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Ajedrez por Na Na

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Notas del capitulo:

Se suponía que estaba inacabado el fic, pero he puesto que sí, y está incorrecto xd

Así que aquí está la segunda parte, que me salió bastante larga, y que me ha tomado un montón de tiempo editarla, porque mi vida se ha vuelto un caos, pero es menos caótica cada que escribo XD

 

Que lo disfruten!

Y este sí es el final xd

Ajedrez, parte dos 




—Soy Choi SiWon —declaró el hombre de cabello negro—, él es Cho KyuHyun y este pequeño travieso es SuHo, nuestro hijo. 




La joven pareja quedó sorprendida. Se habían tomado de las manos, y en un impulso SungMin apretó la cálida mano que rodeaba la suya; recibió una misma acción en respuesta. 




— ¿Y ustedes quiénes son?  




Una fina y tierna voz hizo la pregunta. 




—Ah… —KangIn miró a su novio, quién cruzó su mirada con la suya y asintió suavemente, pero sin perder el temor que inundaba sus ojos. 




—Yo soy Kim YoungWoon y él es SungMin —respondió el mayor; el otro levantó una mano en forma de saludo. 




La pareja de padres les sonrió, cálidos, y eso los calmó un poco, pero no podían confiarse mucho. 




—Supongo que ya cenaron —comentó el castaño. Los dos chicos asintieron—. Bueno, entonces permítannos invitarles un café. 




Después de un apretón de manos, la joven pareja asintió de nuevo. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




—Sobre lo que pasó anoche… 




—No me arrepiento de lo que hice.  




SungMin quitó la mirada de su plato y observó a YoungWoon. Ni en sus ojos ni en su voz había rastro de vacilación. El menor no pudo sostenerle la mirada, por lo que la regresó a su almuerzo. 




Sunny no había ido a su mesa, por lo que sólo estaban ellos dos. Ese día, que necesitaba de su apoyo, ella decidía no ir. Aunque, sabiendo cómo era KangIn de reservado, tal vez no hubieran hablado de ello con la chica presente. 




— ¿Te sentiste incómodo cuándo…? —El mayor dejó la pregunta inconclusa, sabiendo que SungMin entendería. 




El menor movía su tenedor sobre su ensalada evitando la mirada del alto.  




No, no se había sentido incómodo. Se suponía que eso estaba mal, ¡eran dos hombres! ¿No se suponía que eso era prohibido? 




No le respondió a YoungWoon, no porque no quería, sino porque no podía. Sentía que su voz no saldría, aun cuando luchara por ello, aun cuando el nudo en su garganta se fuera y tuviera la valentía de hablar. 




— ¿Te sientes incómodo a mi lado?  




Apretó el tenedor ante la nueva pregunta, y lo dejó quieto. 




¡Claro que no! Era sólo que… SungMin estaba confundido. 




El mayor era su amigo, se llevaban bien, ¿en qué momento cambió sus sentimientos hacia él? ¿Por qué lo hizo dudar de sus propios sentimientos? ¿Por qué? 




—Tomaré tus silencios como sí.  




YoungWoon tomó su bandeja y se levantó de la mesa, molesto. SungMin ni siquiera pudo levantar la mirada para verlo partir. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




—Se ven muy jóvenes, ¿cuántos años tienen? 




SungMin se tensó. Sabía que no era buena idea aceptar el café ni el pastel que le siguió, pero no pudo evitarlo. Ninguno pudo evitarlo. 




Estaban sentados frente a frente, con SungMin en la ventana, al igual que KyuHyun, y SuHo sobre las piernas de SiWon. El pequeño se entretenía con el teléfono del pelinegro, y no era muy partícipe de la conversación. 




—21 y 18. 




SungMin miró alarmado a su novio, sin poder disimularlo mucho. ¿Por qué les estaba respondiendo? Una cosa era aceptarles una invitación, y otra muy diferente hablarles de la situación en la que se encontraban. Miró a sus acompañantes, quienes lucían muy sorprendidos; se miraron entre ellos, luego los miraron y el castaño se atrevió a preguntarles si estaban huyendo.  




