Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

“Innegable deseo” por Zusuki Misaki96

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, en esta ocasión quiero compartirles una one-shot MuraAka algo subido de tono sin llegar al lemon. No tengo mucho que decir en esta ocasión, es una historia algo cliché hasta cierto punto, el único dato interesante que creo que podría aportar algo, es que de alguna forma intento dar a conocer la existencia de lo comúnmente denominamos “doncel”  en las historias de contenido mpreg, que es: la desaparición del cromosoma “Y”, el cual no me dado el tiempo de buscar más información confiable. Si quieren pueden googlear, hay noticias que explican de forma superficial, incluso describo un poco más  adelante. ¡Claro! La adaptación de lo que yo puse en este escrito sólo forma parte de mi imaginación  :’D.    

 

 

“Innegable deseo”

 

Innegable deseo en un moribundo corazón que aclama consuelo, ser capaz de liberarlo aguarda la incertidumbre de los hechos. Tocar ese frágil cuerpo abrirá un camino a la calma o lo hundirá en la soledad,  ¿acaso es el indicado para tomar esa decisión?

 

 

Atardecer de otoño que envuelve a la ciudad en un ambiente frío, expandiéndose por cada sitio que tope su camino, ya sea yendo de compras o regresando a casa tras un exhausto día. No importa, el calor del cuerpo se libera de cada individuo al hablar o suspirar, de no ser suficiente, una fuerte ventisca ha comenzado en señal de que posiblemente nevaría esa noche, bendito aquel que en su morada reposa y enciende la calefacción con tal de contrarrestar un clima tan drástico.

A este tipo de ambiente es la que se enfrenta diariamente Murasakibara Atsushi, incluso aunque originalmente proviene de otra prefectura, las temperaturas descendían de igual forma en su ciudad natal. Su estadía en ese lugar radica con el objetivo de agregar a su  lista de logros el concluir otra licenciatura, una que le permitiera tener una excelente organización en su propio negocio. Descartó la opción de tomar cursos en línea y prefirió ir a una excelente institución, en beneficio propio, recurre a no tener gastos de renta, acepta hospedarse en una de las habitaciones que ofrece la universidad como parte de su sistema de internado y seguir trabajando a tiempo parcial.

Consume su tiempo libre entre laborar y los deberes, siente desfallecer a cada paso, necesita un momento de total relajación. Afortunadamente aprobó todas las pruebas del parcial, sumándole  a que su presencia no era tan necesaria en su trabajo de medio tiempo. Era la tarde perfecta para por fin tener un merecido descanso, saborear algunas botanas y dormir mínimo ocho horas completas.

Sin embargo, justo después de abrir la puerta y entrar a su cuarto, recordó que había dejado su preciada bolsa llena de golosinas en el casillero de la sala del club de basquetbol. Porque sí, ciertamente tenía una agenda muy ajetreada pero, su atroz gusto por las golosinas le forzaba a una vida energética. En ocasiones se arrepentía de haber ingresado, tanto que considerada seriamente en dejarlo y tener una rutina de ejercicio menos formal como correr por las mañanas.  A pesar de ello, siempre desistía con la excusa de querer evitar problemas.

Ahora, este puede ver los árboles moverse bruscamente debido a la rudeza del viento, duda de su salida improvista. Hastiado frunce el ceño, suspira rendido por su descuido y va en busca de su preciada pertenencia. Caminaba temblando, sus manos sin guantes eran un punto débil para resentir la disminución de temperatura. Al llegar, como esperaba, la cancha estaba completamente vacía, el sol se ocultaría en cualquier instante,  por lo que tenía que darse prisa antes de que la cerraran el gimnasio. Avanza hasta casi llegar a la sala cuando de pronto.

 

 

–Ah […] –

 

 

Escucha un leve sonido y se detiene abruptamente.

Percatándose de una voz en una condición irregular, el cual para su buena o mala fortuna provenía del sitio a donde quería llegar, le ha dejado consternado.

Reconocía ese sonido no de la mejor manera, todo gracias a que su compañero de cuarto: Himuro Tatsuya, invitaba a una que otra chica a hurtadillas y saciaba la calentura que cualquier joven a esa edad tenía. Claro, si ese sujeto viviera solo no habría ninguna dificultad, en su defecto, al compartir lugar con él han llegado a tener bastantes discusiones. Normalmente cuando a Himuro se le antojaba echarse un polvo con alguna voluptuosa mujer, Atsushi tenía que buscar otro lugar donde dormir y no “interrumpir”, haciéndole gastar tiempo y dinero.

En fin, escuchar jadeos en ese lugar significaba que probablemente algún miembro del club invadió la sala, atreviéndose a mancillar dicho lugar con travesuras promiscuas, enfureció por ello. Sigilosamente se escabulle hasta la puerta, abriéndola sólo un poco.

– ¡[…]! –

Su sorpresa fue incuestionable, nunca esperó que esa persona en particular fuese la causante de ese lujurioso sonido.  ¿Lo conocía? Por supuesto que sí, todos en la facultad sabían de él. Aquel es de quien menos sospecharía cualquier docente o estudiante.

Podrían levantar sospechas de alguien que apenas ingresaba al campus y nunca se mencionaría a ese chico. No hay duda, solamente los miembros del equipo regular, las managers y el profesor asesor tenían copias de las llaves de la sala.

Además, no hay muchos integrantes que resaltasen por ese particular color rojizo de cabellos y ojos. Akashi Seijurou, actual capitán del club de basquetbol, el tan reconocible estudiante honorario al que cualquiera le brindaría su entera confianza. Prácticamente es un ser extraordinario al que se le daba bien cualquier actividad que le plantearan realizar, con un liderazgo que nadie dudaba e inteligencia que pocos alcanzaban.

