El castaño se sentó en la cama, sintió su cuerpo enfriarse, le sonrió a la carta y se mordió el labio tan fuerte como pudo. No quería llorar, no quería mirar a su amigo.
Sin importar la humillación, sin importar nada de lo que había pasado en ese cuarto y salió a dar la cara ante todos esos invitados.
-Lamentó informarles que la boda no se realizará por motivos que sobrepasan esta ovación, les pido disfruten la fiesta y disculpen mi ausencia- Miró a todos con una enorme sonrisa y se despidió.
Necesitaba desaparecer un tiempo, sabía que se harían cargo de la empresa. Realmente Pepper podía con todo y era de confianza.
Entro a su cuarto con desesperación, tomó cualquier cosa que encontrara de sus cajones y los metió en algunas maletas .
Se miró al espejo específicamente viendo su marca. Tony la odiaba tanto, ¿Porqué unas estúpidas letras tenían que definir tu destino?, ¿Porque no ser libre de amar a quien uno quiera?.
Se despidió de Rhodey, de Pepper y Happy. Nadie más le importaba, todos eran amigos de Steve. Solo eran amables porque eran pareja.
Tomó un taxi y se fue al aeropuerto.
Miró todos los vuelos y sin saber cuál elegir solo eligió lo que pensó era muy lejos.
Sentado en espera de ser llamado para abordar sus ideas cada vez más dementes surgían, algunas era cosas como; regalar su empresa, tirarse de un puente, abrir Tinder, aventarse del avión, escribir una novela, no eso no era lo que buscaba, el plan era desaparecer y no estar en todos los periódicos.
Se quitó el rastreador, dejó sus maletas, y su celular. Incluso compro ropa nueva por si la anterior tenía rastreador.
Volvería cuando estuviera listo. Claro si plan no era preocupara "todos", envió un mensaje a Pepper informando que si no lo localizaba se encontraba bien.
Por fin era momento de abordar.
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Después de muchos vuelos logró llegar, agotado y sin nada, la ciudad no era lo que esperaba.
Parecía que se había ido a meter a uno d ellos barrios más bajos, en cuanto salió del aeropuerto decidió rentar una habitación por algunas semanas, era de los más lujoso y lo trataban bien. Como siempre pago en efectivo para que no lo rastrearan y pues sin más, se aventuró a su hermosa habitación donde pudo descansar.
En unas de las tantas noches que había estado en aquel lugar salió y viendo las estrellas desde su balcón. Se sintió nuevamente solo, recordó lo que había estado intentando olvidar y ocultar.
Por primera vez en en tantos día se soltó a llorar, no podía seguir reprimiéndose, la vida se había tornado tan monótona sin Steve. No importaba si estaba a miles de kilómetros aún lo veía en todas partes.
Steve siempre fue su estrella, incluso aunque fuese fugaz.
No sabía que le lastimaba tanto, no era porque lo dejaran plantado en el altar, no era que se fuera en busca de su verdadero amor, tal vez era que nunca había sido honesto, nunca había sido real.
Todos sus recuerdos habían sido una mentira, Steve Rogers nunca se sintió bien con el.
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En su última noche, después de tantas qué pasó llorando. Se dio cuenta que no podía huir para siempre y tenía que regresar.
El tiempo había pasado rápido y las semanas habían sido meses. En la mañana volvería.
El confesarle su amor a un agente no era su especialidad y mucho menos cuando era hombre.
Alguien tan masculino como El Capitan America seguramente lo repudiaría por sentir un tipo de atracción "fuera d eso común".
Ya habían salido en algunas ocasiones pero el castaño temía no haberse dado a entender. Preparo la cena que había pedido en la mesa todo con un toque ligeramente romántico.
En cuanto su rubio llegó, su corazón latió a toda prisa y los nervios lo hacían actuar con torpeza. El invitado solo sonreía de una manera atenta e intenta ayudar al anfitrión.
Una noche muy amena. Conversaciones vanas y fluidas, chistes malos por parte del rubio, lastimosamente la velada parecía llegar a su fin.
Cuando el castaño acompaña a su invitado al ascensor lo tomó de la muñeca. Haciendo que girara y quedando frente a frente, confesó sus sentimientos.
El rubio mirándolo sin expresión alguna suavizó su mirada y acercó sus manos a al rostro de Tony haciendo un cálido toque, la punta de sus narices se juntaron por un breve momento.
Antes de que pudiera decir algo sus labios se unieron, sus labios eran suaves como el algodón, su sabor exquisito, aquel beso marco el inicio de algo.
Tony toco sus labios y al abrir los ojos se dio cuenta que Steve no estaba ahí y nunca mas lo estaría.