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Fragile Love [HIATUS] por xMaiia

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Notas del capitulo:

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- ¿Y bien? Necesito que me digas qué sucede, Yuuri no sabe que salí y tenemos planes para dentro de un rato. -Victor se quedó mirando al kazajo frente a él, mientras su mano se dirigía a tomar el café que minutos antes le había sido entregado por el mesero.

- Rayos Victor, ni siquiera me diste tiempo para explicarte el por qué no quiero que Yuri asista a esa terapia.

- ¿Tan mal está que sea un alf...?

- ¡No es por eso! Entiendelo... -El moreno, frustrado, llevó una mano a su rostro. Suspiró un par de veces antes de proseguir.- El psicólogo es... él...

- ¿Él? -El platinado volteó un poco su rostro, sin entender mucho a su amigo.

- Sí, ya sabes... el alfa. -Su tono de voz cambió, además de hablar más lento. Quería que entendiera sin tener que nombrar todo lo que los dos sabían. Pero Victor no captaba.

- No logro entenderte Otabek.

- ¡El maldito alfa! ¡Con el que salí! ¡El que tantos problemas me causó y me ayudaste! -El peliplateado abrió la boca y los ojos en un gesto sorprendido.

- ¡AAAHHHH!

- Tarado... -Murmuró el moreno, volteando los ojos.- Como sea, él es el psicólogo, apenas me vio y me saludó con una maldita sonrisa. Le conté a Yuri y se molestó conmigo.

- ¿Y entonces? Para que Yuuri acepte el que Yuri no vaya a la terapia tendrás que explicarle la situación... -El kazajo asintió, tomando también su bebida para darle un sorbo, dirigiendo su mirada a la ventana.

Debía pensar en qué decirle al japonés, si no es que su pareja se adelantaba en decirle.

//

Yuri había decidido salir solo después de tanto tiempo, estaba cansado de escuchar al katsudon siendo tan sobreprotector con él y no quería salir con su pareja porque seguía molesto.

No podía imaginar a su pareja con otro alfa, es decir… Otabek no se veía como ese tipo de persona. Por otro lado, sabía que no debía enojarse, todo eso sucedió antes de siquiera volverse a hablar.

- Que estupidez… -Susurró, sentándose en una banca frente a una heladería donde momentos antes había comprado uno, mientras su mirada se paseaba por todo el centro comercial.

Fijó su mirada en una tienda de artículos para bebés, sintiendo una extraña opresión en su pecho cuando una pareja salió con un bebé en brazos, tal vez uno recién nacido, era muy pequeño.

Inconscientemente llevó una mano a su vientre, él debía estar finalizando su segundo trimestre…

¿Cómo serían las cosas si todo eso no hubiese pasado y él siguiera teniendo al bebé en su interior?

- Debería ser mejor, supongo…

Escuchó un sonido de su celular, así que sin darse tiempo a deprimirse o ponerse triste, lo sacó de su pantalón, desbloqueando la pantalla para abrir el correo que acababa de recibir.

Lo tuvo que releer para poderse creer lo que decía. Y se levantó para regresar a casa, debía contarle a Otabek.

//

- ¡Otabek! ¡Beka! -Entró gritando a la casa, con una enorme sonrisa en su rostro. Buscó en la sala y no estaba allí, dirigiéndose a la cocina, donde el kazajo terminaba de prepararse algo de comer. Sin esperar más, se acercó por la espalda y lo abrazó con fuerza, sonriendo contra la espalda del alto.

- ¿Qué sucede Yura? -Preguntó preocupado, dirigiendo una mano hacia las del rubio, mientras que con la otra dejaba el plato en la barra, para evitar que se le fuese a caer.

- ¡Me invitaron para participar en los juegos olímpicos de Rusia! -Gritó con emoción, dando pequeños saltitos. El kazajo dejó su mirada en un solo lugar, volteando después para abrazarlo, pasando sus brazos por su estrecha cintura.

- ¿Te sientes listo para regresar a entrenar? -El rubio asintió muchas veces, mientras se estiraba, colocándose en puntas para atrapar los labios del moreno entre los suyos en un beso demandante.

- Más que listo, ¿me apoyarás? -El contrario asintió, mientras dejaba un beso en la sien ajena, él no creía que fuera buena idea, pero no podía decirle nada ante la emoción reflejada en su rostro, tal vez era oportunidad para que se sintiera feliz después de todos estos meses.

//

Victor había decidido llevar a Yuuri a cenar, aunque su mente estaba ocupada en lo que habían platicado Otabek y él en la cafetería.

- V-Victor… -Escuchó un susurro de su pareja, volteando para verle jadeando, tomado del marco de la puerta.- No podremos… Ir a cenar…

El celo había llegado.

