería el quien fuera responsable de los mismos... No el koala que tenía por novio.


-Vamos por un último intento... Lilith, ayúdame a despertarlo – pidió antes de pararse frente al peliazul que dormía profundamente de pie contra una pared – Nagisa, Ritsu y Megu prepararon sushi para el almuerzo – le susurro al oído y, como si fuera algún interruptor, Nagisa abrió los ojos buscando el sushi mencionado.


¡Sushi!


- ¡Hasta que despiertas! Para los holgazanes no hay sushi – le reclamo Karma parándose frente al peliazul, que trataba de procesar, el lugar, la fecha, su nombre y quien lo acompañaba en la habitación.


Hubo un silencio prolongado.


Los ojos color mercurio les hicieron frente a los perdidos ojos color celeste hasta que estos parecieron recobrar la lucidez.


-... ¿Quién eres?


Un golpe fue a dar a la cabeza de Nagisa, seguido por una disculpa y un "pero tú tienes la culpa".


 


.


.


.


 


Después de la plegaria matutina, las monjas se dedicaban al aseo del convento, la limpieza del altar, la fabricación de rompope, obleas y otros dulces, además, claro, de los alimentos del día. El día es bastante movido para todas las mujeres dentro del convento.


Pero eso no importa para cierto demonio que comienza a pensar en que, quizás y solo quizás, 1500 años en el infierno fueron un suspiro comparados a las 18 horas que lleva dentro de ese lugar.


El demonio solo quiere terminar sus tareas para ir con su pareja, que se encuentra en el almacén junto con la madre Esperanza y una tal María.


- ("¡Nagisa!") – llama Karma a su pareja –("¡Ya me quiero ir!").


("Karma... no seas quejumbroso") – responde la peliazul tratando de actuar normal – ("para hacer rompope se requiere concentración, no vayas a abusar del ron y terminemos con un grupo de monjas borrachas").


("No es necesario que yo haga algo") – aclara la pelirroja con algo de fastidio.


("Has tu trabajo") – le ordena el peliazul imaginando la cara que su demonio debe tener en ese momento – ("Además, tú te ofreciste a venir conmigo de esta forma... pudiste solo volverte invisible o algo así").


Karma se queda quieto analizando las palabras de su amado peliazul, ninguna de las otras mujeres en la cocina lo nota pues están "muy ocupadas catando el ron para sus postres", así que tiene tiempo de pensar en otras opciones.


- ("No lo pensaste, ¿verdad?") – vuelve a preguntarle Nagisa tratando de no reírse, pues a él si lo estaban vigilando.


- ("Claro que lo pensé")


- ("¿Entonces porque tardaste tanto en responder?")


- ("Estaba mezclando algunas cosas...")


- ("Y entonces ¿Por qué no utilizaste otra opción para acompañarme?")


- ("...")


- ("Ja... demonio baboso...")


- ("Con un ángel... me pongo romántico y tú te pones mamon...")


- ("Si, claro... Sabes que, hablamos después, yo si tengo trabajo") – dijo Nagisa dando a entender que ya no respondería por mucho que Karma insistiera, él se encontraba ayudando en el inventario de la bodega... O eso era lo que todos suponían.


La realidad es que Nagisa había pasado todo el día dejando las micro cámaras y micrófonos que Itona le había dado, las debía dejar en los lugares más concurridos, de esta forma podría conseguir información útil para el próximo "evento".


Por esa razón, él se había ofrecido para ayudar a las mayores, dejando a Karma en la cocina, donde no le estorbaría.


Karma no debía saber nada con respecto al plan original, en el momento en el que este seria ejecutado, él se encargaría de dejar al demonio fuera de "combate", pues conocía una verdad que el ser demoniaco ignoraba.


Él sabia donde seria "la fiesta" y también sabia que seria el a quien eligieran, pues él era idéntico a Ritsu cuando su historia comenzó.


 


.


.


.


 


-Hermana Aurora, yo creo que deberíamos asegurarnos de que el pomo de ron que estamos utilizando siga en buen estado – comentaba una mujer de largos cabellos blancos y figura regordeta, tenía la cara ligeramente roja, producto de algunas copas de más, mientras sostenía una botella de licor entre sus manos.


-Tiene razón hermana Consuelo, me parece una buena idea, quizás haya expirado mientras nosotras mezclábamos lo demás – le respondió otra mujer con apariencia similar a la anterior – Deberíamos volver a probar, también, el vino de la bodega una vez que terminemos aquí en la cocina, ¿Nos acompañaras hermana Karma? – pregunto sintiendo que era lo correcto.


