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First Times por LovelyDarkness

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Notas del capitulo:

Cuarta respuesta al reto #7

Primera Gran Aventura...


Casi te pierdo... otra vez


Hiccup mira como embarcan a un encadenado y asegurado Toothless. Todo eso era su culpa. Debió hablar desde un principio, ocultar a Toothless y contarle a su padre. No debió fingir que era bueno dominando a los dragones. No debió hablar del nido.


Debió escapar con el cuándo la idea tomo forma en su cabeza. Con ropa y algo de comida. Pudieron ir a alguna isla deshabitada, lejos de todo. Solo ellos dos.


Su padre le mira por unos segundos y sus palabras queman en su pecho.


''No eres mi hijo''


Los barcos empiezan a alejarse y la impotencia lo abruma. Todos los vikingos en esos barcos iban a su muerte segura. Perecerían nada más entrar al nido, si tenían la suerte de entrar. Toothless también moriría y todo por su culpa. Seria marginado, echado de la isla, abandonado a su suerte. Porque seguro como Hellheim que no heredaría el liderazgo de Berk. Y aunque lo hiciera él no es material para ser líder.


Le quedó muy claro en el momento en que miro los ojos de Toothless.


Astrid se para a su lado y el desvía la vista para no hacer contacto visual con ella. Antes, que la rubia vikinga le mirara era su mayor sueño. Antes estaba perdidamente enamorado de ella. Antes se hubiera derretido con el solo hecho de que ella lo abrazase como lo hizo la noche anterior mientras volaban. Antes de conocer a Toothless.


—Debes sentirte mal—dice ella jugando con sus manos. Hiccup suspira pero no la mira—. Lo perdiste todo. A tu padre, a tu tribu, a tu mejor amigo…


—Oh, gracias por recordármelo—responde en un suspiro algo acido. Ni siquiera tiene fuerzas para enfadarse por el comentario de la vikinga.


—¿Por qué no lo mataste?—Pregunta ella y lo mira—. Los demás, todos nosotros, lo hubiéramos hecho pero tú… tú no lo hiciste. ¿Por qué?


—No lo sé—suspira y se gira para marcharse.


—¿Cómo que no sabes?


—No sé Astrid, no sé. Fui… fui un cobarde, no… no quise matar a un dragón.


—¿Acabas de decir no quise?—Ella lo mira incrédula y Hiccup trata de no hacer una mueca.


Sus pensamientos dispersos, una parte de él se aleja con Toothless. La otra llora por su estupidez, le recrimina que es su culpa.


—No sé. ¡300 años y soy el primer vikingo que no quiso matar a un dragón!


Pasa una mano por sus cabellos y mira al horizonte con el semblante triste, serio.


—Ayer… ayer me preguntaste de qué lado estaba Astrid—lo mira, los ojos verdes inundados de un dolor mudo, lacerante—. No pude responder porque… porque no sabía. Quería ser uno de ustedes pero… cuando mire a Toothless en el bosque.


Se detiene y la mira.


—No quise matarlo. Él se veía tan asustado como yo lo estaba—Hiccup muerde sus labios—. Cuando... cuando lo vi a los ojos me vi a mí mismo.


Astrid suspira y rasca su nuca.


—Él debe estar muy asustado ahora. ¿Qué harás al respecto?


Hiccup frunce el ceño y bufa.


—Probablemente algo estúpido—masculla entre dientes. Pareciere que es lo único que puede hacer.


Astrid ríe entre dientes y se cruza de brazos.


—Pero eso ya lo hiciste tonto.


—Entonces, algo alocado—dice con decisión y se gira tomando el camino hacia la arena.


Él puede hacerlo. Es algo loco, y es estúpido, y no es algo que los demás vikingos harían. Pero, por supuesto, él no es como los demás vikingos. Sus pequeños pies lo llevan con rapidez, su cabeza es un remolino, ideas saltan de un lado a otro, tratan de confeccionar un plan de acción. Algo que no sea tan estúpido ni tan alocado.


Entra resbalando y trata de calmar su corazón. Seca sus sudorosas manos en su pantalón y se acerca a la primera puerta, la del Gronckle. Alarga una mano para abrirla pero retrocede. No un Gronckle no, aunque parecía un poco más fácil de dominar.


