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El fantasma de la Ópera 2da parte por yaoiana

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Notas del capitulo:

Buenas buenas, por fin termino la revisión de un trabajo de grado y aquí estoy.

Muchas gracias por sus comentarios, los aprecio mucho y me alegran que esperen la conti.

 

Aquí les dejo la canción de este tercer capítulo

 

EL REGRESO DE OFIUCO

La aludida lo miró con sus profundos ojos chocolate, por su parte, Inuyasha tan solo tragó saliva e intentó estar sereno.

 

-       Inuyasha, qué gusto verte- menciona la joven.

 

-       Igualmente- menciona

 

Todos observan la incomodidad del joven y no se atreven a intervenir, no comprenden porque este Inuyasha está apático con la tierna Rin.

 

-       Dinos Inuyasha, ¿hay alguna persona en tu mundo que sea parecido a alguno de los nosotros? - pregunta Miroku tanteando el terreno para ver si puede indagar más.

 

-       Algunas personas, únicamente en el físico- responde el peli plata intentando olvidar su incomodidad.

 

-       ¿Cómo quiénes?- pregunta Sango curiosa

 

-       Mi abuelo se llama Miroku, es muy parecido a ti, solo que más viejo- cuenta Inuyasha mientras mira al monje - pero es una persona muy astuta y seria.

 

-       Con razón dices que solo se parecen en el físico, Miroku no es nada serio- menciona Shippo con sinceridad.

 

-       Una boca muy grande para alguien tan pequeño- contraataca el monje.

 

-       No entiendo de qué están hablando - menciona Rin que no se había marchado, sintiendo que se perdió en parte de la conversación.

 

Todos la miran y asienten, narrandole a la mujer todo lo acontecido con este nuevo Inuyasha, sus antepasados y Naraku.

 

-       Deberías conocer a la señora Kaede, tal vez ella pueda ayudarte.

 

-       Es una buena idea Rin, los acompañaré a visitarla - menciona el monje mientras se levanta. É mira a su mujer, tan solo eso bastó para indicarle que estaba preocupado por algo y necesitaba solucionarlo.

 

-       Está bien cariño, cuida a Inuyasha, ahora es nuestra responsabilidad.

 

-       No soy un niño - menciona Inuyasha sonrojado ante la atención de la dama- pero gracias.

 

Todos salieron ante la vista de la exterminadora, sentía en lo más profundo de su ser, que la visita de este Inuyasha no traería cosas muy buenas, la perla siempre estaba ligada a catástrofes, heridas, pérdidas y sufrimiento.  Ahora tenían una familia por la cual luchar, pero también, por la cual preocuparse.

En cuanto a Inuyasha, iba algo incómodo al ver la tranquilidad y compañerismo entre el monje y la chica, al parecer, era una mujer muy dulce y carismática, cualidades que creía habían conquistado a Sesshoumaru… no podía evitar preguntarse por su fantasma, ¿ sabría Sesshoumaru que había vuelto a Japón?, ¿ lo odiaría por esa decisión infantil de haber huido?... todo lo que estaba pasando ahora sentía que sucedía por su tozudez e inmadurez.

            Sintió un leve golpe en la cabeza y cuando observó bien, era Shipo quien se había montado sobre su cuerpo.

 

-       Ya deja esa cara de perro rabioso, verás que todo saldrá bien.

 

-       Gracias - mencionó al pequeño youkai, al parecer, se preocupaba, eso le conmovió.  Usualmente él era una persona tranquila y ayudaba en vez de que le ayudaran, algo del lugar lo tenía intrigado y un poco asustado.  Tal vez era el hecho de estar solo en aquel nuevo mundo, sin sus padres, amigos… sin Sesshoumaru.

 

-       Es esa choza- escucha mencionar a la mujer, quién lo toma de la mano y lo arrastra corriendo-

 

-       Espera… - dice contrariado por la vivacidad y confianza de la fémina. No obstante, se relaja y deja arrastrar hasta llegar a la entrada. Con señas de la joven, se dispone a pasar y observar el lugar, era muy parecida a la cabaña de Sango y Miroku, pero esta tenía en su interior muchas plantas, collares, amuletos y otras cosas raras de sacerdote… le recordaba a la casa de su abuelo.

