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El orgullo de un ex-mujeriego - ZoSan por Legalxinsanity

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Notas del capitulo:

¡Hola! Este fanfic ya lo he publicado completo en Wattpad, pero como yo me inicié leyendo fanfics en esta plataforma, decidí compartirlo también por este medio.

¡Espero que les guste!

 

*A propósito, me pueden encontrar como xMrsHyugax en Wattpad.

 


-Estás teniendo un inicio bastante lento, Sanji-ya -dijo Law. El susodicho despegó su mirada de la pista de baile y la dirigió hacia el hombre que se encontraba de pie a su lado-. Quién iba a decir que a estas alturas de la noche no hayas sufrido ningún sangrado nasal.


-Bueno, digamos que estoy mejorando -dijo Sanji antes de darle un sorbo a su copa de vino.


-Puede ser, aunque es preocupante que hasta Zoro-ya te gane en compañía...


Sanji arqueó una ceja al oír aquello. Law sonrió y con su barbilla señaló una de las esquinas del lugar. El rubio dirigió su mirada hacia aquella dirección y reparó en que, en efecto, Zoro se encontraba sentado con dos chicas haciéndole compañía. El pobre hombre mantenía un vistoso ceño fruncido en su rostro y no dejaba de hacerse hacia atrás cuando una de ellas se acercaba a susurrarle algo al oído.


-Sin duda, estás perdiendo tu gracia -dijo Law-. En cuanto a coqueteo, creo que Ace-ya te está ganando con creces. Y eso debería preocuparte, ya que lo único que se te daba bien además de cocinar, era tener sangrados nasales. Así ya no tengo con qué entretenerme.


-Oe, si sigues así, le aconsejaré fuertemente a Luffy que termine la ridícula alianza que tenemos contigo -dijo Sanji entrecerrando los ojos.


-Sigues siendo mi mujeriego favorito, Sanji. No importa que estés un poco oxidado -Law dio un par de palmadas en la espalda. Una sonrisa se abrió paso en sus labios, una sonrisa que pretendía sacar de quicio al rubio. Pero no lo logró.


Sanji se encontraba de mejor humor de lo que parecía a simple vista, ya que simplemente negó con la cabeza y le dio un sorbo más a su trago mientras reencarnaba su mirada en la pista de baile.


Aprovechando la distracción ajena, Law deslizó su mano posándola sobre la espalda de Sanji, dándole palmaditas en la espalda, tal como si pretendiera animarlo. Su tacto fue suave, contrario a los tratos toscos que ambos solían proporcionarse. Al no ver reacción negativa por parte de Sanji, Law se animó a deslizar sus dedos de camino hacia abajo mientras sin vergüenza alguna posaba su mirada sobre el trasero contrario.


-Y me pregunto... ¿qué tan frustrado estás sexualmente... -comenzó a decir Sanji mirándolo con una sonrisa burlona-, ...como para que contemples acostarte conmigo?


Law saltó como un resorte apartando su mirada del trasero contrario.


-¡Uooo! No te equivoques -dijo Law semi-alzando las manos, como si se estuviera rindiendo-. Jamás me metería contigo. JAMÁS. Solo estaba comprobando si eso de que tu trasero parece el de una mujer era verdad.


-Adivino que el idiota de Ace empezó con ese rumor -dijo Sanji adquiriendo una expresión un poco seria-. Bueno, ¿sabes qué? Ya que quieres comprobarlo, te dejaré hacerlo. Sé que ambos lo deseamos. Aprovechemos que nadie nos está mirando y subamos a mi habitación -Law se congeló, parpadeó un par de veces y su labio inferior tembló, pero aunque no apartó la mirada de él, no dijo nada al respecto. Al ver la reacción, Sanji rompió en risa-. ¡Lo estabas considerando! -se burló señalándolo, como si lo estuviera culpando. Law frunció el ceño-. Por supuesto que era una broma, idiota.


-Pasar tanto tiempo contigo me está afectando... idiota pervertido -dijo Law. Se sirvió un vaso lleno de vino y bebió todo el contenido.


-Eso sí que me dolió -bromeó Sanji colocándose una mano sobre su pecho.


Law rodó los ojos y se alejó de allí.


 


 


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Ya estaba bebiendo su tercer vaso de vino y no había tenido ninguna compañía en ese lapso. Lo único que lo entretenía era Zoro... el bobo de Zoro aún no podía zafarse de la situación en la que se encontraba.


