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Último Tango por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias: Posible Ooc. AU.


Anime/Manga: Naruto


Pareja: SasuNaru (Sasuke x Naruto)


Palabras: 1,651 –OS-

Notas del capitulo:

Notas: Hace tiempo que no escribo de ellos, espero que no me salga tan horrible. Este fue un reto impuesto entre Mille y yo por San Valentín siguiendo una tabla gráfica, la cual se muestra al inicio, la imagen que inspiro el fic es la número 2. #sanvalentin2017m&m

Último Tango

[Y en nuestro pequeño mundo que se conformaba de un breve espectáculo de estrellas, allí donde la música que sonaba era de un idioma que no entendíamos… ese tango fue nuestra despedida.]

Era una noche de febrero que se sentía tan gélida como si fuera una tormenta de nieve. Ellos se reunían todas las noches en un pequeño parque del vecindario, no era muy llamativo ya que solo tenía un par de columpios, una caja de arena, unas barras de metal y tres mesas de picnic, pero era suficiente para esos dos adolescentes de 16 años.

Naruto Uzumaki había caminado con pesadez intentando aplazar el encuentro inevitable. Finalmente, llegó unos cinco minutos más tarde de la hora acordada y vio a la lejanía la silueta de aquel pelinegro sentado en una de las mesas de
picnic, la luna estaba resplandeciente, pero no competía con la pálida piel de Sasuke Uchiha, eso pensaba el rubio, indudablemente.

El Uzumaki sintió un escalofrío recorrerle cuando esos ojos negros le observaron con algo de enfado, su garganta se secó, entendía lo que esta noche significaba para los dos, sonrió como respuesta y caminó el tramo que le faltaba para llegar a la mesa, cuando estuvo frente a Sasuke lo saludó torpemente y se sentó a su lado.

Aun cuando su asiento era lo suficientemente alargado para que estuvieran separados, los dos adolescentes rozaban sus ropas, esa era su única forma de estar cerca.

El tan ruidoso Naruto permanecía callado en aquella noche oscura que solo era iluminada por unas cuantas estrellas y Sasuke extrañó su voz, era lo único que disminuía el dolor que lo consumía, matándolo, lentamente como un veneno de serpiente.

No era diferente para el Uzumaki ¿cuántas veces había llorado desde que se le dijo la noticia? Ellos, que habían pasado tantos años discutiendo, creciendo, divirtiéndose, riendo, llorando, enojándose, amándose en secreto… ahora tenían que despedirse en ese álgido día.

Y aun cuando creía que sería lo suficientemente fuerte para desearle un buen viaje a su primer amor, Naruto no abría la boca por miedo a que su confesión saliera de sus labios, aquel enamoramiento que tendría un final trágico incluso sin tener un principio.

—No puedo creer que hoy se vean tan pocas estrellas… es un cielo algo aburrido—la voz plana y desanimada de Sasuke provocó que el Uzumaki volteara sorprendido, una sonrisa adornó su resplandeciente cara.

—Creo que tienes razón, bastardo. Se ve demasiado triste.

Volvieron al silencio dejando que sus vistas naufragaran por aquel paisaje que se había convertido en su mundo, tal vez no era un inmenso reino… pero era lo suficientemente grande para que los dos lo compartieran.

—Naruto…—el rubio extrañaría escuchar a ese imbécil pronunciar su nombre, solo él lograba decirlo de una forma que lo doblegaba y lo hacía esclavo.

— ¿Hm?

— ¿Por qué no dices nada? ¿Te sientes mal? ¿Tanto me extrañarás que evitas hablar para no llorar?

Y aunque una risa seca salió de la garganta del Uchiha por aquella broma que cubría sus inseguridades, el rubio sintió la apuñalada en su corazón, entrando, cortándolo, sangrando, asesinándolo.

Sus dedos apretaron su pantalón y sus labios comenzaron a temblar, agradecía que el día fuera helado, tenía una excusa para su debilidad.

—No te creas tan especial… bastardo.

Sasuke extrañaría ese insulto que había sustituido los apodos melosos que los amantes se decían mutuamente ¿quién le insultaría ahora? ¿Volvería a enamorarse un día?

¿Cuánto faltaba para el amanecer? Pensaban los dos adolescentes conteniendo las lágrimas en sus ojos.

De repente, como un regalo celestial aquel silencio tortuoso fue sustituido por una balada animada, la casa que estaba a un lado de ese pequeño parque era la de su profesor Asuma Sarutobi.

—Bailemos Sasuke…—la voz enérgica del Uzumaki sorprendió al contrario, sentía que si se levantaba se desplomaría en el húmedo césped. Negó con la cabeza dos veces y escuchó el suspiro decepcionado de aquel a quien amaba con locura.

Naruto comenzó a bailar torpemente y la escena asombró a Sasuke. En aquella noche que terminaría con el amanecer, el rubio intentaba divertirse, como si no fuera doloroso.

Cuando el Sol saliera… aquella fantasía se rompería y Sasuke se marcharía a un país extranjero dejándolo completamente solo.

Qué destino tan cruel, los separaba de su otra mitad.

Pero en ese instante, todo sería eterno, donde la noche les brindaba pequeñas estrellas para que solo ellos brillaran. Incluso la torpeza de Naruto le encantaba a Sasuke, porque le alegraba la vida, era todo lo positivo que necesitaba en su mundo.

¿Cómo sobreviviría sin él?

