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Cita Perfecta por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias: Puede contener Ooc.


Género: Romance, Comedia, Yuri.


Manhua: Tamen De Gushi/Their story


Pareja: Sun Jing x Qiu Tong


Palabras: 2,367 –OS-

Notas del capitulo:

Notas: Este fanfic fue realizado por el cumpleaños de una de mis mejores amigas Veggy ella escogió la temática, quería un fic que fuera de comedia. Espero que te guste wey, en tu lista de parejas las mencionaste a ellas dos y la verdad quería hacer cosas lésbicas y solamente tú me pides Yuri, así que aproveché el bug. Este fanfic transcurrirá como un día cualquiera después de que Sun Jing dijera sus sentimientos.

CITA PERFECTA

[Sun Jing consigue dos boletos para la feria de la ciudad y decide invitar a Qiu Tong a salir con ella. Esta puede ser su oportunidad para que las cosas con la chica de sus sueños mejoren, pero su cita “perfecta” comienza a desmoronarse con situaciones embarazosas.]

Qi Fang estaba tirado en el suelo completamente noqueado. Sun Jing sostenía dos boletos entre sus manos y un brillo en sus ojos era la prueba viviente de que estaba contenta, ¡esta era su oportunidad para llevar a Qiu Tong a una cita!

—Te los hubiera dado sin necesidad de que me golpearas. —murmuró su mejor amigo, incapaz de levantarse del suelo. Las fans de Qi Fang corrieron preocupadas e intentaron consolarlo, sabían que Sun Jing era una salvaje cuando se trataba de obtener lo que quería.

—Lo sé, pero tenía ganas de golpearte. —una sonrisa maligna adornó los labios de la pelinegra y el castaño comenzó a maldecir.

Este era otro día normal en la preparatoria. Sun Jing se sentó en su pupitre y observó con admiración los dos tickets para la feria, era su oportunidad de salir a solas con Qiu Tong y si las cosas marchaban bien, ¡quizá hasta conseguiría un beso!

Debido a su emoción, no prestó atención a ninguna de las clases siguientes. Al finalizar la escuela le dejó sus cuadernos a Qi Fang y le pidió “amablemente” que le escribiera los apuntes de ese día. Antes de escuchar la negativa del cabeza de trapeador se echó a correr.

******

Corrió hasta llegar a la preparatoria del sur y tomó bocanadas de aire para regularizar su respiración, estaba ansiosa por verla. Notaba las miradas curiosas de los estudiantes de uniforme celeste, pero decidió ignorarlos, hace poco se había hecho popular debido al juego de basquetbol entre las dos escuelas.

—¿Qué haces aquí? —sintió una punzada en su espalda y se giró de inmediato, topándose con la sonrisa tierna de Qiu Tong. —. Atraes mucho la atención. —comentó nerviosa y con una mueca que parecía un berrinche.

A los ojos de Sun Jing, la rubia era la cosa más linda del planeta.

—Y-yo… —oh, comenzaba a tener vómito verbal, de nuevo. —. ¡Quería invitarte a ir conmigo a la feria! —la petición salió más fuerte de lo que se imaginó. Observó las mejillas de la rubia enrojecer y luego Qiu Tong empezó a huir de la vergüenza.

******

—¡Lo siento! —era la milésima vez que la pelinegra se disculpaba. Estaba hincada en el pavimento y no soltaba la mano de Qiu Tong, temiendo que la mayor se escapara de nuevo. La rubia admiraba la forma en que Sun Jing era tan sincera con sus sentimientos, sin importarle ser rechazada. Era una cualidad que deseaba poseer. Sonrió finalmente, no era la culpa de Sun Jing ser tan descabellada, así era su personalidad, tenía que aceptarla con cada uno de sus defectos y virtudes.

—Está bien, vayamos. —la rubia se levantó de la banca del parque donde se había sentado a descansar, después de la carrera vergonzosa que había hecho.

