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El último viaje de Jack por Izuspp

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Capítulo 9

La separación

Las manos de Johnny soltaron las de Jack, al escuchar sus palabras. Le había rechazado, su más grande temor se hizo realidad y no pudo evitar sino, sentir la mayor decepción de su vida, y un dolor que no había experimentado antes. Ni siquiera cuando en su adolescencia, la primera y única mujer en su vida, había aceptado ir al baile de graduación con él y le había dejado plantado, para irse a vivir a otra ciudad1

El dolor, que esas palabras le generaron, no era comparable a nada de lo que hubiese sentido jamás en su vida. Johnny no sabía qué hacer, en el fondo, estaba seguro de que Jack de alguna forma, aceptaría sus sentimientos y los dos podrían ser “felices para siempre”. La felicidad que Johnny había anhelado por siempre, pero que nunca llegó.

—Yo… no lo entiendo Jack. Si sientes lo mismo por mí… — En un desesperado intento por comprender, Johnny se atrevió a preguntar, mientras volvía a colocarse sus lentes.

—Quisiera poder corresponderte Johnny, es probable que seríamos muy felices juntos, pero no puedo. He de trabajar arduamente para volver a mi época, con mi familia.

—Pero, ¿no podrías quedarte aquí conmigo? ¿Qué no te gusta vivir en Ciudad Aron? Nos hemos divertido estos meses Jack.

—Es cierto, querido Johnny. Sin embargo, ya estuve mucho tiempo lejos de mi familia. Desde niño fui separado de mis padres y vagué por el futuro durante varias décadas. No puedo hacerles lo mismo una vez más, además, debo cumplir mi deber y ser el sucesor de mi padre. Proteger a mi pueblo es mi destino y se ha de interponer ante cualquier sentimiento personal. — Explicó el samurái.

Johnny no estaba seguro de entender muy bien las palabras de Jack. Su pobre inteligencia no era lo suficiente, como para comprender los relatos de Jack sobre su vida, aún se mostraba incrédulo ante todo aquello; aunque sabía que Jack no era el tipo de persona que inventaría esa clase de disparates, así que tenía que ser todo cierto. En ese momento, quedó totalmente mudo, no sabía qué más podía decir. No quería aceptar ese cruel rechazo, tampoco el hecho de que Jack se iría, para jamás regresar.

—Escucha— Jack colocó una de sus manos sobre la de Johnny—, he sido más feliz a tu lado en estos meses, de lo que he sido en toda mi vida; sin embargo, lo nuestro no puede desarrollarse más. En algún momento he de irme y no soportaría tener que dejarte, justo ahora sería demasiado difícil para mí. Será mejor, si separamos nuestros caminos. Confío en que un día lo entenderás Johnny.

—Quieres decir, ¿que no podemos seguir siendo amigos?

—Será lo mejor Johnny. Renunciaré a la academia de Karate y buscaré otro empleo, además, buscaré un lugar para vivir.

—¡No es necesario Jack! Yo dejaré de ir a la academia, ya aprendí todo lo que necesito del gran Ringo de todas formas. —Declaró en un vano intento por alardear como siempre lo hacía— ¿Podría pedirte algo Jack?

—Dime, Johnny.

—¿Podrías despedirte de mí, el día que regreses a tu época?

—Jamás me iría sin despedirme Johnny, no después de la amabilidad con la que tú y Bunny me han tratado desde que llegué. Realmente, he llegado a considerarlos familia y no me perdonaría a mí mismo, si me marchara sin siquiera decir adiós. Es una promesa Johnny.

—Una última cosa…

—Lo que sea.

Sin decir nada más, Johnny se acercó a Jack, abrazándolo fuertemente, pero con mucho cariño. Sabiendo que probablemente jamás podría volver a hacerlo, debía aprovechar su última oportunidad para sentirlo. La última ocasión en la que podría disfrutar su calidez, palpar su fornido cuerpo, respirar su agradable aroma y acariciar su sedoso cabello. Jack le correspondió, por primera vez, sintiéndose igual que Johnny.