Lo había visto levantarse en contadas veces con la excusa de que se iba al baño, pero las mujeres volvían a sentarlo. Qué pena por Zoro, pero a él le estaba resultando entretenido. Ya no pudo evitarlo. Tenía que acercarse a hacerle la vida imposible al idiota.


Por algo eran amigos.


-Marimo-kun, tal parece que te estás divirtiendo -dijo Sanji una vez estuvo frente a Zoro y las dos mujeres que le hacían compañía. El susodicho lo miró al instante con mirada asesina-. Veo que estás mucho mejor acompañado que yo. ¡Estás aprendiendo rápido!


-Maldito cocinero... -dijo Zoro-. Cállate


-Si gustas, puedes unírtenos -dijo una de ellas a Sanji, mientras se pegaba torpemente a Zoro para dejar así un pequeño espacio a su lado. Sanji asintió y procedió a sentarse sin pasar por alto que su compañero ahora estaba bastante apretado entre ambas señoritas; incluso hasta se había encogido un poco para evitar que sus hombros rozaran el pecho de ambas mujeres-. Me llamo Scarlet... -agregó ella.


-Y yo Rebeca. Siempre es un placer verte -dijo la mujer que se encontraba del otro lado de Zoro-. Te ves tan guapo como siempre, Sanji.


-Gracias por tal halago, preciosa... -dijo Sanji-, aunque deben reconocer que el idiota este se ve decente esta noche. Deben darme el mérito. Si no fuera por mí, habría venido con esos trapos sucios que siempre viste...


-Oe, cejas de espiral... ¿no tienes nada más importante qué hacer? -le dijo Zoro en un intento de sonar duro, pero no le ayudaba mucho el hecho que la mujer ahora le estaba acariciando la pierna.


-No te enojes, marimo-kun. Solo estaba bromeando... -dijo Sanji.


El ceño fruncido persistió en el rostro de Zoro. Sin embargo, cuando Sanji leyó entre líneas, se dio cuenta del tono oculto de esa expresión que gritaba en silencio: "sácame de aquí, por favor".


-Señoritas, ¿les molesta si secuestro a Zoro un momento? -dijo Sanji. Ambas mujeres le miraron sonrientes. Zoro, por su parte, destensó sus músculos-. Le acaban de romper el corazón... y me pidió que le presentara a alguna mujer con la que pudiera pasar la noche.


Zoro de inmediato frunció el ceño y lo fulminó con la mirada. ¿Cómo se atrevía a decir eso?


-Aww... -dijeron ambas mujeres completamente enternecidas.


Sanji le guiñó un ojo a Zoro. Con esa se cobraba todas las veces en las que Zoro acabó con todos los enemigos y no dejó a ninguno para él.


-No creo que le moleste nuestra compañía -dijo Scarlet arqueando la ceja de manera provocativa.


-No, no es necesa... -intentó decir Zoro. La mujer lo tomó por la barbilla callándolo al instante. Con su pulgar comenzó a acariciarle el labio, el cual tembló al sentir aquel contacto. Zoro se hizo para atrás pero en ese instante la otra mujer, Rebeca, desplazó su mano hacia su pierna y comenzó a acariciar su muslo.


¡Uooo!, pensó Sanji alarmado. Eso no era lo que había pretendido conseguir.


-¡Agh, ya lárguense de aquí! -interrumpió Zoro parándose al instante alejándose de aquellos agarres. La pobre chica volteó a mirarlo desconcertada. Mientras que por el lado de Sanji, este simplemente carraspeó su garganta en un intento de ocultar la risa que quería salírsele en ese momento.


Las mujeres iban a replicar pero Zoro las miró con una mirada asesina. Ambas se pusieron de pie con piernas temblorosas y retrocedieron torpemente hasta internarse de nuevo a la fiesta por su bien.


Sanji se sentó de una mejor manera sobre el sofá. Suspiró. Esas mujeres le habían hecho la noche. Pero al parecer Zoro no compartía su sentido del humor. Cuando había volteado a verlo, se había topado con esa mirada asesina que estaba acostumbrado a ver en él.


-¿Qué sucede, marimo? -preguntó Sanji con los estragos de una sonrisa burlona sobre su rostro.


-"¿Qué sucede?" -inquirió Zoro mientras se sentaba a su lado-. ¿A qué viniste, idiota? ¿A hacer bromas o a burlarte de mí? Porque hay una gran diferencia.