La forma en la que Sun Jing sonreía era tal vez, lo que más adoraba ver Qiu Tong. No comprendía la gravedad de sus pensamientos y sinceramente no quería ahondar en ellos, solo deseaba que esta chica siempre le mostrara esa expresión honesta.

—Nos vemos a las seis, frente a las puertas de la feria. —mencionó Sun Jing con emoción.

—De acuerdo.

La cita estaba programada, aunque el pequeño detalle de que sería una cita hubiera sido omitido por la menor.

*********

Y desde el momento donde pactaron la “cita”, todo comenzó a marchar mal. Sun Jing corría a velocidad inhumana, su alarma se había jodido y su siesta de 30 minutos se habían transformado en una de dos horas. Llegaba con una hora de retraso y tenía como 3 llamadas perdidas de Qiu Tong, su corazón palpitaba de dolor, prefería morirse de un infarto que dejar plantada a la chica de sus sueños.

Llegó agotada a las puertas de la feria y observó a la pequeña rubia usando un lindo short de mezclilla y una playera celeste con el dibujo de un helado caricaturesco. Sun Jing estaba empapada de sudor y esperaba que el mal olor no fuera notorio. Se había puesto lo primero que sacó de su clóset e incluso tenía 2 tenis de diferente color, uno rojo y otro negro.

Se disculpó montones de veces y la rubia solo pudo soltar una carcajada sonora, le divertía que a pesar de que le dijo que no había inconvenientes por el retraso, ella siguiera lloriqueando. Lo más enternecedor era que Sun Jing había corrido a toda prisa hasta allí, sin importarle como lucía.

Algo en el pecho de Qiu Tong se calentó. Era un sentimiento dulce.

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Las dos chicas decidieron comer algo antes de subirse a los juegos. Se formaron en una enorme fila de un puesto de hot dogs, Sun Jing le había contado a Qiu Tong sobre lo sabrosos que eran, así que la rubia deseaba probarlos. Después de una fila de 20 minutos consiguieron su comida.

Las dos se sentaron en una pequeña mesa y Sun Jing tomó los condimentos, comenzó a hacer malabares con ellos, intentando impresionar a la mayor, pero entonces la mostaza se abrió y se vertió encima del hot dog de Qiu Tong.

—Ah… —gimoteó la rubia —. No me gusta la mostaza.

Sun Jing sentía que todo se derrumba en su interior, no había transcurrido ni una hora desde que la cita comenzó y todo ya estaba siendo un caos monumental. Tomó su hot dog y se lo entregó a Qiu Tong, había pedido uno de un sabor extravagante, así que esperaba que no le desagradara a la rubia.

—Ten el mío, yo me comeré el tuyo.

—No te preocupes Sun Jing no es…

—¡Por favor! —la voz avergonzada de la pelinegra retumbó en los oídos de Qiu Tong —. Quiero que lo tengas.

Aceptó con una sonrisa y lo tomó, entregándole a la menor su comida hecha desastre. Sun Jing fue valiente y comió todo de un bocado, conteniendo el asco que le daba la mezcla de sabores fuertes. Todo esto valía la pena si podía pasar tiempo con Qiu Tong, se repitió mientras la comida se deslizaba por su garganta.

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El tercer desastre ocurrió en los juegos para ganarse un peluche. Qiu Tong estaba emocionada al haber visto un enorme oso de peluche rosado en uno de los puestos, Sun Jing confiaba en sus dotes atléticos así que gastó de su dinero para obtenerlo.

Un intento, dos, tres, cuatro, diez… y su mesada se había esfumado de sus bolsillos.

—Te dije que te detuvieras la tercera vez. —regañó a la menor, viendo como Sun Jing se deprimía al tirarse sobre el sucio suelo.

—Ten chica, te lo mereces. No es un enorme oso de peluche, pero creo que tu perseverancia es digna de admiración. —el dueño del puesto le regaló un pequeño perrito felpudo del tamaño de su mano. Aunque era lindo, se sentía derrotada en el interior.