KangIn les respondió afirmativamente, y esa vez el rubio le apretó la mano, que estaba entrelazada con la suya bajo la mesa. El mayor le regresó el apretón, y lo miró. Lucía calmado, y SungMin casi se contagió de ella que le sonrió, y estaba olvidándose de los otros dos, hasta que le hicieron otra pregunta. 




— ¿Están huyendo juntos? —preguntó el castaño después de unos segundos. 




Sí, huían, pero no lo podían confirmar. Quizá y ellos se los impedirían, y SungMin no quería eso. KangIn respondió de nuevo con una afirmación. El menor suspiró, y la pareja frente a ellos rio entre dientes. Los trataron de calmar diciendo que no los detendrían, pero que estaban sorprendidos. Preguntaron entonces por el tiempo que llevaban juntos, y esta vez el rubio respondió. Se sentía más confiado con lo que le habían dicho, que no tuvo reparo en decirles que llevaban tres años de pareja. 




Pudo escuchar un suspiro por parte del castaño, y vio cómo su pareja le apretaba la mano, que yacía sobre la mesa, con suavidad. Pudo ver que algo lo atormentaba, pero que la mirada del otro lo había calmado un poco. 




SungMin sonrió amplio cuando tuvo la mirada de los otros dos sobre ella, y respondió a Busan, cuando les preguntaron hacia donde se dirigían. 




—Está lejos —comentó SiWon. 




SungMin rio algo sarcástico. 




—YoungWoon lleva dos días diciéndome que ya mismo llegamos. —Rodó los ojos. 




La pareja frente a ellos rio entre dientes, y el rubio pudo notar como el pulgar del pelinegro se movía sobre la mano de su pareja. 




—Quizá lo dijo que se te haga más corto el viaje —comentó KyuHyun. El mayor asintió mirando al castaño. 




— ¿Ves? Él entiende, ¿por qué tú no, Min? —se quejó KangIn, en un tono divertido. 




—Yah. —Lo golpeó en el hombro—. Llevas todo el viaje diciendo que ya mismo llegamos y seguimos aquí. 




Los dos frente a ellos empezaron a reír. 




—Estamos a trece horas de viaje, todavía —comentó el castaño. 




SungMin lo miró y luego miró a su novio quien mostró los dientes en una sonrisa. Frunció los labios y le dio la espalda a YoungWoon. El chico suspiró culpable. KyuHyun y SiWon solo rieron entre dientes. 




—Desayunen con nosotros mañana —dijo el niño. Sus padres lo apoyaron. 




Tanto Min como YoungWoon aceptaron. Después de despedirse cada pareja regresó a sus asientos. A pesar de estar molesto con YoungWoon, Min se aseguraría que esa noche durmiera cómodo. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Las siguientes dos semanas SungMin y YoungWoon no se hablaron, no se escribieron, no se miraron. Todos se preguntaban qué había pasado entre ellos, pero nadie sabía a ciencia cierta qué había sucedido. 




— ¿Se pelearon esa noche?  




SungMin había acompañado a Sunny al gimnasio, a ver cómo practicaban las porristas. A la chica le gustaba verlas, aunque no quería formar parte del equipo. Estaban sentados en las gradas del gimnasio, con un SungMin enfrascado en su libro de ficción. La chica, al ver que no le prestaba atención cuando le hablaba de las acrobacias frente a ellos, le habló de YoungWoon. Pudo verlo tensarse, pero ignorarla de todas formas. Cuando hizo la pregunta, el chico miró a la nada, y luego a su libro. Sunny exhaló, frustrada. 




— ¿Por qué pelearon? —El mayor continuó clavado en su libro—. Lee SungMin, estoy hablando contigo —dijo en un tono serio la joven. El chico continuó ignorándola, y eso la estaba desesperando, que optó por ser un poco más directa—. ¿Qué sucedió? ¿Acaso te besó? —SungMin, que había estado ignorando las preguntas con mucha valentía, perdió el autocontrol. La miró alarmado. Ella abrió los ojos a más no poder y se cubrió la boca—. ¡Por todos los cielos, ¿lo hizo?! 




