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Infierno por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!

 

Espero que estén muy bien y que todos sus sueños se estén cumpliendo!!

 

Les traigo una canción para este capítulo: Color Blind

 

Gracias por leer!!

Capítulo 11: Sentimientos verdaderos

 

La llegada de Rubén y su hijo a la mansión fue en total silencio, más bien parecía un funeral en vez del regreso a la cuna familiar. Nadie quería estar en ese momento en el lugar, sin embargo, todos posamos para las fotos de los periodistas, intentando demostrar una unidad que solo existe en las páginas sociales.

 

-Estamos alegres porque la verdad ha salido a relucir, mi hermano y su hijo no son culpables de cometer ningún delito… Ahora, solo esperamos que la justicia encuentre al verdadero responsable de las muertes que han aquejado a nuestra familia…- don Diego respondió a las consultas hechas por los periodistas.

 

La familia entera estaba apostada en la entrada de la mansión, de aquella estructura centenaria que ha sido el hogar de grandes actores de la historia nacional, de presidentes y parlamentarios que han contribuido al desarrollo de toda la sociedad. Estaba al lado derecho de mi padre junto a mi tío y primo, mientras que su esposa e hijos al izquierdo, cumpliendo el protocolo que siempre hemos seguido.

 

-¿Usted cree que los actuales ataques contra su familia se encuentran relacionadas con el terrible asesinato de su primera esposa? La policía nunca pudo encontrar al asesino, ¿cree usted que esta vez pueda ser distinto? –la misma pregunta de siempre, los mismos periodistas recordando la tragedia más grande que han sufrido los Grimaldi.

 

El hombre antes de responder, y como siempre ha hecho, me observó detenidamente a los ojos, recordando todas aquellas veces en que ha escuchado tal aseveración. Y más importante que eso, recordando el secreto que ambos guardamos.

 

Para el mundo entero doña Carolina fue asesinada en la mansión Grimaldi, mientras se encontraba acompañada solo de una sirvienta, de la misma anciana que la había criado y que ahora yace en el cementerio, y es que fue encontrada muerta en la cocina la misma noche en que mi madre partió. Nadie supo nunca que yo estaba con ella, ni mucho menos que fui vejado. Don Diego no iba a permitir que la reputación de su único heredero, aquel valor al cual le da tanta importancia, quedara manchada.

 

-Eso es algo que los detectives tienen que investigar… Buenas tardes…-y sin más, ingresó a la mansión.

 

Una vez adentro, toda aquella paz orquestada se extinguió, ya no éramos la familia prestigiosa, sino que un grupo de enemigos que deben estar unidos porque de lo contrario la catástrofe sería peor.

 

-Diego, yo… quería agradecerte por lo que hiciste por Camilo cuando fui arrestado… Él no hubiera podido…-Rubén intentó congraciarse con su hermano, tan solo que fue callado con un certero golpe en la mejilla.

 

-No me interesa tu hijo maricón, ni mucho menos tú… Solo lo hago para preservar el legado de nuestro padre, si no tuvieras su apellido, te hubiera dejado pudrir tras las rejas…- don Diego observaba a mi tío con asco, como si se tratara del ser más repugnante que haya contemplado en su vida.

 

Rubén solo atinó a limpiar la sangre que botaba de su labio inferior, no volvió a hablar, no se defendió ni elevó la mirada, solo recibió la ira de aquel hombre como si la mereciera, mientras su hijo contemplaba todo con la misma tristeza que vi en él cuando Felipe le dejó.

 

Estaba concentrado viendo a mi primo, cuando de pronto me percato que estoy recibiendo la misma atención por parte de otra persona. Felipe me observaba con la misma intriga que tiene un detective, como si buscara en mí alguna pista. Delante de sus ojos me sentía desnudo, más desprotegido que nunca y es que el beso que le había dado me delató, ahora él sabe uno de mis mayores secretos y su reacción todavía no la he podido conocer.

 

Antes que todo se volviera peor, decidí marcharme a mi cuarto, quería estar solo y alejado de los conflictos que abundan en la familia. Me recosté sobre la cama mirando fijamente el techo, hubiera estado así durante horas, tan solo que alguien ingresó a mi habitación sin avisar.

 

-Necesitamos hablar…- se trataba de Felipe.

 

El muchacho a quien había evitado todos estos días aparecía de pronto en mi cuarto. No tenía manera de seguir escapando de la confrontación, era hora de afrontar mi problema.

 

-Dime…-fue todo lo que pude decir y es que mi garganta estaba apretada.

 

-¿Qué relación tienes con Esteban?- quedé impresionado al saber que la razón de su visita era otra.

 

-¿Qué?... Somos amigos…- no podía elaborar una oración decente.

 

-Pues no lo parece… todos hablan en el colegio que ustedes dos son novios… ¿te imaginas no lo que sucedería si tu padre se entera? –parecía enfadado ante tal situación.