Sonríe como si le estuvieran haciéndole una broma de mal gusto, ese chico es el mismo que le reclamaba cuando no iba a practicar y que siempre le amenazaba con suplir su lugar en el equipo. Fue humillado frente a todos los integrantes del club por no querer acatar sus órdenes, aquel que a pesar de su baja estatura y particular característica le hizo quedar como un retrasado en un sencillo juego uno a uno.

“Aka-chin” estaba dándole un gran espectáculo, este se encontraba sentado en el suelo, masturbándose mientras aspiraba el aroma de un jersey que seguramente fue olvidado tras finalizar el juego de práctica de ese día.  Solamente le bastó con mirar el número impreso en dicha prenda para saber que el propietario es ni más ni menos que Midorima Shintaro. Tras detectar ese detalle, pudo sentir una extraña molestia que se apaciguaba al ver a Seijurou en ese estado, haciéndole pensar que incluso una persona tan deslumbrante como lo es su capitán necesitaba de ese tipo de satisfacción.

Era más humano de lo que esperaba.

El poder comenzó a subírsele a la cabeza, si quisiera podía arruinar la vida de ese pelirrojo con tan sólo tomar un video del estado en que se encuentra, no hay testigos que lo dejen en evidencia si quisiera subirlo a la red, exponiendo a su preciado capitán a la deshonra pública y al aislamiento social. Fue una fugaz idea, meditándolo un poco se percata de que aquello no le beneficiaría en nada, una mejor elección sería tomar ventaja de la situación para con Seijurou, a fin de cuentas él es de esa minoría de esos hombres a los que se les trata “especial”.

Con excesivo cuidado consigue el material audiovisual necesario, no piensa compartirlo con nadie. Luego de guardar el archivo opta por acercársele, acción que tomó totalmente desprevenido a Seijurou, brinca tras escuchar el fuerte ruido que produjo, ha sido descubierto en el peor estado que pudiese imaginar. Desde la división del pasillo con la puerta, puede ver ingresar lentamente a uno de sus compañeros de equipo, los cabellos violáceos son inconfundibles. Atsushi lo miraba con una despreciable sonrisa que erizaba el cuerpo, gesto que le hizo entrar en modo defensivo ante cualquier suceso, no se dejaría vencer tan fácilmente, a pesar de tener en una clara desventaja.

– Ara~ […] – Atsushi disfrutó ver la cara roja de Seijurou debido al calor y la vergüenza acompañada de un notable desagrado, ser descubierto por uno de los integrantes más problemáticos del equipo es un asunto muy serio. – […] Quién imaginaría que Aka-chin sería capaz de cometer algo tan sucio, que decepción – el mencionado no quiso mirarlo de frente, por reflejo se cubrió con la misma ropa que hace unos  minutos era su delirio. – No te preocupes por mí, puedes seguir si gustas –. Efectivamente, Atsushi pensaba molestarlo por un lapso de tiempo y obtener ciertos beneficios que solamente podría adquirir de forma directa a través de él. Como por ejemplo: la vista tan deplorable de su capitán.

Seijurou no es nada fácil de manipular, reconoce que la atracción que ha tenido hacia Midorima desde su primer año iba a costarle con creces, más nunca se imaginó su actual situación. Un amor secreto, Seijurou era feliz viéndole sin demostrar sus sentimientos, mucho menos cuando sabía que el chico responsable de robarle suspiros tenía a alguien irremplazable. Nunca expuso sus emociones para no dar ventajas a nadie sobre su él, sabe que su condición de doncel ha llevado a ser blanco de cierto tipo de abusos, la capacidad extra que tienen las personas como él es una condena.

Un punto medio, no era completamente hombre ni tampoco mujer, su situación ha traído consigo discriminaciones e injusticias. Por cuestiones genéticas, el cromosoma sexual “y” que define biológicamente a un hombre había comenzado a mutar con el paso de los años, debilitándose y volviéndose parcialmente en una “x”. Lamentable o afortunadamente, aquello traía consigo deformaciones genotípicas y fenotípicas que nadie puede reemplazar: el más notable es tener dos órganos sexuales secundarios sin considerarse hermafrodita. Es decir, a pesar de lucir como un chico andrógino muy bello, específicamente el órgano sexual masculino primario es biológicamente infértil más sexualmente activo. Por otro lado, el órgano sexual femenino secundario es completamente funcional en ambos contextos aun si el primario no existe como tal, esta cuenta con un acceso hacia la matriz muy distinta al de una mujer; formada por una pequeña cavidad que llega por el conducto anal y que se autoprotege debido a razones fisiológicas.

Dicha mutación se dio a conocer por diversas fuentes, luchar contra ella fue en vano, es irreversible, su detección se da hasta un punto muy avanzado del embarazo y sigue bajo investigación. Tuvo un impacto tan grande que incluso antes de darse cuenta, muchos niños nacían con las mismas características. Si bien seguían siendo una minoría, pronto se dio a conocer el término representante de dicho subgénero.

Doncel” como en los tiempos medievales, varones jóvenes que pertenecían a la nobleza que aún no había sido armado caballero. Haciendo alegoría a que estos “hombres” no contaban con esencia viril y pertenecían más a lo femenino, esa palabra cargaba un peso indescriptible en muchos países, muchas personas consideraban que era una completa burla o incluso un castigo divino por su aspecto parcialmente “masculino”.

En lo que a Seijurou respecta, nunca le importó el término, demostrar que le afectaba era como reconocer que es débil, prefiere ser tratado como un igual. Por otra parte, su estricto padre no estaba tan feliz con esa condición genética que le ponía entre lo femenino y lo masculino, ser hijo único de uno de los más reconocidos empresarios de Japón: Akashi Masaomi, era una gran responsabilidad, su padre se volvió sobreprotector.

