Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

DEAD por Ale Moriarty

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

22vo. Reto Literario: "Double Entendre"


Advertencias: Contiene escenas lime. Lenguaje vulgar. Spoiler si no vas al día con el manhua.


Género: Songfic, romance, drama.


Manhua: 19 days


Pareja: He Tian x Mo Guan Shan


Palabras: 3,339 –SongFic-


Canción utilizada: Dead de Zoé.


https://youtu.be/5nUFif1ItjI

Notas del capitulo:

Notas: Comencé a trabajar a inicios de agosto y apenas tuve tiempo de escribir este fanfic, la verdad se me complicó la temática y no sé si lo logre, pero escribo con mucha ilusión y cariño porque amo esta pareja. Esto sucederá en un día cualquiera después de que He Tian le diera un beso a Mo.

DEAD

[Ese bastardo se sentía con el poder de asesinarme y aunque me burlé de sus intenciones, en sueños comprendí que existían otras formas de matarme. La más mortífera era una con el nombre de Mo Guan Shan.]

Los días eran tan monótonos que a veces me preguntaba qué significaba estar vivo y por qué la muerte era tan temida por la mayoría de las personas. Jian Yi era una variable que me entretenía en días como los de hoy, pero últimamente se la pasaba adherido Zheng Xi como si fuera una asquerosa sanguijuela.

—He Tian, He Tian, ¿quieres almorzar con nosotras? —me giro y observo a una mis compañeras de clase que revolotea a mi alrededor, le sonrío y chilla como si fuera una hembra en pleno celo. En momentos como estos, detesto la compañía de estas chicas huecas.

No las culpo, los seres humanos nos dejamos guiar por las apariencias, somos seres visuales por naturaleza.

—Lo siento, ya almorcé. —veo su hermosa cara haciendo un puchero y le sonrío galante. Quizá más adelante pueda servirme para quitarme el estrés. —Será en otra ocasión.

Sus mejillas se tiñen de rojo y suspiro internamente. El rojo siempre ha sido uno de mis colores favoritos, pero en aquel rostro se ve tan apagado, tan opaco… insípido en todos los sentidos.

Veo a mis compañeros de clase jugando un partido de basquetbol e incluso Jian Yi me invita a formar parte de su equipo, pero no me apetece. El partido está reñido, por un momento mi indiferencia ha sido disminuida.

—¡Pelirrojo, ven a formar parte de nuestro equipo! —uno de los idiotas que están en el equipo contrario le grita a Mo Guan Shan, ¿cuándo fue la última vez que lo fastidie? Desde que lo besé como broma, sus ojos llorosos no se han borrado de mis recuerdos.

Un calor recorre rápidamente mi cuerpo, albergándose en mis intestinos como un malestar.

—¡NO ME JODAN, NI QUIÉN QUIERA JUGAR CON USTEDES! ¿QUIÉN DEMONIOS SON? —ladra y por consecuente me provoca una sonrisa ladina, ese bastardo es tan malhablado que debería tener diplomas de vulgaridad colgados en las paredes de su casa.

Y entonces, ocurre el desastre. El amigo que siempre está pegado a él, choca contra su pecho y derrama lo que parece yogurt o un líquido viscoso y pegajoso.

—¡¿FIJATE POR DÓNDE VAS MALDITA SEA?!

—O-O-Onii-san es tu culpa, te giraste tan rápido que mi almuerzo cayó en tu uniforme —vi a Mo zangoloteándolo de un lado a otro y la escena me pareció entretenida, todos seguían caminando y enfocándose en su mundo, pero yo estaba atrapado por las acciones de ese pequeño bastardo pelirrojo que ardía en furia.

—¡ES LA UNICA CAMISETA QUE TENGO, IMBÉCIL! —las chicas a mi alrededor se ocultaron detrás mío, como si esa acción fuera a detener la gritadera de Mo.

—Onii-san, yo lavaré tu camiseta. Dámela.

Algo comenzó a quemar mi garganta cuando ese calvo que Mo tenía como seguidor le jaloneó la camiseta para quitársela.

—¡Hey idiota! ¡Detente!

Presencié un ligero rubor en su largo cuello que se extendía hasta sus prominentes mejillas, era un camino que deseaba recorrer y saborear con la punta de mi lengua. Parpadeé ante esos pensamientos y de inmediato mis piernas reaccionaron antes que yo. Comencé a caminar atravesando el campo de basquetbol, sin importarme que los otros idiotas estuvieran corriendo de un lado hacia el otro.

