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Sin palabras por Quijano

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Notas del fanfic:

Mis palabras fueron sarna, trasatlántico y guinda.

Bienvenidos y disfruten.

 

Los personajes le pertenecen enteramente a Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Es un simple One Shot para cumplir mi parte del reto, y espero que les guste, aunque sea una historia trillada y cliché.

La clase de matemáticas aburría a todos en el aula, como usualmente sucedía. La ventana y sus distracciones parecían atractivas y mi atención simplemente se desviaba hacia allá.

 

– ¡Uzumaki! – gritó la profesora –. ¿Me repite lo que acabo de explicar?

 

Todos me miraron intrigados. Sabían que no podría responder, sólo esperaban a ver qué clase de estupidez decía ahora.

 

– No lo sé. Algo de sumas… o restas, ¡me da igual!

– Uzumaki, hazme el favor de cambiarte de sitio – Tan pronto lo dijo me puse de pie para seguir las indicaciones. Ya era el hazmerreír del salón, no quería también ir a detención –. Ahí, junto a Uchiha. Bien lejos de la ventana.

 

El moreno me miró con tremendo desagrado. Normalmente no hablábamos, nunca había logrado agradarle.

 

– Oh, no lo creo – se quejó tan pronto traté de sentarme –. Con alguien como tú, seguro me da sarna.

 

Rodé los ojos exasperado. Uno de los dos tenía que ser el adulto aquí, y ciertamente él no lo sería.

 

– ¡El único que tiene rabia eres tú!

 

Y yo tampoco sería el adulto. Todos rieron por mi comentario, Uchiha me miró contrariado y la profesora amenazó con enviarme a detención con una sola mirada.

 

– Retiro lo dicho. Si te me pegas demasiado mi IQ bajará notoriamente.

– ¡Listo! ¡Ambos a detención! – El grito de la profesora nos obligó a espabilar de la pelea.

 

Salimos sin rechistar, pues no queríamos ganarnos más problemas. Miré a Sasuke con desagrado. Si él no hubiera comenzado con sus comentarios filosos y ocurrentes, ahora mismo estaría tomando la clase… o fingiéndolo.

 

 

El director ni siquiera se había molestado en regañarnos, se limitó a negar con la cabeza en seña de desaprobación y solicitó nuestros expedientes para llamar a nuestros padres, quiénes estarían no sólo al tanto de la reciente pelea, sino de la detención que nos habíamos ganado por, al menos, una semana. Nosotros observamos en silencio la desenvoltura que tenía al hablar con mis padres, quiénes, seguramente, yacían al otro lado de la línea con un gesto de decepción y molestia. Ya me iría mal en la tarde.

 

– Señor – habló Sasuke interrumpiendo su marcación rápida para terminar con este martirio de una buena vez – . Entiendo que este es el protocolo, sin embargo, mis padres no se encuentran en la ciudad, y no sabría decirle con certeza cuando regresan.

– ¡Mentiras! Mis padres tampoco rebosan de alegría por tus tonterías, Uchiha, pero al menos deberías tener el valor de afrontarlos – Declaré inquisitivo.

– Adelante, llama – Me invitó con una sonrisa sarcástica – . Ahora mismo se encuentran en Petropavlosk, me parece que mañana salen y en unos días estarían llegando a Seward. Cuando se comuniquen conmigo, me aseguraré de notificarles de mi castigo. No olvidaré pedirles que le llamen directamente a usted – Ofreció al director de manera educada.

– ¡Esas palabras ni siquiera existen! – Lo ataqué casi de inmediato – ¡Merece otro castigo por mentiroso!

– Si serás dobe – Reclamó él rodando los ojos – . Petropavlosk es una ciudad en Rusia, y Seward está en Alaska.

– Sí, sí – Confirmé ignorando a propósito lo que decía – . ¿Y luego qué? ¿También me dirás que llegaron a esos lugares imaginarios en el lomo de un pegaso?

 

El director sólo atinó a soltar una carcajada, mientras que Sasuke me miraba con burla en los ojos.

