No puede ser.
¿Me ha reconocido? ¿Son imaginaciones mías? ¿Estoy obsesionado con Ryuichiro? Tal parece que podrían ser las tres cosas. Será mejor que me quite de una puñetera vez a Ryuichiro de la cabeza y deje de pensar en cosas imposibles.
En mi trabajo los ánimos están exaltados. Mis compañeros han publicado recientemente su primer libro de texto. Miyagi ya es catedrático de literatura, y Kamijou no tardará, creo.
Les costó ponerse de acuerdo, pasaron unos meses terribles, peleándose a cada momento, libros volando... A veces acudían sus parejas a mediar entre ellos, y eso era peor ya que los despachos quedaban con un insoportable olor a col quemada.
A la hora de buscar editorial, como primera opción fueron a Marukawa, pero ésta aún no editaba libros de texto. Por lo que una amable secretaria envió a Miyagi y a Kamijou a la editorial Onodera, con más experiencia en ese sector.
En parte, mejor para mí. Haciendo de mediador entre aquellos dos, seguro que me hubiese tocado a mí presentarme en Marukawa ante el gran Ryuichiro-sama... Y mejor no.
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Vivo en un piso pequeño, ideal para un soltero. Mi calle está llena de hoteles del amor, y eso hizo que cambiara mi visión de las cosas. Al ver lo que ocurría en esa calle e ir haciéndome mayor, me volví algo cínico e incrédulo.
A mis padres no les gustaba que viviese allí. Accedían a visitarme, pero querían que me mudase, no les gustaba ver tanta "actividad"... Y de tanto negarme a la mudanza, dejaron de acudir y nos limitamos a comunicarnos por teléfono.
Respecto a Danna-sama, todo el afecto y admiración que sentía por él se esfumó de un plumazo.
Ha pasado mucho tiempo, y a veces me da por pensar demasiado. Ryuichiro y yo ya llevaríamos muchos años juntos, ¿nuestra relación se habría desgastado? ¿Seguiría pidiendo que lo secara? ¿Se habría vuelto más responsable y maduro? ¿En cuanto a mí, sería más expresivo?
Puede que sí, que aún fuésemos felices. Pero también puede que no... Que el amor se acabase por algún motivo.
A estas alturas, me gustaría decir que me da igual... Pero en el fondo, no.
Esa noche, al volver a mi casa después del trabajo, tengo una visita inesperada. Llaman a la puerta y encuentro a...
-¿Danna-sama? -El mismo, delgado y pálido, como si hubiese estado enfermo, acompañado de su conductor.
-Kaoru... Quiero hablar contigo. -A punto estoy de cerrarle la puerta en las narices. ¿Cómo supo donde vivo? Ese tipo tiene espías en todas partes... Ahora que lo recuerdo, esta semana me pareció ver a un tipo extraño en la calle.
-No cierres la puerta, Kaoru. Escúchame... Necesito en serio hablar contigo.
Al final cedo y lo dejo pasar. Se sienta en el sofá y yo en un sillón enfrente de él. Por suerte su conductor no entra, se queda esperando en el coche. Eso significa que la visita será breve.
-¿Quiere beber algo, danna-sama?
-No, gracias. Seré breve. -Pues empiece a hablar... No me gusta tenerlo aquí.
-Estoy enfermo.
-Vaya, lo siento... Espero que mejore.
-Desahuciado. Me queda poco tiempo. -No me alegro, pero eso no tiene que ver conmigo... ¿O sí? -He hecho muchas cosas mal... Y me gustaría poder arreglar algunos de mis errores.
-¿Qué intenta decirme con eso?
-Le conté todo a Ryuichiro. Que yo os separé...
-¿Cómo reaccionó él?
-Mal. No me dijo nada y se encerró en sí mismo. Yo pensaba que lo hacía por su bien... Y lleva ocho años viviendo una vida buena en lo material, pero sin amor... -Ahora entiendo muchas cosas. Estoy completamente seguro de que el hombre al que "encontré" hace poco era Ryu. -Le presenté mujeres de clase social alta, bellas, hacendosas e inteligentes, y él las rechazó todas hasta que nos dijo claramente que no pensaba casarse a menos que él quisiera hacerlo.
-Entonces, Ryuichiro sigue soltero...
-Sigue soltero, ahora es el presidente de Marukawa. -Lo sé, y me alegro de que lo haya conseguido, pero en otras circunstancias...
-Le dije que te buscara, que yo había actuado mal. Pero no creo que lo haga.
-Le dije cosas horribles... -Sin sentirlas. No he dejado de arrepentirme. Convencí a mi pequeño de que nadie lo iba a querer...
