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El sol volverá a brillar sobre nosotros. por javithabadeer

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Sus labios fríos besaron su mejilla, fue como un toque helado, como el beso de la lluvia dejando aquella sensación en su piel. Al escuchar su revelación sobre el miedo no pudo evitar tener el deseo de contenerlo, por lo que sus brazos rodearon el delgado y elegante cuerpo del príncipe eliminando totalmente toda distancia entre ellos. Loki era unos centímetros más alto que él, lo cual era un tanto extraño. Se quedó mirando sus ojos, sus bellos rubíes que cambiaban en tonalidad como si fueran piedras preciosas expuestas al sol. Su mano derecha la posó sobre sus omóplatos y la izquierda en el final de sus costillas. Podía sentir el frío de su piel, sus huesos sobresalientes ante la falta de grasa.


—Daré mi vida por tu gente, porque desde ahora, es mi gente. —Respondió este con una voz suave. La distancia entre sus rostros eran tan escasa, podía sentir su aliento frío acariciar su mentón y sus labios. Su mirada bajó a sus labios, dos finas lineas azules, algo agrietadas, pero hermosos. Jamás en su vida había besado a nadie, si bien había gozado de la compañía de damas en los prostíbulos, nunca había besado a ninguna,  pero no por ello no sabría dar uno. Posó sus labios tibios contra los del Loki, primero fue un roce, temeroso al rechazo, pero finalmente ambos acortaron aquella distancia para buscar una unión mayor. Cerró los ojos durante el proceso, la sensación era extraña, pero envolvente. Sus labios solo estaban siendo aplastados contra los del otro, pero aún así su corazón comenzó a latir con fuerza, como cuando la tormenta azota la cubierta del barco y los relámpagos encienda el cielo grisáceo. Se apartó de manera lenta, abrió los ojos mirando el rostro de su prometido, le sonrió aliviado al ver que no le había parecido desagradable. Se apartó de sus brazos, bajó una rodilla al suelo y así tomó sus bellas y finas manos azules entre las propias. Miró su cara desde su posición, quería mostrarle que no mentía, que realmente deseaba desposarlo.


—Juro, ante ti y mis Dioses, que yo, Thor Odinson, príncipe de Asgard, te amaré y protegeré, así como amaré y protegeré a tu gente. Mi mayor preocupación será lograr que tú pueblo, nuestro pueblo, tenga una vida digna, dejar las disputas a un lado, para crear un reino armonioso, erradicando el prejuicio de la mente de todos. De no ser así, que tu propia espada entre por mi piel y se clave en mi corazón, por haber deshonrado esta promesa. —Besó sus nudillos cerrando los ojos. Sus largas pestañas rubias acariciaron su dermis azulada. Se alzó el suelo para quedar frente a este, tomó su mejilla con su enorme mano de guerrero y así depositó un beso sobre su frente. —Voy a necesitar de tu ayuda, Loki Laufeyson, para que me enseñes sobre tu gente.


 


Loki simplemente quedó absortó ante todo, decir que estaba sorprendido era poco, jamás habría esperado que el mismo hijo de Odín fuera a declarar aquellas palabras con tanta decisión buscando la unión entre ambos. Cerró los ojos al sentir el beso sobre su frente, los mantuvo así disfrutando del silencio que quedó en el ambiente entre ellos. Finalmente abrió sus párpados y buscó la mirada del otro. Los asgardianos eran mucho más bajos que ellos, de por sí él era pequeño en comparación a su especie, aún así era un tanto más alto que su prometido. Subió su mano izquierda, su mano azul tomó su mejilla, podía sentir la barba que perfilaba su rostro.


 —Eres muy apasionado con tus palabras, príncipe Odínson. —Comentó este. —Prometo que velaré por ti si cumples tu promesa, de ser así, haré lo que sea necesario por verte convertido en un gran Rey,  cumpliendo  tu sueño, por nuestro pueblo. Te entregaré mi cuerpo y mi alma; cada suspiro, pestañeo y hebra de mi cabello serán tuyos. 


Y con ello se acercó besando su frente de igual manera como lo había hecho él. Era sin duda alguna, lo más extraño que se pudiera ver, un Jotun con un Asgardiano, juntos, declarándose promesas y caricias ante las miradas curiosas de algunas aves. Si le hubieran dicho que terminaría así, no lo habría creído, pero ahí estaban, parados dentro de una glorieta, con el atardecer más hermoso que pudieran haber visto. Ya que tenían tiempo se quedaron en aquel lugar, el atardecer cambió las tonalidades de las nubes a unos bellos colores suaves entre anaranjado y rojizo. Thor apoyó sus brazos en el borde de mármol que llevaba a la altura de sus codos. Tomó la mano del príncipe azulado, entrelazó sus dedos y la otra envolvió ambas manos unidas.


—¿Puedo preguntarte algunas cosas? —Preguntó Thor. 


—Adelante. 


—Ya que vamos a ser esposos, quiero ser el mejor esposo de la historia, para que luego no te arrepientas de no haberte asesinado o escapado —Comentó este entre leves risas. —¿Eres como el hielo o sólo tienes baja temperatura corporal? 


—Nuestro cuerpo funciona de una manera diferente, sí. Somos más fuertes en ambientes helados y nos debilitamos si nos exponemos a ambientes calurosos, pero no, no funcionamos como un cubito de hielo andante. Así que no te preocupes, no voy a derretirme.—Sonrió de manera picara.


A su respuesta sintió que la garganta se le apretaba, ¿Había sido eso con doble sentido? Con un leve rubor buscó aclarar su garganta. No pudo evitar pensar en el calor del lecho matrimonial luego de la boda. Pues sí, había pensando que podría deshacerse entre sus brazos mientras el sudor empapa sus pieles y el calor se intensificaba a cada momento. Decidió no pensar en aquello por ahora, los recuerdos vagos de marinos teniendo sexo en las tabernas no era la mejor imagen que tenía sobre aquello, quería crear una nueva junto a su prometido.  


—Interesante.—Respondió este.—Bueno, dime ¿Te gustaría volver a tu reino? 


—¿La verdad? En este preciso momento no lo sé. Jotunheim es un lugar tan diferente a este, amo a mi gente, pero odio a mi padre, a mis hermanos mayores... Es todo muy complejo ¿Sabes? Todo porque no soy como ellos. En cambio aquí... te tengo a ti, al menos sé que estaré bien, aunque tu gente me mire con rechazo. 


—Si yo fuera a tu reino sería la misma situación, hay que darles tiempo para que procesen la información, luego de siglos de guerras y enemistad, no será tan fácil solo cambiar sus mentes. Pero juntos podremos hacerlo. Es muy probable que la mejor opción por ahora sea permanecer en Asgard, se espera que tengamos un heredero y creo que aquí sería mucho más adecuado. Aunque claro, previamente trabajaremos con todos, para que nuestro hijo no sea rechazado por ser quien es. Cuando lo piensas así, también me da miedo el futuro... pero creo que podemos cambiarlo, somo seres capaces de adaptarse a todas las situaciones, eso nos diferencia de los animales. 


—Ya lo tienes todo pensado, ¿Eh?—Señaló este sonriendo y alzando una ceja.—¿Y si no quiero darte  un hijo? 


—En ese caso creo que tendré que convencerte de darme uno. —Respondió este mirando sus ojos. 


 


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