-De hecho, había venido a ayudarte. No te iba a dejar solo en lo que sería tu primer encuentro sexual. Quizá hasta hubiéramos podido hacer una orgía entre los cuatro -Sanji rompió en risa.


-Cierra la boca -le advirtió Zoro frunciendo su ceño aún mucho más-. De seguro ya estabas planeando acostarte con ellas...


-¿Acostarme con ellas? Más parecía que ellas se iban a acostar contigo -bromeó Sanji; sin embargo, Zoro solo se cruzó de brazos-. No. No pretendía acostarme con ellas y tú sabes el porqué -declaró esta vez de una manera mucho más seria. Zoro permaneció mirándolo con escrutinio, analizando sus palabras, viendo a través de sus ojos, confirmando si aquella seriedad reflejada en los ojos contrarios era verídica-. Me crees, ¿verdad?


Zoro suspiró y relajó el ceño fruncido de su rostro. Tomar en serio a Sanji sí que era difícil conociendo la reputación que este tenía, pero la verdad era que Zoro sabía cuando hablaba con la verdad u ocultaba algo; lo podía ver en sus ojos. Y gracias a poseer aquella habilidad, era el único que podía ver una parte del alma de Sanji que nadie más conocía.


-Te creo... -le dijo Zoro mientras relajaba sus facciones.


Sanji le sonrió en respuesta.


-Deberías agradecerme por haberte salvado -dijo Sanji con picardía.


-Si es que a eso le puedes decir salvar...


-Por supuesto que sí. Aunque esas mujeres te estaban toqueteando de pies a cabeza, y tú lo estabas disfrutando.


-No estaba disfrutándolo -aclaró de inmediato Zoro con un medio ceño fruncido para luego suspirar derrotado-. Aún me falta aprender cómo zafarme de esas situaciones sin tener que usar la fuerza bruta.


-Anótalo en tu lista de cosas por aprender -se burló Sanji-. Ah, pero, hombre, eso no es tan terrible como lo que pasó en la isla anterior, cuando te quedaste dormido en pleno pasillo y un grupo de mujeres casi te viola -Zoro arrugó la nariz al recordar aquella experiencia-. Eh, que si no hubiera intervenido, la historia habría sido otr...


-Sí, ajá. Pues, gracias, cocinero. Te debo una. -dijo de pronto Zoro desviando su mirada y posicionándola en algún punto de la sala


Ninguna palabra salió de los labios de Sanji; aunque tampoco es que hubiera algo qué decir en ese momento. Zoro rió, dándose cuenta del hecho que los roles, que sus roles se habían cambiado por esos segundos. ¿Sanji sin palabras? ¿En serio?


Pero esa particularidad no duró ni 10 segundos...


-¿Puedes decirlo nuevamente mientras grabo lo que dices con un Tone Dial? -dijo Sanji.


Ambos rieron por lo dicho. Sanji se inclinó para poder alcanzar una botella de Sake que estaba sobre la mesita de noche, a unos metros de donde estaba. Sirvió dos copas y le entregó uno a Zoro, quien lo recibió gustoso.


-Marimo... -dijo Sanji acomodándose en su asiento. El susodicho lo miró al instante mientras bebía el contenido de su vaso-, ¿me consideras un hombre atractivo? Enteramente desde tu perspectiva, claro está.


Zoro casi escupe el líquido que tenía en su boca.


-¿No me vas a contestar? -dijo Sanji mirándolo con una sonrisa burlona-. No me molestaría saber la respuesta...


-Prefiero no hacerlo -dijo Zoro-. No quiero alimentar tu ego...


-Eso quiere decir que tu respuesta es afirmativa.


-Ya quisieras, maldito cocinero -Zoro se rió-. No soy el más indicado para responder una pregunta tan tonta como esa.


-Bah.... -Sanji sonrió aún más-. No seas tímido, marimo-kun.


Zoro negó con la cabeza para luego dar un gran sorbo a su gran vaso de Sake. Sanji apoyó su cabeza sobre el respaldar del asiento para así poder ver con mayor comodidad a su compañero. Zoro se animó a imitarlo.


-Entonces, ¿te parezco atractivo o no? -insistió Sanji-. Me gustaría saber cómo me percibe el hombre más asexual del mundo. Tanta perfección a la vista te debe ser abrumadora.


Zoro rió. Las ocurrencias de Sanji sí que eran insuperables.