—Shh… —SungMin miró a todos lados, bajando el libro y acercándose a ella, casi susurrando—. ¡Te van a oír! 




—Pero es que estoy tan feliz. ¡Al fin te besó! -chilló la chica. Lo tomó de los cachetes mientras lo movía de un lado al otro. 




— ¿Cómo que al fin? —articuló Min mientras Sunny le apretujaba las mejillas. 




— ¡Sí! Ya era hora. Desde hace tiempo se veía que le gustabas. ¿No lo notaste? —preguntó con dulzura. 




SungMin parpadeó. ¿Sunny lo había notado? ¿Y desde cuando lo sabía? ¿Por qué no le había dicho nada? Negó con la cabeza unos segundos después, soltándose de su agarre. 




—SungMin, querido, debes hablarle. Él ya dio el primer paso, ahora es tu turno. 




El chico arrugó el ceño mientras se frotaba las mejillas, y la miró. 




— ¿De qué hablas? 




—Dime que no te gusta —pidió la chica, con una sonrisa pícara y moviendo las cejas de arriba abajo. 




SungMin abrió la boca para decir algo, mas no salió nada. Lo intentó de nuevo, sin éxito. La verdad era que desde que YoungWoon y él dejaron de hablar, lo extrañaba. Y no un simple extrañar como cuando Sunny se iba de viaje. Un extrañar más profundo. Y ese beso… ese beso rondaba su cabeza, se paseaba por ella muy a menudo.  




Quizá y sí le gustaba YoungWoon. 




—Aún espero tu respuesta, Min —canturreó la menor. 




El chico solo agachó la mirada. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Cuando fueron al comedor del tren, la familia con la que se encontraron la noche anterior ya estaba ahí. Se acercaron a ellos, y tras saludarse entre todos, se sentaron para compartir el desayuno, en medio de una conversación que no fue forzada. 




—Hay algo que no me queda claro —comentó SiWon, con los palillos en sus manos. La pareja de jóvenes lo miró y el menor de ellos preguntó qué era—. ¿Tienen dónde quedarse? ¿A dónde llegar?  




YoungWoon asintió bajo la atenta mirada de su novio. El rubio creía que no haría nada, que se reservaría esa información, pero cuando lo vio asentir, supo que el mayor confiaba en la pareja frente a ellos. Y él confió aún más. 




—Young tiene una tía que nos recibirá —respondió, algo temeroso. Sin embargo, cuando KangIn lo miró, y la confianza en sus ojos era imposible de ignorar, continuó sabiendo que estaba bien—. Ya le escribimos y nos aceptará. 




—Y, ¿con sus estudios? No pueden no estudiar. —Fue el turno de KyuHyun de hablar. 




—Conseguiré un trabajo a medio tiempo para ayudar a mi tía en casa. Dejaré que Min se concentre en sus estudios. 




YoungWoon tomó la mano de su novio y le sonrió con amor. SungMin le correspondió la sonrisa, intentando no derretirse en su asiento. 




— ¿Y si no consigues nada? 




Miraron a KyuHyun. 




—Hay que ser positivos —habló SungMin en dirección a la pareja—. Y si no consigue nada, pues, ya veremos la forma de ayudar.  




Apretó la mano de su novio. Y le sonrió. SiWon y KyuHyun se miraron y también se sonrieron. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Sunny tenía razón. Debía darle tiempo a SungMin, pero el chico se estaba tomando demasiado tiempo. 




—Está asustado —dijo la chica bebiendo de su taza. 




Había invitado a YoungWoon a su casa y el chico estaba asombrado por el inmueble en sí, que era una mansión. Además de que era la primera vez que hablaba solo con Sunny. 




—Sé que lo está —murmuró, pasando el dedo por la oreja de la taza—. Hubieras visto su cara cuando me separé de él.  




Suspiró triste, sintiendo como parte de su alma se drenaba de a poco. 




— ¿Cara de conejo asustado? —quiso saber la chica, intentando hacerlo sonreír. 




El chico negó. 




