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The time was not enough. por NirahGasai

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Notas del capitulo:

Hello!!

No sé que tengo con este fic pero los capítulos me salen más rápidos que otros. ¿Será porque me gusta mucho ésta temática? En fin, espero que les guste este nuevo capítulo.

Nota: Las actitudes de los personajes variaron un poco para ayudar con la trama, espero que no moleste.


Sin más que decir, lean.

Chapter IV. The first mission.

Capítulo IV. La primera misión.

La comodidad de esa nave lo estaba obligando a no salir de la cavidad. Entre abrió los ojos lentamente acurrucándose entre los brazos del guerrero de alborotados cabellos. Bostezó como rara vez lo hacía, abrió los ojos asombrado mirando confundido el rostro dormido del mayor cubierto por los flequillos azabaches. Sentía el calor que emanaba el cuerpo del contrario, la cola colorada del mayor se envolvía a su muslo izquierdo. La mano izquierda del hombre dormido sostenía débilmente su cuerpo. No sabía como reaccionar. Un hombre desconocido para él, con la fuerza suficiente para desmayar de un solo golpe a Tusagi, mucho más grande que él en toda las proporciones, lo tenía abrazando de manera protectora. Consternado con la situación volteó su rostro maquinando como alejarse del hombre en un espacio tan pequeño. Su cola marrón descansaba en el teclado, la pantalla azul iluminaba dando un aviso “10 minutos para el aterrizaje”, escuchó la voz de la computadora resonar. Sintió como el guerrero se removía, observó como estiraba los brazos y las piernas, despertándose.

Bostezó soltando al hombre en sus brazos, escuchó una voz femenina robótica anunciando el aterrizaje. Al estirarse, el príncipe quedó sentado entre las piernas del mayor. Goku doblaba la columna en un intento de hacerla soñar, moviendo involuntariamente su cadera hacia adelante donde el menor podía sentirlo. Un calor abrazador junto con un manto rojo se adueñaron de sus mejillas al sentir en su espalda baja algo firme y abultado entre las piernas del mayor. Podía sentirlo con más claridad en el nacimiento de su cola que presionaba esa zona. Con el ceño fruncido codeó el abdomen del más grande encorvándolo al intente sacándole el aire que había recogido.

— ¡Oye! ¿Por qué hiciste eso? — preguntó con el ceño fruncido mirándolo desde arriba, su cuerpo era lo suficientemente grande como para cubrir al menor por completo.

— ¡Deja ya de moverte! ¿!No ves que estás en un lugar pequeño!? — gritó poniéndose en la orilla del asiento lo más que podía para alejarse del enorme cuerpo del hombre.

El guerrero de colorado pelaje se disculpó acomodándose los cabellos con sus manos bostezando en el trayecto. Observó como el menor tecleaba mirando la pantalla que le enseñaba figuras y símbolos que no entendía. De un momento a otro sintió ganas de orinar, sabiendo que no podía hacerlo trató de distraerse viendo por la ventana las billones de estrellas resplandecientes.

Los recuerdos le vinieron como un disparo, el viaje por las esferas del dragón, todo lo que tuvieron que pasar para hallarlas, las aventuras que pasaron, los dragones de las estrellas, la fusión, la despedida. Al recordar su despedida miró el cuerpo del príncipe, su rostro se entristeció.

— (Tú no eres él…) — pensó decaído, sin darse cuenta de que su cola se enrolló en el muslo del contrario. Vegeta estaba tan concentrado en su tarea que no se dio cuenta del acto. — (… Pero a la vez si…) — tenía ganas de abrazarlo, de besarlo y no dejarlo ir. Pero sabía que no podía, sacudió la cabeza despejando su pensar pasándose una mano por el rostro.