-Pues... en primer lugar, Luffy es el hombre más asexual del mundo. Y segundo, ya que quieres saber mi respuesta -Sanji lo miró con curiosidad-, la verdad es que...


-Ustedes sí que deberían besarse -dijo Nami, logrando que ambos centraran sus miradas en ella, quien se encontraba de pie justo delante de ellos-. ¿Quién creería que Sanji-kun le estuviera haciendo compañía a Zoro?


Nami tenía sus mechones ligeramente despeinados y sus mejillas estaban coloreadas en un tono rojo suave. La razón de su apariencia residía en una de sus manos que estaba aferrada a una botella de vino


-Tenía que venir a rescatarlo, Nami-san -respondió Sanji con burla mientras se arrimaba un poco y palmeaba el espacio que había entre él y Zoro.


-Sí, es cierto. Te veías patético, Zoro -dijo Nami con una sonrisa-. En este tipo de ambientes, las mujeres ya no quieren que los hombres se contengan. Quieren hombres que las azoten contra la pared. Así nunca te acostarás con nadie, hombre...


Sanji y Zoro de inmediato se miraron desconcertados. Ya, Nami podía ser intensa a veces, pero en ese momento parecía bastante fuera de lugar; algo estaba mal con ella o el vino que había tomado de verdad estaba fuerte.


-Nami, no más tragos para ti. Ya estás en tu límite -le dijo Zoro inexpresivo.


-¿Mi límite? Estoy lo suficientemente cuerda como para torcerle el brazo al hombre que pretenda abrirme de piernas -dijo Nami.


Zoro levantó sus manos en señal de paz. Sabía que era lidiar con borrachos, por lo que decidió no decir nada más. Sanji, en cambio, estaba tan entretenido contemplando esa faceta de Nami que decidió palmear una vez más el asiento en una muda invitación. Esta se acercó hasta el sofá, pero antes de que pudiera sentarse, se tropezó por culpa de sus tacones. Sanji y Zoro saltaron como resortes y la sostuvieron a tiempo, uno sosteniéndole un brazo y el otro con una mano en su cintura y espalda. La botella que había tenido en mano se le cayó al suelo, pero por suerte esta no se rompió.


-Tú sí que estás grave, Nami-san -bromeó Sanji mientras la ayudaban a estabilizarse-. Jamás te había visto tan borracha. Hasta pensaba que eras inmune al alcohol.


-Será mejor que te sientes un rato -aconsejó Zoro. Nami solo lo miró como si este le estuviera contando un chiste-. Hablo en serio.


Nami no pudo mantenerse firme ante la mirada de ambos hombres, por lo que finalmente asintió con desgano.


Zoro se agachó para levantar la botella y la dejó en la mesita de noche, junto a las demás. Luego procedió a sentarse. Sanji decidió imitarlo y Nami no tardó en hacer lo mismo posicionándose justo al lado de este. Grande fue la sorpresa de Sanji cuando de pronto sintió los brazos de su compañera rodearle y la cabeza contraria apoyarse en su hombro derecho.


-¿Te dije que tienes unos ojos tan bonitos y expresivos, Sanji-kun? Estoy segura que serán la debilidad de cierta persona algún día -Sanji volteó a verla al instante. Ya que sus rostros estaba cerca uno del otro, se miraron en silencio por unos cuantos segundos. Sanji no halló ningún rastro de burla en las expresiones de su compañera, lo cual fue aún más desconcertante.


-¿Cierta persona? -dijo Sanji con el ceño ligeramente fruncido y una media sonrisa en sus labios. Nami solo se encogió de hombros-. Eh, no sé lo que pasa, pero nunca sueles decirme cosas tan agradables....


¿Nami haciendo ese tipo de comentarios? ¡De verdad algo estaba muy mal con ella!. Sin embargo, ambos hombres decidieron pasarlo por alto.


Mientras Sanji seguía conversando con Nami, Zoro pasó su mirada por la pista de baile en donde se encontraban ya muchas personas pasadas de copa. El alcohol sí habría hecho su trabajo esa noche. El bartender preparaba sus combinaciones especiales en la barra. Las botellas de diferentes tragos eran lo que más abundaba en esa fiesta: 30 botellas que Reiju, la hermana de Sanji, había sacado de su colección especialmente para la fiesta, y ni qué decir de las otras 6 botellas que se encontraban en la mesita de noche, a unos metros de él. Whiskey, Vodka, Brandy, Sake, y... la botella que había traído Nami. No se parecía a nada que hubiera visto antes, o tal vez sí.