—Un rostro sin expresión.  




La chica, que estaba concentrada en su bebida, miró al mayor. Se veía abatido. Jamás habría creído que vería a YoungWoon de esa forma, tan vulnerable y triste. Y todo por su amigo... 




—Él recién está notando sus sentimientos, YoungWoon oppa. Es normal que reaccione así. 




El chico suspiró de nuevo, apoyándose en el espaldar de la silla, y mirando a la chica. Ni siquiera tenía ganas de sentarse y hablar de manera correcta, de fingir que todo estaba bien, cuando era todo lo contrario. Sentía que había arruinado una amistad verdadera por culpa de sus sentimientos, y no sabía cómo arreglar las cosas. 




—No pegué ojo esa noche —comentó, tan solo para llenar el silencio, tan solo para liberar cargar del pecho—. Se fue tan… No sé. —Suspiró resignado negando con la cabeza—. Ahora ya ni hablamos. 




La chica mordió su labio, sintiéndose impotente por no poder ayudar. 




—Woon oppa, dale tiempo. Ya verás que pronto las cosas mejoran. —Le sonrió alentadora. 




YoungWoon le sonrió más por cortesía que por deseo. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Cuando YoungWoon le dijo que de verdad ya estaban por llegar, SungMin se sintió feliz. 




—Ya casi estamos por ser felices —comentó abrazando al mayor. 




—Sigo sin entender tu idea de felicidad. —Min solo lo besó. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Sunny tenía razón: YoungWoon le gustaba. Y mucho. 




Lo supo porque le dio celos verlo hablando con JungSoo, el capitán de esgrima.  




SungMin estaba sentado en las gradas del gimnasio, viendo a Sunny practicar, cuando notó cómo YoungWoon entraba en el recinto. Las murmuraciones empezaron tan pronto el chico entró y aumentaron cuando lo vieron caminar en dirección al capitán. KangIn, que no era indiferente a la situación, miró alrededor con una cara seria que asustaba a cualquiera, hasta que vio a SungMin. Se detuvo tan pronto lo vio, y los dos se miraron a los ojos. El corazón del rubio empezó a latir muy rápido, que SungMin temía que se le saliera del pecho. KangIn, estaba igual, pero estaba emocionado de que, por un instante, lo miraba a los ojos. Estuvo por levantar una mano para saludarlo, pero desistió cuando el menor desvió la mirada. Entonces avanzó hacia JungSoo. 




Sunny, que había visto toda la escena, se acercó a su amigo, sacándose el casco en el camino. Llevaba el cabello recogido en un moño alto. 




—Supe que a JungSoo oppa le gusta Woon oppa —comentó Sunny, sentándose a su lado, dejando el casco en su regazo. 




SungMin arrugó el ceño, viendo como JungSoo se acercaba y le daba indicaciones a YoungWoon. Hablaban muy cerca, más de lo que le gustaba al rubio, pero no iba a comentar al respecto. 




— ¿Quién te lo dijo? 




Sunny sonrió cuando lo escuchó molesto. 




—Los rumores corren, Min. Y, como ahora ustedes ya no pasan juntos, JungSoo oppa se ha acercado más a Woon oppa —respondió usando un tono inocente, pero una mirada astuta en los ojos. 




Min la miró, luego miró a JungSoo y luego a YoungWoon. Frunció los labios, y desvió la mirada hacia otro lado, aburrido. 




—Pues hacen bonita pareja —comentó con desgana. 




Sunny rodó los ojos y exhaló por la nariz. 




—Pues a Woon oppa no le gusta JungSoo oppa, le gustas tú. Pero como tú no lo quieres le diré que se haga novio de JungSoo oppa. 




Se levantó con ímpetu y se acercó hacia el capitán y KangIn, y habló alegre con ellos. SungMin se sintió solo. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Cuando el tren se detuvo y las puertas se abrieron, SungMin no pudo evitar sonreír. Tomó la mano de YoungWoon y esperó que él lo guiara. Entonces salieron del aparato y Min sintió el aire diferente a como él lo conocía. 