Karma, por su lado, desde que hablo con Nagisa por ultima vez, tenia un mejor humor, seguía asqueado por la actitud teporocha de las demás mujeres dentro del convento, pero también le parecía divertido, no siempre podía hacer maldades en territorio sagrado ya que los ángeles acostumbraban a andar por esos lugares, impidiendo su diversión.


Por eso, siguiendo las ordenes de su pareja, quiso seguir todas las ordenes de sus superiores.


Y si debía beber como lo hacia con los españoles en tiempos de colonia, por todos los infiernos que el bebería.


-Claro hermanas, me encantaría acompañarlas – respondió a la invitación con la sonrisa mas dulce que pudo fingir – solo tengo una duda...


¿De que se trata? – pregunto la hermana Aurora tratando de enfocar a alguna de las dos pelirrojas que se tambaleaban ante sus ojos.


- ¿Por qué existe una bodega de vino en este lugar? – pregunto fingiendo inocencia – tengo entendido que nosotras no podemos beber...


-El vino no es para nosotras – respondió la otra mujer apoyándose en el estante de especias que había en la cocina – el vino es solo para los hombres, ellos si beben cada vez que se les da la maldita gana...


¡Hermana Consuelo! ¡Persígnese esa boca y agradezca que la hermana Esperanza no se encuentre aquí! – indico otra de las mujeres que preparaban los alimentos junto a Karma – aunque tenga toda la razón, ¡sabe que nosotras no podemos maldecir en voz alta!


¿O sea que lo hacen en silencio? – cuestiono Karma con fascinación, eso era algo realmente nuevo para él.


-Claro que sí, no tenemos una vesícula tan grande como para almacenar cada insulto que nos nace a lo largo del día – respondió la misma mujer – imagina tener que lidiar con un par de monjas ebrias 24/7, un grupo de religiosos depravados y mas injusticias, obviamente te van a dar ganas de vociferar en su contra, pero como bien dije, eso solo lo podemos decir en silencio... O bien, gritarlo en tu almohada por las noches...


-Si la almohada de la hermana Rosalía hablara, ¡virgen santísima! La cantidad de insultos que solitaria – se burlo otra mujer dejando unos platos en el fregadero – seria como escuchar a los niños de aquel país al que fuimos de intercambio.


- ¿Chile?


- ¿Argentina?


-No... donde nos dieron gorditas creo que les llamaban...


- México – respondió otra de las mujeres ligeramente mas joven que sus compañeras, no tanto como Karma (aparentemente) o como Nagisa, pero si en comparación al resto – Y no creo que eso sea verdad...


- ¿No? – cuestiono la hermana Consuelo asiendo notorio su sarcasmo - ¡Esos niños aprenden a maldecir antes de aprender a comer solos!


-Eso no lo puedo negar, desgraciadamente, pero ni siquiera ellos son tan groseros como la hermana Rosalía cuando duerme.


- ¿Y tu como lo sabes, hermana Ana?


-He sido su compañera desde que estábamos en el colegio, por alguna cosa de Dios, hemos permanecido juntas y créanme cuando les digo que ni los niños de allá son tan groseros como ella cuando esta dormida.


-Ustedes han estado en muchos países, ¿No? – pregunto Karma recibiendo una respuesta afirmativa por parte de cada una de las presentes – ¿Como terminaron en un convento en una región olvidad de Japón?


-Nos mudamos después de un incendió – le respondió Aurora logrando enfocar a una sola Karma – Nosotras estábamos en otro convento que estaba ubicado en un pequeño pueblo de Rumania, pero hubo un incendio y se dio la casualidad de que buscaban gente para dirigir este lugar... Así que aceptamos venir para acá.


- ¿Es decir que todas ustedes ya estaban en el anterior?


-No, que va... Esperanza, María, Aurora, Catalina, Alicia, jazmín y yo tenemos más años aquí – aclaro Consuelo – Rosalía y Ana llegaron algunos años después junto con otras dos chicas, pero estas escaparon y solo quedan ellas dos.


- ¿Las dos juntas?


- ¡No, no, no! – negó la mujer escandalizada – una se fugó un año después de su llegada, la otra lo hizo al año siguiente en las mismas fechas.


-A pesar de haber sido elegidas para servir en la fiesta de consagración...- se lamento la otra mujer mayor – una gran lastima... Al día siguiente los obispos parecían conmocionados y no nos permitieron ir al templo ni siquiera para limpiar el lugar.