Cuán afortunado había sido el samurái de llegar a esa época, pudiendo volver a sentir lo que era el amor; sin embargo, no fue completamente sincero con Johnny y no le explicó su mayor motivo para rechazarlo:

En sus largos años de viaje, Jack jamás pudo ser cercano a nadie, la vida se había encargado de enseñarle de la manera más cruel, que todas las relaciones eran efímeras. Tras décadas de conocer amigos a quienes tuvo que dejar, a quienes vio morir, a quienes jamás volvió a ver. Tras haber perdido a Ashi, habiendo estado a su lado por un período muy breve; Jack simplemente tenía miedo de relacionarse con las personas.

Tenía temor de ser lo suficientemente cercano a alguien, a quien tendría que perder en poco tiempo. Aunque también se temía que ya era demasiado tarde en esa ocasión. Al haber escuchado los sentimientos de Johnny, le fue más fácil liberar todo aquello que venía reteniendo en su propio corazón. Le fue fácil entonces, aceptarse a sí mismo, que volvía a sentir el amor y se atrevió a pensar, que esta vez incluso, era mucho más profundo. Después de todo, había vivido mucho más tiempo y más pacíficamente, junto a Johnny.


Al día siguiente, Jack le comunicó a Bunny que estaría dejando su hogar. A pesar de que la decisión le causaba bastante tristeza a la mujer, aceptaba que Jack quisiera tener su independencia y privacidad; así que ella misma le ayudó a empacar y también le preparó un delicioso desayuno de despedida.

—Le agradezco infinitamente todo lo que ha hecho por mí, Bunny. Estaré por siempre en deuda con usted.

—¡Oh Jack, querido! No digas eso por favor. Terminaré llorando. —Dijo la señora Bravo, mientras atrapaba a Jack en un maternal y tierno abrazo— Espero que nos visites de vez en cuando, y que no dejes de ser amigo de mi Johnny. ¡Has hecho tanto por él Jack! Me has hecho la madre más feliz del mundo, al ver todo lo que mi pequeño ha madurado gracias a ti.

—Eso no es cierto, Johnny ha cambiado gracias a su dedicación. —Le contradijo, aunque en el fondo se sentía halagado y hasta orgulloso, porque bien sabía que el torpe rubio había decidido madurar a la fuerza, gracias a los sentimientos que había desarrollado hacia él.

Jack abandonó el hogar de los Bravo, sintiéndose miserable. Realmente pensaba que estaba en deuda con ellos; pero la mejor manera de pagarles, era irse y dejarlos volver a sus vidas antes de conocerlo. Ya no seguiría viviendo de la amabilidad de Bunny, ni se atrevería a lastimar a Johnny, ahora que sabía de sus sentimientos.

—¿Te vas así sin más? —Al voltearse para encontrar el origen de aquella pregunta, Jack se encontró a Suzy, a quien no le había comunicado nada, a pesar de que también se habían convertido en buenos amigos.

—Hola pequeña Suzy. Así es, decidí que ya es hora de buscar mi propio lugar, en lo que logro reunir el dinero suficiente…

—Para regresar a tu época —Le interrumpió la joven— Johnny te confesó sus sentimientos ¿cierto? ¿Es por eso que te vas?

—No puedo permitirme estar con él Suzy… —A Jack no le causó la más mínima sorpresa, que la joven hubiese comprendido la situación sin tener que explicársela.

—¿Qué acaso no sientes lo mismo que Johnny?

—Si me quedo solo terminaré lastimándolo, y a mí mismo. No puedo permitirme relacionarme con nadie más, la vida me ha demostrado que las relaciones humanas son frágiles, al menos cuando se trata de mí. Si me acerco más a Johnny, algo malo podría pasarle. Además, no puedo quedarme en esta época.

—Lo entiendo… —la joven se sentía muy mal por Johnny, pensaba que esta vez sí podría ser feliz, máxime que ella de antemano sabía que Jack también le amaba, mucho antes incluso de que el mismo Jack se diera cuenta— Solo espero que esta realmente sea la mejor decisión. Dudo mucho que Johnny vuelva a ser el mismo de siempre.