Su sonrisa, sus ojos, su cabello… pero sobre todo, su personalidad. Cada aspecto del rubio era lo que le hacía despertarse en las mañanas y vivir.

¿Ahora qué tendría?

La música cesó y el Uzumaki hizo un mohín, mostrando esa faceta infantil que le provocaba risas a Uchiha.

—Eres un aburrido.

—Y a ti te encanta humillarte de muchas maneras diferentes—se rio el azabache sonriendo genuinamente a cambio recibió una sonrisa cálida como respuesta.

Ah. Se extrañarían tanto, que dolería cada día.

Sasuke escuchó una alarma sonar en su celular, pronto tendría que regresar a su casa y esa sería su despedida.

La bilis subía por la garganta de ambos, no habían dicho nada importante en su último día. Naruto bajó su cabeza y sintió como la nostalgia se apoderaba de él, tenía que controlarse y decir adiós con una sonrisa que no mostraba felicidad. Tenía que ser fuerte.

Otra canción sonó y el rubio se giró a donde estaba la casa de su profesor. El sonido de esa música era realmente triste pero podía identificar algo de amor en aquel idioma irreconocible.

Así era como se sentía.

— ¿Qué es esto? —preguntó a la nada y cuando volvió a voltearse, frente a él, se mostraba la silueta de aquel adolescente orgulloso que le robaba el aliento. Su mano estaba extendida, pidiéndole un baile sin necesidad de palabras.

Tango.

Esa sería la música que los separaría. Una elección muy acertada.

Naruto tomó la mano ajena y delicadamente la estrechó, las dos encajaban perfectamente. Por un momento se le cruzó por la mente que era una lástima que no hubiera tomado más veces aquella mano.

Sasuke colocó su otra mano en la cintura de Naruto y sintió la mano libre del rubio ponerse en su hombro.

—No nos dejes en ridículo…

—Nuestro público imaginario nos amara.

—Estúpido.

El Uchiha se avergonzó y comenzó a liderar aquel baile improvisado, sus miradas permanecían fijas, queriendo ver el alma de su amado. Grabando aquel momento hasta que su corazón diera su último latido.

El recuerdo de su primer amor y su primer corazón roto.

Uno, dos, tres…

Uno, dos, tres…

No eran expertos, pero al menos habían perdido el tiempo viendo muchos vídeos de bailes en sus ratos libres.

El cuerpo del Uzumaki fue girado y su espalda chocó con el pecho de su compañero, sus manos permanecieron unidas, sintió la respiración de Sasuke en su cuello y se estremeció. Se menearon a los lados y volvieron a separarse para luego volver a pegarse.

El mojado césped desprendía gotas de agua que mojaban sus zapatos y pantalones, pero aquello no importaba.

En su diminuto mundo, esa noche sería interminable, el sonido del acordeón sería el de sus almas y el tango sería su herida.

Sus pies se entrelazaban y se rozaban mutuamente, queriendo que el otro sintiera su amor de aquella manera. Eran tan jóvenes que no tenían el suficiente valor para confesarse, no eran tan poderosos como para evitar que los padres del Uchiha cambiarán de opinión.

Y con la última parte de la canción Naruto se alejó siendo sujetando con posesividad para que no se separará, regresó a los brazos de Sasuke y con eso volvió el silencio que tenía lapsos de sonido con sus jadeantes respiraciones.

El Uzumaki fue el primero en romperse cuando el sol comenzó a salir y caló en sus ojos. Sus orbes zafiro se inundaron y las lágrimas salieron como cascadas.

Se sentía como un imbécil, no había cumplido con su meta de despedirse sin llorar. Recibió un abrazo del Uchiha y ahogó sus gritos desesperados en ese pecho que le brindó tanto refugio a lo largo de los años.

Sintió la humedad en su hombro y predijo que Sasuke también estaba llorando silenciosamente.

El Sol comenzó a quemar la espalda del rubio y por un momento se le cruzó la idea de morir incinerado por esa esfera amarilla.

Después de unos minutos se separaron y se observaron mutuamente a los ojos, estos estaban rojos y lucían demacrados, pero en medio de toda esa escena depresiva, sus sonrisas brillaron.

Sí tan solo fueran más fuertes.

Sí al menos no fueran tan jóvenes.

Sí tan solo no se hubieran dado cuenta de sus sentimientos.

Sí no fueran tan cobardes…

Tal vez, no dolería tanto.

—Sasuke… te voy a extrañar—confesó.

—Yo también.

.

.

.

Los Uchiha habían subido las últimas pertenencias a su automóvil y los vecinos los despedían con melancolía.

Sasuke estaba dentro del coche, él sabía que Naruto no iría a decirle adiós porque tenía miedo de decirle que no se fuera. Después de unos largos minutos su hermano y padres se subieron y encendieron el auto.

Entonces en ese instante escuchó aquella canción, esa melodía que jamás olvidaría aun cuando no la entendía.

Desde la casa de su profesor Asuma resonaba tan fuerte que todos los vecinos estaban sorprendido de aquel escándalo. El Uchiha menor sonrió y de nuevo las lágrimas se deslizaron por sus mejillas sin control.

Tal vez Naruto también estaba llorando mientras elevaba el volumen de ese tango.

Aquel había sido el último tango en su reducido mundo. Ellos se habían quedado en esa noche donde se amaban sin confesiones, donde bailaban al son de una canción de idioma desconocido, donde sus miradas exponían su amor, donde se amaban en una fría noche, allí… donde el Sol nunca salió.

Fin.

Notas finales:

Espero sus reviews.


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