Llegó diciembre.
Siempre me había gustado ese mes. De pequeño me gustaba celebrar la Navidad con mi familia, y aún más desde que llegó Kaoru a casa. Teníamos vacaciones y estábamos juntos todo el día, sin cansarnos el uno del otro...
Pero la cosa ha cambiado al hacerme mayor e ir adquiriendo responsabilidades (y desengaños). Debido a que Marukawa cierra unos días por vacaciones, el ritmo de trabajo es más acelerado que los otros meses. Hay que dejarlo todo listo antes del 23 de diciembre, para iniciar las vacaciones el 24.
Tengo un viaje de negocios.
Habitualmente no me gustan ese tipo de tareas, y siempre intento delegar... Pero después de los acontecimientos ocurridos durante las últimas semanas, casi estoy deseando largarme de aquí, aunque sea por unos pocos días.
Fujiwara Kaito resultó ser un fraude... Un tipo odioso al que sólo le interesaba conseguir el cuerpo de Isaka Ryuichiro. Como si fuera un trofeo o una medalla.
La primera vez que intentó besarme lo rechacé de manera clara, pero me equivoqué en seguir quedando con él. Y el día en que quiso llevarme a su casa...
Flashback:
Uno de tantos jueves por la noche, salimos del bar y Fujiwara intentó besarme, a lo que yo giré rápidamente la cara. Parece que no le sentó muy bien, porque me sujetó fuertemente por el brazo, llegando incluso a hacerme daño.
-Vas a ir a mi casa, lo quieras o no. -Creo que estoy en un apuro ya que me gana en peso, fuerza y estatura. Lo cojo de la corbata y le dejo las cosas claras.
-No iré a tu casa. Y ahora, suéltame.
-Parece que estoy perdiendo el tiempo. Tampoco vales tanto la pena. -¿Qué? Debí haberlo sabido. -¿Crees que eres tan interesante? Sólo me acerqué a ti porque te había visto en aquel club, y porque sabía de ti por los artículos de las revistas donde te mencionaban como uno de los solteros más importantes del país... Pero he descubierto que no eres la gran cosa. Oye, y si no me aceptas, ¿volverás al club a que otros hombres ricos jueguen contigo?
No sé como, me deshago del agarre de ese tipo, y lo amenazo seriamente.
-No vuelvas a acercarte a mí, o emprenderé acciones legales. -No merece la pena que malgaste más tiempo y saliva en esa basura de persona.
Al final, todos los hombres que conozco van a ser ratas de dos patas.
Final del flashback
Si esto me hubiese pasado de más jovencito, no hubiese dudado en acudir a Kaoru en busca de refugio... Pero pasa totalmente de mí, ni siquiera me mira, y me habla sólo lo justo, y sobre trabajo.
Ahora mismo, ya no puedo acudir a nadie. Kaoru no existe, Haruhiko no regresará de Nueva York, y Akihiko y Chibi-tan se han largado a casarse en cualquier sitio que lo permita, y a pasar las Navidades y una larga luna de miel en Londres.
Por eso, cuando se me presenta la oportunidad de irme de viaje de trabajo a una de mis sucursales en Osaka, la acepto sin pensarlo dos veces.
Osaka es un buen lugar para vivir. Lejos de Tokyo y de todos los males que me ha causado... Mejor dicho, que yo me he buscado. Tal vez cuando termine con mis obligaciones familiares, sea un buen lugar para empezar de cero...
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Sí, definitivamente la idea de mudarme suena bien. Aunque suene duro decirlo, lo de papá es cuestión de semanas, o tal vez meses. Y después ya no habrá nada que me ate a Tokyo. Mi madre estará bien y el trabajo puedo realizarlo en cualquier parte... Aunque tendré que volver en algunas ocasiones.
-¿Está seguro de que quiere irse de viaje usted solo? ¿No quiere que lo acompañe por si acaso? -¿Por qué querrías acompañarme, Kaoru? Llegaste tarde... Ya no te necesito. ¡Mentira! Por eso me voy... Qué mal... He empezado a hablar solo...
-Sí, me voy solo. Asahina, resérveme habitación de hotel y billetes de tren... Espere, sólo ida. De la vuelta me encargaré yo.
-Como usted diga.