Y Suzy no se equivocó…

Ese día, Jack le solicitó amablemente a Carl que le diera posada, mientras encontraba una habitación para rentar. Y en la casa de los Bravo, Bunny no paraba de tocar a la puerta de su hijo, quien ni siquiera tenía ánimos para contestarle a su madre. Johnny hacía todo lo posible por contener el llanto, después de todo, no quería sentirse tan frágil. Pero la tristeza en la que estaba sumido era profunda.

Ya no vería más a Jack, sino hasta el día en que regresara a su época. Ya no podría abrazarlo, ni sentirlo, no le relataría historias para dormir y tampoco entrenarían juntos. Pero, sobre todo, Johnny se preguntaba ¿cómo era que iba a dejar de amar a Jack? Ya nada iba a ser como antes. Johnny no se imaginaba a sí mismo, persiguiendo mujeres de nuevo. ¿Qué iba a hacer de ese momento en adelante?

—Tal vez, el buen Johnny no estaba hecho para el amor después de todo…—suspiró con resignación. Sumiéndose en su soledad y el vacío tan grande que Jack le había dejado.

Al día siguiente, Bunny no permitió que su hijo se quedara encerrado en su cuarto ni un momento más. Así que, haciendo uso de su fuerza escondida, derribó la puerta de la habitación de Johnny y le haló de la oreja, obligándolo a entrar al baño.

—¡Espera, mamá! ¿Qué haces?

—Es hora de bañarse hijo, luego puedes pasar a la cocina por tu desayuno y después de eso, irás a la calle a buscar un empleo. —Le sentenció la mujer.

—¿Qué? ¿Un empleo?

—Así es. Ya es hora de que tengas más responsabilidades Johnny, y un empleo te caería de maravilla.

Haciendo caso omiso de los reclamos de su hijo, luego de asegurarse de que había entrado a la ducha, Bunny regresó a la cocina para preparar el desayuno de ambos. La mujer había tomado la decisión luego de que Jack partió y se dio cuenta de lo mucho que aquello había afectado a Johnny. Fue el momento en el que se percató de que, al haber consentido al hombre durante tanto tiempo, simplemente le había estado haciendo daño.

Johnny necesitaba salir al mundo y hacer su vida. Debía ser responsable y hacer muchos más amigos, tal vez incluso, hacerse de una esposa y tener una familia. Pero no lo iba a lograr encerrado en su habitación. De modo que no le quedó más que obligarle.

A regañadientes, el hombre se duchó y desayunó en silencio junto a su madre. No estaba de humor para aquellos disparates; él sólo quería estar en su cuarto, recordando los buenos momentos junto a Jack y descifrando la mejor manera de superar su pérdida. De volver a ser el mismo Johnny jovial y despreocupado de antes. Pero su madre no le dejó llevar su “luto” en paz.

Finalmente, Johnny decidió obedecerla, después de todo, era su madre. Así que terminó yendo al único lugar que se le ocurría: con el viejo Pops.

—Oye Pops, ¿te gustaría contratar al único y genial Johnny en tu restaurante? De seguro teniéndome como empleado, las mujeres vendrán como abejas a la miel.

—¿Contratarte para trabajar aquí? —Pops no entendía qué bicho le había picado a Johnny, pero lo que le parecía aún más extraño, era que a pesar de que Johnny se esforzaba por aparentar ser el de siempre; era más que obvio que se encontraba mal. Y Pops jamás le había visto de esa manera, por lo que se sintió realmente preocupado.

—Mi madre me dijo que debía buscar un empleo. ¡Vamos viejo! Te aseguro que no te arrepentirás.

—De acuerdo, de acuerdo Johnny. Estarás a prueba un tiempo, puedes ser el lavaplatos por ahora —aceptó el mayor, más por hacerle un favor a su amigo que otra cosa.