—Si tu plan es ser comido, definitivamente si, usa el Gronckle—la voz de Fishlegs le hace girarse. Parpadea sorprendido al ver a los demás jóvenes vikingos acercarse a él.


—Chicos—susurra entre sorprendido y agradecido.


—Hiciste muy bien en pedirle ayuda al arma más peligrosa de todo Berk—Tuffnut, uno de los gemelos problema Thorston, se acerca a él sonriendo con orgullo—, ósea, yo.


Snotlout, su primo, lo empuja. Toma su rostro entre sus manos y casi le planta un beso. Casi por suerte. Su primo lo sacude y esta vez, por poco, lo abraza.


—¡Este plan me encanta! Podré matar un dragón y…


Lo que fuese que iba a decir es interrumpido por Ruffnut que se acerca demasiado a su rostro, un brillo algo aterrorizante en sus ojos.


—Estás loco—una sonrisa coqueta y un brillo un poco más suave en sus ojos le hace retroceder algo espantado—, pero me gusta—agrega en un ronroneo. Ronroneo que se convierte en un quejido cuando Astrid la jala por una de sus coletas.


—¿Cuál es el plan Hiccup?


Hiccup sonríe y pasa a explicar rápidamente su plan mientras se acerca a la puerta del Nightmare. Astrid hace que los demás se pongan en fila y observan a Hiccup con distintas expresiones. Incredulidad es la que plasma a la mayoría: solo a Hiccup Horrendous Haddock III se le ocurriría algo así.


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Hiccup se afianza al lomo de la Nadder, nervioso. La repentina seguridad que le invadió en la arena se desinfla en su pecho al ver a todos los vikingos moverse y los barcos arder. El enorme dragón que vieran la noche anterior es más grande de lo que imagino. Y estaba a punto de matar a su padre.


Palmea a la Nadder que sin dudarlo dispara una bola de fuego que impacta en el cuello de la enorme bestia, distrayéndole. El y los otros jóvenes vikingos sobrevuelan por su costado y él trata de ignorar las expresiones sorprendidas de los hombres y mujeres en el suelo.


Se alejan del dragón para tener una mejor perspectiva.


—Fishlegs, lo tuyo.


—Uh bueno a ver—el rechoncho vikingo observa al enorme dragón, a penas y si puede detener un estremecimiento—. Cráneo y cola acorazada, hechos para golpear y aplastar, aléjense de ambos. Ojos pequeños y nariz grande.


—Bien, Fishlegs, Snotlout, vayan a su punto ciego. Hagan ruido, confúndalo, lo que sea—la voz de Hiccup gana confianza a medida que un nuevo plan se arma en su cabeza, darle órdenes a los jóvenes y que estos le obedecieran parecía un gran reto en su cabeza pero ellos parecen estar dispuestos a obedecer—. Ruffnut, Tuffnut, vean si tiene límite de tiro, háganlo enojar.


—¡Ja! Esa es mi especialidad—se mofa Ruffnut con una sonrisa orgullosa.


—¿Desde cuándo?—rebate Tuffnut—, todos saben que soy más irritante, ¿ves?—le saca la lengua girando y poniéndose a sí mismo y a su cabeza del Cremallerus de cabeza.


—Solo háganlo, volveré en cuanto pueda—Hiccup gira con la Nadder y sobrevuela por los barcos, buscando a Toothless.


Mira con desespero entre las ardientes naves. Toothless, piensa para sí y muerde sus labios. ¿Estaría muerto? No sabe cuánto tiempo llevan las naves en ese estado pero les ruega a los dioses que su Night Fury no este ni herido ni mucho menos muerto.


Un rugido le hace girar a la Nadder de vuelta a los barcos. En medio de las llamas ve al Night Fury que se debate contra sus cadenas para liberarse. Se agacha sobre el lomo de la Nadder mirando y esperando el mejor momento. Cuando se acercan al barco salta y cae con algo de torpeza.


—Ve ayuda a los otros—le grita a Astrid. Ella asiente y se retira.


Hiccup se gira y jala la correa que aprisiona el hocico del dragón.


—Estarás bien—susurra acariciando su hocico. Toothless gorgotea y lame su mejilla. Hiccup sonríe, toma un pedazo de madera y hace su mayor esfuerzo para quitar las cadenas que aprisionan al dragón—. Saldremos de aquí con vida Toothless—dice, más para convencerse a sí mismo que para convencer al dragón, para no caer en la desesperación.


