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El sol volverá a brillar sobre nosotros. por javithabadeer

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—¿Que cosas te gustan?  —Preguntó Thor mirando sus ojos. Aprovechó el instante para recorrer su rostro, la forma de este, su nariz, sus pómulos sobresalientes, sus labios delgados y su particular color de piel. 

—¿Algo que me guste mucho? — Repitió mientras giraba primorosamente su rostro, quedando frente a frente con el otro, sus ojos hicieron contacto un momento y así sintió que le quemaba el alma. Darse cuenta que el otro le observaba tan detenidamente le ponía nervioso pero no dejo que el contrario se percatara de aquello. —Me gusta despertar con la sensación de la luz rozando mi piel. Jörd solía abrir las cortinas de los ventanales de mi habitación, dejando entrar la poca luz que llega a nuestro reino. También el sonido del chapoteo, mi hermano y yo solíamos nadar cuando los ríos se derretían. ¡Oh! también la risa de los niños que hay en Jotunheim cuando habían obtenido una victoria en su caza.  Espero que puedas verlos algún día, la felicidad no cabe en su pecho. —Bajó levemente la mirada mientras la imagen de su reino lo envolvía; como en todo, había cosas buenas y cosas malas. Tal vez más malas que buenas, pero aun así disfrutaba del recuerdo de los momentos buenos, cuando había paz. —Daría todo lo que soy por ellos. — Concluyó para luego volver la mirada a su rubio acompañante. Con un grácil movimiento, se permitió tocar su rostro, embriagándose con la sensación de su piel bajo sus dedos. —Dime, ¿Te gusta viajar? ¿A qué lugares has ido?

—Desde que tenía siete años he disfrutado de viajar. Comencé viajando a otros reinos como el antiguo Hel y Midgar. Mi madre tenía buenas relaciones con sus reinas, así que nos trasladábamos en caravanas para disfrutar los viajes y no usar portales. Luego a los doce se me permitió embarcarme, el capitán Tenira me llevaba a la isla gorda, es la más cercana de aquí y es hermosa. Pero la que me gusta es la isla candado, —comentó ese y así puso su mano sobre la del otro cerrando sus ojos. —Tienen unas frutas muy deliciosas y únicas, su gente tiene rasgados dragónicos, las leyendas comentan que ellos eran antiguamente el reino más grande e imponente, pero luego los Dioses sepultaron el lugar bajo el agua. Ahora viven en las ruinas de su gloria, aún así, es un lugar hermoso. Algún día, te llevare a conocer todas las islas que yo he conocido, luego iremos con nuestros hijos. ¿Qué te parece? —Quiso saber mientras observaba su rostro. 

—Que es una encantadora invitación y que la aceptaré con todo placer. —Respondió este sonriendo.  

—Tengo algunas cosas de mis viajes, telas, alhajas y otros. Te los enseñaré más tarde. —Giró su rostro un poco y así besó la palma de su mano azul. Con una mano sostuvo su muñeca y con la otra entrelazo sus dedos. Sin decir nada lo guió hacia uno de los puentes, caminaron por el de manera lenta hacia la zona arboleada del jardín.

Loki escuchó con atención cada palabra que emanaba de los labios del rubio, imaginando cada cosa que el otro le relataba. ¿Él podría ser tan bueno como la actual Reina de Asgard?, bueno, suponía que el tomaría el título de Reina y eso, francamente, no le molestaba. Imaginar tener todos los hijos que Thor quisiera le llenaba de una sensación de extraña calidez, si bien su raza no era de dar muchos herederos lo intentaría, aunque claro, no quería hacerle pensar que lo deseaba tan prontamente. Pensar en  Thor le pidiese consejos después de un gran día de trabajo mientras ambos estaban sumergidos en su lecho, le hacía estremecer. Viajar a todos los Reinos, unir lazos, conocer gente, lugares, culturas, todo era como un sueño demasiado perfecto para que fuese su pronta realidad. 