Lo único que sabía era que esa etiqueta se le hacía conocida.


"Fruta del Diablo", decía.


Oh...


Esa bebida era una de las bebidas alcohólicas más fuertes del mundo. Los efectos eran bastante peligrosos, ya que estos variaban en la persona dependiendo de la botella. Era algo así como efectos sorpresa.


-Cocinero, ¿de dónde sacaste este trago? -dijo Zoro mientras tomaba aquella botella y se las mostraba.


-Oh... No recuerdo haberla sacado -dijo Sanji intentando hacer memoria-. ¿Fuiste tú, Nami-San? -Nami miró a ambos hombres como si los estuviera escaneando, apartó la mirada y se encogió de hombros. Sanji sonrió-. Nami-san, no sé qué le pasa a tu habilidad para mentir, pero esta noche no está funcionando. ¿Quién te dio esta botella?


-Bueno.... puede que... -enfocó su mirada en otro punto, lejo de los rostros de sus compañeros y dejó escapar una sonrisa-, se la haya quitado al apuesto hermano de Luffy.


-¿Ace? Oh, me alegra que lo haya traído. Ese vino es exquisito... -dijo Zoro.


Zoro estaba a punto de abrir la botella y beber el contenido, pero Sanji frustró sus planes arrebatándosela.


-Es obvio que se la dio a Nami-san para aprovecharse de ella después -dijo Sanji con un notorio ceño fruncido. Zoro ni lo estaba escuchando. Se estiró e intentó quitarle la botella, pero el rubio alzó la botella para que quedara fuera de su alcance y agravó su mirada-. Hablo enserio.


-Dudo mucho que Ace tenga algún interés en ella -dijo Zoro con una actitud relajada-. Jamás le haría algo a la nakama de su hermano menor.


-Me da igual. No voy a dejar que ninguna otra señorita beba esto -dijo Sanji señalando la botella-. Esto es un acto muy bajo por parte de ese idiota...


Sanji se puso de pie y se dirigió a la barra, dejando a Zoro a cargo de Nami.


 


 


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Ya llevaba fumando su quinto cigarrillo. Se supone que solo había ido a deshacerse de la botella, pero algo le decía que le podría ser de utilidad contra Ace, por lo que decidió sentarse un momento en la barra dejando que su mente se iluminase.


-Te veo muy solo, rubio -Sanji suspiró con malestar al escuchar aquella voz. Le dio un sorbo a su bebida y se volteó a encarar a aquella persona con una sonrisa de lo más fingida-. ¿Qué pasó? ¿Nadie te hace caso?


-De hecho, me di la noche libre; solo por eso estás con buena compañía -dijo Sanji.


Ace se rió ante lo dicho mientras tomaba asiento en la barra al lado de Sanji. Levantó la mano y el bartender de inmediato se puso a servirle su bebida.


-Oí por parte de algunas mujeres que te has puesto un poco aburrido -dijo Ace imitando aquella sonrisa que estaba presente en el rostro ajeno-. Mejor ten cuidado con tu reputación.


-Lo que sucede es que las tuve algo descuidadas -dijo Sanji-. Verás, el grupo masculino también me solicita y tengo que prestarles un poco de atención -Ace giró su rostro de manera que pudiera observarlo directamente y arqueó una ceja-. Estoy seguro que no entenderías. No tienes el mismo impacto en ambos géneros.


En ese momento, el bartender le extendió a Ace su trago. Agradeció con un leve asentimiento de cabeza y bebió un poco el contenido.


-Con que grupo masculino... -dijo Ace. Bebió un pequeño sorbo más antes de continuar-. No, la verdad no entiendo. ¿Por qué algún hombre cambiaría un par de pechos por algo como tú? Yo no lo haría.


¿Que si a Sanji le ofendió ese comentario? Por supuesto que no. Su ceño fruncido, sus puños apretados y los deseos de aniquilar ese hombre solo eran los reflejos naturales que se generaban al estar en su presencia. Nada tenía que ver su comentario.


Pero al parecer Ace no lo tomó igual. Su sonrisa reflejaba satisfacción, superioridad, como si hubiera dejado en claro quién era el que mandaba. Por suerte, sus desagradables labios agrietados no mencionaron ni una palabra más. Solo se dedicó a beber un poco más de su trago, como si este fuera la fuente de su atrevimiento, hasta que terminó el contenido por completo.