Resultó ser que, Johnny parecía ser más responsable de lo que aparentaba. O al menos lo era ahora que, había logrado cambiar un poco su personalidad y la manera de ver las cosas. Pops sospechaba que todo aquello algo tenía que ver con el hecho de que Johnny se había enamorado de Jack, pero no se atrevía a preguntarle nada, por temor a recordarle algo doloroso. No quería “echarle más sal a la herida” si es que Johnny estaba realmente herido. Aunque no le quedaba la menor duda, porque en todos los años que tenía de conocerlo, jamás le había visto triste, ni serio.

Al menos, esperaba ayudarle a superar su situación a su manera, tratándolo como de costumbre y permitiéndole trabajar para él. Johnny era joven después de todo y Pops tenía confianza en que algún día lograría volver a ser el Johnny de siempre.


Pasaron los días, e incluso varias semanas. Sorpresivamente, Johnny no había resultado ser un inútil, y desempeñaba su labor de lavaplatos como era debido. Pero su ánimo no regresaba a ser el mismo de antes, a pesar de que se notaba que el rubio lo intentaba. Aunque no se le daba nada bien fingir, simplemente, había perdido la chispa que tenía anteriormente. Ni siquiera se le había vuelto a ver coqueteando con ninguna mujer.

A su madre le preocupaba el hecho de que su hijo no mejoraba nada. A pesar de haberlo obligado a trabajar, pensando que así también distraería su mente, pero a pesar de que el tiempo pasaba, nada cambió demasiado. En un principio, Bunny pensó que Jack debió ser el amigo más cercano que Johnny había tenido en toda su vida. Pero después de todo, su instinto de madre le hizo entender toda la verdad. Por la manera en la que Johnny suspiraba constantemente, y más al ver su programa favorito, que le recordaba las clases de karate con Jack; la mujer fue capaz de comprenderlo: Johnny se había enamorado.

¿Pero qué podía ella hacer? Estaba acostumbrada a que su hijo fuese rechazado por cuanta mujer se le cruzara en el camino, comprendiendo que eso era lo mejor para Johnny, ya que solo las buscaba por su apariencia. Pero Jack, era algo especial. A la señora Bravo, poco le importaba que Jack fuese un hombre. Ella solo podía ver que era una persona ejemplar y sobre todo, que había influido positivamente en su hijo, más de lo que ella había podido lograr en toda su vida. Sin embargo, con todo el dolor de su alma, tenía que aceptar que Jack se había alejado por algo, y probablemente ese algo, eran precisamente los sentimientos de Johnny hacia él.

Por su parte, Johnny realmente se esforzaba por recuperar su ánimo; pero simplemente no lo lograba. No sentía deseo alguno de conquistar a ninguna mujer, tampoco de practicar karate, ni patinar en hielo; inclusive había dejado de ser el glotón que siempre había sido. Tenía semanas sin saber nada de Jack, y si bien sabía que el samurái jamás rompería su promesa de despedirse de él antes de marcharse para siempre, la ansiedad le estaba consumiendo. Lo único que le mantenía con los ánimos un poco altos, era la posibilidad de poder verle, aunque fuese una última vez. Pensaba que tal vez, luego de que Jack volviera a su época, él podría volver a la normalidad. Aunque no tuviese mucha lógica su pensamiento, era lo que le mantenía esperanzado.

Justo en ese momento, estando en la cocina de Pops, la voz del hombre llegó hasta sus oídos:

—¡Carl! Hace tiempo que no te muestras por acá, hijo.

—Lo lamento, he estado ocupado con mis experimentos. —El vivaracho joven rio, para luego solicitarle a Pops que le sirviera un tazón de su famosa sopa.

Johnny que no había perdido palabra de la corta conversación, salió de la cocina, recuperando momentáneamente su energía habitual. Se apresuró a tomar a Carl por ambos hombros, acercándose más de la cuenta a su rostro para hablarle con algo de desesperación.

—¿Qué ocurrió con la máquina del tiempo Carl? ¿Ya la terminaste?

— ¡Vaya Johnny! Jamás te habías interesado en ninguno de mis experimentos. Si quieres puedo ponerte al tanto de los avances del proyecto.

—¡Eso no me importa, inútil! Solo quiero saber si ya la terminaste. ¿Pudo Jack regresar a su época?