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Ahora mismo me encuentro en un tren de alta velocidad con destino a Osaka. Llegaré por la noche, directamente al hotel, y mañana empiezo con tres días intensos de negociaciones, contratos y reuniones. Además, hay algo que no le dije a nadie. Quiero reservar uno o dos días para ver pisos en venta o en alquiler. Así, posiblemente en primavera ya estaré viviendo en Osaka. Tal vez fue lo que tuve que haber hecho desde un principio.
Me gusta viajar solo. Siempre he sido del tipo de persona a quien le gusta estar rodeado de gente, pero últimamente estoy comprendiendo que el único que nunca te va a fallar eres tú mismo. Nacemos solos, morimos solos y más vale que nos hagamos pronto a la idea.
Llego a Osaka, es una ciudad moderna, y Asahina no defrauda, me ha reservado una habitación en uno de los mejores hoteles. Dejo mis cosas, me doy una ducha y me acuesto... Me esperan unos días muy duros.
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Tres días después, me siento agotado. Las reuniones han sido todo un éxito, los empleados de Osaka son tan competentes como los de Tokyo, nuestros contratos están firmados y hemos conseguido nuevos autores, incluso he podido visitar a unos pocos. A nivel laboral, me siento satisfecho. Y creo que podría sentirme bien en este lugar...
El último día, me dedico a visitar inmobiliarias. No tengo problemas de dinero, pero tampoco quiero un dúplex como el de Akihiko... Con un piso parecido al que tengo en Tokyo, será suficiente. Tengo que pensar en otros factores, por ejemplo, que esté situado cerca del trabajo, el vecindario, etc...
Me llevo una guía de pisos, la revisaré tranquilamente y cuando vuelva, espero que ya sea para firmar un contrato de alquiler... o de venta.
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Ryuichiro se va apagando por momentos, y ahora ya no hay plan que valga. Me ofrecí a acompañarlo a Osaka para ayudarle con el trabajo, con la secreta esperanza de estar tres días a su lado... Día y noche.
Fujiwara Kaito no le trajo nada bueno. Dejó de quedar con él y, aunque se mostraba valiente, podía notar que cada vez se sentía más triste y apagado. Sólo tenía ganas de abrazarlo...
El viaje iba a ser, en principio, de tres días. Han pasado cuatro días y Ryuichiro no acude. No acude, y yo estoy a punto de mandarlo todo a tomar viento y largarme a donde sea que éste y raptarlo. Pero hay que conservar la calma...
Recojo mis cosas, y cuando estoy a punto de irme, oigo a unas cuantas personas hablando, creen que nadie les oye y la verdad es que a estas horas ya casi no queda gente en la editorial.
-... Sí, llamaron de la sucursal en Osaka y dijeron que Isaka-san planeaba mudarse en unos meses...
-Los empleados de allí son muy capaces... Parece que Isaka está buscando nuevos horizontes.
-¿Y quién se va a quedar al mando de aquí?
-... No te extrañe que se quede el chico Onodera... O incluso Asahina, ese hombre es todo un profesional.
Ryuichiro se muda a Osaka. No hay tiempo que perder. Me meto en su ordenador, y reviso las últimas búsquedas realizadas. Por suerte, se muestra también lo que busca en su móvil.
"Pisos en Osaka"
"Alojamiento barato en Osaka"
No puede ser...
No puedo permitir que haga esto. He esperado demasiado y ahora mismo no puedo perder ni un minuto. Preparo cuatro cosas en una bolsa, doy un par de órdenes en Marukawa, subo a mi coche y arranco a la máxima velocidad permitida.
No escaparás.
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Llega el momento de regresar a Tokyo. Tengo una sensación extraña todo el día, como si alguien estuviese siguiéndome. Y ante la perspectiva de regresar a Tokyo, no dejo de pensar en Kaoru.
Me dirijo a pie a la estación de trenes. No llevo mucho equipaje y el trayecto me ayuda a despejar mi mente. Poco antes de llegar, distingo entre la gente una figura conocida.
Se parece a Kaoru, ¿mi subconsciente me está traicionando? No puede ser posible, a estas horas Kaoru está en Tokyo, trabajando.
Voy a entrar en la estación cuando de repente...
Una figura alta e imponente.
Un tirón en el brazo.
Y me encuentro en el asiento del copiloto de un coche conocido.
-Tú vienes conmigo. -... Dice Kaoru...