Jian Yi incluso me insultó cuando lo hice perder su preciado balón y el equipo contrario se apoderó de él. Llegué hasta donde estaban esos dos imbéciles cuando la camiseta de Mo ya estaba a la mitad de su pecho, el pelirrojo tenía unos buenos abdominales debajo de esa camiseta desgastada e incluso pude ver una leve marca rojiza en donde comenzaba la zona V de su abdomen, ¿de dónde había salido eso?

—¿A qué están jugando? —sonreí, recargándome sobre el hombro del bastardo pelón. El lacayo de Mo lo soltó de inmediato y vi cómo el pelirrojo se bajaba la camiseta con vergüenza. El rubor se había extendido hasta sus orejas.

—¡ESO NO ES DE TU INCUMBENCIA, BASTARDO! —me gruñó, luciendo como un animal asustado. Al parecer aún me evadía desde aquel beso en donde maldijo hasta a mis ancestros. Le sonreí maliciosamente y empujé a un lado a su amigo calvo que termino en el suelo a un metro de distancia.

No quería a intrusos en mi plática con este bastardo.

—Todo lo relacionado a ti, es de mi maldita incumbencia. —susurré mordaz, acercándome de forma amenazadora, con cada paso el pequeño pelirrojo retrocedía como un lindo conejito esponjoso.

—¡NO TE METAS EN MIS ASUNTOS, MALDITO PERVERTIDO! ¡VOY A MATARTE! ¡TE MATARÉ! ¡LO HARÉ! ¡TE DEJARÉ SIN ALIENTO Y TU ALMA JAMÁS DESCANSARÁ EN PAZ! ¡BASTARDO!

Estiré mi brazo y cuando estuve a punto de tomarlo de su camiseta el bastardo alcanzó a escapar de mis garras, este inútil se había vuelto audaz. Su estúpido amigo se fue detrás suyo y me quedé paralizado con la mano aún extendida.

¿Matarme? ¿Él a mí? ¿Cómo pasaría eso? Nunca tendrías el poder para deshacerte de mí, pequeño e idiota Mo, me deleitan tus ocurrencias. Me di la vuelta y caminé hasta el grupo de chicas que me aplaudían, por quién sabe cuáles razones. Pase por la cancha de nuevo, sin importarme los insultos de ambos equipos.

Solo había un pequeño detalle que me estaba molestando, ¿de dónde provenía esa marca que tenía Mo en su cuerpo? ¿Quién le había dejado algo tan vistoso?

******************

Llegué a mi espacioso departamento y justo cuando entré, la soledad invadió cada uno de mis sentidos. Ese lugar tan espacioso y con pocos muebles daba una terrible sensación lúgubre. Tiré la bolsa con comida rápida que compré en una tienda 24 horas y me lancé sobre mi enorme cama. Las paredes eran tan simplonas que me provocaban nauseas.

Había perdido el apetito.

«Quizá mañana amenace a Mo para que me haga la cena» pensé, cerrando los ojos para descansar un poco. En días como hoy donde la vida me parecía insulsa, sabía que la razón era lo vacía que mi alma estaba. No tenía un interés particular en algo o alguien.

Y finalmente me quedé dormido.

.

.

.

Esa noche tuve este sueño. Me encontraba en una habitación completamente oscura, pero aun así era capaz de mirar mis manos, piernas y otras partes del cuerpo. Estaba sentado sobre lo que era el suelo e intentaba buscar un indicio de luz que fuera ajena a la mía. No había nada.

Observé mis manos y una oscuridad comenzaba a teñirlas como si se les hubiera derramado tinta china, penetraba sobre mi piel y la sentía recorrer por mis venas, ¿qué significaba esto?

«VOY A MATARTE» esa voz, tan iracunda y asustada, imponente y a la vez débil. Solo podía pertenecerle a él, ¿qué hacía invadiendo mis pensamientos más profundos? Me levanté del suelo y comencé a caminar sin rumbo fijo. La voz se hacía más audible y me encontré a mí mismo corriendo desesperado, mi corazón latía alocadamente y escuchaba los jadeos de mi propia voz. Una desesperación inimaginable tomó control de mí.

—¿A quién buscas con tanta ansiedad, bastardo? —me detuve y justo cuando me iba a dar la vuelta se abalanzó contra mí, caímos sobre el duro suelo negro y observé ese rostro enfadado que brillaba con una luz cegadora. Sus manos se enroscaron en el cuello de mi camiseta y la estrujo con rabia.

—¿Has venido a matarme en sueños? —me mofé y noté de nuevo como el carmín teñía su piel. Era tan brillante como una farola, resplandecía en medio de esta habitación oscura. Sentí el temblor en sus manos y supuse que estaba tan furioso que no podía controlarse.