Cuando Seijurou cumplió los seis años, resguardarse entre los brazos de su madre ya no era una opción, una enfermedad terminal acabó con su vida. Masaomi aún en su dolor decidió que en memoria de su difunta esposa, formaría a su hijo en alguien al que nadie se atrevería a enfrentar, con aptitudes que serían difíciles de alcanzar, su amado primogénito será esplendido en todo sentido, la virtud de su hijo no será tomada por ningún patán sin costarle.

Con ello, Seijurou tuvo que sufrir ciertas dificultades y restricciones, su padre abstuvo de mandarle a colegios y optó por educarlo en casa, poniendo a su disposición a los mejores catedráticos que pudo contratar, entre los cuales algunos eran hombres. Ciertamente su condición nunca pudo ocultarse, para su desdicha, una gran variedad de profesores particulares varones caían ante los inocentes encantos de Seijurou a pesar de que Masaomi les había entregado su confianza como profesionales, llegando en ocasiones a intentos de acoso y agresión por parte de los mencionados tras sentirse abrumados por la destreza del pelirrojo, combinado a su belleza natural.

Masaomi no permitiría tales actos, la cabeza de cada profesional rodaría por las escaleras de la residencia Akashi al intentar arremeter a su hijo. Esta situación llevó a que toda la adolescencia de Seijurou fuese instruido exclusivamente por docentes mujeres y donceles de alto nivel. Con el pasar del tiempo y la insistencia de Seijurou, este fue ingresado en colegios privados que le permitirían concluir con su carrera académica sin repercusiones, no sin antes Masaomi dirigir una advertencia clara y severa a la institución.

La mayor parte del alumnado le temía o admiraba, los docentes socializaban lo necesario y el director lo tenía casi en un estante. No tuvo problemas con nadie hasta que el estúpido de Atsushi le enfrentó durante las prácticas y consecuentemente llegó hasta esta situación.

– Atsushi […] – el mencionado esperaba que Seijurou estuviera un poco más asustado, en algún punto de su pútrido corazón buscaba que aquel orgulloso estudiante de honor rogara clemencia y se humillara. Por lo contrario, seguía desafiante a pesar de su posición. – […] ¿Podrías salir y esperarme? necesitamos hablar –. Atsushi sonríe por tal sugerencia, de no ser por la valiosa información que lleva consigo podría tomar dicha pregunta como una orden, por suerte no es así.

– No creo que se pueda Aka-chin –. Atsushi también podía ponerse desafiante, sabe que puede confiar completamente en su fuerza cuando de Seijurou se trata, no quiere tratarlo de esa manera, buscaría el modo de controlarlo sin necesidad de forzarlo, al menos no más de lo necesario. – Verás, ahora que sé que te gusta hacer este tipo de cosas, no me molestaría ayudarte de vez en cuando –.

Con la aparición del subgénero doncel se ha creado muchos problemas en todo el mundo, existían pocas posibilidades de que un doncel pudiese ser aceptado con totalidad por una pareja sin considerarlo un fenómeno, por supuesto no es genérico. Sin embargo, el índice de violaciones, homicidios y suicidios de donceles sigue en aumento en varias partes, la atracción está presente en tanto es vilmente disfrazado con agresiones, llevando consigo efectos colaterales muy graves. Seijurou siempre ha sido consciente de la situación y por tanto, su cuerpo instintivamente seguía protegiéndose. Con la ropa abajo estaba “indefenso”, no quería que ese sujeto se acercara, podía suponer lo que pensaba y eso no era agradable. Semejante sujeto es capaz de aprovecharse de él en todo sentido.

– Suficiente ¿qué es lo que planeas? – ahora estaba realmente serio, Seijurou creía entender lo que Atsushi quería y no se lo permitirá, no será muñeco de nadie, mucho menos de ese sujeto.

– Tan tenaz como siempre Aka-chin, y yo que pensaba seriamente dejarte en paz –. Un tono muy obvio que denota mentira, se estaba burlando. No quiere mostrar tan pronto las imágenes que celosamente se resguarda en la galería del Smartphone. – Bueno, ya que rechazas mi primera oferta ¿qué te parece ir a mi habitación? Podemos estar a solas y conversar con calma, además […] – Oh dulce sabor de la desesperación, lo ansiaba con júbilo. – […] también necesito enseñarte algo muy importante –.  Aun no merece obtenerlo.

– Me has grabado […] – esperaba ese movimiento casi inevitable –  […] eres más cobarde de lo que esperaba –. No quería siquiera pensarlo, lo consideraba un elemento especial y talentoso pese a su desagradable personalidad, esta situación desbalancearía la eficiencia del equipo.

–Lo sea o no, ahora no importa Aka-chin – las cosas lentamente se iban agravando, Seijurou sabe que en caso de tener un punto de escape, esta traería consecuencias que afectaría por ambas partes. Él de forma social y su agresor, probablemente no vería la luz de un nuevo día si su padre se entera.

– Atsushi, esto es un delito ¿tanto es tu odio hacia mí? – como sea, no quiere dañarle y tampoco prefiere que su progenitor siga resolviendo sus problemas. Es un adulto, desea conversar con Atsushi y llegar a un acuerdo. Esta dispuesto hasta entregarle dinero a cambio de eliminar toda evidencia de lo que presenció.     