— ¿Listo? —preguntó YoungWoon y Min lo miró. Asintió sabiendo que la libertad estaba en la palma de su mano. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Fue un miércoles cuando fue a la casa de YoungWoon. Se había auto convencido que debía hablar con el mayor acerca de lo que había pasado entre ellos. Ser honesto sobre sus sentimientos. Así que cuando la mamá de YoungWoon le dijo que no estaba todo su auto convencimiento se fue por la borda. 




—Puedes esperarlo si quieres, SungMinnie.  




Asintió, no muy convencido. 




Entró y, tras aceptar las galletas y el vaso de leche, se acomdó y empezó a hacer las tareas en el estudio. Pasaron un par de horas hasta que YoungWoon llegó. 




— ¿SungMin?  




El menor estaba escribiéndole a Sunny acerca de lo que iba a hacer cuando escuchó su nombre en la voz de YoungWoon. Dejó de hacer lo que hacía, y se quedó quieto, mirando a la nada. La voz el mayor era algo que había extrañado muchísimo, y había olvidado cómo se escuchaba su nombre en esa voz. 




Giró su cuello tan pronto pudo, y lo vio, de pie, con la respiración agitada y los ojos abiertos debido a la sorpresa. 




—Hyung —murmuró. 




Se puso de pie, dejando su celular a un lado, y lo encaró. 




YoungWoon cerró la puerta tras él y avanzó unos pasos, temeroso, mirando a un estático y precioso SungMin frente a él. 




—Mamá me dijo que llevas aquí un par de horas... —comentó. El menor asintió. YoungWoon frunció los labios, mirando a todos lados antes de hablar de nuevo—. ¿Qué sucede? ¿Quieres decirme algo? —Min pasó saliva por su garganta y asintió de nuevo—. ¿Qué es? 




El rubio sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. No había estado a solas con KangIn desde el beso, y eso lo estaba poniendo más nervioso de lo que esperaba. De pronto, la valentía que antes sentía se estaba esfumando de a poco, y ya no estaba del todo seguro de poder decirle todo lo que había pensado antes, aunque ya no recordara ni una sola palabra. 




Inhaló profundo, hizo puños esperando que eso le hiciera ganar valentía, y exhaló despacio. 




—Yo… Eh… —Desvió la mirada y se balanceó de adelante hacia atrás, antes de continuar hablando—. Primero quiero pedirte disculpas. —Lo miró y sonrió, y dejó de hacerlo enseguida. No sabía si sonreír era adecuado o no—. La última vez que estuvimos aquí no me comporté adecuadamente —confesó, haciendo ademanes. 




YoungWoon carraspeó, nervioso, y pasó una mano por su nuca, desviando la mirada. SungMin se puso más nervioso y desvió la mirada hacia cualquier lugar.  




—No sabía qué hacer —continuó el menor—, así que… tan sólo me alejé.  




Miró al suelo. No sabía qué más decir porque todo lo que tenía pensado se había borrado de su mente. Su corazón latía demasiado fuerte y podía sentirlo martilleándole contra el pecho. Además de que su respiración era irregular y sentía que el aire no le llegaba a los pulmones. 




Suspiró y continuó diciendo palabras que recordaba de su monólogo olvidado. 




—No me siento incómodo a tu lado, hyung. —Hizo una pausa, una en la que YoungWoon lo miró a los ojos. Y brillaban. Los pequeños ojos de YoungWoon brillaban tanto que SungMin se sintió abrumado por ello, y su piel se erizó de nuevo—. Me has hecho falta estas semanas… —confesó en un susurro. 




Eso le quitó la respiración a KangIn, que no sabía cómo contener la cantidad de emociones que le inundaban el pecho. Deseaba tanto poder acercarse y rodear con sus brazos el pequeño cuerpo frente a él, sentir su calidez, el aroma de su cabello... Podía seguir pensando en cosas cursis, pero prefirió decir una que le estaba carcomiendo la mente. 




—También me has hecho falta, Min. 




