Aferrándose a los sueños, seguimos viviendo
El cenar juntos, era una costumbre que tenían desde hace más de cinco años, ese era un momento que atesoraban por más que no lo dijeran, era algo que sabían sin necesidad de palabras. Era el único momento en que podían estar juntos, solo mirándose el uno al otro y olvidándose de todo lo demás.
—El estofado estaba delicioso, Levi, ¿lo preparaste tú, verdad? —dijo Erwin, limpiándose los labios con una servilleta.
—No, le pedí a Sawney y Bean que lo hagan.
—No sabía que los titanes podían cocinar tan bien —dijo con un aire de inocencia en sus palabras—, Hange debe de estar muy emocionada al saber que sus queridos especímenes pueden hacer eso.
—Esa cuatro-ojos de mierda, se vuelve loca con cualquier estupidez que tenga que ver con esas cosas asquerosas.
—Sí… eso es cierto, muy cierto…
Erwin se quedó callado de un momento a otro, Levi, volteó a verlo y lo vio mirando a un punto fijo en la pared vacía que estaba frente a él.
—¿Qué te pasa, Erwin? — le preguntó fastidiado.
—A veces, suelo pensar en si hoy será la última vez que cenemos juntos, siempre el tiempo que paso contigo lo disfruto como si fuera el último.
—Todavía no es el final —El azabache le contestó con mucha seriedad.
—No quiero rendirme, Levi. —Erwin, miró directo a esos ojos grises—. Mis sentimientos por ti están creciendo cada vez más. —Se quedó callado unos segundos—. No puedo encontrar ninguna salvación por más que rece.
—¿Quieres huir? —lo miró serio y molesto—. Eso no está permitido, así nuestros deseos permanezcan sin gracia.
Erwin soltó una risita y Levi lo miró confundido, no había dicho nada que podría causarle risa.
—¿De qué te estas riendo, estúpido?
—Nada, es solo que recuerdo ese día —El azabache arqueó una ceja—, el día que me enamoré a primera vista, lo recuerdo como si fuera ayer, cuando te vi con el equipo de maniobras tridimensional entre esas casas y desde ese día, creí que algún día los dos estaríamos unidos.
—Y yo solo queriendo matarte.
—Siempre tan amoroso, Levi —dijo con una sonrisa, una sonrisa que el más pequeño interpretó como burla, ya que eso es lo que era—. Espero que en el otro mundo, —Tomó su mano entre las suyas— después de que volvamos a nacer, quiero volver a verte y que encontremos la felicidad juntos.
—Nuestro siguiente mundo, será pacífico solo por el simple hecho de que nos volveremos a encontrar. —Apretó su mano—. Te juro que nos volveremos a conocer y encontraremos la felicidad.
—Estaré esperando ese momento.
Erwin, tomó a Levi de las caderas y lo acercó a él para besarlo. El rubio se sentía halagado de poder tener al heichō entre sus brazos y entre sus sábanas todos los días. Esos eran los momentos que siempre atesoraba y que vivía como si fuera el último.
No importa dónde estén nuestros cuerpos, estoy seguro que puedes escuchar mi voz, ¿verdad?