—Bastardo…

—Es inútil pequeño Mo. Nunca tendrás la fuerza para matarme, quiero ver que lo intentes. —respondí mordaz mientras lo volcaba a un lado y aprisionaba sus muñecas contra el suelo. Apreté su cuerpo entre mis piernas, sentándome a horcajadas encima de su estómago. Mientras más se estremecía debajo de mí, más excitado comenzaba a sentirme.

Escuchaba los gritos y vulgaridades que aquella boca soltaba, pero en lugar de enfadarme solo me provocaba una ligera ternura. Finalmente se detuvo y entonces observé lágrimas saliendo de sus ojos dignos.

Aquella mirada demostraba vulnerabilidad. Algo se oprimió en mi pecho, como si me hubieran dado un golpe que me atravesaba. No quería lastimarlo, verlo llorar de esta forma me estaba causando estragos, ¿acaso me sentía tan culpable que lo invocaba en sueños? Liberé sus brazos y el Mo de mis sueños se cubrió el rostro.

—Eres un bastardo sin escrúpulos, muérete. Déjame en paz, desaparece.

¿Morirme? ¿Desaparecer? ¿Dejarlo en paz? Sonreí sínicamente, sus palabras ampliaban este hueco imaginario que sentía en mi alma. Me recordaba lo innecesario y solitario que me sentía, ¿por qué no podía tener a alguien a mi lado sin temer a perderlo? Quería aferrarme a alguien y proteger a una persona, deseaba salvar y ser salvado.

—¿Quieres que me muera? Entonces mátame Mo, hazlo si eres capaz. —dije demencial, sabía que mis ojos expresaban la locura misma. Me incliné y quedé a pocos centímetros de distancia, quería estar muerto, ya no me importaba si era a manos de él, solo deseaba culminar con esta desesperación. —¿Qué pasa? ¿Te rendiste tan fácil? No eres capaz de matarme de ninguna forma, bastardo.

Aquellos ojos fulminantes me ahogaron, su mirada enfadada me trajo a la realidad. Este era un maldito sueño y estaba desahogándome con un producto de mi imaginación. De sus ojos claros volvían a fluir lágrimas.

«Perdón, nunca quise hacerte mal.»

Y en ese momento sentí que mi corazón se detenía, me sentía inerte, inexistente, muerto. Ver a Mo llorando me provocaba esta sensación, ¿estaba afrontando lo que era sentirse culpable? Toqué su mejilla y sentí un calor incendiándome, Mo era como fuego que carcomía mi piel. Una especie de calor que quemaba, pero era cálido. Era rojo vivo.

—¿Qué haces?

Su pregunta se quedó sin respuesta, ni yo sabía qué era lo que quería. Siempre que estaba a mi alrededor quería fastidiarlo, deseaba formar parte de su consciente, que solo pensara en mí como si yo fuese alguna especie de obsesión.

—¿Por qué no intentas matarme? —murmuré, paseando mis dedos por su cabello. Era suave como el pelaje de un perro esponjoso. Sabía que algo malo me sucedía cuando Mo Guan Shan se acercaba a mí, incluso cuando me evadía yo buscaba alternativas para acercármele. Era adictivo y eso comenzaba a preocuparme ahora que en sueños se había aparecido como un personaje principal.

—VOY A MATARTE.

—¡ENTONCES HAZLO, QUIERO VER QUE LO INTENTES!

Sonreí caótico, quería que lo intentara. Sentí un leve empujón y cuando Mo se irguió del suelo sus manos se fueron directamente al cuello de mi camiseta, la sonrisa egocéntrica seguía en mi rostro, pero en ese momento vi que sus ojos enrojecidos se cerraron y su rostro se inclinó a un lado. Un ligero toque rozó mis labios, sintiéndose tan suave como el pétalo de una flor que cae sobre la piel. Era tan dulce como una fruta madura y aunque apenas nuestros labios se tocaban, comenzaba a enloquecer con las llamas de lujuria que se cernían sobre mí.

«Pero siempre que me acerco al fuego, se me escurre el Diablo»

Bajé la guardia y la sensación fue como un abrazo. Este era el sentimiento que deseaba tener, sentirme protegido y aferrarme a una persona como si fuera la única tabla en un mar terrorífico y desolado. Mis manos rodearon la nuca de Mo y profundicé el beso.

No podía controlarme, quería sumergirme en estas sensaciones. Al acercarme a Mo, mis deseos carnales y posesivos me jugaban una mala broma, era incontrolable. Era como si la perversidad llamara a mi puerta y no pudiera negarle la entrada.