—¿Qué? ¡No me hagas reír! Posiblemente hagan falta varios años para poder reconstruirla, al paso que vamos. Es mucho dinero el que necesito para conseguir todos los componentes Johnny, ahorré por años para construirla la primera vez. Y con la explosión, quedó totalmente destruida; tuve que comenzar desde cero.

—Eso quiere decir que, ¿Jack no regresará pronto?

—No lo creo. Y me parece que eso lo ha tenido algo afligido. Jamás lo vi demasiado animado, Jack es un tipo bastante tranquilo, pero ahora casi no habla. Nos reunimos una vez por semana, cuando me entrega algo de dinero para que yo pueda ir comprando lo que necesito para la máquina, pero no se ve muy bien. Desearía poder hacer algo para acelerar el proceso, debe de extrañar muchísimo a su familia. Incluso me dijo que había conseguido un segundo empleo, está trabajando sin parar.

Al escuchar esas palabras, Johnny soltó a su amigo del fuerte agarre con el que lo tenía atrapado. Ni siquiera se molestó en darle las gracias, simplemente regresó a su puesto en la cocina.

Johnny se dio cuenta entonces, de que había estado siendo egoísta todo ese tiempo. Él preocupándose por sus tontos sentimientos hacia Jack, pero jamás consideró que el samurái realmente tenía un hogar y una familia a quienes probablemente ansiaba volver a ver. Y si lo de sus relatos era cierto, la vida había sido lo suficientemente cruel con Jack, como para separarlo de ellos por muchísimos años. Pero él, en su egoísmo, quería contribuir a aquella separación.

— ¿Qué he estado haciendo? ¡Debo haber parecido un idiota todo este tiempo! El gran Johnny Bravo, dueño de los más sensuales pectorales y los mejores movimientos de karate, no dejaría que nada le afecte. ¡Prepárate mundo, Johnny está de vuelta!

Y de esa forma, inspirado por la fuerza de voluntad y dedicación del hombre a quien amaba, Johnny tomó la resolución de dejar de andar por la vida lamentándose por no haber sido correspondido por él. Ya que Jack tenía verdaderos motivos para no hacerlo, y le quedaba la satisfacción de saber que, no fue rechazado porque no le amara, no fue como en sus muchos otros rechazos; le quedaba la dicha de saberse realmente amado, por primera vez en su vida.


Por su parte, Jack no se la estaba pasando nada bien. Desde que dejó la casa de los Bravo, ya no había felicidad en su vida. La oscuridad opacaba su camino una vez más, al haber abandonado lo único que le causaba dicha en esa época. 

Había logrado rentar una habitación bastante modesta, la cual era demasiado pequeña, pero de todas formas, él ya había tenido que vivir muchísimo tiempo a la intemperie; así que eso no le molestaba. Lo que realmente le causaba frustración, era lo silencioso y frío de aquel lugar. Estaba solo una vez más, y extrañaba muchísimo la continua cháchara de Johnny, que de una u otra manera, siempre le ponía de buen humor. El frío que sentía, no era debido a la temperatura del ambiente, sino la de su propio corazón. La antigua calidez de Johnny se había esfumado para darle paso a la gélida soledad.

Jack decidió entonces que lo único que le quedaba, era redoblar esfuerzos para regresar a su verdadero hogar, con su familia. Así que aparte de las clases que impartía durante el día en la academia del maestro Hama, Jack consiguió un segundo empleo, como guarda de seguridad de un supermercado, el cual ejercía por las noches. La paga no era buena y entre sus dos empleos, no podía dormir demasiadas horas al día, pero había podido demostrar sus dotes de artes marciales y también manejo de armas; así que no le fue complicado que le dieran ese empleo y debía aprovechar.

Después de todo, lo único que quería era volver y poder olvidarse pronto de lo que sentía por Johnny, que resultó ser mucho más fuerte de lo que él creía.