Escuchó las voces de su hermano y el enorme Saiyajin, ellos ya habían llegado a su destino. Para él y el príncipe solo quedaban unos minutos para aterrizar. El guerrero de cabellos oscuros le proporcionó la información, añadiendo de que debería quedarse quieto de ahora en más y que debía obedecerle sin rechistar. Goku asintió echándose para atrás lo más que pudo dejando un poco más de espacio que el menor usó para sentarse. De nuevo sintió la espalda de él en su pecho, a pesar de tener la armadura ésta no le cubría todo el cuerpo dejado desde la pelvis para abajo descubierta. Su cola se desató de la pierna alejándose lo más que podía del cuerpo. El aterrizaje estaba sucediendo, lo sentía en el cuerpo.

Al cabo de unos minutos, la nave aterrizó en una llanura de azul pastizal. Animales exóticos en forma y tamaño se alejaron asustados por el estruendo. Era un Planeta muy bello y rico en vegetación, árboles de color negro con hojas azules se mecían con el viento. No muy lejos de allí una ciudad había, los nativos del planeta parecían humanos de piel blanca con largas orejas y hocico cual perro y una cola larga. Vestían con ropajes holgados cosidos una tela sobre otra. Al escuchar el estruendo se alarmaron, ocultándose en sus hogares con forma circular.

La compuerta de la nave se abrió dejando entrar la luz del sol y una brisa con gusto dulzón se infiltraron en sus fosas nasales. El príncipe se levantó apoyando un pie en la orilla de la compuerta sacando medio cuerpo fuera, dándole una vista para nada favorecedora al mayor. Goku tuvo que desviar la vista del trasero del menor para no cometer un delito. Cerró las piernas y bajó la cabeza ocultándose entre sus largos cabellos.

— Oye bestia, este lugar va a ser muy fácil de erradicar si nos dividimos. — dijo el príncipe mirando hacia atrás y a la vez observando su rastreador. Notó la bola que se había hecho el guerrero, levantó una ceja no entendiendo que le sucedía. Bufó rodando los ojos saliendo de allí tomando vuelo. — No se que carajos te pasa. Pero será mejor que salgas, no soy un domador de bestias como tu. — dijo en voz alta cruzándose de brazos viendo con soberbia la nave.

Lentamente salió despejando su mente con el bello paisaje que se le presentó. Se elevó quedando al lado del príncipe.

— Perdona, no me sentía bien. — se disculpó rascándose la nuca.

— Hump… ¿Y tu rastreador? — preguntó con altanería analizando de arriba a bajo a su nuevo soldado. Con una sonrisa el mayor bajó para buscarlo ya que lo había dejado en la nave viendo su inutilidad. Volvió con el en su mano derecho mostrándoselo al menor como si de un tesoro se tratase. — ¿Eres subnormal? Póntelo y ve a las ciudades del Norte. Yo me encargaré del Sur. — informó avanzando hacia la dirección antes dicha.

El guerrero mayor asintió viendo como se alejaba velozmente. Escuchó un ruido metálico, bajó la vista comprobando que era la nave cerrándose. Suspiró volviendo su ceño serio, sabía que la misión era “despejar” el planeta para su posterior venta. Él no deseaba matar a nadie. No sabía que hacer, si no acataba la orden del menor podría perder la poca confianza que tenía en él, pero si lo hacía estaría rompiendo su ética. No le quedaba otra opción que asesinar a los habitantes de ese mundo, muy a su pesar.