– Lo sé Aka-chin, no soy un tonto como para provocar la ira de tu padre o de la ley. Tampoco es como si te odiara, sólo no me agradas del todo […] – reproduce rápidamente el video más reciente en donde se ve claramente como ese hermoso pelirrojo gime y jadea al acariciarse lentamente, como si quisiera disfrutar plenamente el aroma de una prenda que obviamente pertenece a Midorima. – Con esto tengo bastante, no es necesario que te angusties, ten por seguro que no pienso distribuir este preciado tesoro. –

– […] –  Seijurou no sabe cómo reaccionar ante esas palabras, si el verdadero propósito de Atsushi es no revelar lo que presenció, entonces qué demonios era lo quería en realidad. Esa pregunta fue respondida al instante en el que ese chico de cabellos violáceos le miró con una sonrisa coqueta e intimidante, es la primera vez que veía a ese sujeto con esa expresión.

– Prefiero divertirme por mi cuenta, soy muy egoísta  –. Mira directamente a su capitán y se acerca, inclinándose hasta estar a un lado de su ruborizado rostro con tal de susurrarle – Esta joya es mía, no pienso compartirlo con nadie, ni siquiera con Mido-chin, sería un desperdicio –. Todas sus defensas fueron sacadas de su lugar cuando sintió que Atsushi apretaba suave con sus dientes el lóbulo de su oreja.

– No hagas eso ¡aléjate! – El cuerpo se erizó por completo y sin querer, su sensible miembro comenzó a reaccionar ante ese estímulo.

– Eh~ ¿Te gustó? –

– No seas absurdo –

– Uhm~ ¿en serio? Entonces no habrá problema si te muerdo un poco más –

– Por favor, detente… esto es incómodo –

– ¿De verdad? – Aspirando el aroma sin salitre proveniente de su cuello, deleitándose con la irresistible esencia que desprende. – “increíble, tan adictivo” –. Tentadora esencia, lo ha recordado, Seijurou es un doncel, siempre se le olvida por lo imponente que es su presencia. Ahora cargaba con un poco culpa pese no arrepentirse de tenerlo de esa forma. Maldición, tiene los pantalones bajados hasta sus tobillos, si quisiera puede someterlo fácilmente. Abrir esas esbeltas piernas, hundirse en su interior y forzarlo a sentir. No fue hasta que le miró a los ojos que pudo percatarse de lo sonrojado y asustado que estaba ese chico, qué estaba haciendo – “eso es trampa” Maldita sea, discúlpame –.

– Eres despreciable –

– “Lo soy aún más por pensar que no quiero tomarte en un lugar tan sucio” – todo quedó en completo silencio, arrepentido por lo que estuvo a punto de hacer se aleja lentamente del apresado. Volvió a mirar ese jersey, fue la primera vez que sintió un verdadero disgusto, Midorima estaba en una relación amorosa desde hace mucho tiempo. A juzgar por las acciones de Seijurou, deduce que este ni siquiera se ha declarado, el amor hacia esa persona es tanto como para evitarle dificultades con su confesión, sin contar que seguramente sería rechazado. Le desagrada un amor tan puro, Seijurou soporta el daño sentimental que le provoca no ser correspondido. Si ese es el asunto, no es tan inteligente como parece.

El rostro demuestra su malestar, sin pensarlo mucho toma las ropas de Seijurou y las sube hasta sus rodillas. Es más de lo que alcanzaría, si toca directamente la piel de ese doncel, así sea un leve roce, da por seguro que no podrá detenerse a meditar las consecuencias. El tierno pelirrojo actuó rápido, impulsándose y subiendo completamente su ropa, el pudor no se detendría, mucho menos con Atsushi mirándole tan penetrante. Este sonríe al ver lo cautivador que es Seijurou, tomó el jersey de Midorima aventándolo  lo más lejos que pudo, le enfurecía que esa cosa haya tocado la tersa piel que ni él ha sentido.

– Vamos a otro lado Aka-chin, este lugar cerrará pronto –. Si ese chico quiere recibir dolor, nadie más que él se lo haría sentir. Hará que pueda olvidar a ese hombre, lo volverá suyo.

Sin decir nada toma la mano del doncel, jalándolo para poder salir de ese sitio lo más rápido que pudiese. Seijurou no objetó, una parte de su corazón le decía que todo estará bien y que no habrá inconvenientes, ingenuamente lo creía. Atsushi se da el tiempo de observarlo mejor y detecta ese pequeño “inconveniente” en Seijurou. Bien podría alzarlo y llevarlo cargado entre sus brazos, no obstante, aquello levantaría muchas sospechas entre el alumnado.

 

Antes de llegar, ruega al cielo que su compañero de cuarto haya decidido no volver al campus por esa noche, no quería dar explicaciones a nadie, mucho menos a Himuro, ese calenturiento podía irse a otro lado. Afortunadamente fue así, tan pronto como llegó recibió un mensaje de Himuro pidiéndole que le abriera la puerta por la mañana, al parecer no volverá hasta el día siguiente. Esas son buenas noticias para él, no tendrán interrupciones durante mucho tiempo.

La entrada hacia ese lugar dictaminaría el destino de Seijurou aun si él está desacuerdo, ambos ingresan sin hacer ruido, no quiere causar problemas a los compañeros de las otras habitaciones.

Observó sorprendido lo limpio que se hallaba la pieza de ese chico, sorpresa que desapareció tras el sonido de la puerta siendo cerrada con seguro, certificando que nadie aparte de ellos entraría. Atsushi se acercó con lentitud hasta que su pecho tocaba levemente la espalda de Seijurou, esa persona era intimidante cuando a su estatura respecta. La diferencia era excesivamente notable entre sus cuerpos, apretó con impotencia sus puños, no había forma de escapar sin cargar con las consecuencias, en qué momento se le ocurrió que era mejor resolver el asunto en sitio privado.