Jack era fuerte, había pasado por torturas peores, en los tiempos en los cuáles luchaba en contra del horrible monstruo Aku. Así que, tener dos empleos y sufrir la pérdida de otro ser amado (aunque no fuese pérdida literalmente), era nada comparado con aquello. Sin embargo, tal vez se había suavizado en los meses que había estado viviendo allí, o se habría acostumbrado a la paz, ya que hacía mucho tiempo ni siquiera luchaba; porque aquel estilo de vida, comenzó a pasarle factura a las cuantas semanas.

Jack tampoco se alimentaba muy bien, ya que deseaba gastar lo menos posible, para así poder ahorrar mucho más para cumplir su objetivo. De modo que sin comer ni dormir lo suficiente, ya comenzaba a sentirse debilitado y algo enfermo. Lo cual no había pasado desapercibido para Carl.

—¡Cielos Jack! No te ves para nada bien. Deberías tomarte un descanso. ¿Por qué no vas a pasear junto a Johnny y Suzy, como lo hacían antes?

—Agradezco profundamente la preocupación, sin embargo, me siento en perfectas condiciones —mintió—, mejor cuéntame amigo Carl. ¿Qué tan cerca estamos de lograr reconstruir la máquina?

—Lo lamento Jack, pero no estamos mucho más cerca que al principio. Aún con los ahorros de los dos, los componentes de la máquina son muy costosos. Tal vez debí habértelo dicho desde antes pero, es muy posible que estés atrapado en esta época por varios años —Le comunicó con pesar—. Pero viendo el lado positivo, puedo devolverte exactamente al mismo instante del que te traje, así que para tu familia, será como si jamás te hubieses ido. ¿Qué te parece eso? ¿A que soy un verdadero genio?

—Sí, claro… —Jack estaba más que decepcionado. Si hubiese sabido que iba a tardar tanto tiempo, tal vez no hubiese rechazado a Johnny tan pronto. Podría haberse dado el lujo de estar un tiempo con él y disfrutar de su compañía y el amor que podía proporcionarle. Aunque luego lo pensó con cabeza fría, en el fondo sabía que había tomado la mejor decisión. Tarde o temprano, iba a regresar a su época y mantenerse al lado de Johnny, solo le haría más difícil partir, se los haría a ambos.

Sin embargo, saber que estaba destinado a vivir más tiempo del que pensaba allí, era una verdadera tortura, saber que estaba tan cerca de Johnny y a la vez tan lejos. Fue entonces, cuando una idea se cruzó por su cabeza: aunque no fuese a estar con él, tal vez podría de vez en cuando acercarse y observarlo de lejos. Después de todo, al menos tenía un día libre a la semana; poder ver a Johnny aunque fuese a la distancia, le proporcionaría algo de alivio a su corazón.

Así que, con los ánimos renovados dada su idea, Jack esperó con paciencia su siguiente día libre y cuando llegó, no perdió ni un momento. Temprano en la mañana ya se encontraba espiando a las afueras de la casa de los Bravo. Usando sus habilidades de ninja2, le fue muy sencillo escabullirse entre los arbustos del jardín de Bunny, y adentrarse en la casa sin ser detectado.

Una vez adentro, pudo escuchar los típicos y ya bien conocidos ronquidos de Johnny, que le llenaron de nostalgia.

—¡Johnny, hijo! Despierta, es tarde para ir al trabajo. —Le llamaba su madre, a lo que Jack se sorprendió al enterarse de que Johnny tenía un empleo.

—Cinco minutos más. —El hombre se revolvió en su cama, logrando sacar una leve risilla a Jack, que le observaba.

Después de que su madre logró hacerlo levantar, todo se desarrolló a como normalmente pasaba en la residencia Bravo: Johnny devorando su desayuno como si no hubiese un mañana, su madre sonriente limpiando las comisuras de sus labios con ayuda de sus dedos y un poco de saliva, para luego despedirse con un beso. Todo aquello le causaba a Jack la tranquilidad y dicha que le hacía falta en su vida en ese momento.

—Adiós mamá. ¡Hoy Johnny conseguirá una nena! —Declaró el hombre, ante su satisfecha madre que, agradecía a la vida que su hijo hubiese podido superar la pérdida de su amor tan rápidamente.