 

– Están a bordo de un trasatlántico. Es un gran, gran bote, donde caben muchas personas, y viajan a través del mar, Naruto. Del mar Atlántico – La ironía con la que Sasuke habló sólo consiguió molestarme más.

– Naruto – Llamó el director justo antes de que pudiera replicar algo inteligente – . Sí sabías que esas ciudades realmente existen, ¿cierto?

 

La obviedad en la voz del director, y la sonrisa triunfante de Sasuke me aseguraron que me habían pillado. ¡Por supuesto que no lo sabía! ¿Qué soy acaso? ¿Un geologo? ¡Claro que no me dedicaba a estudiar la geografía! Rodé los ojos y sin pronunciar palabra salí del despacho y me dirigí de vuelta al aula. No podría soportar una semana entera de convivir a solas con Sasuke para cumplir cualquier encargo que nos dejaran.

 

 

La profesora a cargo de la detención sólo nos había dicho que tendríamos que recoger todo el material, la escenografía y los vestuarios del taller de teatro y reacomodarlos, luego de eso había cerrado el salón con nosotros adentro.

 

La primera hora había avanzado con tranquilidad. El silencio reinaba hasta que Sasuke “Perfecto” Uchiha sacó de su mochila un contenedor, mismo con el que cortó la calma que había y prosiguió con su respectiva tarea.

Nos acercábamos más al final, mucho antes de lo planeado, cuando me detuve a descansar unos minutos. Contemplé disimuladamente al engreído Uchiha, preguntándome cómo es que alguien que me desesperaba de esa manera, alguien a quien era muy fácil odiar, podía resultarme tan increíblemente atractivo. Ver sus facciones detalladas y finas, con ese perfil griego, una figura esbelta, pero viril, la voz profunda y aterciopelada, el cabello negro enmarcando su blanco rostro, los ojos oscuros y sus labios carnosos, me habían hecho considerar en varias ocasiones mi sexualidad bastante tiempo atrás, ahora sólo me definía como gay. O, mejor dicho, únicamente atraído sexualmente al Uchiha imbécil.

 

– ¿Ya no te vas a mover, dobe? – Picó mi orgullo con esa pregunta mientras daba la vuelta y se acercaba al contenedor.

 

Me propuse a contestarle, abrí la boca, pero las palabras se fueron al verlo. Había tomado un fruto rojo del contenedor y se lo llevaba a la boca, antes de llegar se había ayudado con la lengua, mientras que una pequeña gota de jugo resbalaba por la comisura de sus labios. ¡Lucía tan malditamente sexy!

 

– ¿Te comió la lengua el ratón, idiota? – Nuevamente buscaba molestarme, pero luego de esa escena, nada podría hacerme enojar. Tendría la imagen demasiado nítida para acordarme un par de veces de Sasuke por la noche.

– ¿Qué comes? – pregunté ignorando por completo sus intentos de joder.

– Guindas – Su voz sonaba trémula, como si el hecho de que no me molestara lo pusiera nervioso de alguna manera.

– ¿Puedo probar?

 

No pensé concretamente. Sólo me había imaginado que sería tremendamente sensual y romántico el preguntarle si podía probar el sabor del fruto y luego besarlo en lugar de alcanzar una de esas pequeñas bayas, pero antes de poder reaccionar y distinguir la realidad de mi sueño despierto, ya estaba besando a Sasuke sin pudor alguno. El moreno, aunque inseguro, respondió el beso hasta que me aparté de él para mirarlo a los ojos.

 

– Es dulce – Confesé sin rodeos.

– En realidad es ácida – Rebatió como siempre hacía, en esta ocasión lo único diferente era que su sonrisa arrogante no aparecía, sólo había un ligerísimo tono sonrosado en sus mejillas.

– Entonces fue el beso – Aclaré sin vergüenza, esperé unos segundos y Sasuke sólo me miraba en silencio – . ¿Qué sucede? Sólo te besé, no te comí la lengua.

Notas finales:

Ojalá lo hayan disfrutado, bonita noche.


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