-Fue culpa mía, Kaoru. Se lo dije... -Sí, pero no es suficiente. Él no querrá saber nada de mí, no querrá siquiera oír mencionar mi nombre. Pero me gustaría...
-Por favor... Encuéntralo, Kaoru. No te pido que te presentes de buenas a primeras en Marukawa o en la residencia familiar, sino que poco a poco, te vuelvas a hacer presente en su vida... Mira, él vive en un piso en xxxxx...
-Siento decirle esto... Pero usted no tiene derecho a decirme cómo hacer las cosas.
-Es verdad, supongo que aún no he perdido el hábito de hacer y deshacer las cosas a mi antojo. Pero Ryuichiro aún te ama, lo sé. ¿Tú lo amas a él?
-Siempre... Nunca dejé de hacerlo. -Danna-sama esbozó algo parecido a una sonrisa. Yo en cambio, estaba a punto de llorar, pero disimulé poniendo cara de póquer, como hago siempre.
-Eso es todo, Kaoru. Buenas noches.
Danna-sama se marchó de mi casa, dejándome más pensativo que nunca en la vida.
¿Qué debería hacer?
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¿Debería volver a Marukawa? ¿Volver a ser editor, secretario?
Ahora mismo no puedo, no quiero pensar en nada. Cojo mi coche y conduzco unos minutos sin rumbo fijo. Mi mente empieza a aclararse y ya sé dónde debo ir.
El Cisne Blanco. Llego, y me voy directamente al reservado número 5. Tengo suerte, veo que Ryu acaba de llegar, se está quitando la ropa. Lo estoy viendo desde lejos y él no se da cuenta. Queda totalmente desnudo, entonces se venda los ojos. Y espera.
No voy a desaprovechar mi oportunidad. Entro en el reservado y disfruto de su cuerpo tanto como él me deja. Me pregunto qué ocurriría si alguien le destapa los ojos. Si ese alguien fuera yo...
Sin saber cómo, establecemos una rutina. Todos los viernes nos encontramos allí. Él va a probar suerte, y yo voy porque sé que está él...
Un par de meses después, se me hace tarde. Hay tráfico en las calles y llego una hora más tarde de la que suelo acudir a mi "cita", "jueguecito enfermo" con Ryu.
El reservado tiene luz verde. Entro, y en esos momentos hay otro hombre posicionándose sobre el cuerpo de mi Ryu...
Es mío.
El tipo se gira y me oye entrar. Vaya, es uno de los dueños de Cervezas Usagi, no sabía que tuviese esas aficiones.
Pero con Ryu, no.
-Aléjese, ese hombre es mío.
-Que yo sepa, aquí no hay exclusividad. -Me contesta el empresario. Aquí acudimos a lo que acudimos... Si quiere exclusividad, invítelo a uma cena... Si se deja. -¿Cómo se atreve? Ese molesto tipo continúa hablando.
-Es fácil averiguar quién es ese hombre. ¿Es que nadie ha oído hablar de Isaka Ryuichiro? Claro que sí, siendo un soltero tan codiciado... -Soltó una risita.
-¡No quiero que se acerque a él!
-¡Ja! ¿Quién es usted para pedirme eso? -Se pone altivo. Nos miramos a los ojos, a punto de pegarnos. No nos damos cuenta de que, silenciosamente, Ryu se ha levantado y vestido, y se encuentra mirándonos con el rostro desencajado.
-¿Kaoru?
💙💚💜
-¡Lo sabía! -Ryu se recompone rápidamente. Esboza una sonrisa siniestra y me mira directamente. -Tanto mimo no es normal en esta clase de locales. ¿Estarás contento, no?
Parece que Ryuichiro está tranquilo, pero intuyo que en su interior sería capaz de hacer cualquier cosa. En parte, me da un poco de miedo. Me gustaría raptarlo... Pero el dueño de Cervezas Usagi está ahí, mirando de un lado a otro. Me incomoda.
Ryuichiro no ha terminado de hablar.
-Ka... Asahina, tú ya has jugado conmigo todo lo que tenías que jugar. En cuanto a usted, -Dirigiéndose al otro empresario. -Esta noche no estoy disponible, ni ninguna otra. Ahora mátense, si quieren.
Nada más decir eso Ryu se marcha del local. No lo sigo, creo que sería peor. El dueño de Cervezas Usagi se marcha rápidamente. No me importa, por la cuenta que le trae no dirá nada de lo que ha visto.
En cuanto a mí, no tengo nada más que hacer en aquella habitación vacía, así que también me retiro.
FINAL DEL PRIMER ARCO