 

Lo miré directamente a los ojos sin poder creer lo que estaba sucediendo, ¿por qué le daba tanta importancia a Santamaría? ¿Acaso podía estar celoso?

 

-Te besé, ¿eso no te interesa? –no soportaba más la indiferencia.

 

El rostro del muchacho cambió drásticamente, su postura se relajó y respiró profundamente antes de darme una respuesta.

 

-Entiendo que puedas estar confundido, que después de todo lo que hemos sufrido, te hayas sentido solo… y por eso mismo, si estás con Esteban por soledad, quiero que sepas que él no es de fiar… ¿sabes a qué se dedica su familia? –simplemente no le daba importancia, todo había sido un error.

 

Nuevamente mi mente se nubló y es que no podía creer que aquello estuviera pasando. ¿Nunca se daría cuenta que le amo? ¿Ni siquiera después de besarlo? No, no podía vivir escondiéndome el resto de mi vida, necesitaba ser sincero y contar lo que había callado por años.

 

-Felipe… te amo desde la primera vez que te vi… no puedo seguir escondiendo esto, porque es algo tan grande que me supera…- abrí mi corazón completamente, estaba expuesto delante del hombre a quien amo.

 

Mi hermanastro no sabía qué hacer, era incapaz de mirarme directamente a los ojos, su mente había colapsado al enterarse de aquel secreto, y es que por siempre había sido su hermano menor, el pequeño que tanto ha sufrido. Nunca fui alguien a quien apetecer, jamás podría verme como a Camilo.

 

-Soy capaz de cualquier cosa con tal de conseguir tu amor… Tú solo pídemelo… Por favor Felipe, dame una oportunidad, te aseguro que solo yo puedo hacerte feliz…-mi voluntad estaba destruida, me había entregado por completo.

 

De pronto sentí lágrimas recorriendo mi rostro, estaba llorando por la desesperación, por saber que aun cuando me arrastrara no podría conseguir lo que tanto anhelo. Mis piernas colapsaron y terminé en el suelo, desconsolado al entender que todos mis sueños no eran más que eso, deseos de un niño estúpido, anhelos que jamás se materializarían.

 

-Lucas… yo… también te amo, pero… no podemos estar juntos… si tan solo supieras…- aquellas palabras, aquel resplandor, de pronto se había colado un pequeño haz de luz a la cueva oscura de mi amor.

 

El pecoso se arrodilló delante de mí para sostener mi mentón, levantar mi cabeza y decirme las palabras más bellas que he recibido jamás.

 

-¿Saber qué?... ¿Qué debería saber?... –cualquier problema podríamos superarlo juntos.

 

-No, esto no puede ser… Somos hermanos y eso nunca cambiará…- y como todo en mi vida, la esperanza duró muy poco. El muchacho se alejó espantado, tal como si se hubiera encontrado con un demonio.

 

-¿Por qué cambias de parecer?... Nosotros no somos hermanos, no compartimos sangre ni nada… Soy igual que Camilo en tu vida… ¿qué sucede con él? ¿Nos amas a los dos? ¿Y a Valentina también? - todas mis dudas se escaparon sin que me percatara, sin querer le había preguntado por todos mis miedos.

 

-Algún día entenderás todo, pero por mientras, no cometas ningún error por favor… No te enamores de Esteban, él solo te hará sufrir…- me aconsejó aun manteniendo distancia.

 

-No quieres estar conmigo, ¿pero tampoco quieres que busque el amor con otros? ¿Qué clase de egoísta eres? - todo parecía aún más confuso.

 

A esta última pregunta no recibí respuesta. Felipe se marchó dejándome destrozado en el suelo, llorando descontrolado al entender por primera vez que el amor que tanto deseé, jamás podrá ser correspondido. Existía una razón que nos separaba, un motivo que él no podía revelar. ¿Qué debía creer entonces? ¿Acaso estaba jugando conmigo?

 

Lloré durante horas, antes de quedarme dormido sobre la alfombra, en el mismo lugar donde fui abandonado por el amor de mi vida. Le había hecho una promesa a mi madre, sería feliz sin importar qué sucediera, y eso ahora no sería posible, porque la persona que me daría la alegría que necesito, no estaría jamás a mi lado.

 

Una mano me despertó, alguien me había encontrado en el suelo y decidió despertarme.

 

-Lucas, levántate… vas a pescar un resfriado…- Camilo había ingresado a mi cuarto.

 

Poco a poco regresé a la realidad y me encontré con los ojos verdes de mi primo mirándome con pesar, cuando debería ser yo quien le tuviera lástima después de todo lo sucedido. Hice lo que me aconsejó y caminé de regreso a mi cama, mientras venían a mi cabeza jugases recuerdos de lo conversado con mi hermanastro.

 

-¿Te encuentras bien?-me preguntó después que se sentó a mi lado.

