- Vamos corazón tienes que comerte todo... - acerque más la cuchara con la comida a su boca, pero ella solo la fruncía más y alejaba su rostro. - Yeri, si no te comes todo no va a haber caricaturas para ti.
Y como por arte de magia había acercado su carita a la comida, comencé a reír un poco.
- Papá Taemin, ¿Puedes jugar fútbol conmigo en el patio? - La voz de mi hijo mayor me hizo sacar un suspiro.
- Amor, estoy ocupado en este momento dandole de comer a tu hermana, en cuanto termine podemos ir los dos a jugar ¿Te parece? - Frunció su boquita justo como lo había hecho su pequeña hermana.
- Ya nunca tienes tiempo para mí... - Y el llanto fue inevitable, se había sentado en el suelo llorando a todo pulmón. - Ya no me quieres.
- Yoogeun cariño párate del suelo y no digas esas cosas... - Justo cuando me paré para levantar a mi hijo, la pequeña Yeri también había comenzado a llorar, tener a los dos llorando con todo el aire que pudieran tener en sus pulmones hacia que me doliera la cabeza, sobe el puente de mi nariz y respire profundo. - Yeri amor ¿porque lloras?
- ¡¡Ves!! Yo también estoy llorando y primero le preguntas a mi hermana... - Incremento su llanto.
No sabía que hacer, tome en mis brazos a Yeri, empezando a darle palmaditas para que se calmara un poco y me agache hacia Geun para tratar de levantarlo pero este sólo golpeó mi mano para alejarla y después pararse y correr a su recamara, había escuchado la puerta cerrarse fuertemente.
- Tranquila amor, tranquila, ¿Dime porque lloras? - mi pequeña salió de mi cuello y me miró con sus enormes ojos llenos de lágrimas y ya coloreados de rojo.
- Geun, enojado, mi. - Dijo con demasiado esfuerzo por culpa de los sollozos que salían de su cuerpo, la abracé fuertemente.
- Tu hermano está un poquito mañoso el día de hoy, el no está enojado contigo. - Suspiré pesadamente y la separe un poco de mi. - Que tal si ya no lloras y vamos a verlo a su recamara para que salgamos a jugar con él ¿Te parece?
Ella asintió tallando sus manitas en sus ojos y dandome la sonrisa más hermosa y que podría derretir cualquier corazón, la baje y caminamos hacia el cuarto de Geun, al llegar pude escuchar sus fuertes sollozos.
- Campeón, abre la puerta, Yeri y yo te venimos a decir algo. - Toque la puerta suavemente.
- ¡¡No!! ¡¡Vete!! - Suspiré sobando por segunda vez el puente de mi nariz, pero antes de siquiera decir algo una pequeña voz se escuchó a mi lado.
- ¡¡Geun!! ¡¡Jugar!! Vamos ¿Si? - Sonreí ante la imagen de Yeri gritándole a la puerta de su hermano.
En menos de lo que pensamos Geun ya había abierto, su mirada se puso en mi un segundo, que me bastó para ver cómo tanto sus ojos como su nariz estaban rojas por el llanto, trate de acercarme pero el Frunció su ceño y se acercó a su hermana para tomarle la mano.
- Vamos hermana, vayamos a jugar al patio.
~.~.~.~.~.~
Toda la casa se encontraba a obscuras, lo cual era demasiado raro para la hora que era, deje mis cosas en el sillón de la sala para después dirigirme escaleras arriba, pase por la recamara de Yeri y la abrí con mucho cuidado pudiendo ver el pequeño cuerpo de mi hija durmiendo tranquilamente, me acerque con cuidado de no despertarla y dejé un pequeño beso en su mejilla regordeta, cerré su puerta para después ir a la de mi hijo viéndolo de la misma manera, después de haber visto a mis hijos no dude que mi esposo estuviera igual de dormido, pero mi sorpresa fue grande cuando lo ví sentado en la cama con un libro en manos, parecía que acababa de salir de la ducha pues escurría un poco de agua de su cabello.
- Pensé que también estarías dormido. - ví como pegaba un pequeño brinquito del asombro de escuchar mi voz.
- No te escuché llegar, ¿Cómo te fue? - alejo su libro para estirar sus manos hacia mi, acercándome y dejando un suave beso en mis labios.
- Bien, un poco de lo de siempre. - Volví a besarlo. - ¿Y tú? ¿Que tal todo con los niños? - Ví como suspiraba y se alejaba un poco de mi para recargarse en la cabecera de la cama tapando sus ojos con su antebrazo. - ¿Día difícil?
- Demasiado hoy Geun anduvo todo mañoso y armó un pequeño show y todo se salió de control, te puedo decir que claramente sigue molesto conmigo.
- Pero ¿Porque?
- Porque según el ya no le pongo atención y ya no lo quiero. - Pude ver cómo volvía a suspirar, pase mi mano por su cabello y me acerque para besar su frente.
- Lamento que tengas que lidiar tú solo con la casa y los niños.
- No era difícil pero últimamente nuestros angeles se están volviendo unos completos demonios, y eso que Yeri aún es un poco pequeña, no sé que vaya a pasar cuando crezca más.
- La llevaré a un convento... - Sentí su mirada.
- ¡A no! Tú no vas a llevar a nadie a un convento.
- Pero amor, ¿sabes cuántos peligros hay halla fuera?
- Dios creo que cuando me dijeron que ser padre era complicado no pensé que fuera tanto. - me jalo del saco y pego sus labios con los míos en un beso demandante y posesivo, dejándome con ganas de más cuando se separó de mi. - No pienso tener otro bebé, ya con ustedes tres me es suficiente.
Ambos comenzamos a reír y coloque mi frente con la de él para después frotar mi nariz con la suya.
- Bueno pero aún así podemos disfrutar del proceso sin necesidad de tener un producto terminado ¿no? - ambos reímos.
- Para nada no me quiero arriesgar, ve a bañarte y regresa a la cama a descansar.
Nadie te puede enseñar a ser padre, tú lo averiguas con el paso del tiempo, puede ser difícil, pero verlos crecer sanos y felices hace que cada travesura y berrinche se te olvide con el tiempo y disfrutes de todos los momentos a su lado.
~.~.~.~.~