  • Ve a una anciana de unos aproximados 76 a 80 años, encorvada y con una gran cabellera larga y armiña.  Esta lo inspecciona y denota sorpresa en su expresión, pero luego retorna a un rostro totalmente sereno.

 

-       Adelante, tomen asiento… Rin, puedes preparar el té?

 

-       Si señora Kaede, con mucho gusto - menciona la joven para ingresar detrás de una cortina-

 

-       Anciana Kaede - menciona Miroku mientras ingresa- por él estamos aquí - señalando a Inuyasha.

 

-       No eres Inuyasha - afirma-

 

-       Lo soy, pero no el que usted espera - menciona tranquilo mientras toma asiento- ¿ pero como ha sabido diferenciarme?

 

-       Tu espíritu y energía son muy diferentes, además, los rasgos de demonio completo resaltan de sobremanera en ti.

 

-       Hemos venido a preguntar si hay alguna forma de reactivar el pozo, para que Inuyasha regrese a su hogar- menciona el monje.

 

-       La hay… - dijo con parsimonia Kaede- debes cumplir el objetivo por el cual llegaste.

 

-       ¿ Y cuál es? - menciona intrigado-

 

-       Tú debes descubrirlo

 

Ante la respuesta, ambos hombres quedaron abrumados y confundidos, especialmente el youkai. ¿ Para qué estaría allí?, ¿ qué camino lo había obligado a estar en aquellas circunstancias?, ¿ cuál era el motivo?, entre más pensaba más confundido se sentía, pero una taza frente a su rostro lo sacó de su cavilación.

 

-       Es mejor beberlo caliente - dice Rin con una amplia sonrisa-

 

-       Muchas gracias - menciona el peli plata-

 

-       También supe que no eras Inuyasha, porque eres muy educado - rie-

 

-       ¿ Cierto que sí anciana? yo también lo noté de inmediato - interviene el zorro quien ya llevaba la mitad de su bebida-

 

-       Me hacen pensar que mi antepasado era un cavernícola o algo así  

 

-       Era un bruto - nuevamente interviene Shippo- pero sabía pelear muy bien, manejar a Colmillo de Acero y defendernos.

 

-       ¿ La espada? - espeta con intriga; para él, Tessaiga sólo era una espada vieja, sin filo y maltrecha, sabía que era importante para su pareja, solo pudo observar su poder cuando batalló contra Sesshoumaru, pero todo fue muy confuso esa vez-

 

-       Si esa misma, aunque es una gran y fuerte espada, no sé cómo la dejas tirada, Inuyasha no se separaba de ella - menciona Shippo mientras se la entrega-

 

-       ¿ Cómo tienes la espada? - dubitativo, no recordaba haber pasado el pozo con la espada-

 

-       La recogí luego de que saliste del pozo, la olvidaste.

 

La recibió con precaución, él había dejado la espada en su mundo, no tenía idea de cómo esta se había trasladado… ¿ tendría que ver la espada en su razón de estar allí?, era algo que debía averiguar.   

Al beber por completo su té, se percató de las miradas de ambos monjes, tanto la anciana como Miroku, lo miraban de forma intrigante. Él no era tonto, sabía que algo pasaba, podía olfatear y oler preocupación en ambos seres.

También, logró olfatear a poca distancia, esencias nauseabundas, parecía mezcla entre estiércol y barro. Notó que los dos monjes se pusieron de pie.

 

-       Vienen los demonios, hay que detenerlos - menciona Miroku-

 

-       Es lo que temía… - suspira la anciana-

 

Sale tras Miroku, quien para ser un humano, corre a bastante velocidad.  Lo sigue hasta toparse con una docena de demonios de aspectos desagradables, eran peor que en los libros viejos que tenía su abuelo.