Se apresuró a la cocina, sacando del cajón donde guardaban todas las medicinas los supresores de su amado, regresando hacia donde su pareja se encontraba, encontrándolo en la sala, apoyado contra el sofá. Podía ver como el pantalón se mojaba, mientras los fuertes jadeos que soltaba hacían ruido.

El aroma comenzó a aparecer, así que aguantándose las ganas de saltar sobre él y hacérselo, se acercó, extendiéndole las pastillas, pero Yuuri le dio un manotazo, acercándose a él y saltando, enredando sus piernas contra la cintura de su pareja, atacando sus labios con fiereza.

- Ya es hora de intentar tener un cachorro, Victor… -Susurró el japonés, mientras sus manos se dirigían a la entrepierna del alfa, frotándola con rapidez, logrando endurecerlo más de lo que ya estaba, porque sí, Yuuri tenía el poder de ponerlo duro con cualquier gesto.

El peliplateado dirigió sus manos hacia las nalgas de su pareja, sosteniéndolo, comenzando a besarlo con hambre, mandando al carajo y más allá las ganas de reprimirse, quería hacérselo tan fuerte a su pareja hasta romperlo en dos, llevaban dos celos sin hacer nada para evitar un embarazo.

- ¿Estás seguro, Yuuri? -Preguntó para asegurarse, su pareja asintió y él prosiguió. Se dirigió al sofá, donde se sentó con su pareja en su regazo, apresurándose en desabrochar los pantalones de ambos para sacar las erecciones y frotarlas, ganándose un par de gritos de placer por parte del japonés.

Le encantaba cómo se volvía tan sensible con el celo, pues parecía que cualquier toque le quemaba.

- Quiero… -Susurró el nipón, zafándose de los brazos de su pareja para bajar, colocándose entre las piernas, tomando la erección entre sus manos para comenzar a besar el glande, ganándose unos suspiros de placer en su pareja, quien dirigió su propia mano a su nuca, para mantenerlo pegado a él.

A Yuuri le encantaba darle mamadas a su pareja, sentir el gran miembro crecer más en su boca era una sensación única. Así que abriendo la boca lo más grande que podía, se lo metió completo, sacando un rugido del peliplateado, sus manos jugueteaban con la base y los testículos, dándole más placer.

La mirada del ruso se mantenía fija en las acciones que el japonés realizaba. Dejó que el azabache se la chupara por unos minutos más, para después tomarlo del cabello y jalarlo, sin ser brusco, hacia arriba, levantándolo, tirando de sus pantalones hacia abajo, mientras él se quitaba su camiseta, quedando desnudo frente a su pareja.

El nipón, contoneando sus caderas, se colocó sobre él, sin darle tiempo a quitarse el pantalón, frotando su entrada con el erecto miembro del ruso. Con una idea en mente se levantó del sofá, quitando las cosas de la mesa de café, colocándose en cuatro sobre ella, alzando el trasero para darle una excelente vista de su entrada.

Después de ensalivar sus propios dedos, los llevó a su entrada, frotándola para después meter dos falanges, sabía que no necesitaba dilatación, pero también sabía como esas acciones encendían al ruso.

- Estás provocando un maldito incendio, Yuuri… -Susurró, ganándose una sonrisa por parte del nombrado. Eso era lo que justo quería.

- V-Victor… Mmmmghh… -Gimió, adentrando otro dedo, ahora tenía tres.

El mayor se levantó con rapidez, bajándose los pantalones y lanzándolos por algún lado de la sala, acercándose a él, dándole un par de nalgadas mientras acomodaba su pene contra la empapada entrada, dando una fuerte embestida, sacándole un fuerte gemido de satisfacción.

Nadie le creería que, con esa cara tan inocente, a su pareja le gustara el sexo rudo.

Comenzó a follarse a su pareja de manera ruda, sería una noche larga que tal vez se extendería a unos días. La idea de intentar tener un cachorro no era mala, así que se pondrían manos a la obra.

//

Con el reloj marcando pasadas de las 2 de la mañana, el celular del kazajo comenzó a sonar, despertándolo asustado. Con pereza se estiró a tomar su celular, cuidando de no mover mucho el desnudo cuerpo de Yuri, quien se encontraba dormido sobre él.

Hubieran querido celebrar de mejor manera, pero decidieron que era mejor sólo un faje.

Aún un poco dormido, desbloqueó su celular, levantándose con violencia cuando notó quien era quien había comenzado a mandar los mensajes, además del contenido de ellos.

Notas finales:

¡Lo siento tanto por la demora! 

No me tomé el tiempo necesario para escribir el capítulo y sólo actualicé los fanfics que ya tenían su capítulo.

En fin, espero que les haya gustado. El Victuuri ya se puso en acción, jajaja.

Muchas gracias a las personas que leen. <3 

¡Saludos!


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