Toothless ruge y él se mueve antes de que un pedazo de madera ardiente le caiga encima. Eso estuvo cerca, piensa, pero en ese instante el barco se arte y ambos caen al mar.


Toothless lucha por liberarse e Hiccup nada hacia él. Mientras ambos se hunden el joven vikingo jala y trata de romper el cabezal que aprisiona al dragón. Toothless lo mira desesperado y ruge cuando Hiccup deja de moverse y cierra sus ojos.


No, no, no. No podían morir así. No luego de que se dio cuenta lo importante que es el humano para él.


Una enorme mano toma a Hiccup y lo aleja de él. Se agita tratando de soltarse, debe subir, debe ir con su humano o él se lo comerá, o lo hará cenizas. Lucha contra la inconciencia y el agua que entra en su cuerpo. Sus ojos empiezan a cerrarse. Tal vez ese sería su destino. El final del hijo maldito del Rayo y la Muerte sería ese, ahogado y sin poder escapar.


Sus desesperados y fúnebres pensamientos se ven interrumpidos con un movimiento. Abre los ojos y evita gruñir solo para no tragar más agua al ver al enorme vikingo que lo separo de su cría de humano en la arena, que le impidió defenderle y que lo llevo allí.


El vikingo lo mira por segundos y luego rompe el cabestrar y las cadenas se sueltan. Toothless se encoje, lo piensa durante un segundo. Dejar que se ahogue, matarlo el mismo o sacarlo. Bufa y sale del agua cargando al vikingo. Lo deja caer en la orilla y el mismo aterriza en una roca. Se sacude, extiende sus alas y ruge. Mira a Hiccup y mueve sus olas.


El pequeño vikingo sonríe y corre hacia él.


—Claro que si amigo—ríe para sí subiendo a su lomo. Aprieta el asiento y se acomoda. Esta por alzar el vuelo cuando su padre lo detiene.


—Hiccup yo… lo siento, por todo.


El joven parpadea y por unos segundos, muy breves, se ve tentado a responderle de forma acida. ''No eres mi hijo'' sus palabras queman de nuevo en la base de su estómago pero él las aparta. Le sonríe un poco.


—Yo también papa.


Su padre, Stoick el Vasto, para su gran sorpresa hace un gesto nervioso, casi adolorido, una expresión que demuestra debilidad en sus ojos.


—No tienes, ya sabes, que hacerlo.


—Soy un vikingo —sonríe un poco—. Ya sabes, gajes del oficio.


Stoick le sonríe y sostiene su mano. Hiccup lo mira sorprendido y el hombre le sonríe aún más con algo de calidez, aun así su sonrisa no es muy amplia.


—Es… es un honor que seas mi hijo.


—Gracias.


Hiccup se suelta y se acomoda sobre Toothless quien, de inmediato, alza el vuelo.


Ambos se acercan con extrema rapidez y Toothless dispara justo antes de que el colosal dragón se trague a Astrid junto a la Nadder. La dragona sale despedida y la rubia vikinga cae al vacío. Ambos se lanzan hacia ella y Toothless la sostiene con sus patas antes de que logre tocar el suelo. Se alzan un poco para dejarla en tierra y vuelven a acercarse al dragón que ruge enfurecido.


Hiccup mira al dragón y gruñe por lo bajo.


—Él tiene alas. Veamos si sabe usarlas—hacen un giro y caen en picada. Con un cambio en la palanca de la aleta de Toothless se elevan y este dispara hacia el dragón.


El dragón ruge enfurecido e Hiccup hace que Toothless tome altura. Mira sobre su hombro y el terror congela sus venas cuando, un poco difuso por la ceniza y el humo que flota en el aire, ve al colosal dragón extender unas enormes y algo rasgadas alas y agitarlas para emprender el vuelo.


Sobrevuelan la costa de la isla, atravesando las enormes formaciones rocosas, el dragón a pocos metros de ellos. Hiccup busca, mira un lugar abierto donde poder atacar y alejar al dragón de los demás vikingos. Las densas nubes en el cielo, mucho más alto de lo que están en ese instante le da una idea.


