Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Amigos? por RotMond

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

¿Who can stop the rain… 

Pouring down inside?

 

            Tarareaba mientras permanecía de pie, esperando. Era tarde, las luces apenas iluminaban las calles y le daban un aspecto sombrío a los pocos transeúntes, pero a él no le quedaba de otra. No. Tenía hambre, cuentas que pagar y cosas qué comprar. Movió los tacones con impaciencia, se alisó la falda con las manos, sacudió un poco su cabello y sacó un cigarrillo.

 

            Era una noche muy fría, deprimente, contagiosa. Logró entristecerlo aún más. Jamás lo aparentaba, siempre sonreía, bromeaba, coqueteaba con medio mundo y reía a carcajadas. Usaba una máscara que le sirve a cualquiera, aunque un corazón roto es más difícil de disimular. Todo comenzó cuando su casero lo echó del cuarto y él lo recibió con los brazos abiertos, desde entonces compartía con él la poca comida que le quedaba, los medicamentos, el colchón para dormir e incluso las drogas… Él trataba de dejarlas, pero sólo logró disminuir su consumo, en cambio, Dami parecía querer hundirse en ellas.

            Eso le daba miedo, no quería perderlo.

            Lo que quería más que nada en el mundo era tenerlo en sus brazos.

            Imposible, Dami apenas y lo toleraba, siempre le decía estúpido y fruncía el ceño.

            La tristeza se apoderaba de él, porque sus dulces palabras de amor no servían con Dami, por más que le decía que lo amaba parecía que aquel no lo tomaba en serio. Sí, ¿quién podría tomarlo en serio? No corría riesgos, no decía las cosas sin bromear, ese era su problema.

 

            <<Amor, hoy nos quedaremos con hambre>> pensó resignado mientras emprendía el regreso a casa. Solían compartir las cuentas, pero le gustaba llevarle comida, imaginando que él la cocinaba. Sus pies sufrían por el horrible calzado que llevaba, pero había tanta basura que no se animaba a andar descalzo, así que resistió el largo trayecto para poder arrojar los zapatos sin temor a ensuciarse. Era muy tarde, por eso se sorprendió de ver la luz encendida del cuarto que compartía con Dami.

            <<Igual y acaba de llegar, como yo>> reflexionó por un instante, bajó la vista y entró al edificio. Dami tenía el mismo trabajo que él, pero ya no solía ponerse celoso por ello. <<Sus clientes podrán tener su cuerpo, pagar por eso, yo quiero su corazón sólo para mí>> recordó en el vestíbulo, había pensado en eso hace mucho tiempo, pero lo recordaba cada vez que sentía una ligera punzada de celos.

 

            Abrió la puerta sigilosamente, esperando encontrarlo dormido.

 

            —¡Dónde reputas estabas? —Dami estaba a escasos centímetros de la puerta, esperándolo—. ¡Son las tres de la mañana!

            —Ay amor, estaba trabajando, o eso quería pero…

            —Es peligroso estar afuera a esta hora, las cosas están empeorando con la policía y los “jefes”, no regreses tan tarde —dijo Dami, después lo tomó del hombro y lo jaló al interior del cuarto. Los “jefes” eran dueños de ciertos negocios turbios que la policía trataba de erradicar, sin éxito.

            —Amm, sí, lo sé, pero quería cenar algo contigo.

            —Ninfa… La rata se comió tu cena, te guardé la mía. —Dami se dio la vuelta y le extendió un envase desechable con una hamburguesa. Apenas había caído en cuenta que le dijo “Ninfa”, ¿Dami estaría bromeando con él? Su sentido del humor era un tesoro que él adoraba, porque traía momentos que solía recordar con cariño, por más pequeño que fuera el gesto.

            —Gracias corazón, ayúdame con la mitad, ¿sí? —Dami afirmó con la cabeza y se sentaron en el colchón mientras se quejaban del nuevo dealer de la zona y el precio de la mercancía que compraban. Desde que vivían juntos se dieron cuenta de lo mucho que les gustaba quejarse de todo, criticando una cosa, luego otra, y al final se reían de su propia amargura compartida.

 

            Al final tiraron la basura, o más bien, le tocó a la Ninfa tirarla en el bote para que la rata que vivía con ellos no mordisqueara el empaque; y se fueron a dormir al colchón. También tenían que compartirlo, pues ambos estuvieron de acuerdo en que no cabían dos colchones en el cuarto. Así que durmieron así, espalda contra espalda y cada quien con su propia cobija. Esa noche, la Ninfa estaba más nervioso de lo normal, adoraba pegarse contra él, alegando que tenía frío, pero ahora apenas y podía levantar la cabeza para hablar…

            —Gracias por preocuparte por mí —murmuró tímidamente. Esperaba escuchar "cállate" o "ya duérmete", pero escuchó:

            —Por nada. —La Ninfa se aferró a las cobijas, abrió los ojos de golpe y sonrió por la grata sorpresa, y en un arrebato de impulsividad simplemente respondió:

            —Te amo Dami.

            —Ya lo sé.

            —De verdad te amo. —La Ninfa se giró de golpe, se subió en él y lo sujetó con su propia cobija—. Estoy hablando en serio, sé que no me crees, y aunque me digas estúpido y me golpees cuando te fastidio, eres lo más importante para mí.

            —Siempre me lo has dicho en serio, ¿crees que no me di cuenta?

            —Pero... —Dami zafó los brazos y lo tomó de los hombros, tirándolo junto a él, mirándolo fijamente  a los ojos.

            —Si te pego en el hombro es de juego, o porque en serio me fastidiaste. Yo nunca

te lastimaría, estúpido —dijo Dami, la Ninfa respondió:

            —Pero no me amas...

            —Hay personas que no pueden, uhm, expresarlo con palabras, pero lo demuestran con acciones. —Y sonrió un poco, ¡Dami sonrió! Lo tapó con su propia cobija y se giró para quedar boca arriba—. Descansa.

            —D-Descansa.

            Pasó más tiempo para que la Ninfa finalmente lo entendiera: Dami siempre lo defendía de los sujetos abusivos, le prestaba su abrigo en las noches heladas, le mandaba mensajes cuando salía a las calles, lo esperaba despierto cuando llegaba antes que él, le daba la mitad de su comida. Incluso lo dejaba acercarse a él durante la noche para que no pasara frío.

 

            A veces la Ninfa solía soñar despierto. Estar recostado, con los ojos suavemente cerrados, sintiendo de pronto una suave presión sobre sus labios, y el calor de una respiración sobre su rostro. Dami lo estaría besando.

            Y despertar del sueño a un nuevo día de porquería.

            Se dormía imaginando cosas, y soñaba algo hermoso. Eran sueños que podrían volverse realidad, pues más de una vez Dami se había girado y se encontraba rodeándolo con sus brazos.

            <<Trust me, you are the one…>> solía cantarle, y seguía durmiendo en sus brazos.

 

Notas finales:

~~

~

Hay dos canciones que me ayudaron a escribir esta segunda parte, están al inicio y al final, por si quieren leerlas.

Ahora sí es el final, la relación de estos dos podría avanzar, pero es necesario darle tiempo a alguien tan reservado como Dami :D

~

Traeré algo más de Moonfish, sean pacientes, y si es la primera vez que se enteran de este Webcómic, les recomiendo darle un vistazo.

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).