—Me encantaría poder conocer cada lugar que te parece atractivo —Asintió, mientras sus orbes rubíes se perdían en el magnífico color cerúleo que eran sus ojos. Con la promesa de conocer más aspectos de los viajes del rubio y la cálida sensación del tacto de sus labios y su piel rozando con sus manos siguió el camino que el príncipe le mostraba. — ¿Cuántos hijos te gustaría tener? —La pregunta la lanzo al aire, mientras disfrutaba de la mezcla de colores que el paisaje mostraba al igual que un lienzo.

—Todos los que sean posibles.—Respondió Thor sonriendo.   

   Árboles emergían cubriendo gran parte de la otra porción del jardín del palacio. Hermosas tiras de flores doradas colgaban de los árboles, creando cortinas. Las mariposas revoloteaban en el lugar junto con las luciérnagas que comenzaban a salir a medida que se quedaban sin luz del sol. Era sin duda alguna un lugar muy romántico y solitario, perfecto para una pareja de comprometidos y futuros esposos. Loki no pudo evitar maravillarse ante el espectáculo de aquellos pequeños insectos y tiró levemente de la mano de Thor para acercarse; quería verlo todo, pero quería verlo junto a él, que ambos se maravillaran con la experiencia que dejaba la penumbra en el cielo y que se iluminaba con la presencia de aquella luz natural de aquellos seres.

—Cuando era niño solía venir aquí con mi madre. A ella le gustaba buscar hierbas medicinales, así que le ayudaba con eso.  

—Es precioso, es el lugar más hermoso que he visto en mi vida  —Comentó mientras se detenía en medio de las arboledas, aferrándose a la mano del otro, deleitándose con el sonido de pequeños insectos que salían de noche a buscar pareja. 

— Que hay sobre ti, ¿Tienes una madre? ¿Qué tal tu familia?  

—Yo no recuerdo como era mi madre, era muy joven cuando ella falleció. —Cerró sus ojos, mientras el pecho se le contraía de felicidad que amenazaba con llenar sus ojos de lágrimas. No entendía porque, pero prefirió hacerse fuerte. —Pero, según mi hermano mayor, ella era preciosa. Su cabello era el más negro que se encontraba en el reino y era una mujer bondadosa. Mi padre siempre la amo con locura, por eso me culpa de habérsela arrebatado. Y bueno, creó que te has dado cuenta que no soy su favorito.—Dio un par de pasos hasta colocarse frente al príncipe y pedirle que se sentará ahí, en medio del pastizal. Una vez este accedió, él se sentó lo más cerca que pudo del cuerpo ajeno y continuó con su relato. —En cuanto a mis hermanos, Býleistr nunca fue muy apegado a mí. Es un idiota, pero es bueno con su pueblo. Y Helblindi murió hace unos años, en medio de una batalla.

No quiso decir más y se apresuró a arrancar una de las flores que estaban por ahí; sabía que no debía hacerlo, pero no podía abstenerse de querer tocar con curiosidad cada pétalo. Después de su inspección, levantó la vista y colocó la flor en el cabello ajeno, haciendo contraste con las hebras rubias. Thor sonriendo ladeó el rostro mirando sus ojos, el sol se había retirado por completo dejando el lugar en una penumbra controlada por la luna que iluminaba el cielo estrellado. 

—¿Qué es lo que más amas de tu Reino, Thor?  ¿Puedo llamarte Thor? 

—Puedes llamarme como tu más desees. —Dijo con suavidad y así se acercó apoyándose de su codo. Besó sus labios cautivado por estos. —Amo todo, —Subió su mano y con ella acarició el rostro del otro usando la yema de sus dedos.  —Su bondad, lo fuerte que son, nuestras costumbres... no cambiaría nada, aunque ahora que nos casaremos, tendremos que cambiar muchas cosas para unir a nuestros pueblos. 

 


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