—Toma Qiu Tong, la próxima vez obtendré un mejor regalo.

—No te preocupes, esto es suficiente.

La sonrisa de la rubia enterneció su alma agobiada.

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Después de haber gastado su dinero a lo estúpido, solo les quedaba subirse a los juegos mecánicos. Sun Jing quiso demostrar su valentía y escogió la montaña rusa. Qiu Tong palideció viéndose más blanca que una hoja de papel.

—S-S-Sun Jing, ¿estás segura? —tartamudeó.

—¡Claro! Si tienes miedo, puedes tomar mi mano. —dijo con tono seductor.

«Buena jugada Sun Jing, buena jugada» pensó motivada, recibiendo un mohín por parte de la rubia. Aquello no le había parecido gracioso.

Después de hacer la fila, las dos se subieron en el mismo carrito. Sun Jing lucía animada a comparación de Qiu Tong que se veía a punto de llorar.

Cuando la montaña rusa arrancó, las dos gritaron llenas de emoción. La rubia se aferraba al metal que las mantenía a salvo y Sun Jing agitaba sus brazos enérgicamente. Cuando el carrito comenzó a dar vueltas cada vez más salvajes, todo se transformó de nuevo en una desgracia.

El estómago de Sun Jing se revolvió y sintió la mostaza subir por su garganta. Ahora mismo se sentía como una vil estúpida por haberse comido ese hot dog. Qiu Tong había pasado de estar aterrada a gritar divertida, ignoraba el estado moribundo de su compañera.

Cuando el carrito se detuvo, Sun Jing corrió por su vida hasta el bote de basura más cercano y Qiu Tong la miró con preocupación y fue tras ella… después de comprar la fotografía de recuerdo.

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Si dieran premios amateurs por las citas más horribles, Sun Jing sería la que entregaría el premio porque no se permitían profesionales en el concurso.

Qiu Tong frotaba su espalda con cuidado y le preguntaba si estaba bien, esto era lo único rescatable del día de mierda que había tenido.

—Esta cita ha sido un desastre por mi culpa, perdóname… —se disculpó, bebiendo el agua de la botella que la rubia le había llevado.

—¿Cita…? —la palabra desconcertó a Qiu Tong y parpadeó perpleja. Ahora que lo pensaba detenidamente, esa salida tenía toda la pinta de ser una cita, estaba sorprendida de que apenas se diera cuenta. Sun Jing se sonrojó completamente y cubrió su rostro con ambas manos.

«¡Estúpida, le dijiste que era una cita y ella ni lo había visto de esa forma, ¿por qué soy tan retrasada?!» se maldijo.

—Yo… —antes de que Qiu Tong pudiera decir algo, una pequeña gota de agua cayó sobre su nariz —. ¿Esto es…? —no terminó la frase porque la lluvia comenzó a caer torrencialmente y todos huyeron despavoridos como si el contuviera ácido.

Sun Jing jaló de la mano a Qiu Tong y corrió hasta la parada del autobús, agradecía que estuvieran cerca de la entrada de la feria.

La cita ya había terminado.

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Las dos estaban sentadas en la parada de autobús, observando las fluidas gotas de lluvia. Sun Jing permanecía tan callada que era anormal para Qiu Tong. La rubia jugueteaba con sus dedos, sintiéndose ansiosa por la situación.

—Lo siento… —escuchó la tenue disculpa y se giró para ver el rostro deprimido de la menor. Sun Jing era una tonta por disculparse tantas veces.

—Fue un día divertido —Qiu Tong dijo tan alegre que el rostro de Sun Jing se deformó en una mueca incrédula… que lucía muy fea.

—¡NO TIENES QUE MENTIRME PARA HACERME SENTIR MEJOR, ESO LO HACE PEOR!

—No miento Sun Jing, fue un día lindo.