Voló rápidamente hacia una de las ciudades cercanas encontrándose con una enorme ciudad con edificios, rascacielos y civiles paseando de aquí por allá en las calles de tierra roja. Un habitante levantó la cabeza observando el violáceo cielo tapándose con una mano para no dañar sus ojos, no lo necesitó. Una sombra humanoide lo cubrió por completo, asustado fijó su vista en aquel ser que generaba oscuridad notándose un cuerpo musculado de brazos cruzados mirando fijamente su hogar. Goku apuntó con su mano abierta un edificio de gran altura, cerró los ojos, volteó el rostro y disparó… Más no pudo, su mano temblaba. Apretó su mandíbula haciendo presión con sus dientes, no quería hacer esto. Insultó al aire aun en la misma posición, su cola se encrespó. Perdonó a sus amigos mentalmente a sabiendas que no lo escucharían, sirviéndole a él como consuelo de lo que haría. Abrió los ojos y disparó aleatoriamente con una velocidad mayor a la que nuestros ojos podrían ver. Diversos edificios colapsaron con la esfera de energía, cayendo encima de otro generando una cadena de destrucción. Como si de un rayo se tratase, un recuerdo le llegó sorpresivamente. Un pueblo devastado, cuerpos aplastados y destruidos en la tierra removida. Él de niño, observando todo con curiosidad y miedo. No tenía sus ropajes y su cola ya no estaba. Gritó desesperado en busca de ayuda, y en especial a su abuelito. Corrió y corrió sin encontrar a nadie. Lloró desconsolado al no encontrar a nadie. Su mente volvió a la realidad al oír los gritos de los nativos huir desesperados de la caída de los edificios. Derrumbes, incendios, muertos, heridos. Todo eso y mucho más era lo que veía el guerrero de gran corazón, lamentándose una y otra vez al aceptar ciegamente la ayuda de la anciana.

Y así pasaron las horas y la noche en ese planeta estaba llegando más rápido de lo que creyó Goku. La última ciudad había sido arrasada, solo quedaban los escombros de las estructuras, los cadáveres de los habitantes, humo y silencio. Un par de horas antes de terminar el hombre de alegre mirada sintió la energía del príncipe acercarse lo suficiente para vigilarlo, cosa que descubrió luego al ver como lo seguía en la lejanía. Las noches en ese planeta eran gélidas, sin un ápice de calor. Claramente el guerrero lo percibió a los pocos minutos que la oscuridad se asentó en la superficie, el frío se colaba entre su armadura haciéndolo tiritar por momentos. Descendió abrazándose sintiendo el viento correr a su alrededor, escuchó unos pasos muy cerca suyo. Se concentró. Eran energías débiles. Se encaminó hacia la fuente de energía conociendo más de cerca a los nativos, una madre con sus hijos se escondía entre los escombros de los edificios. Llorando en silencio. Su faz se contrajo, la tristeza y vergüenza se combinaron en su rostro dándole un peculiar rasgo. Con cautela se acercó intentando calmar a la familia, intento en vano ya que desconocía el idioma de ellos y lo único que hacía era alejarlos. Se le ocurrió una idea que podía funcionar, sin mucho esfuerzo levantó el escombro que amenazaba con aplastar a la familia tirándolo lejos con una sonrisa cálida en su rostro. El pequeño niño se soltó de su hermano aproximándose con inseguridad y curiosidad al enorme Saiyajin, olfateando. Su cola se movió efusiva sonriéndole. Goku se agachó quedando a su altura, aproximadamente, un metro diez.

— Tranquilos, no les pasará nada. — su voz sonaba tranquila y amable, signos que notó la mujer al acercarse al invasor con precaución. — Lamento lo que ocurrió, no tenía más opción que hacerlo. Sino, alguien peor lo haría y más violentamente. — Con alguien peor se refería a Vegeta, sabía con certeza lo que el príncipe podría haberle hecho a esta pobre gente y lo que le hizo a la mitad del planeta. — Algún monstruo los mataría sin pensarlo dos veces. Y de la peor manera posible. — comentó mirando a los hijos de la mujer abrazarse a ella. Sus alargadas orejas se bajaron y su cola se escondió entre sus piernas abrazándolas con furor.

Giró su cabeza viendo al príncipe caminar con arrogancia y una mirada orgullosa hacia ellos. El pánico apareció obligándolo a levantarse y mirarlo con determinación.

