Entre visitas al médico, invitaciones de boda y peleas con su madre y su futura suegra, Isaka Ryuichiro había cumplido las veinte semanas de embarazo, y eso significaba... Que él y su pareja ya podían saber el sexo de los bebés.
Entre las familias Isaka y Asahina ya se hacían las primeras apuestas. Como es habitual en más familias de las que creemos, las señoras querían una nieta para llevarla de compras, y los señores querían un nieto para enseñarle a apreciar los partidos de fútbol. Y lo mejor de todo es que podrían tener ambos y quedar todos contentos. Aunque en el fondo, tanto padres como abuelos sólo deseaban que "vinieran con salud".
El día en que iban a conocer el sexo de sus bebés, empezó mal. A Ryu le costó levantarse de la cama más de lo normal, y después de desayunar tuvo que ir corriendo al baño a devolver lo poco que había comido. También sufría mucho de ardor de estómago en esos días y estaba de un humor terrible... De hecho, su bipolaridad había aumentado excesivamente y pasaba en cuestión de segundos de tener muy buen humor a ser un zombie depresivo.
Kaoru hacía ejercicio de paciencia. Siempre había tenido mucha paciencia con Ryu, y ahora debía tener el doble. Y pensar que pronto serían cuatro en casa... Alguien debía mantener la calma, y ése era él.
Kaoru consiguió llevar a Ryu hasta el coche, y por fin pudieron irse a ver al doctor Kusama, que los esperaba en la consulta.
-Buenos días Asahina-san, Isaka-san, ¿cómo se ha encontrado estos días?
-Doctor Kusama. Uf... Creo que tengo las hormonas alteradas. Esto de llevar dos bebés puede conmigo... He vuelto a tener náuseas y tengo muchísimos cambios de humor. Me siento como una mujer en sus días...
-Anímese, señor. Hoy sabrá el sexo de sus bebés... Y usted, Asahina-san, debe apoyar mucho a su pareja y darle mucho cariño. No le dé importancia a sus cambios de humor... Mi pareja siempre tuvo mal carácter, y ahora que está a punto de salir de cuentas aún es peor. Pero yo ya estoy acostumbrado, e incluso me he convertido en un experto esquivando libros...
-¿Esquivando libros? Si no le molesta, ¿a qué se dedica su pareja?
-Bueno, él es profesor de literatura en la universidad M.
-Y ¿puede decirme su nombre?
-Oh, él se llama Kamijou Hiroki... -Contestó Nowaki extrañado.
-No me diga... Que su pareja es ¡el mismísimo demonio Kamijou! Oiga, ¿sabe que lo conocí de pequeño? Éramos vecinos...
-Ah, ¿sí? -Nowaki estaba muy interesado, Hiro-san nunca le había contado sobre su infancia.
-Jeje, yo era amigo de Haruhiko e iba a visitarlo a veces... Y veía a Akihiko y a Hiroki siempre juntos, enfrascados en la lectura de algún libro extraño... Y me encantaba molestarlos, siempre tuvieron el mismo carácter... -Decía un Ryu con expresión soñadora.
-Cuando dice Akihiko... ¿se refiere a Usami-sensei?
-El mismo. Las tres casas estaban una al lado de la otra... Por cierto, le deseo lo mejor a Kamijou, déle recuerdos nuestros.
-De acuerdo, señores. -Dijo Nowaki, un poco desconcertado. -Se lo diré a Hiro-san... Ahora, Isaka-san, ya sabe el procedimiento. Entre en el baño y quítese la ropa...
Ryu hizo lo que Nowaki le había indicado y salió a los pocos minutos para tumbarse en la camilla.
Nowaki untó el abdomen de Ryu con el gel especial y empezó a pasar el aparato transductor por encima.
-Bueno, el peso y la talla están bien, hay uno un poco más grande que el otro, pero es normal en estos casos. Ahora vamos a averiguar el sexo, si se dejan... -Siguió moviendo el aparato. -Ah, miren esto. -Señalaba el que parecía más grande. -Es... Un niño. -Ryu y Kaoru estaban completamente atentos a lo que se mostraba en la pantalla.
-Vamos a ver el otro... A ver... Parece que se resiste... Ah... Es... Una niña. Enhorabuena, familia. Van a disfrutar mucho.
-Oh, Kaoru. ¡Niño y niña...! ¡Vamos a tener la parejita! -Al sensible Ryu se le caían las lágrimas de la emoción. Incluso el inexpresivo Kaoru mostraba una sonrisa embobada. Un niño y una niña... Un sueño hecho realidad.
🐰🐰
Como es lógico, al salir de la consulta tocó llamar a los futuros abuelos, que se habían tomado muy bien todo el asunto del embarazo y se estaban involucrando mucho. Las señoras se emocionaron con la perspectiva de tener la parejita de nietos y ya estaban pensando en la cantidad de vestidos rosas y azules que tendrían que comprar. Los abuelos sonreían y callaban, pensando en que pronto habría un par de niños corriendo por la casa, nuevamente llena de risas, de alegría y de juventud...
La feliz pareja había conseguido acondicionar una habitación perfecta para sus bebés. Pintada de color crema, tenía una cuna convertible a cada lado totalmente equipadas con sábanas y mantas, y en el medio había una alfombra de juegos con estampados de animalitos. Al lado de cada cuna había una pequeña cómoda (mueble cambiador), y la completaba una pequeña estantería con varios cuentos infantiles y algunos juguetes y peluches, entre los que destacaban un par de conejitos Twinkle. Después, habían comprado otras cosas, como una sillita gemelar de última generación (3 en 1), una bañera infantil y un par de mini-cunas con ruedecitas... Ya que, aunque era bonito tener la habitación de los bebés tan bien dispuesta, los primeros meses sería conveniente (y práctico) tenerlos en la habitación de los padres.
Las demás cosas las irían comprando con el tiempo, de momento ya tenían lo básico. Las abuelas no tardarían en venir al apartamento cargadas con diferentes trajecitos y pijamas de muchos colores, entre los que destacarían, cómo no, el azul y el rosa. También llevarían otras cosas como biberones, chupetes, y varios trastos relacionados con la preparación de estos últimos. Y sobre todo... Muchas, pero muchas cajas de pañales.
El embarazo seguía su curso. Ryu no podía quejarse, a pesar de tener 30 y pico y de ser un hombre embarazado, no tenía muchos malestares además de la excesiva somnolencia -eso desde siempre- los antojos, las náuseas y el ardor estomacal... Y aunque había aumentado de peso -según Nowaki, el aumento normal en alguien que espera dos bebés- aún podía trabajar un poco y moverse con relativa facilidad. Y también contaba con mucha gente que lo cuidaba, en especial Kaoru, el hombre que lo cuidó toda la vida... El hombre de su vida (salió mi lado cursi).
¿Y qué pasaría con la boda? A Ryu, como siempre, las cuestiones de papeleo le daban un poco (bastante) igual. Kaoru quería casarse, pero era más importante la salud de su pareja y sus hijos. Pero las familias de ambos, era lo único que habían exigido: que los bebés naciesen dentro del matrimonio. Y Ryuichiro aún se sentía bien.
Así que el próximo objetivo a cumplir... Era casarse... Y sobrevivir a ello.
CONTINUARÁ...