El Mo de mis sueños me dejó profanar su boca con tanta facilidad que me sorprendí. El pelirrojo de la realidad era tan terco y volátil que sabía que mi lengua sería arrancada en la siguiente ocasión que lo besara, pero en esta fantasía podía sumergirme en el calor falso de mi imaginación. Sus labios eran más suaves que los de cualquier otra chica o chico que había besado a lo largo de mi vida, eran tan dulces como un sirope de melocotón.

Me separé al cabo de unos minutos y su rostro se emanaba calor. En ese momento comprendí que este idiota me había asesinado de una forma poco ortodoxa y sutil. Aquellos ojos me fulminaban como si leyeran mis pensamientos y conocieran mis miedos, me quedé sin habla. Fue allí donde sentí que, si decía algo, sería tan vulnerable como una hoja de papel frente al agua.

Estaba muerto, pero me sentía pleno.

Yo deseaba a esta persona más de lo que deseaba y podía aceptar. Quería que me siguiera asesinando de esta forma, me atacara miles de veces hasta que diera mi último respiro, una y otra y otra y otra… vez.

—He Tian. —aquello fue uno de sus ataques finales. Mi nombre sonaba perfecto en aquella voz áspera que soltaba cientos de maldiciones por segundo, tomé el cuello de su camisa con mis dos manos y desagarré esa camiseta amarilla que el imbécil siembre llevaba debajo del uniforme. Estaba impaciente, quería saborearlo, aunque fuera una falsificación.

Deslicé mi lengua desde su boca hasta su largo cuello, escuché un gemido y su cuerpo se estremeció entre mis manos, ¿era sensible en ese lugar? Sonreí y mordí aquella área, robándole un quejido que sonaba como música para mis oídos.

—¿Eres sensible aquí? —le pregunté, pero solo recibí gemidos como respuesta. Su piel ardía cuando mis labios la tocaban, era una sensación plácida e inigualable. Tantas personas habían pasado por mis brazos y nunca me había sentido satisfecho con una nimiedad como el besarle el cuello a alguien más.

Mis manos bajaron por su pecho, sentí la firmeza de sus pectorales y de ese estómago que antes me sorprendió por los músculos que tenía.

—¿D-dónde estás tocando?

Oh pequeño Mo, esto era solo el comienzo, no te dejaría ir. Deseo marcar hasta el último rincón de ti, dejaré mi marca para que no se esfume.

—He Tian, muéstrame tus manos. —justo cuando voy a bajar hasta sus pantalones, escuchó esa petición y alzó una de mis cejas en confusión, ¿para qué? Me separo de él y levanto mis manos que están teñidas de negro logrando que se oculten en esta oscura habitación, es la mancha de mis pensamientos más escondidos, de mis miedos y debilidades.

¿Estaba tocándolo con estas manos? ¿Me había atrevido a querer mancharlo con lo peor de mí? ¿Por qué con él me importaban estas cosas? Frente a mis ojos Mo Guan Shan resplandecía como un Sol, incluso podía ver el piso debajo de nosotros, tan oscuro como una noche sin estrellas que se iluminaba con la luz del pelirrojo. Sus manos se entrelazaron con las mías y vi una expresión nueva en esa cara que permanecía amargada todo el tiempo, una sonrisa tan dulce que revolvió mis tripas.

—¿Qué haces? —pregunté consternado.

Nos quedamos en silencio y noté que mis manos volvían a tener su color natural. La representación de mis emociones más oscuras desaparecía cuando sostenía esas manos. Alcé la vista y esos ojos claros me miraban tiernamente, sin odio ni resentimiento. Era con cariño, con tanta ternura que calentaba mi corazón disgustado. Mis manos se purificaron con su ligero toque y después de soltarme me abrazo como si fuera alguien especial para él.

«Sé cómo se siente amor, cómo muerde el corazón cuando se entrega el alma»

Yo conocía lo que era confiar y ser herido. Conocía las peripecias de dar amor a un ser especial y perderlo por completo, tenía miedo de ser lastimado y en su lugar terminaba hiriendo a otros. Estaba corrompido y lo aceptaba fácilmente.

Pero una pequeña parte de mí que se escondía bajo murallas de titanio, deseaba volver a sentir esas emociones asesinas que eran capaces de matarte al instante. Quería sufrir por un amor y a la vez curarme con él.

Apreté su cadera tan fuerte que sabía que mis uñas dejarían marcas. Recargué mi cabeza en su pecho desnudo y dejé que el calor me arrullara.

¿Por qué no podía ser cierto? Comprendía que este espejismo llegaría a su final cuando despertara, ¿pero por qué tenía que sufrir con la ilusión? Ahora sabía cómo sería si fuera mío y deseaba que se volviera realidad.