— No veo otra forma de matar que aplastándolos con sus propias estructuras, bastante ingenioso pero lento. Podrías haberlos matados con un simple ataque. — dijo cínico el hombre de cabellos en flama deteniéndose a solo unos pasos de la aterrada familia. — Pero… Quien soy yo para cuestionar los métodos de matanza… — una sonrisa macabra apareció en esos delgados labios rosados manchados con una pizca de sangre azul. — Si a mi me encanta la desesperación que surge en ellos al no encontrar escapatoria de mi… — un rayo violeta salió disparado hacia la frente del niño matándolo al instante. — No te he visto “matar” a nadie con tus propias manos… ¿Acaso no te las quieres manchar señor bueno? — preguntó con sarcasmo tomando de la cabeza a la mujer quien gritó en auxilio. La tiró al frío suelo apuntando su rostro al Saiyajin mayor. — Pues deberás hacerlo si quieres seguir con nosotros. — advirtió haciendo presión en el cuello de la mujer. — Mátala… — ordenó cruzándose de brazos.

Esto era algo completamente diferente. No podía matar a una pobre criatura inocente, iba contra su ética moral. Tenía que hallar una forma de evadir el tema lo antes posible.

— Sabes… Estoy cansado, hice mucho hoy y la verdad es que no tengo energías. — si el príncipe le creía podía proclamarse vencedor de una manera un tanto extraña ya que ni él se creía tal verso.

— ¿Me crees idiota? — formuló de mala gana, pateó el cuerpo de la mujer que intentaba levantarse. — Si no haces lo que te ordeno, YO los mataré uno por uno… A mi manera… — amenazó sujetando al otro niño atrayéndolo a su madre para tirarlo junto a ella.

Madre e hijo se abrazaban fuertemente llorando en un silencio incómodo y siniestro. El hombre de alborotados cabellos lo meditó, podía matarlos y librarlos de una tortura de muerte lenta que le aseguraba el príncipe. Esa sería la mejor opción. Decidido, levantó la mano apuntando a los habitantes de aquel planeta. Perdonó una vez más a su familia y amigos, cerró los ojos volteando su mirada. Disparó. Al segundo que lanzó ese pequeño ataque las energías débiles desaparición como por arte de magia. Abrió los ojos observando los cuerpos inertes y chamuscados de sus víctimas. Porque eso eran, víctimas inocentes de un ataque injusto. Y él era el protagonista de esa crueldad que tanto repudió por años. El príncipe le golpeteo un par de veces la cabeza sonriéndole con sorna. Su mirada derrumbada en un lago de arrepentimiento se contorsionó al tener el rostro del joven tan cerca.

— ¿Ves? No es tan difícil matar… Te daré un premio cuando lleguemos a casa. — dijo con voz burlesca enredando sus dedos en el cabello azabache del mayor. — Vámonos, éste lugar se está congelando. — prosiguió a tomar vuelo desapareciendo en el oscuros cielo.

 

#*#*#

 

Ya habían volado un par de minutos y aun no encontraban la nave donde llegaron. Se podía sentir el frío glaciar recorrer los lugares más recónditos del planta, los animales se ocultaban entre los frondosos árboles escapando del frío y otros se metían bajo tierra.

Para los Saiyajines este frío era notable, a pesar de que podían soportan bajas temperaturas el planeta era tan gélido que incluso el rastreador rojo del príncipe comenzaba a recubrirse de una película blanca de escarcha lo que le dificultaba leer las coordenadas de donde aterrizó la nave. Su cola de mono se abrazaba a su cintura buscando calor. Su cuerpo tiritaba, lo disimulaba con experiencia frente al viajero del tiempo.

— ¿Sabes dónde está la nave? — preguntó Goku chochando sus dientes por el frio que sentía.

El príncipe se detuvo abruptamente frunciendo el ceño apretando la mandíbula mostrando sus blancos y afilados dientes.

— ¡Sé dónde mierda está! — gritó con enojo llevando su mano al rastreador en un vago intento de hacerlo funcionar. Lamentablemente el aparato se congelo oponiéndose a volver a vivir. — ¡Mierda! ¡Esta porquería se congeló! — su cola se encrespó demostrando el enojo de su dueño. — ¿¡Dónde carajo está tu rastreador!? — preguntó ya sin paciencia, el frío le estaba poniendo de mal humor.

— Lo perdí… — mintió recordando como él mismo había destruido luego de haber sentido el ki del príncipe.