Sanji decidió voltear el rostro antes que su ceño fruncido rompiera su frente y se concentró en seguir fumando.


Ace pronto extendió su copa vacía en dirección al bartender. Sacó un billete de un dólar de su bolsillo y lo colocó dentro de esta.


"Ajá, ¿y ahora en qué más me imitarás?", se preguntó Sanji mientras lo observaba por el rabillo de su ojo. Eso era lo que precisamente él habría hecho ante Ace el día en el que se conocieron realmente, el día en que Luffy lo presentó al resto de la tripulación, el día en el que Ace declaró su desagrado hacia él cuando no quiso estrechar su mano en saludo.


No se habrían visto luego de aquella vez, así que podía considerar ese día como un muy mal día. ¿Por qué? Bueno, en ese momento, todos se encontraban en el castillo de los Vinsmoke, o mejor dicho, en una parte del castillo, la parte que le correspondía a su hermana Reiju. Ya que él junto a Zoro, Nami y Law se habían quedado ahí mientras Luffy y los demás iban a la isla de los Mink, él y Reiju decidieron hacer una fiesta. Pero.. ¡sorpresa! Justo se enteró de que Reiju era ahora aliada de los revolucionados, conocía a Ace y a Sabo, y les proporcionaba alojamiento cada vez que estos estaban de paso. ¡Y adivinen! ¡Justo esa noche estaban de paso! Menuda noche.


Ace se puso de pie y se arregló aquella absurda chaqueta de cuero marrón que no combinaba con el resto de su ropa.


No, no dejaría las cosas así.


Sanji alzó la mano sutilmente y el bartender se le acercó de inmediato.


-El vino de la etiqueta roja es lo mejor que tengo, así que no quiero que se lo sirvas a cualquiera. Solo a Ace. Si se acerca y pide otro trago, ya sabes qué servirle -se acercó aún más al bartender y bajó el volumen de su voz.


El bartender asintió y se aseguró de tener la botella cerca de él.


Satisfecho con la respuesta, Sanji se irguió sobre su asiento, esta vez con una expresión más relajada. Decidió voltear -al menos por un instante- y ver lo que hacían sus compañeros. De seguro estaban teniendo una mejor noche que él. Sus ojos cuestionaron su suposición en el preciso momento que estos vieron a Zoro intentando detener a Nami para que no siguiera bebiendo. No pudo evitar reírse.


-Tal parece que Zoro ya te pegó lo de aguafiestas -dijo Sabo tomando asiento a su lado, el mismo asiento que había ocupado Ace hacía instantes.


-Tal parece que Ace y tú se pusieron de acuerdo para joderme la noche -dijo Sanji volviéndose hacia él y enfrentándose a aquella mirada burlona que mantenía sobre su persona.


-Solo vine a conversar -aclaró Sabo mientras alzaba las manos en señal de paz. Esto provocó que Sanji riera.


Bueno... eso era un buen inicio. En realidad, Sabo no le caía mal; solo estaba el pequeño detalle de que era el "hermano" de Ace y que había un cierto grado de complicidad entre esos dos.


Intuyendo que la conversación seguiría, Sanji se deshizo de su cigarrillo y decidió pedir un trago para amenizar el ambiente. Sabo vio esa iniciativa y lo imitó.


-El ambiente está tranquilo ahora que Luffy no está -dijo Sanji sonriendo.


-Escuché que se fue con algunos de sus nakamas a la isla de los Mink -Sanji afirmó en afirmativa-. Ah, bueno, si estuviera aquí, nos evitaría muchos problemas, ya que Ace estaría pegado a él vigilando que nadie se le acercara.


-Al menos ese idiota es un buen hermano... -comentó Sanji.


Sabo rió por ese comentario. Su mirada se posó de pronto en Nami y Zoro, quienes se habían puesto a tomar como si fueran compañeros de copas.


-Te vi con Nami hace un momento... -comentó Sabo con copa en mano mientras que con sus dedos de la otra mano daba pequeños golpecitos a la mesa-. ¿Se traen algo?


-Jamás tendremos algo. Yo, ella y los demás somos una especie de familia... algo disfuncional, pero lo somos -dijo Sanji. Sabo solo asintió y luego bebió un poco de su trago. Sanji no pasó por alto que las comisuras de los labios contrarios se levantaron tenuemente, tal como si este estuviera sonriendo-. ¿Aliviado porque sigo solterito?


