La presión y el calor que envolvían su miembro era exquisito, sus caderas danzaban, buscando entrar en lo más profundo, más hondo en este mundo de placer que pareciera querer devorarlo completo. Nunca antes se había sentido así. Jamás había tenido un amante que pareciera exigirle todo su ser. Nadie habría podido hacerlo.
Nadie se había atrevido.
Una parte de su cerebro, la que aún no estaba embriagada por el placer, se preguntaba cómo podría existir tal criatura capaz de tener este tipo de poder sobre él. Ni siquiera pensó que podría ser posible. Él, con un siempre impecable control sobre sí mismo y los demás, ahora era esclavo de sus propios instintos.
Todo lo que le importaba en ese momento era sentir más.
—No pienses….
La voz bajo suyo hablo, de repente, los ojos dorados del hombre fueron atrapados por dos joyas amatistas llenas de lujuria. Esos orbes brillaban hipnotizándolo y deteniendo cualquier pensamiento que podría pasar por su cabeza.
Obedeció y dejó de pensar.
Y así Asami Ryuichi solo sintió.
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Cuando abrió los ojos no se sorprendió por despertar completamente editado, su fallo orgullosamente erecto y completamente visible. Sentándose al borde de su cama, Asami Ryuichi no solo estaba, sexualmente frustrado, sino que molestó. Encontrase en este tipo de humillante estado debería ser inconcebible para alguien como él.
Dejo de ser un maldito crío sin experiencia hace muchos años.
Y sin embargo…
Su miembro aún erecto se burlaba de él.
Sin embargo, no era quien era por nada, imperturbable a su condición, así desnudó como estaba, se levantó dispuesto a ir al baño, darse una ducha y resolver su maldito problema. Solo era algo biológico se dijo, mientras tomaba con firmeza su miembro y comenzaba el contaste movimiento para acabar de una buena vez.
Y trato, con un demonio que trato de invocar la excitante imagen de un joven de cabello rubio y brillantes ojos azules, de cuerpo delgado y pálido, un cuerpo que había explorado y descubierto todos los secretos. Un cuerpo que había adorado en el pasado con pasión y lo más cercano que había podido llegar al amor.
Trato, pero fallo.
La imagen del único amante serio que había tenido en su maldita vida rápidamente era cambiada por otra, igual o aún más seductora.
Cabello plateado.
Ojos lilas.
Suave piel blanca como la nieve.
Con un gruñido y sintiendo el agua recorrerlo por completo, así como también su orgasmo, Asami se vino en su mano, satisfecho pero molestó consigo mismo, el empresario salió de la ducha dispuesto a vestirse y prepararse para otro día ocupado.
Minutos después él salió de su habitación con el rostro imperturbable, como si su mañana no hubiera sido tan jodida. Sin embargo para aquellos que lo conocieran bien (que realmente se podían contar con una mano y sobrarían dedos aún) se notaría el brillo de fastidio en esos ojos dorados.
Por supuesto su fiel secretario se había dado cuenta.
Sin embargo la mano derecha del jefe no hizo comentario, en su lugar comenzó a declara la agenda que tenían para ese día.
—Kirishima…
—Asami-sama
—Necesito que averigües algo por mi.
—Por supuesto…
—Encuentra a Kyriuu Zero y todo lo que puedas de él.
—Entendido Asami-sama
Y ambos hombres salieron, enfocados únicamente en los deberes que tendrían para ese día. Sin embargo en el fondo de su mente, el fantasma de aquel joven seguía acosando al magnate, fastidiando el ya amargo humor del hombre.
Tal situación debía ser detenida.
Porque Asami no podía volver a caer de nuevo en ese tipo de situación.
No de nuevo.