-Se enojaron demasiado.


-Desde entonces no habíamos tenido hermanas nuevas en este lugar, por eso nos alegra tenerlas aquí – añadió la hermana Ana.


Karma pudo sentir que había mas en sus palabras, pero no pudo indagar mas en la mente de sus compañeras, pues el dolor es su cabeza se lo impidió.


¿Te sientes bien, pequeña? – le pregunto una mujer que recién llegaba al lugar, debía tener la misma edad de las hermanas Consuelo y Aurora, pero su físico era completamente diferente al igual que su cabello que se mantenía de un color negro impresionante, pero, además de eso, había algo que le causaba inquietud al demonio, que después proceso la pregunta hecha por la mayor.


¿Pequeña? – repitió Karma ofendido, pero se mordió la lengua para evitar que las palabras innecesarias salieran de su boca – sí, solo me di un pequeño golpe en la mañana y el dolor no se ha ido del todo.


-Ya veo, deberías tener mas cuidado con ese tipo de golpes – le comento tomándola de los hombros para abrazarla suavemente y poder susurrar en su oído – Aquí no esta Koro-sensei para sanarte si te hieres con un arma divina...


Karma se quedó congelado, una sensación similar al mareo le provoco una perdida de equilibrio notoria, además de un sudor helado que le recorría cada centímetro de su espalda.


¿Cómo es que tú lo...?


La mujer se aparto antes de que la pelirroja terminara con su pregunta, sembrando un nudo en ele intestino de un demonio.


-Alicia tiene razón hermana Karma, quizás seria mejor que por hoy se fuera temprano a descansar, se ve más pálida que hace unos minutos – razono Rosalía yendo directo a Karma – si gustas te acompaño a tu habitación, no creo que...


-No se moleste hermana Rosalía, yo me encargo de acompañarla, usted mejor encárguese de alejar el ron y el vino de las hermanas, si no se lo van a terminar – indico la mujer tomando los hombros de Karma para comenzar a sacarlo de la cocina – se lo encargo.


-Claro hermana Alicia, usted cuide bien de la hermana.


-téngalo por seguro.


Karma salió arrastrado de la cocina, sus pies no se movían por voluntad propia, además de que aquella mujer lograba ponerlo nervioso de una forma similar al terror.


La mujer era quien lo guiaba, directo a la entrada de aquella barrera que había colocado esa misma mañana, cosa que hizo sentir más seguro al demonio... Solo por algunos momentos, pues las uñas que se enterraban en la piel de sus hombros y una mención de cierto peliazul terminaron por mostrarle ante quien se enfrentaba.


Karma ya no sabía si celebrar o llorar pidiendo una explicación y una expiación por compasión, pero una ves que ambas estuvieron dentro de la "seguridad" de aquellas cuatro paredes, Karma solo pudo susurrar un nombre, recibiendo un extraño saludo por parte de la mujer.


-Señora Irina...


-Bastardo del infierno, ha pasado un largo tiempo...


 


.


.


.


 


En algún lugar de la iglesia...


Un grupo de hombres se encontraba reunido, discutiendo diferentes opciones para la fiesta que se acercaba mas y mas conforme pasaban los minutos.


En medio de todo el bullicio, se encontraba un escritorio y sobre él, la foto y la información de una dulce peliazul.


-Va a ser una excelente fiesta de consagración.


-Ella es hermosa, su rostro ya es perfecto, pero apuesto a que se vera mejor agonizando de dolor mientras nos turnamos.


-Yo prefiero a la pelirroja.


-A ti te gustan con apariencia más madura.


-Si, pero la mayoría voto por la peliazul, tendrás que esperar todo un año para ponerle tus manos encima.


- ¿Y si la llamo al confesionario después?


-Te exiliamos de este lugar.


-Como sea... Esta decidido, nuestra ofrenda será la hermana Nagisa....


 


.


.


.


 


Padre nuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre


Que ignoras a quienes en la tierra clamamos tu nombre


Deja que venga a nosotros tu reino


Deja que te mostremos todas las cosas que oculta tu iglesia


Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo


Negando la justicia e imponiendo tu falsa moral


Danos hoy nuestro pan de cada día


Calla nuestras bocas con las migajas de tu piedad.


Perdona nuestras ofensas


Como nosotros perdonamos a tus fieles


No nos dejes caer en tentación


Cubre nuestros pensamientos con milagros al azar


Y libranos de todo mal...


Amen...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).