Cuando mi alma se sintió recuperada me despegué y volví a ver su rostro sonriente, ¿algún día sería capaz de ver esta expresión en el verdadero Mo? ¿De tocarlo de esta forma? ¿De saborear su esencia verdadera?

Bip, bip, bip…

El sonido de mi celular me regreso a la cruda realidad. Abrí los ojos y la enorme habitación blanca fue lo primero que mis ojos recibieron, no estaba Mo a mi lado y sentía frío. Me senté en la cama y tomé el celular para ver un mensaje del estúpido de Jian Yi. Lancé el móvil contra la pared viendo cómo se estrellaba en pedazos, estaba frustrado.

Quería verlo… rápido, rápido, ¡RÁPIDO!

*********

Al día siguiente llegué enfadado a la escuela, no tenía humor para lidiar con ninguna estupidez. La erección que había provocado ese sueño tardó tiempo en bajar. De solo recordar el sabor, la sensación y la voz de Mo Guan Shan provocaba que quisiera ponerme duro otra vez.

—¡He Tian! ¡Bastardo! —la voz estruendosa de Jian Yi sonaba tan fastidiosa en estos momentos que incluso antes de que se me acercara lo fulminé con los ojos, así que retrocedió y se escondió detrás de Zhan Zheng Xi.

—¿Qué mierda quieres? —bramé, sintiendo que mi enfado disminuía con ese grito.

—¡N-Nada bastardo! ¡Ya no te saludaré!

Chasqueé la lengua y desvíe la mirada, buscaba algún rastro del estúpido pelirrojo, pero no aparecía en las canchas, ¿dónde carajo estaba? Y finalmente di con él, su cabello rojo resplandecía bajo la calurosa luz del sol y estaba sentado en una banca comiendo lo que parecía un sándwich de jamón. Las facciones de Mo eran las mismas de siempre, después de todo el de mis sueños solo había sido ficción.

Su lacayo calvo estaba a su lado comiendo una caja de almuerzo y charlaba animadamente con él, por un instante se me cruzó a la mente que lo estaba ignorando, pero de repente algo me descolocó. Pude ver un leve rastro de una sonrisa en la esquina de sus labios, fue tan efímero que pensé que fue una inventiva.

Una especie de calor diferente comenzó a crecer en mi pecho, ¿celos? Quizá. Caminé sigilosamente hasta la banca para que Mo no huyera de mí como una rata y cuando estuve detrás de ellos acaricié su largo cuello con las yemas de mis dedos.

—¡¿QUÉ MIERDA?! ¡¿MALDITO IMBÉCIL?! —nuestros ojos se encontraron y noté ese rubor que subía desde donde lo marqué hasta sus orejas, ¿era sensible de allí? ¿No era una alucinación de mi mente? —¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?! ¡NO ME TOQUES CON TANTA CONFIANZA!

—Oye, ayer tenías una marca en la parte baja de tu abdomen —pregunté sin importarme las maldiciones que me lanzaba. —¿Quién te lo hizo? ¿Acaso ya tienes novia? ¿Alguien como tú? —me burlé.

—¡ESO NO ES DE TU INCUMBENCIA, BASTARDO ASQUEROSO! —fue su respuesta. Mis manos apretaron la banca y sentí que rompería la madera si seguía sacándome de quicio.

—¡TE PREGUNTÉ QUIÉN TE LO HIZO, PEQUEÑO IMBÉCIL! —vociferé. En un instante se quedó petrificado, pero aun así su orgullo relucía entre el miedo que sentía, este idiota no me lo diría sin dar pelea.

—¡Fue un mosquito! ¡Eso me dijo ayer! —escuché la voz de la sanguijuela que Mo tenía como acompañante y me giré para verlo, parecía tan asustado que seguro se orinaría en los pantalones. Al saber la verdad me sentí aliviado y pude sonreír con sorna al saber que no me tenía que preocupar de una jodida chica.

Iba a comenzar a reírme del pelirrojo, pero al momento de enfrentarlo noté que su rostro mostraba tanta pena que se teñía de rojo sangre.

—¡MALDITA SEA!

Y volvió a huir de mis manos. Me quedé allí, mirando el rastro de su huida y observé mis manos. Me encargaría de que este chico se quedara a mi lado y me matara.

Después de todo, había descubierto que la muerte podía llegar a ser tan dulce si se le miraba desde otro ángulo, uno que tenía los labios, ojos y cuerpo de Mo como definición.

Fin.

 

Notas finales:

Espero con cariño sus reviews.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).