Cosa que a Jack, no le agradó demasiado. Pero no eran celos lo que sentía, estaba muy lejos de poder experimentar esa clase de sentimientos burdos y sin sentido. Decepción era lo que le embargaba en ese momento, al saber que Johnny había podido superarlo y seguir con su vida; pero él mismo, que era tan viejo y experimentado, no lo había logrado en absoluto.

—Tal vez, Johnny aún tiene lecciones que enseñarme. —Jack se permitió sonreír melancólicamente, mientras les observaba nuevamente desde los arbustos.

—¡Hola Jack!

—Hola Suzy —saludó distraídamente, para luego caer en cuenta de que le habían descubierto—. ¡Espera! ¿cómo es que…? No importa ¿Podrías guardar el secreto por mí?

—No te preocupes Jack, no te delataré con Johnny. Finalmente logró ser el mismo idiota de siempre y no le haría bien saber que estuviste husmeando por acá —La joven rio ligeramente—. La pasó muy mal hasta hace unos días, ¿sabes?

—No tenía idea.

—No le fue nada fácil superarte, y si te soy sincera, dudo mucho que lo haya hecho. Pero se está esforzando. Sea lo que sea que hayas hecho con él Jack, fue muy bueno; mejoró muchísimo su actitud desde que te conoció.

—Gracias Suzy— el samurái le sonrió al ser informado por ella acerca de algo tan grato para él—, ahora debo irme. Volveré en otra ocasión. — Luego de hacer una profunda reverencia, Jack desapareció de la vista de la muchacha.

¿Por qué Johnny era capaz de sanar su corazón con tan poco? Se preguntaba Jack mientras regresaba a su hogar ese día. La breve visita que hizo había sido más fructífera de lo que esperaba. Él solo quería poder volver a ver a Johnny, pero obtuvo algo mucho más valioso: paz. Saber que había contribuido tanto a la vida del hombre a quien amaba, le llenaba de satisfacción.

¡Qué importaba si no podían estar juntos! El amor, no se trataba solo de eso. Jack lo comprendió muy bien en ese momento. Preocuparse por la otra persona y desearle lo mejor en la vida, aunque estuviesen separados, era lo que significaba amar realmente. Y a Jack, le quedaba la satisfacción de saber, que aunque fue por un breve momento, Johnny también le amó. Incluso antes de que él mismo aceptara estar enamorado.

¿Qué más necesitaba si no eso? Samurái Jack, estaba acostumbrado a que todas sus relaciones fuesen fugaces; pero no por eso se iba a continuar lamentando. En cambio, Jack comprendió que al ser así la naturaleza de su vida, no le quedaba de otra que disfrutar el corto tiempo que fuese, y recordar con cariño los breves momentos de felicidad que había podido vivir.

 

Continuará…

 


 

Notas finales:

 

 En el capítulo 63 o 10 de la cuarta temporada de Johnny Bravo, él cuenta sobre su primer amor. Una chica que en secundaria aceptó salir con él al baile de graduación o al menos eso fue lo que él pensó. Lo que en realidad pasó fue que ella le dijo que le encantaría ir al baile con él, pero que se iba a mudar de la ciudad. Johnny en su euforia, no escuchó la parte en la que le dijo que se iba a mudar, de por sí que él es experto en escuchar solo lo que quiere. Así que se esforzó por tener los músculos que todos conocemos, todo para que al final, la chica no estuviese. Años después regresó a visitar a Johnny, pero resultó que estaba casada y con muchas bendiciones jaja. ¡Pobre Johnny!

 

2  No crean que me equivoqué y puse ninja en lugar de Samurái jaja. En el capítulo Jack and the Shinobi warrior, de la cuarta temporada de Samurai Jack, este nos muestra sus asombrosas habilidades Ninja. Se los recomiendo, ese capítulo es muy emocionante :3

 

Tuve que cortar el capítulo aquí porque se me hizo muy largo, pero lo bueno es que el siguiente está casi listo, así que lo publicaré muy pronto.

¡Saludos!


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