— ¿Cómo puedes ser tan idiota? Ahora no tenemos manera de volver. — dijo con enojo cruzándose de brazos intentando tranquilizarse y buscar un modo de pasar la noche en ese frío planeta.

— No lo sé. Escucha, podemos pasar la noche en una cueva, durante el día. No hace tanto frio cuando esta el Sol, salimos y vamos a buscar la nave. — propuso acercándose al menor con intensiones de abrazarlo. Miró hacia abajo encontrando una cueva oculta entre unos árboles. — Podemos ir y pasar el frío ahí… Antes de quedarnos aquí y congelarnos… — señaló la cueva mirando

— Ve y busca algo para comer ahora mismo antes de que cambie de opinión. — ordenó mientras descendía hacia la cueva.

El guerrero más poderoso asintió con una sonrisa nostálgica. Extrañaba escuchar al príncipe.

 

#*#*#

 

Pasaron unas horas y Vegeta y yo estábamos rodeando una fogata que había hecho antes, en ella estaba cocinando un animal que encontré. Me sentía incómodo, el silencio nunca me gustó y el hecho de que Vegeta estuviera conmigo me aterraba. No sabía como podría reaccionar y tampoco tenía mucho de que hablar. Porque, prácticamente, no lo conocía. Para estar más cómodo me quite la armadura junto con los guantes y las botas dejándolos a un costado, ahora me sentía más libre y con menos frío. Vi de reojo como Vegeta tiritaba. Se me ocurrió una idea para nada buena.

— Vegeta… ¿Y si mejor no te quitas la armadura? si el rastreador se congelo imagínate las armaduras. — me miró con el ceño fruncido, agaché la cabeza. — Digo. Si quieres. — no quería llevarme mal con él.

Al parecer me escuchó y se levantó para quitarse la armadura y los guantes. Él tenía suerte porque su traje era completo, el mío no. Pero no sentía tanto frío ahora por suerte.

— ¿Eso está listo? — me preguntó tosco, yo asentí retirando al animal del fuego extendiéndoselo.

Tenía hambre, si. Pero prefería que él comiera. No se porqué, siento como si debo cuidar de él. Estaba claro que me estaba muriendo de hambre y mi estomago se lo hizo saber sonando. Vi como Vegeta levantó la vista con una ceja levantada. Creo que es la primera vez que siento vergüenza en mi vida. Bajé la cabeza ocultándome entre todo mi pelo. Escuché una risa.

— ¿Creíste que iba a compartir? ¿Quién te crees que soy? — podía notar el sarcasmo en su voz bastante claro, cosa que me molestó un poco.

— Cómetela toda… Es para ti… — sino fuera porque el se acercó demasiado a mi levantando mi cabello para verme con soberbia, mi cabeza no hubiera imaginado otra cosa. Creo que a estos momentos estaba más rojo que un tomate maduro.

— No pensaba compartirlo, bestita. — ese apodo me sonrojo aun más (si se podía). Rió al verme. — ¿Por qué te sonrojas? No es la primera vez que lo haces estando cerca tuyo... — se me acercó hasta casi tocar nuestras narices. — ¿Te pongo nervioso? — su voz sonaba… ¿Seductora? O tal vez era mi atrofiada imaginación.

— N--no... No. Es solo que… — sonreía mofándose de la situación. Odiaba su sonrisa, era demasiado para mi.

— ¿Qué? — sus ojos estaban entrecerrados y sus labios entreabiertos.

Estaba arrodillado, el parado mirándome de esa manera. Su rostro tan cerca del mío. No podía soportarlo, tenía que hacerlo. Mi cuerpo lo necesitaba. Sin pensar las consecuencias lo agarré de la cintura acercándolo a mi… Y lo besé...

 

To be continued…

 

 

 

Notas finales:

Vaya vaya vaya... Goku poco a poco se está corrompiendo, ¿Por qué hizo eso? ¿Qué hará Vegeta?

¿Les gustó ese cambio de narración? Quise intentar algo diferente y que mejor momento que ese.

¡Gracias por leer y sus reviews! ¡Me encantan leerlas!

Good Bye!


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