Miraba por la ventana el paisaje de selva que Wakanda ofrecía, la perfecta unión entre naturaleza y tecnología, donde más allá de la niebla se alzaba imponente y orgullosa la gran pantera negra. El símbolo del guerrero de ese país, el manto de héroe del hombre que los había ayudado y llevado hasta allí.
Bucky miraba sin ver, perdido en un torrente de pensamientos que siempre terminaban en la misma oración, la misma sentencia, la misma idea “No puedes confiar en tu mente. Lo mejor es dormir otra vez” y así era, eso es lo que debía hacer. Estaba solo esperando que los científicos y T’Challa terminaran los últimos arreglos y bueno, también estaba esperando verlo a él… a Steve.
Como pensó, no tuvo que esperar demasiado, a estas alturas el rubio ya había sido informado de su decisión, de que volvería a criogenización. Y tal como recordaba, Steve fue a buscarlo para hacerlo cambiar de opinión.
- Tú no vas a dejarme - fue la primera frase que soltó apenas llegando a la misma habitación.
Bucky desde su posición frente a la ventana miró el reflejo de Steve, el rubio se veía desesperado, ansioso y también, para su mala suerte, completamente seguro de que lo podía hacer cambiar de opinión. Él aun no entendía -o no quería entender- por qué Steve se esforzaba tanto con él y sabía bien que de hacerlo, esta despedida sería más difícil de lograr.
- No puedo quedarme, no despierto al menos - intentó convencerlo al sentir y ver que Steve caminaba hasta estar justo tras él.
- Bucky - lo llamó al mismo tiempo que tomaba su mano y lo hacía voltearse.
El castaño lo miró, notando en los ojos de Steve lo mismo que él ya sabía y no se atrevía a decir en voz alta, hizo el amago de soltarse pero Steve fue más rápido, sin soltarlo puso una mano en su mejilla y dijo aquello que en otras circunstancias y momento lo hubiera hecho saltar de felicidad aun cuando no recordaba cómo hacerlo.
- Te amo - lo dijo con una voz que pretendía ser dulce, pero estaba rota. Bucky sonrió triste y recargó su rostro en la mano que le acariciaba la mejilla.
- Y yo a ti - confesó - no sé cómo, ni porque pero… siempre lo supe, al menos desde que soy yo
Cerró los ojos disfrutando de la cercanía con Steve, quien paso de tomar su mano a abrazarlo por la cintura, él haciendo lo mismo con su única mano. Steve se sentía feliz de saberlo, pero algo dentro de él le decía que esa felicidad no le duraría mucho.
- Una vez me preguntaste la razón de que te salvara en el río, y la razón es esa. No pude completar la misión porque en ese momento no era el soldado de invierno. Era yo y fue como despertar, el verte caer me hizo darme cuenta de que no quería matarte, sino protegerte... y eso es lo que hice, lo que sigo haciendo y el por qué lo hago - su voz flaqueo en la ultima oración, ambos lo notaron.
- ¿Por qué lo dices como si te estuvieras despidiendo? - lo abrazó más contra sí, queriendo quedarse en esa posición para siempre.
- Steve yo… te amo de la mejor forma que puedo, incluso creo que cada parte de mí te ama desde el comienzo. James Barnes, el soldado del invierno y yo - se alejó para mirar el azul de sus ojos, un azul hermoso pero que estaba opacado por la tristeza - cada una de mis piezas, de mis memorias… de mi vida. Todas y cada una de ellas te aman y tienen un solo deseo, el de protegerte. Proteger el recuerdo de la vida que perdimos por la guerra, el recuerdo de esta nueva vida que obtuviste en esta época… proteger el amor que tienes por mí - llevo su única mano hacia la mejilla de Steve, donde una lágrima le mostraba que el rubio entendía a dónde quería llegar con su confesión - y si para cumplir eso debo dormir de nuevo y alejarte del peligro que represento, lo haré
- ¿Estás dispuesto a sacrificarte de esa manera? - quería hacerlo cambiar de opinión, pero no hallaba cómo, el remolino de sentimientos no le permitía pensar en nada más que en la próxima pérdida de Bucky.
- A veces debemos hacer sacrificios, nosotros lo sabemos mejor que nadie - esto estaba resultando más difícil de lo que pensó. Sus propias emociones jugándole en contra y haciendo que sus ojos se llenaran de lágrimas. Maldición, ¡No quería dejar a Steve!