– Aka-chin… mírame – No, está seguro que aún puede tener una solución pacífica, hablaría con Atsushi y buscaría llegar a una tregua, un acuerdo que les beneficie a los dos. Respiró profundamente y trata de mantener la calma, siendo inconcebible a causa de esa parte específica que reacciona debido a su previa estimulación.

– Arreglemos esto, por favor – suplica.

– Claro, pero primero […] – Atsushi entiende que el pequeño no volteará por voluntad, por lo que al estar en su habitación sin que nadie fastidiara, acerca su mano hasta su cintura haciendo que Seijurou brincara de la impresión – […] pongámonos cómodos –.

No es como si olvidase que ese chico estaba en una condición favorable para lo que pensaba hacer. Quería tomar un poco de ese cuerpo y apaciguar la incómoda sensación que se esconde entre sus pantalones. Por lo que sin consentimiento, deslizó su mano hasta presionar  la erección que Seijurou se esforzaba en disimular, cayendo en el instante que lo toca.

– Comenzaste sin mí, eres un niño travieso Aka-chin, tan adorable  – las reacciones de Seijurou le seducían a pesar de no ser intencionales, sonriendo comienza a mover su mano, masajeándole lentamente, induciéndole a dejarse llevar.

– Detente […] – trata de zafarse, simplemente es imposible liberarse de esos brazos que le aprisionan, se sentía tan bien que la fuerza comenzaba a fallarle. Su voz sale en un suave susurro, está evitando elevarla puesto que aquello alertaría a quien estuviese en el cuarto de al lado. No quiere que nadie más le mire en ese estado. – […] Atsushi, suéltame… Ngh – aprieta los labios para no liberar dulces suspiros e intenta alejarlo, esa enorme mano cubría toda su erección, sumándole la estimulación, sentía volverse loco.

– ¿Eh?~ Pero si se ve que lo disfrutas, ¿no se siente bien?–  su mano libre sube por el pecho de Seijurou acercándolo aún más, no dejaría puntos de escape. – Dime ¿no te gusta?–. No quiere aceptarlo, tampoco negarlo, está siendo dominado.   

– ¿Por qué haces esto?  ¿Es divertido jugar con el cuerpo de alguien más? ¡Ngh! –

Obviamente no es tan inocente, el tacto de otra persona sobre su miembro fálico provoca sensaciones totalmente distintas en comparación a cuando se toca por cuenta propia, humedeciéndose automáticamente en una zona incluso más íntima.

Innegable deseo en un moribundo corazón que aclama consuelo, Atsushi está dispuesto a enseñarle el pecado carnal y tomarlo con dulzura, Seijurou puede percibirlo en cada caricia. Inclusive siente un pequeño beso en la parte trasera de su cabeza que le estremece. Atsushi le hace caminar lentamente hasta su lecho, sentándose primero, deja caer el peso de Seijurou entre sus piernas, sigue sin mirarle de frente y continua tocándole, la posición hace que sea más cómodo manosearlo.

– ¿Por qué será? Ni yo lo entiendo del todo […] – Atsushi claramente sabía lo que hacía, no puede resistirse cuando siente que ese cuerpo tiembla y gime gracias a él. – […] sólo no puedo dejar de hacerlo… eres tan suave, hueles delicioso – sino aprovecha su posición aún es una buena persona, Atsushi aun podía arrepentirse.

– Suena como si tocarme fuera un capricho tuyo ¡Ngh! –

– Es posible –

La sensualidad del cuerpo de Seijurou es no tiene comparación, su miembro ha reaccionado a tal punto que puede sentirlo dolorosamente preso entre sus ropas. Su mano no ha dejado de complacerle, adquirió el gusto de verle resistiendo y que al mismo tiempo no le detuviera, dándole de alguna manera el permiso de seguir torturándole de esa forma tan sublime.

Queriendo avanzar un poco más, desabrocha el botón del pantalón buscando liberar el pene de su querido Aka-chin, tocándole directamente. Fue una sensación indescriptible para Seijurou, la humedad seguía expandiéndose hasta tal punto de mojar su vestimenta y percibe que en ocasiones Atsushi roza un sitio que solamente él ha tocado en muy pocas ocasiones.   

– Tu cuerpo es tan erótico, resistir esta tentación es problemático, “me sorprende que nadie te haya tomado aún, debiste ser muy vigilado por tu padre Aka-chin”– aprovecha esos segundos de incertidumbre que invaden los pensamientos de Seijurou y comienza a repartir besos acompañados de lengüetazos entre hombros y cuello, tomándose el atrevimiento de dejar una leve marca que pueda ser fácilmente escondida, regocijándose entre suaves gemidos.

– Eres tan sexy Aka-chin – Sin desaprovechar ni un minuto, deja que su otra mano se deslice hasta levantar la muy holgada playera de Seijurou y alcanzar los pequeños pezones escondidos entre sus prendas, acariciándole en el proceso. – Tan caliente y húmedo… – Atacando ambos lugares, mira realizado como tanto las manos, como piernas de ese bello pelirrojo reaccionan en muestra del indescriptible placer que no puede negar, su mente se nubla ante la lujuria y sin querer dice algo fuera de lugar.

– Increíble, esta es la primera vez que ansío tan desesperadamente llevarme a una persona a la cama – palabras erróneas en la situación equivocada, sin darse cuenta dice en voz alta un comentario devastador, Seijurou sabe que Atsushi es mayor que él a pesar de ser un grado menor, está consciente de su posición y supone que es normal que su vida sexual sea activa, además ese aspecto debe darle algunas ventajas. Es frustrante saber que sólo es otra persona en la lista de ese sujeto. – Aka-chin, te quedaste mudo –. Y nadie lo culpa, al fin ha tocado la tierra con los pies, era de esperarse.