Sabo se rió sin parar de beber el contenido de su trago. Apartó la copa y la dejó en la mesa, para poder contestarle a Sanji:


-Pues, el aliviado será Ace porque ella aún sigue disponible. Está algo obsesionado con esa mujer -comentó con una sonrisa burlona-. Robin es más de mi tipo. Tengo que admitir que me encantaba la vista que tenía de ella cuando estuvo entrenando con Koala y conmigo.


Sanji simplemente lo escuchó y asintió con una sonrisa decreciente sobre su rostro. Puede que él coqueteara con Nami y Robin incluso hasta el punto de ser un pervertido, pero siempre tenía en mente que ellas era más que una cara bonita y un cuerpo perfecto. No diría nada, pero se la cobraría después a Sabo por ese comentario.


-Por favor, sírvenos mi mejor vino -pidió Sanji al bartender. Este dejó de atender a la pareja que se encontraba del otro extremo de la barra y se acercó con una expresión de desconcierto-. Ya sabes a cual me refiero -especificó Sanji.


El bartender asintió al entender aquella referencia. De inmediato sacó la botella con un poco de sutileza. Rápidamente sirvió dos copas y las colocó cerca de ellos. Sanji tomó ambas copas y entregó una de estas a Sabo, como señal de que seguirían con la conversación. Este la recibió con mucho gusto.


-Tal parece que ustedes tienen una fijación con las nakamas de Luffy -comentó Sanji aferrando su mano izquierda a la copa-, es decir, tú con Robin, Ace con Nami.


-Tal parece; aunque mis propósitos son de tipo más pasivo. A diferencia de Ace, yo no planeo acostarme con Robin. ¡Ni que estuviera demente! -dijo Sabo haciendo una mueca como si hubiera comido algo amargo.


-"¿A diferencia de Ace?" -preguntó Sanji curioso.


-Ajá -Sabo bebió un poco del contenido de su vaso-. Solo está coqueteando con Nami por dos motivos: uno, la quiere en su cama, y dos, quiere ganarse la reputación de que se acostó con ella antes que tú. Incluso había traído una bebida para ponerla un poco más dispuesta, pero Nami andaba de aquí para allá y no pudo acercársele más... -dijo Sabo. Sanji apretó levemente la copa que tenía en su mano. Por suerte, su sonrisa logró que Sabo no notara aquel detalle.


-Esto es curioso. ¿Por qué me contarías todo esto? Es como si estuvieras traicionando a tu hermano...


-Bah, sentí que tenía que hacer méritos contigo... -dijo Sabo mientras su mirada adoptaba un tono más inquieto. ¿Qué era lo que hacía que esos ojos brillaran de aquella forma?-. A propósito, ¿qué tal si salimos a tomar algo alguna vez? -los dedos de Sabo rozaran los nudillos de la mano contraria-. Solo tú y yo. Sin Ace ni Zoro, por supuesto.


Sanji alzó uno de sus dedos para que aquel roce fantasmal se volviera más real. Su dedo hizo contacto con los dedos de Sabo, quien bajó la mirada y admiró lo que acababa de suceder. Una repentina sonrisa surcó sus labios al mismo tiempo que tomaba entre sus dedos el índice de Sanji palpándolo con devoción.


-Suena interesante, pero me tendré que negar, o Ace tomará cartas en el asunto. Es muy celoso cuando se trata de ti y de Luffy -bromeó Sanji.


El otro rubio finalmente reencarnó su mirada en él mientras reía. Antes que algo más pudiera suscitarse, un par de mujeres mencionaron su nombre. Al parecer, Sabo tenía un asunto pendiente por resolver. Bebió por completo el contenido de su copa y enfocó su mirada en Sanji:


-Tengo que irme -le dijo Sabo apartando su mano suavemente cortando así el contacto-. Las señoritas están demandando mi presencia.


-No las hagas esperar -dijo Sanji volviendo a pegar su dedo índice al cristal frío de la copa.


Antes que siquiera Sabo pretendiera ponerse de pie, Sanji le extendió su copa.


-Para el camino... -le señaló.


Sabo sonrió. Tomó la copa y asintió a modo de gracias. No pasó mucho tiempo cuando por fin se incorporó y se reunió con las mujeres que lo esperaban.


Aquello no había salido tan mal, pensó Sanji mientras su mirada adquiría un tono un poco maquiavélico. 


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