La voz de YoungWoon había sonado más profunda de lo normal, y eso hizo que SungMin casi temblara. Lo que sí hizo, fue quitarle la respiración, y supo que no la recuperaría pronto cuando vio al alto avanzar un paso hacia él. 




—También vine a decir que… Ah… ¿Cómo lo digo? —Rio nervioso y pasó una mano por la parte posterior de su cuello. 




YoungWoon sonrió, encantado con lo nervioso que el otro se veía. 




—Con palabras.  




El rubio rio entre dientes, ignorando el nuevo paso que el mayor había dado. 




—Eso no ayuda mucho. —Lo miró. Y suspiró. Tragó saliva, y se armó de todo el valor que pudo ganar—. No me sentí incómodo cuando me besaste.  




Las intenciones del mayor de dar otro paso se perdieron cuando escuchó aquello. Una sensación rara, pero agradable, nació en su pecho y se regó por todo su cuerpo. No podía creer lo que estaba escuchando. 




—Espera. —Parpadeó un par de veces, su respiración más agitada que antes, su piel erizada, sus manos sudorosas—. Repite lo que dijiste. 




SungMin respiró profundo. Le había sido difícil decirlo, y YoungWoon quería que lo repitiera. ¿Acaso estaba loco? Apretó las manos en puños y exhaló despacio. 




—No me sentí incómodo cuando me besaste. —Ambos pasaron saliva por sus gargantas—. Y me gustas. 




Congelado, así se sentía el mayor tan pronto las palabras de SungMin hicieron eco en su cabeza. Se le estaba confesando, le estaba respondiendo a lo que había hecho antes. 




Le gustaba a SungMin. 




El corazón de YoungWoon brincó de alegría. 




—SungMin, por favor, no juegues. Porque si esto es uno de tus juegos… 




—Estoy siendo honesto —interrumpió el menor, mirándolo directo a los ojos—, KangIn hyung.  




Y él no necesitó más. Eliminó toda distancia entre ellos dando largos pasos y tomó su rostro estampándole un beso en los labios. Un beso que añoró tanto. 




Cuando se le pasó el estupor, el menor cerró los ojos, abandonándose a la calidez de los labios de YoungWoon en los suyos, a sus grandes manos que acunaban su rostro, a la sensación cálida y placentera que anidaba en su pecho. Subió sus manos hacia los brazos del mayor, y las dejó ahí, mientras le seguía el ritmo. 




 Segundos después se separaron, pero juntaron sus frentes. Se miraron a los ojos, los cuales brillaban de una manera que no habían visto antes, y sonrieron cómplices. 




— ¿Estás seguro de esto?  




—Sí —susurró SungMin. 




—¿No vas a arrepentirte mañana? 




—No. 




YoungWoon sonrió ampliamente. 




—Eso es perfecto. 




 




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Se dieron la vuelta cuando escucharon a SiWon llamarlos. El hombre se estaba acercando a ellos, junto con su pareja y SuHo. 




—Estas son nuestras tarjetas —dijo el pelinegro extendiendo dos papeles hacia ellos una vez que estuvo cerca—. Por si necesitan ayuda o trabajo. 




—O amigos —acotó KyuHyun con una sonrisa. 




Los jóvenes miraron las tarjetas, y SungMin las tomó, nervioso pero emocionado. Les agradecieron por ello y se despidieron, con la promesa de verse alguno de esos días. Caminaron tomados de la mano, a pesar de que sus maletas estaban algo pesadas. Salieron de la estación de trenes para ir hacia la de buses. 




— ¿Tomaremos el bus? —preguntó el menor; YoungWoon asintió—. ¿Y la casa de tu tía está cerca? —El mayor asintió nuevamente—. ¿Seguro? —Esta vez rio. 




—Muy seguro.  




Besó los nudillos de SungMin, y él amó el brillo en los ojos del mayor. 




 




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Fue en la fiesta de cumpleaños de Sunny cuando YoungWoon le pidió ser su novio. 




Había mucha gente en la casa de la chica que SungMin apenas podía caminar sin rozarse con alguien, y se estaba sintiendo incómodo que fue por un poco de aire. Fue hacia el balcón que quedaba en el salón del té, y observó el cielo. No había notado que el mayor lo había seguido, por lo que lo tomó por sorpresa cuando lo llamó. 