—¡No es verdad! —se exaltó. —. ¡Llegué tarde, vine vestida como si un vagabundo me diera su guardarropa, arruiné tu comida, vomité en la montaña rusa, no te conseguí el oso de peluche que querías y para finalizar este día horrendo, terminó lloviendo y estamos empapadas! —cuando terminó de gritar enterró otra vez su rostro entre sus manos, no podía mirar a la mayor. Se sentía tan apenada que quería morir.

Qiu Tong se acercó hasta estar al lado de Sun Jing y recargó su cabeza en el hombro de la más alta, sintió el estremecimiento en la pelinegra y sonrió tiernamente. Sun Jing era una idiota y por eso la admiraba, si seguía de esa forma, quizá terminaría enamorándose de ella algún día.

—Yo solo puedo pensar en lo genial que te veías cuando corriste velozmente para llegar rápido y no dejarme esperando, estabas tan preocupada que incluso te equivocaste de zapatillas —dijo con una leve sonrisa —. Fue divertido cuando hiciste malabares con los condimentos y me sentí agradecida cuando me disté tu comida, además de que sabía deliciosa. Aunque no obtuviste el peluche que quería, fue admirable tu perseverancia, al punto que incluso el señor del puesto te dio un peluche como recompensa y fuiste tan gentil como para dármelo —comentó.

Sun Jing empezó a desenterrar su rostro de sus manos y su expresión avergonzada se transformó en una de asombro, ¿en serio pensaba así?

—En la montaña rusa tuve miedo, pero todo se volvió divertido cuando comenzaste a ser despreocupada y agitar los brazos, así que tuve el valor para pasármela bien. Es cierto que al final vomitaste, pero obtuve una fotografía tuya viéndote graciosa. —se burló, comenzando a reírse tiernamente sobre su hombro.

—Es una lástima que todo se arruinara por la lluvia… —exclamó la pelinegra.

—¡Oh, no se arruinó! —Qiu Tong se apresuró a corregirla. —. Amo la lluvia, me relaja. Y me encantan los charcos de agua, es una lástima que no trajera mis botas para brincar sobre ellos.

Las dos se quedaron en silencio. Sun Jing ahora tenía una sonrisa de oreja a oreja, se sentía como una campeona.

—Creo que me merezco un beso como recompensa —frunció sus labios torpemente y cerró los ojos, esperando que Qiu Tong le diera un beso cálido en los labios. La rubia soltó un sonido nada elegante y empujó a la menor con violencia.

—¡Tonta! —bramó avergonzada.

Sun Jing se rió tontamente y volvió a estar relajada. El autobús se veía a la distancia, así que era momento de despedirse, la pelinegra se levantó de la banca y esperó a que la rubia hiciera lo mismo. Era una lástima que su cita no hubiera durado más.

—Sun Jing agáchate… —la menor se inclinó confundida, ¿qué necesitaba Qiu Tong?

Sus dudas fueron aclaradas cuando su mejilla se sintió cálida. Un casto beso había sido plasmado en una de ellas. El autobús se detuvo y la rubia salió huyendo como vil cobarde, su rostro brillaba de un hermoso carmín.

Sun Jing se desplomó sobre la banca y dejó que aquel calor se esparciera sobre su cuerpo. Aunque fuera un beso en la mejilla, lo sentía como uno en los labios. Ahora mismo era la chica más afortunada del planeta.

En su camino a casa la pelinegra bailó, gritó, saludó animadamente a desconocidos, cantó canciones de amor y corrió.

Esa había sido la cita perfecta, esperaba por el día que Qiu Tong se enamorara de ella y sostuviera su mano. Cuando ese día llegara, haría una coreografía para un baile que expresara su felicidad.

—¡MIERDA, TENGO EXAMEN MAÑANA! —el repentino recuerdo la trajo a la realidad y corrió más. Era una imbécil, por estar tan feliz se había olvidado de ese detalle, hoy no dormiría. Al menos ese beso le daría las energías para resistir.

Fin.

Notas finales:

Si te gustan mis homosexualismos, deja tus lindos comentarios♥


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