– Suéltame – haciendo alegoría a una mecha siendo encendida por la encandecente llama, el enojo que Seijurou demostraba era incluso mayor que hace unos minutos. – No me importa lo que hagas con el video, déjame ir – su orgullo está siendo pisoteado y se avergüenza de sí por permitirlo. Ya no le importa lo que suceda con la evidencia con la que le están chantajeando.

– Aka-chin no te preocupes por eso, el video es completamente mío. – lo ha arruinado y siquiera parece darse cuenta del error.

– Entonces no tengo porque hacer esto, no seré tu juguete…no te aprovecharas de mí, estúpido gigante –  el ambiente seductor se redujo a un comportamiento hostil con toques de pasión, este es el Akashi Seijurou que Atsushi conoce, el que siempre le reprende. Sonríe en su defecto, entiende que no está en posición de exigir atención.

–No, tú no eres un juguete […] – debe admitir que el hecho de tenerlo indefenso entre sus brazos y aun así intente defenderse mientras le insulta, es encantador. – […] siendo sincero, pensaba que eras muy molesto – y bonito, tanto que no le importaría soportar sus regaños por el resto de su vida, lo ha decidido, no sabe cómo, pero haría que Seijurou sea su novio por las buenas. – Sabes… no me importaría tomar la responsabilidad y convertirte en mi adorado esposo –.

Seijurou quedó sin palabras, incluso volteo a verlo con un notable coloreado que denota la vergüenza, ese tipo estaba demente si piensa que aceptará su cortejo luego de haberlo tratado con tantas libertades.     

– Qué tontería, no me interesa ser tu compañero de vida, eres despreciable – Atsushi sabe que no será un camino sencillo, está acostumbrado a que Seijurou lo trate de esa forma y lo entiende...

–Lo sé, tanto como sé que a ese “tipo” tampoco le interesa estar a tu lado – ha metido un tema sensible. Sí, estaba jugando con fuego. Lo dijo sin pensar y ahora no puede evitar querer retractarse. Seijurou se ha quedado sin palabras gracias a él, puede sentir la culpa consumiéndole, pese a eso, no quita la verdad de sus palabras. Midorima tiene un compromiso con otra persona, Seijurou obviamente no interferiría en esa relación. Apretando la ropa de su atacante, siente que sus ojos comenzaran a liberar lágrimas, es insoportable, quiere retenerlo y no puede. Cuando Atsushi se percata de ello es demasiado tarde. – No…Aka-chin, no llores –.

– Estoy harto, me voy – Seijurou estaba cansado de todo, Atsushi obviamente no le dejaría ir cuando sabe la herida que provocó, en un forcejeo más intenso es capaz de darle la vuelta y tirarlo boca arriba sobre su cama. Lucha por colocarse entre esas piernas que le alejan, consigue acomodarse entre ellas para verle de frente, el pequeño no soporta tener que aguantar a ese tipo, lo peor es que no puede ignorarlo cuando su rostro está tan cerca.

–No te dejaré ir –. 

Las manos de Seijurou quedan apresadas entre la suyas y su punto de equilibrio ha sido obstruido,  Atsushi sabe que las cosas estaban saliendo mal si su objetivo es ganarse su corazón.

Observa a Seijurou voltear el rostro hacia otro lado evitando mirarle, sonrojado por la posición en la que se encuentran además de furioso, cándidas lágrimas se deslizan por sus mejillas. Para Atsushi, tenerlo completamente a su disposición le resulta excitante, el calor de sus cuerpos se comparte en esa helada noche, Seijurou es hermoso con el cabello despeinado y la ropa hecha un desastre, su tersa piel y ese dulce color rojizo en sus mejillas que delata su vergüenza acompañando de sollozos. No quiere verlo con esa aura de tristeza, si ha de llorar, desea que fuera de alegría y dicha.   

–Lamento lo que dije […] – respira profundamente tratando de mantener la mente un poco fría, el rencor lo convierte en otra persona, Atsushi siempre ha sido muy calmado y perezoso, nunca se abalanzaría a un doncel en esas condiciones, no es una bestia. Quizás fue el hecho de tratarse de Seijurou lo que le hizo perder los cabales, no soporta que ese chico tan pretencioso y orgulloso se hunda por un enamoramiento sin rumbo por alguien como Midorima, ese cuatro ojos no merece tanta atención de una persona tan hermosa como lo es Seijurou. Atsushi le ha observado por mucho tiempo a pesar de según él “molestarle”, Seijurou tiene una carisma envidiable y noble, él mismo ha sido testigo de lo increíble que es, ya sea ayudando de forma casual por los pasillos del instituto o cuando lidera formidablemente al equipo, es una persona humilde y estricta que siempre inducirá a que los demás den lo máximo a voluntad, es un desperdicio que toda su atención se centre en alguien que nunca podrá brindarle felicidad y cariño. – […] Olvida a ese sujeto Aka-chin… yo te atesoraré sin condiciones, puedo darte todo el afecto que ese hombre no puede, ríndete –.

Posiblemente es pretencioso pensar que Seijurou aceptaría tal propuesta de buenas a primeras, está consciente de ello más no puede evitarlo, quiere darle lo mejor a ese chico a como dé lugar, brindarle con el calor que necesita entre abrazos y caricias.

–Eres un tonto –

Sus palabras contradicen sus acciones, Seijurou reconoce que los sentimientos que esconde hacia Midorima nunca tendrán  raíces que se expandan, la idea de Atsushi es descabellada y no niega que tiene cierta razón, por supuesto que ha pensado muchas veces en buscar a otra persona a la que pueda entregarle su amor por completo.