— ¿Qué sucede? —preguntó KangIn al estar cerca. 




El rubio se encogió de hombros. 




—Estoy cansado. 




Regresó a ver las estrellas y se apoyó en el balcón. 




KangIn contempló a SungMin un momento, lo blanca de su piel, la forma de sus labios, el ligero ceño fruncido que tenía al ver el cielo. Lo amaba, estaba seguro de eso. 




—Hace frío —comentó en un tono infantil. Min sonrió al escucharlo, y se sorprendió cuando lo abrazó por la espalda—. Ya no hace tanto frío —susurró y el menor rio. 




Pasaron unos minutos en silencio, el menor acariciando las manos ajenas. KangIn tomó valor y besó el cuello de SungMin. El más bajo sintió cosquillas y no pudo evitar sonreír y cerrar los ojos. 




—SungMin ah… —El aludido hizo un sonido de aprobación—. ¿Quieres ser mi novio?  




Lo había tomado por sorpresa, eso era seguro. Aunque habían salido algunas veces, y conversado en muchas otras, SungMin sabía que había algo entre ellos, y de verdad quería algo serio con el chico, pero no se atrevía a pedirlo él. Las palabras que el mayor había dicho era las que quería escuchar, y se dio la vuelta para verlo a los ojos. YoungWoon lo atrajo de la cintura, y Min puso sus manos en el pecho ajeno. 




Sus ojos bailaban en los contrarios, y el rostro del que eran parte lucía tranquilo y sonriente. Le sería imposible negarse a tal petición, considerando que el hombre cuyos brazos lo rodeaban le gustaba más de lo que cualquiera le hubiera gustado antes. 




— ¿Qué? 




KangIn acercó más su rostro, y acarició la nariz del menor con la suya. 




—Sé mi novio, Minie. 




—Claro que sí —respondió alegre el menor. 




Sin pensarlo, unió sus labios con los del alto, esperando poder transmitirle, al menos por ese medio, lo feliz que se sentía, porque estaba seguro que las palabras no podrían expresar suficiente. 




Sunny, quien los espiaba desde la puerta, sonrió. 




—Te dije que diría que sí, Woon oppa. 




 




~-~-~-~-~-~-~-~-~ 




 




Se detuvieron delante de la pequeña casa, tomados de la mano. No estaban seguros de lo que sucedería después. Aunque la mujer les había dicho que los aceptaría, eso había sido hacía tres días atrás. 




—Tengo miedo —musitó SungMin. 




KangIn inhaló profundo. 




—Yo también —respondió—, pero hay que ser positivos.  




Apretó su mano, y dio un paso. Fue seguido por SungMin, y luego avanzaron despacio, hacia la puerta, frente a la cual se detuvieron, sin tener una clara idea de qué hacer. 




YoungWoon dejó su maleta en el piso, y con ella golpeó la puerta tres veces, esperando que la abrieran pronto. Si la puerta nunca se abría, ellos estarían solos, sin un lugar al que ir; pero eso no sucedería. Tuvieron que esperar unos pocos segundos, que para ellos fue una eternidad, antes de que la puerta se abriera, y una mujer con una sonrisa enorme apareciera tras ella. 




—Los he estado esperando, mis niños —dijo la mujer, extendiendo los brazos.  




YoungWoon se soltó de SungMin y abrazó a la mujer, quien se sorprendió ante la fuerza del contacto. Lo rodeó con sus brazos y rio al tenerlo ahí. Luego miró a SungMin. El menor se veía asustado. La mujer le sonrió cálida, y estiró uno de sus brazos invitándolo a unirse. Y así lo hizo. 




—Bienvenidos —murmuró la mujer, antes de darles un beso en sus cabellos. 




SungMin sabía que todo estaría bien. Que todo mejoraría. 




Que su felicidad sería absoluta. 




 

Notas finales:

Necesitamos más KangMin en el mundo! Y más fics :3

Espero que lo hayan disfrutado :D


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