La hora de la cena había llegado, salió de su habitación llevando ropa más adecuada para aquella velada. Usaba un traje un tanto más ligero, sus cabellos atados detrás de su nuca con una cinta negra en forma de lazo. Llevaba una camisa de lino holgada y de mangas anchas, pero ajustada en los puños. Pantalón de tela y botas altas. Su barba marcaba su rostro cuadrado. Por lo que sabía, los huéspedes estaban situados en los pasillos del sur, bastante lejos de los aposentos de los reyes y él. No sabía si era por preocupación de un ataque o porque preferían la privacidad. Avanzó a paso ligero, comía una manzana verde, la cual tenía un sabor delicioso. Se detuvo de manera abrupta cuando frente a él apareció su hermana, Hela era la reina del reino de Hel, claro, antes no se llamaba de aquella manera, pero el rey, su esposo, estaba loco por ella, así que había cambiado el nombre de su reino por Hel.
—¿Qué haces tú aquí?
—Me enteré de la noticia. —Comentó ella. —Bienvenido al mundo de los casados a la fuerza, hermanito.
—¿Has venido a reírte de mi?
—Por supuesto que sí. —Dijo ella sonriendo.
Un pequeño niño salió de detrás de ella, aferrado a las faldas de su madre miró a Thor. Tenía los cabellos negros como Hela, pero de ojos azules intenso como el rey. Sonriendo se arrodilló y así extendió los brazos, su querido sobrino corrió a él entre suaves risas y así lo abrazó alzándolo del suelo.
—Quería ver a tu esposo. ¿Qué tan azul es? —Preguntó curiosa.
—Bastante, creo que todo él lo es. Tiene cuernos y ojos rojos como el fuego. —Respondió para así besar la frente del menor. —es... exótico.
—¿Quieres decir que no te desagrada? Es un Jotun.
—Lo sé, pero tú sabes que me gustan las rarezas. —Avanzó sin soltar al menor.
Caminó por el pasillo hacia el salón donde se daría la cena. Su hermana no dudó en seguirlo quedando a su lado. Telonyus, el pequeño hijo de Hela, se abrazaba de su cuello mientras apoyaba su mentón en su hombro. El infante era bastante reservado, callado y llorón, algo le decía que su hermana no era la madre perfecta como para que tuviera un hijo tan distinto a ella. Ingresaron a la gran habitación, ya estaban ahí sus padres y los invitados, sentados esperando por ellos para comenzar. Sus padres también quedaron sorprendidos al ver que su hija mayor los visitaba, puesto que Hela no había avisado con antelación.
—Querida, bienvenida seas a Asgard.
—Gracias, Madre. —Respondió ella con seriedad. —Lamento haberme invitado sola, pero el rumor sobre la boda corrió como el fuego sobre las parvas. Y quise venir yo misma a confirmar aquello. —Su mirada pasó por los dos Jotun, no escatimó en la forma en la que los observaba, como si fuesen animales exóticos, expuestos en una vitrina de cristal. Sonrió, lo que hizo que se pronunciaran las leves arrugas en sus ojos. —Soy Hela, reina de Hel, hija de Odin y hermana de Thor. —Se presentó pronunciando sus títulos. —Y el pequeño es mi hijo, Telonyus hijo de Telonyus, el rey de Hel.
—Toma asiento, Hela, únetenos en esta cena de celebración. —Dijo Odin.
La mujer sonrió gustosa, tomó asiento en una silla central donde pudiera ver y oír todo lo que pasaba. Por su parte fue hasta el asiento junto a Hela, se sentó sin sacar al menor de su pecho. Tel tenía seis años de edad, era más bajo que los niños de su edad y más silencioso. Le gustaba observar más que participar.
—Ahora que estamos todos, comencemos con el festín que los Dioses nos han permitido tener hoy en la mesa. —Dijo Frigg con un tono suave.
Odin no dudó en alzar su copa llena de cerveza y beber de ella un buen trago. Sin poder seguir resistiendo alzó la vista, observó al príncipe de Jotunheim en silencio, sus vistas se cruzaron, al ser incomodo decidió bajarla para tomar un trozo de la carne de cerdo. Miró al pequeño buscando darle de comer.
—¿Tel? ¿Quieres cerdo?
El menor asintió de manera lenta, lo sentó sobre su pierna izquierda y así le dio el trozo. Este lo agarró entre sus dedos y lo comió de manera lenta. Estaba incluso hasta bajo en peso, ese niño moriría si no lo cuidaban, estaba seguro de eso. Tomó la jarra de cerveza y así bebió un sorbo, el ambiente estaba sumamente tenso y Hela disfrutaba de eso, quizá su rostro no lo expresaba, pero sabía que así era. El menor miró a los invitados y cuando cayó en cuenta del color de su piel quedó asombrado. Apuntó al rey con su dedo engrasado y así dijo:
—¡Su piel es azul como los arándanos de Midgard! —Soltó este.
Escupió la cerveza al no poder evitar retener la carcajada, Hela rió por aquello y Odin permaneció callado, riendo probablemente por dentro. Su madre al ver que nadie diría nada se alzó de su puesto fingiendo molestia.
—¡Thor! Discúlpate.
—Lo siento, no pude controlarlo. —Dijo este mientras secaba su mentón con una servilleta. Tel se reía levemente por lo que había hecho hacerle. Genial, ahora sí tenía problemas. Se levantó de su asiento y así se retiró con Tel para permitir al resto comer.
—A Telonyus le encantan los arándanos. —Comentó Hela mirando a la visita. —Son niños ¿Que se le va a hacer? Y díganme, ¿Cuál es el precio que valen Thor y el príncipe? ¿Evitar una guerra? Yo que sepa... hemos ganado todas.
—Hela. —Reprendió su madre. —Eso no es asunto tuyo.
—¿Por qué no? Soy una Asgardiana, debo saber porque el trono se compartirá con un Jotunheim.