—Es momento de desaparecer amigo—mueve la palanca y ambos se alzan hacia las nubes, sortean un disparo de fuego del enorme dragón y giran, ocultándose entre las nubes.


Rodean al dragón que ruge molesto; Hiccup aguanta la respiración y lo ve buscarlos, girar sobre sí mismo y rugir con fuerza.


Giran a su alrededor colocándose en su espalda y Toothless dispara golpeando su ala. Desaparecen entre las nubes y en otro giro el disparo da en la otra ala, desde arriba. Un nuevo disparo, y otro y otro, siempre refugiados por las densas nubes, siempre en las alas, cosa que no parece gustarle mucho al otro dragón.


Desde abajo, los demás vikingos tratan de seguir la lucha a pesar de no ver nada. Los disparos al chocar contra la gruesa piel del enorme dragón producen un sonido similar al de los truenos, lo que les hace suponer que posiblemente Hiccup llevase la delantera.


El enorme dragón, al que Hiccup empieza a llamar Red Death en su cabeza, parece lo bastante enfurecido y cansado, pues inhala una gran cantidad de aire y expulsa el fuego moviendo su enorme cabeza, sin fijarse donde da y donde no.


Hiccup intenta alejarse lo más posible pero las llamas alcanzan la aleta de Toothless que empieza a arder de inmediato. Ya no había tiempo para más juegos. Solo tendrían una oportunidad antes de que ambos cayesen sin remedio alguno a una muerte mucho más que segura.


—Esto debe funcionar—murmura para ellos dos y hace a Toothless girar para devolverse.


Llaman la atención de Red Death que intenta tragárselos de una mordida; Toothless gira poniéndose en frente del dragón volando con rapidez, este lo sigue, abre sus enormes fauces e intenta comérselos una vez más. Se desvían y bajan, Red Death más cerca de ellos. Hiccup mueve la palanca y esta empieza a fallarle.


—Un poco más Tooth—dice para infundirle ánimos al aterrorizado dragón que sigue en el aire solo porque Hiccup está sobre su lomo—. Tranquilo, confía en mí.


Con mi vida le hubiera gustado decir el dragón, en cambio espera la señal de su vikingo.


El horrendo sonido de la inhalación que produce Red Death hace que ambos se estremezcan, pero Hiccup saca fuerzas y valor de donde no hay y con un ''ahora'' hace a Toothless girarse. Sin dudarlo siquiera el Night Fury dispara y Red Death empieza a atragantarse; sus alas se rasgan y el dragón es totalmente incapaz de disparar o expulsar el fuego. Ni siquiera puede detener su caída y el estrepitoso choque contra el suelo que ocasiona una explosión instantánea, el fuego empezando a consumirlo desde dentro y ahora desde fuera.


Toothless vuela con desespero, tratando de sacarlos a ambos, sobre todo a su humano, de las garras del fuego que avanza con una rapidez monstruosa. Hiccup acciona la palanca pero esta no responde, la piel que la recubría estaba totalmente quemada, destruida, y termina por soltarse. Ambos miran al frente y tratan de frenar. La enorme bola que es la cola del Red Death empieza a caer.


Toothless intenta devolverse pero el equilibrio le falla y ambos son golpeados por la enorme bola.


Inevitablemente Hiccup queda inconsciente y se suelta de Toothless que agita su cabeza para despejar el golpe. Gira sobre sí mismo tratando de conseguir equilibrio y la situación se le hace horriblemente familiar.


Solo que esta vez Hiccup no caería al mar y se ahogaría. Caería en las ardientes llamas y se quemaría hasta los huesos. Sin nada que se pudiese salvar de él. Ruge aterrado y hace su mayor esfuerzo para alcanzarlo.


No puede perder a su vikingo.


No ahora que, en verdad, ya no podrá vivir sin él.


Logra estabilizarse y sin dudarlo se lanza hacia su humano y logra sostenerlo entre sus patas delanteras. Lo abraza celosamente y lo cubre con sus alas cerrando sus ojos y esperando el final.


''Te amo'' gorgotea en el oído de un inconsciente Hiccup.


Si iba a morir, era un honor hacerlo por salvar la vida de su humano.


Ese es un verdadero y digno final para el último de los Night Fury. Para el hijo del Rayo y la Muerte misma y su pequeño y valiente vikingo.


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