Ha tenido parejas en tiempos pasados, comúnmente hombres jóvenes que le pasaban por dos o tres años. Siempre se abstuvo de tener relaciones sexuales con ellos, ya que siempre terminaban antes del primer mes. El motivo de ello no fue su falta de cooperación, sino más bien, su indiscutible intelecto. Descifró las verdaderas intenciones de todos estos hombres en tan corto tiempo, usualmente eran hijos de grandes empresarios que cegados por las virtudes que trae llevar una relación que Seijurou, se acercan a fin de poder tener un estrecha relación con las Corporación Akashi.  Para evitarle molestias a su padre, veta cualquier acercamiento con esos motivos. 

– ¿Por qué tendría que ser tú? Sólo eres alguien que se aprovecha de las debilidades de ¡Uhm-m! – no terminó de hablar, fue interrumpido abruptamente por la presión en sus labios.

No esperaba recibir un beso que poco a poco le paralizaba, sus pies se clavaban con fuerza en el colchón, la lengua que invadía su cavidad bucal hacia que sus ojos se cerraran. Su mente daba vueltas, su cuerpo siente con más intensidad la pelvis de Atsushi restregándose contra él al par de simular lentas penetraciones. El calor sigue aumentando hasta sofocar, Atsushi no le da oportunidad de respirar por varios segundos hasta que por fin se separa, dejando que un transparente hilo de saliva les uniera, tan íntimo.  

Atsushi se lame la parte superior de los labios por lo exquisito que fue besarlo, disfruta lo agradable que fue callar esa tierna boca. Por otro lado, Seijurou se ha relajado tanto que su respiración se entrecorta en señal de lo bueno que fue recibir ese beso, incluso se vino en el instante en que la lengua de Atsushi acarició la suya, aturdiéndole indescriptiblemente.

– Por esto, nuestros cuerpos son más compatibles de lo que pensaba – sonríe aliviado al mirar la expresión perdida de Seijurou tras el orgasmo – ¿acaso no soy la mejor opción, Aka-chin? –. Seijurou no contesta, sigue intentando regular su respiración y no quiere mirarlo, entiende que nunca ha experimentado tales sensaciones hasta al punto que los dedos de sus pies se entumieran y su cuerpo temblara.

Lo peor de todo es que no está satisfecho, culpa a la habilidad de Atsushi para con los besos, su experiencia es indiscutible. Quiere luchar y salir de ese problema, es impensable con las secuelas de todo lo ocurrido. Su cuerpo se ha relajado tanto que ni siquiera es capaz de seguir peleando, antes de darse cuenta, cierra los ojos en señal de lo exhausto que se encontraba, desplomándose sin contestarle a su acompañante.

Atsushi lo mira sorprendido, su ego se enorgullece de lo que había logrado.

–Aka-chin tan lindo – sonríe – descansa… –. Una noche silenciosa para darle un cálido descanso, al parecer Seijurou tenía muchas cosas cargando en su espalda, más de lo que podía imaginar. Se levantó de la cama en busca de toallas, debe limpiarle o despertará todo pegajoso. Cambió sus ropas por unas suyas temporalmente, claro que le quedaron enormes pero era necesario, fue una tarea complicada, luchó por no tocar más de lo necesario y le dejó confortable antes de arroparlo entre las sábanas de su cama individual, él puede usar la cama de Himuro por esa noche.

No obstante, primero debe liberar todo el deseo acumulado que dejaron los juegos previos, utilizó el video de Seijurou en esa situación tan excitante y luego lo eliminó. Al fin con la mente tranquila pudo entender la gran metida de pata que ha cometido, con suerte tendría una semana más de vida si el señor Akashi tardaba en enterarse de lo que acaba de hacerle a su retoño. Lo peor de todo, es que en una parte muy lejana y oscura de él, no se arrepentía de nada.

Alrededor de las dos de la mañana, Seijurou comienza a despertarse luego del ajetreo del día anterior. Aun somnoliento se sienta en la cama, mira a su  entorno y para su mala fortuna recuerda los acontecimientos de golpe,  no fue un sueño, aún se encuentra en el cuarto de Atsushi. Busca al culpable de su asalto y se extrañó de no tenerlo cerca, suspira al suponer que le dejó solo.

No fue así, puede verlo tranquilamente durmiendo en la cama de al lado. No lo pensó mucho, se levanta sin hacer ruido y observa lo impecable que está, esas ropas no son las que tenía cuando llegó, sin resistir estalla en un indescriptible sonrojo tras imaginarse siendo desnudado y limpiado por Atsushi, sin saber lo que fue capaz de hacerle en su inconciencia.

Aspecto que desechó tras no ver ni sentir efectos secundarios en caso de haber sido abusado sexualmente. Hasta cierto punto se lo agradecía,  pudo relajarse  y le mira por última vez antes de huir del sitio.

 

Con el avanzar el tiempo un nuevo amanecer inicia, Atsushi despierta por el constante sonido de la puerta siendo golpeada, Himuro ha regresado. Se paró de golpe en busca del adorable pelirrojo que supuestamente descansaba en su cama, sorprendiéndose de no hallarle, este había escapado aprovechando que dormía. De alguna forma se lo esperaba, bosteza y sonríe por lo habilidoso que es Seijurou, luego podrá buscarlo por el campus, no sin antes dejar caer su rostro entre las sábanas y percibir el dulce olor que se habían impregnado en ellas.  

– ¡Atsushi, ya te escuché! ¡Ábreme la puerta! – lamentablemente no podrá quedarse mucho tiempo inhalando ese insaciable olor, otro día empieza, Himuro le fastidia y debe ir en busca de Seijurou.