 

-       Sabíamos que venir aquí era el lugar indicado…. hay mucho poder espiritual…- menciona un demonio con aspecto de salamandra.

 

-       El amo Yonaka tenía razón- afirma un youkai parecido a un camaleón-

 

-       No hay nada que les interese en esta aldea, márchense sin pelear y les perdonaremos la vida

 

-       No nos causan temor, monje…  ¡ A ellos!

 

Todos los demonios se tiran sobre ellos, si bien Sesshoumaru lo había entrenado, jamás había tenido una batalla con otro ser, ni tampoco al pelear con su pareja, había sentido tanto peligro y sus instintos a flor de piel.  Con sus garras logró aniquilar y lastimar a algunos, pero no era muy certero a diferencia de Miroku.  Este los exorcizaba con maestría y golpeaba en los puntos débiles de cada ser.  Estaba tan distraído que no sintió cuando lo tumbaron al suelo, aquel ser lo iba a perforar con una daga, pero el asqueroso demonio fue atravesado por la espalda con una espada.  

 

***********

 

Dio el último escalón y percibió inmediatamente el olor de Inuyasha, aquel suave aroma le inundaba sus fosas nasales.  Había pasado poco tiempo, pero sentía que aquel olor lo reconfortaba y le recordaba algo que había construido, un hogar.

Buscó con su mirada y pudo ver a su suegro preocupado, como buscando algo.

 

-       Keichi - espetó con su usual tono frívolo, le agradaba el padre de Inuyasha, pero aún era tosco para tratar a los humanos, aunque fuesen de sus afectos-

 

-       Oh, Sesshoumaru, qué sorpresa - se acerca para estrechar la mano al demonio- sabía que vendrías.

 

-       ¿ Dónde está Inuyasha?

 

-       Eso mismo me pregunto, le preparé un baño hace 30 minutos, lo he buscado por toda la casa y no lo encuentro y no me dijo que se marcharía

Eso al mayor no le dio buena espina, olfateó e invitó al humano a que lo siguiera. Entre más se acercaba a la intensidad del aroma, más nervioso se ponía, cuando atravesó el pequeño resguardo del pozo, no pudo evitar morder sus labios de frustración… ya sabía que había acontecido.

 

-       Cruzó… - fue lo único que pudo espetar-

 

-       No puede ser… ¿mi hijo cruzó el pozo?, ¿ no se suponía que estaba sellado?

 

-       Estará en problemas sino voy con él

 

-       Por kami… intenta cruzar - lo animó su suegro y sin dudarlo, saltó dentro.  El polvo se levantó y pudo ver varios huesos en la superficie.  Esperó algunos segundos a que funcionara, pero supo que había fallado al ver a su suegro asomado-

 

-       Maldita sea… ¿ por qué no funciona?

 

-       Intentaré buscar en los libros, tal vez pueda encontrar algo respecto eso.

 

Tan solo pudo resignarse ante aquello; se sentía desesperado pero entendía que no podía hacer nada más.  Odiaba cuando a su vida se interponían estos aspectos mágicos  y espirituales, cosas que no comprendía y lo limitaban.

 

-       Inuyasha, aguanta, pronto iré por ti.

 

*********************************************************************************************

 

Sus ojos se abrieron de par en par, cuando divisó al ser frente suyo… era Sesshoumaru, con una apariencia completamente diferente. Observó como en un solo movimiento, el daiyoukai sacaba un látigo de sus garras y exterminaba a los monstruos.

 

-       ¿ Estas bien Inuyasha? - menciona el monje al ver al menor levantándose-

 

-       Si, gracias - dice mientras se sacude y toma su espada, estaba algo perturbado por la presencia de Sesshoumaru pero no quería mirarlo a la cara-

 

-       ¿ Inuyasha? - pregunta el daiyoukai- ¿ cómo es posible que seas un demonio? y uno bastante miserable.

 

Evitó mostrar que aquellas palabras lo habían devastado… suspiró hondo y recordó que este ser en frente no era su fantasma, era el Sesshoumaru de ese mundo, el ser que odiaba a los humanos y a su medio hermano.