- ¡No puedo dejarte ir! - Steve al fin había dejado caer libremente sus lágrimas y, al parecer no era consciente de ello. Tomo la cara de Bucky con ambas manos, intentando que comprendiera que podían buscar más soluciones, superar lo que Hydra había hecho. Estar juntos - no puedo perderte de nuevo, no quiero hacerlo
- No tengo otra opción, no puedo confiar en mi mente y no quiero hacerte daño de nuevo
- No lo acepto, déjame hablar con T’Challa y tal vez podamos hallar otra solución
- No la hay, y esta es mí decisión. Además ni T’Challa ni tus amigos están cerca de aquí y no vendrán hasta que sea momento de congelarme de nuevo. Le pedí esto para poder hacer algo que planee hacer el día que caí del tren
- ¿Qué cosa? - lo miró extrañado, no pensaba que Bucky recordara algo de ese día que eran malos recuerdos para ambos.
- Besarte
Dijo con una pequeña sonrisa antes de llevar su mano a la nuca de Steve y atraerlo hasta que los labios de ambos se rozaron en lo que era un casto beso. Steve cerró los ojos disfrutando de la sensación de los suaves labios de Bucky. Ambos habían besado antes pero ningún beso superaba lo que sentían con esto. Este beso se sentía correcto, los hacía sentir en casa.
Steve comenzó a mover sus labios y Bucky lo siguió imitando sus movimientos, si bien se supone que era el castaño quien mayor experiencia tenía, esta estaba algo oxidada. Sin embargo fue capaz de seguir el ritmo de Steve y por escasos momentos se olvidó de la razón del beso. Se olvidó que era una despedida, tal vez momentánea, pero despedida al fin y al cabo.
Y ese solo pensamiento lo trajo de vuelta a la realidad, lentamente se separó de Steve y junto sus frentes sin abrir los ojos, temiendo que al hacerlo flaquearan sus fuerzas y le impidieran hacer lo que él creía, era mejor para todos.
- No hagas ninguna tontería en mi ausencia ¿de acuerdo? No estaré allí para salvar tu trasero - le murmuró antes de soltarse y salir aprisa de la habitación.
Llego al laboratorio donde la capsula criogénica lo esperaba al igual que el equipo de médicos y científicos encargados de ayudarlo a disolver lo que Hydra le había hecho y regresarlo a ser él mismo. T’Challa llego a lado suyo, mirando en la misma dirección que él.
- ¿Puedo convencerte de que no lo hagas?
- No, esto es lo mejor. Para él, para mí. Para todos en general - le contesto estoico, sin querer romperse de nuevo - Si hubieras vivido una guerra, la pérdida de los que más amabas y luego años de tortura hasta despojarte de toda humanidad o recuerdo de tu vida… también querrías dormir hasta que alguien halle la solución para que no dañes a la única persona que queda en este mundo que daría todo por ti, y tú por ella - comento caminando hacia una camilla, donde se sentó y comenzaron a prepararlo.
- La persona a la que amas, querrás decir - susurró T’Challa, viendo el estoicismo de Bucky al ser preparado.
Comenzaba a admirar a ese hombre que a pesar de todo lo malo que había pasado en su vida, tenía la fuerza para no dejarse caer y seguir luchando por lo que él creía correcto. Pocas personas así conocía, él era una y la otra era el hombre rubio que llegaba por el pasillo hasta esa habitación. Steve Rogers tampoco se dejaba vencer ante las injusticias que pasaban en su vida e incluso ahora, cuando parecía que volvería a perder a la persona amada, no se veía derrumbado sino más bien decidido.
Entró y habló con Bucky, el castaño pareció convencerlo y después de que fuera puesto en la cápsula, Steve salió de la habitación. Él lo siguió hasta la mitad del pasillo, en donde por la ventana se apreciaba la selva de Wakanda y la colosal Pantera Negra.
- En cuanto sepan que está aquí vendrán a buscarlo - comento intentando sonar fuerte, pero fallando al dejar entrever parte de la furia contenida que aún le tenía a los de Hydra por lo que le hicieron a Bucky.
- Que lo intenten - sentenció él, seguro de la fuerza y poder que podía desplegar para proteger a quienes comenzaba a considerar más que aliados, aunque la palabra “amigos” aun estuviera lejana.