 

 

 

***

Caminó por toda la universidad, revisó el horario de Seijurou para poder verle de “casualidad”, por supuesto que fue una total pérdida de tiempo, no logró nada. Era bastante obvio que lo estaba evitando y con toda la razón. Se rindió por el momento y decide esperar hasta que la hora del club llegue, está completamente seguro que lo encontraría en ese lugar.

Efectivamente fue tal y como imaginó, seguía muy molesto.

Seijurou no desaprovechó en explotarlo con múltiples castigos, todos en el gimnasio miraban anonadados como el estricto capitán del equipo se convierte en un algún tipo de tirano espartano el cual de la nada hizo que de forma exclusiva, Atsushi realizara una extenuante rutina de entrenamiento que le dejó abolido. Sin contar que el afectado no comentó ni una réplica, dando por hecho a que por fin había decidido tomar en serio las actividades del club. Ingenuos, si supieran lo que realmente ocurrió no estarían tranquilos.

Muy a su pesar, Seijurou no disfrutaba siendo tan estricto con una sola persona, pese a ser lo mínimo que podía hacerle pagar a su abusivo compañero. En una muestra de compasión, solamente le dejó descansar hasta que le veía agonizando en el suelo, Atsushi sabía que se lo merecía, por lo que acepto sin discutir todo lo que pidiera hacer, esperando con paciencia hasta que estén completamente en privado.

Todo acabó cuando su respiración se volvió pesada y sus músculos ya no resistían el peso de su cuerpo como para mantenerlo en pie, bañado en sudor buscaba la forma de controlar el latir de su agitado corazón. Al fin habían terminado el tiempo de las actividades del club, si pudiese pararse usaría todas sus fuerzas y detendría a su capitán antes de que se marchara, es probable que lo dejase encerrado. Por suerte suya, Seijurou se sentía muy culpable por verlo tan exhausto, a regañadientes tuvo que acercarse hasta él y cerciorarse de que no lo haya matado, se autocontroló para no implementarle una serie de patadas cuando vio sus ojos abrirse.

Todos los integrantes del club se han retirado, tiene la oportunidad de intentar arreglar lo roto.

– ¿Estás bien? –

– Eso creo – sentía dolor hasta al hablar, no estaba nada bien.  

– Sigues vivo, eso es lo que importa –

– Quizás no por mucho, veo un pequeño demonio frente a mí –

– […] – pésimo chiste, no le causó ni un poco de gracia.                                              

–Es broma… Aka-chin es un ángel – Eso no mejoraba nada, Atsushi quería relajar el ambiente, por obvias razones no lo logró. Sonríe cuando Seijurou no muestra ningún signo de estar divirtiéndose.

– El castigo aún no termina ¿cierto?... –

– Me agrada que lo sepas – Atsushi suspira profundamente y acepta con gusto las consecuencias, cierra los ojos en señal de cansancio, aprovechando el poco tiempo que Seijurou le dio para descansar. Habiéndose quedado quieto finge caer ante el sueño, escucha como el pelirrojo que le acompaña camina hacia su persona, quedando tan cerca que puede percibirle a su lado.

Seijurou no sospechaba en absoluto que Atsushi estaba fingiendo, al estar a una distancia tan escasa comienza acariciando sus cabellos en señal del arrepentimiento. Aun cuando él fue la victima de ese sujeto hasta cierto punto, este había mantenido su promesa de no esparcir el video. Su lado sensible no puede evitar sentir culpa por el estado tan miserable de su compañero, sin contar que el bochornoso encuentro que hubo entre ambos fue consensuado. Sí, le consta. 

En insistencia de su padre, Seijurou recibe lecciones de defensa personal para evitar este tipo inconvenientes. Pudo haber escapado de esa situación noqueando al gigante de Atsushi y eliminar toda evidencia por su cuenta. No quiso recurrir a la violencia y terminaron de esa forma, por primera vez en su vida dejó que su cuerpo experimentara de su sexualidad en compañía de alguien más, aunque luego entró en pánico. Ahora se siente avergonzado por ponerse en plan de “víctima” cuando sabe de sus habilidades, no por nada es muy respetado. Además, no puede dejar de pensar que ese hombre se le había declarado luego ser intoxicado en placer.

Entiende perfectamente su situación, por supuesto que tiene en cuenta que Midorima es su primer amor y no ha podido superarlo, se conocen desde que eran niños, siempre tuvo la ilusión de estar con él durante toda su vida, lamentablemente todo es fue un espejismo.

Quizás ya sea necesario darse la oportunidad de tener a alguien con el que pueda experimentar lo que es ser correspondido, y sólo quizás, la mejor opción esté ante sus ojos. Lo ha decidido y prueba de ello es lo pensaba hacer, verificando que nadie estaba mirándolos, se inclina hasta la frente de Atsushi y le da un leve besito, consecuentemente huye con la cara hirviendo.

Atsushi escucha claramente como este corría en señal de lo avergonzado que estaba, él por su parte simplemente toco con su manos justo donde los suaves labios de Seijurou habían estado, sonrojándose de sobremanera y sonriendo como un bobo, su corazón late con fuerza. Sabe que ese chico sigue enamorado de otro, pero si él tiene una mínima posibilidad de alejar ese efímero amor, lo tomaría sin dudar. Por tanto olvidando su agonía, no dudó dos veces antes de salir corriendo y alcanzarlo.  

 

 

♥ FIN ♥

 

 

 

Notas finales:

 

Hola de nuevo, si lees esto quiero que sepas que te agradezco de corazón que hayas leído esta cosa cursi :D muchas gracias ♥.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).