Antes de que pudiera responderle, notó una fugaz cabellera castaña… era Rin quien había corrido a los brazos del mayor.

 

-       Señor Sesshoumaru, que bueno verlo - abrazando al mayor-

 

-       Hmmp - dice el demonio mientras le acaricia la cabeza-

 

Ignoró al otro, ató a Tessaiga a su cintura e inició a seguir al monje en su camino de retorno a la aldea.  Pensaba en estar tranquilo, pero las cosas no son como uno desea, Sesshoumaru le había agarrado la muñeca fuertemente y le olfateaba sin reparo.

 

-       ¿ Quién eres?, no eres ese híbrido- mencionó mientras escudriñaba con sus ojos ámbar al otro ser. Aquel sujeto era un demonio completo con la apariencia de su medio hermano, pero el olor y la esencia le indicaba que era un ser completamente distinto. Pudo sentir como el menor temblaba levemente ante su agarre, no era temor, era una sensación diferente que lo intrigaba.

 

-       En efecto - soltándose del agarre- no lo soy, si quieres saber la historia, tendrás que venir a la cabaña y escuchar - mencionó sin vacilación, a lo cual, el otro demonio, aceptó en silencio.

 

Todos quedaron pasmados ante la escena, nadie le había hablado así a Sesshoumaru, todos menos Inuyasha y este nuevo Inuyasha… al parecer, cualquier ser con aquel nombre sería la piedra en el zapato del mayor hijo de Inu No Taisho.

Miroku era el centinela del grupo, sabía que la aparición de Inuyasha traería consecuencias, y las percibió cuando esos monstruos lo refirieron en su conversación.   

            Al llegar a la cabaña, todos ingresaron, sorprendiendose de que el mayor peli plata lo hiciera también.    Inuyasha decidió contar todo por su cuenta, omitiendo nuevamente que conocía y tenía una relación con su fantasma.

 

-       Hmg… - fue el gruñido que salió de los labios del demonio-

 

-       No es por ser ave de mal agüero pero… Inuyasha, estás en peligro.

 

-       ¿ Yo? ¿ por qué? - dubitativo- no he hecho nada malo

 

-       Lo sé, mira, desde hace tiempo Kaede y yo nos hemos enterado que están en cacería de seres con un alto poder espiritual, por eso, ambos manteníamos bajo perfil y no estábamos cumpliendo con nuestras labores de sacerdote, no queríamos arriesgar la aldea.

 

-       Pero yo no…

 

-       Tú si Inuyasha - lo interrumpe la anciana- eres un ser muy poderoso, tienes un gran poder espiritual, el mayor que he podido observar, más que Kagome y mi hermana Kikyo que en paz descanse.  Además, por tus venas corre sangre pura de demonio, eso te hace ser aún más poderoso.

 

-       Comprendo… yo no quiero arriesgar a nadie, saben que nunca fue mi intención venir...

 

-       Lo comprendemos, no estamos recriminando nada Inuyasha, solo nos preocupas - dijo en tono sereno Kaede- y vemos que aún no dominas bien tus poderes, creo que es necesario que entrenes.

 

-       No sé si es necesario, no creo estar mucho aquí.

 

-       No te confíes de eso Inuyasha, recuerda que debes cumplir tu cometido para poder regresar y aún no sabes por dónde iniciar - lo mira fijamente- ahora… creo que el señor Sesshoumaru debería entrenarte.

 

-       ¡¿ Qué?! - gritaron todos a excepción de Sesshoumaru-  yo no estoy de acuerdo señora Kaede - menciona el monje-  Inuyasha es mi responsabilidad.

 

-       No podemos dejar solo al perro del perro - dice Shippo-

 

-       Los entiendo, pero recuerden que cada uno de ustedes, tiene algo que proteger en esta aldea, ¿ piensan arriesgarlo?

 

Todos se miraron entre ellos, Miroku entendía el punto de la dama. Más monstruos vendrían en busca del poder de Inuyasha, y si estaba en la aldea, esta sería objetivo de ataque.