 

-¿Por qué me preguntas? ¿Acaso no deberías ser tú quien esté mal? –intenté evitar la conversación.

 

Camilo me miró fijamente a los ojos como si buscara la mejor forma para revelarme que él sabía todo, que de alguna manera se había enterado de mi plática con el mismo chico a quién él ama.

 

-Después de estar aquí, Felipe fue a mi habitación…Quizás nos dijo las mismas palabras, por eso quería saber cómo estabas… no tuvo que ser fácil para ti reconocer tus sentimientos por él…- fue directamente al grano.

 

-¿Cómo sabes eso? ¿Qué otra cosa te dijo? –me alteré y es que ése era un asunto personal, nadie más tenía que saberlo, no podía ser avergonzado de esta manera.

 

-Tranquilo, no te preocupes… si al final, ambos fuimos humillados el día de hoy…- el chico intentaba sonreír, buscaba hacer más amena la conversación, aunque supiera que era imposible.

 

-¿Me parezco mucho a ti? Porque eso me dijo… que se había interesado en mí porque te recordaba al verme… Me confesó que en realidad nunca ha estado enamorado de nadie más que no seas tú, pero que no podían estar juntos porque… no era posible, supongo que, debido a tu papá, aunque… siento que es por otra razón, hay algo que está escondiendo…-pronunció mirando por la ventana, pensando en cada detalle de lo vivido.

 

¿Cómo puedo confiar en Camilo? Incluso, ¿cómo puedo fiarme de Felipe? Hace muy poco murió Valentina, y ahora ellos dos me señalan que mi hermanastro me ama. ¿Acaso los amantes están planeando algo en mi contra? ¿Puede ser que ellos quieren hacerme daño? Después de todo lo que ha sucedido nada me sorprendería.

 

-Entonces tenemos que descubrir qué esconde…-dije finalmente, siguiendo el hilo de la conversación.

 

La mejor forma para descubrir cuál es la verdad detrás de todos estos relatos, es seguir el juego de quienes me invitan y continuar con sus planes. No me dejaré engañar por nadie, y es que ahora tengo algo más grande por conseguir. Si todo resulta ser como me han mencionado, Felipe está enamorado de mí y al saber qué le detiene, puedo combatir con el verdadero obstáculo que nos separa. Aunque todo puede ser mentira, existe la posibilidad que esté más cerca que nunca de conseguir la felicidad.

 

-¿Por dónde comenzamos? – me preguntó Camilo, sin saber qué abarcar. Me ha dado la pista y ahora deseaba que le trazara la ruta.

 

-Supongo que, por la persona más importante en su vida, Pamela… Estoy seguro que debe estar detrás de todo esto, es la única con el poder suficiente en él como para impedirle seguir con lo que anhela…- pensé durante unos minutos antes de llegar a esta conclusión.

 

Y más allá de todo este asunto, algo me lleva a averiguar la vida de esa mujer, de la que apareció en nuestra vida de pronto, quien usurpó el lugar de mi madre aun cuando don Diego no esté enamorado de ella. ¿Qué poder tan grande tiene esa arpía como para controlar tanto a su hijo como a su esposo?

 

-Quizás… Cabe la posibilidad que ella y tu papá…- Camilo intentaba decirme algo.

 

-¿Qué quieres insinuar? Dímelo ya…- no soportaba el recato del muchacho.

 

-Tal vez Felipe no quiere estar contigo porque… Por Dios, que los tres nos parecemos mucho… No quería pensar en esto antes, pero… ¿no te parece extraño que siempre todo el mundo cree que ustedes son hermanos de verdad? Más allá de la adulación, sinceramente, yo creo que tienen muchas características en común… Su cabello, la forma de los ojos, los pómulos… ¿No crees que, tal vez, sean en realidad hermanos?... Tu papá siempre dice que tú eres el legítimo heredero y supongo que es porque eres hijo de la mujer que ama, pero… ¿y si lo dice porque quiere convencerse de eso? Porque quizás su primogénito no seas tú, sino que Felipe… su hijo con una amante que después, chantajeándolo, lo obligó a casarse…-el muchacho parecía muy convencido de lo que decía.

 

Me quedé helado al escuchar sus conjeturas, y es que si eso fuera realidad, todos mis anhelos estarían destruidos. No puedo ser hermano de Felipe, no podemos ser hijos del mismo hombre, eso es algo que no puede materializarse. ¡Son solo delirios de un asesino! No, no puedo confiar en la palabra de Camilo.

 

-Sé que es difícil para ti pensar en esto, pero… debes saber la verdad… Tenemos que hacerle una prueba de ADN… Eso despejará todas las dudas…-Camilo finalmente fue quien determinó lo que debíamos hacer.

 

Acepté, decidí llegar hasta las últimas consecuencias, aun cuando por dentro me destrozaba pensar que este podría ser el final de mi amor.

 

 

 

 

 

 

 


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