 

-       Aún si me quisiera ir, sé que él no aceptaría -

 

-       En una hora - espetó Sesshoumaru-

 

-       ¿ Ah? - indagó Inuyasha-

 

-       En una partiremos a mi palacio, te entrenaré- espeta el daiyoukai sin objeciones-

 

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Sentía que en cualquier momento su demonio interior tomaría forma y desataría una catástrofe en aquel recinto. Llevaban casi 3 horas buscando en libros y no encontraban nada.  La angustia lo estaba carcomiendo.

 

-       Sesshoumaru, sé que es difícil para ti, pero Inuyasha está bien por el momento.

 

-       ¿ Cómo lo sabe si no puede verlo? - le reclama algo molesto-

 

-       Puedo sentirlo, es instinto de padre, supongo  - menciona mientras le sonríe y sigue buscando en los libros viejos-  ¿y si buscamos en sus pertenencias? tal vez la espada sirva.

 

-       Mhm… - exclama, esa idea podría funcionar.  Sube al que era el cuarto de Inuyasha y allí empieza a abrir la maleta.  Saca su ropa, sus utensilios y finalmente ve en la billetera, varias fotos de ambos.  Las toma y con sus dedos repasa la imágen de su amado… jamás se lo había dicho, pero ni a Rin había amado tanto, y ahí radicaba su error, no expresarle al menor todo lo que sentía por él.

Continuó su búsqueda y no halló nada más, Tessaiga no estaba por ningún lugar.. ¿ Inuyasha se la habría llevado? ¿ la habría extraviado?, todo era incierto y cada idea llevaba a un punto sin retorno.

 

-       No está - indica a su suegro-  

 

-       Comprendo, seguiré buscando, si no encuentro algo, llamaré a mi padre, tal vez pueda ayudarnos

 

El demonio asiente, sentía incertidumbre pero no tan amplia, confiaba en que su amado estaría bien, o con sus fuerzas creía eso.

 

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Cada ser allí presenta abre los ojos con sorpresa, excepto la anciana. Ella sabía que hasta Sesshoumaru debía proteger a Rin y eso implicaba tener lejos a Inuyasha de la aldea.  - Creo que todo ha quedado claro- menciona Miroku- excepto que no sabemos porque este ser persigue a seres con poder espiritual, tan solo sabemos que se llama Yonaka.

 

-       Supongo que mi objetivo se debe relacionar con él - suspirando-  

 

La anciana sonrió dándole a entender, que al parecer sería así.  Asintió resignado, no sabía si estar con este Sesshoumaru le podría acarrear problemas, pero intentaría fingir a su lado, su objetivo era regresar a su época y estar con su fantasma.

Observó que el mayor demonio salía y tras él, la peli castaña, no quería imaginar porqué se iban juntos, aquello le perturbaba y no sólo porque esa escena pasaba, sino por pensar, que su fantasma tal vez hizo lo mismo en el pasado.

Todos intentaron animarlo, darle consejos y animarlo en ese corto lapso de tiempo. No los conocía bien, pero su energía era un aura amanea y bondadosa, le alegraba saber que su antepasado había tenido tan buenos amigos… él solo tenía a Kouga, pero con eso bastaba.  

 

Al momento de partir, recibió abrazos y buenos deseos por parte de todos, le pareció cómico eso, ni que fuera a despedirse toda la vida, pero aún así, lo aceptó.

-       Conviértete en demonio, así iremos más rápido- menciona Sesshoumaru en el camino-

 

-       No sé hacerlo y quiero caminar, es mi primera vez en esta época.

 

-       Heredaste su impertinencia y su vulgar lenguaje.

 

-       Y tu no eres un demonio, eres un ogro - lo enfrenta-

 

-       Podría matarte aquí mismo y así me ahorraría problemas

 

Notas finales:

Espero sus apreciaciones, gracias por su apoyo. 

 

Atentamente,

 

Yaoiana.


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