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El conejo de la suerte. por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

Un vídeo para acompañar, es muy malo. No hay otro... 

https://www.youtube.com/watch?v=ekVAPTEemwg 

-Deseo que todo vuelva a ser como antes...

Un nuevo día en la vida de nuestro amigo Takano Masamune. Se levantó pronto, con la sensación de haber pasado demasiado tiempo viendo películas surrealistas... Pero a la vez se sentía extrañamente animado. Tanto que incluso cantó en la ducha.

Viernes son las ocho, ya he terminado mi horario. 
Ya no pienso en nada, cojo mi coche de segunda mano. 
Este fin de semana no lo voy a soportar. 
Sin preocuparme de cuando voy a descansar.

Takano salió de la ducha con muchos ánimos y se dispuso a preparar un suculento desayuno... En grandes cantidades. Estaba claro... Lo compartiría con Onodera.

-Takano-san... 
-Abre. He traído desayuno. -La mención de la comida hizo que Ritsu abriera la puerta enseguida. Takano se sorprendió, aquel lugar estaba ordenado. Muy ordenado.

-Onodera, me sorprendes. Abres la puerta sin rechistar, tienes tu piso ordenado... 
-Es que... Pensé que... Ya era hora de hacer algo por mí mismo... Quiero estar a tu altura, Takano-san -era lo que en realidad pensaba el castaño.

El desayuno transcurrió en silencio, pero un silencio agradable. Ritsu lavó los platos y enseguida se oyó la voz de Takano desde el salón:

-Onodera, en marcha. Vamos en mi coche. 
-Sí... Qué remedio.

Takano no había intentado nada con Ritsu, estaba sorprendido de verlo tan dócil. Al subir al coche pudo apreciar un leve sonrojo en sus mejillas. ¿En qué estaría pensando?

Caliente, como las brasas cuando guardan el fuego. 
Caliente, como el infierno en pleno invierno. 
Caliente, como el sol cuando le habla a la luna. 
Caliente, como mi corazón cuando ve que te acercas.

Llegaron a Marukawa y cada uno se dirigió a su respectivo escritorio. Desde el suyo, Takano podía observar a un gran Twinkle mirándolo y dándole su aprobación.

Me gusta tu comportamiento, humano. Puedo decir que, si sigues así, obtendrás tu esperada confesión...

Twinkle y sus cosas. Takano no podía contestarle en voz alta, pero lo hacía mentalmente.

Ya hablaremos tú y yo... E Isaka-san.

Siguieron con el trabajo y Takano seguía de buen humor. Yokozawa había ido a gritarles un poco, pero había sido rápido ya que el oso gruñón también andaba con sus ánimos mejorados gracias a Kirishima.

Aunque, a pesar del buen humor reinante, Takano no pudo dejar de molestar un poco a su querido Onodera.

-¡¡¡Onodera!!! Saca 10 copias de estos papeles, 25 de estos otros y 50 de aquellos. Luego ven a mi escritorio y te daré más trabajo.

Onodera hizo lo que Takano le había ordenado y cuando se acercó al escritorio, Takano le pasó una notita disimuladamente.

Esta noche regresamos juntos y cenamos en mi casa. Prohibido negarse.

Y como es lógico, el primer impulso de Onodera fue negarse inmediatamente. Pero no podía decírselo a Takano, le había dejado demasiado trabajo y además había algo que quería pedirle... Así que, por un día, aceptaría.

Prepárate, voy a por ti, esta noche no te escaparás. 
He estado pensando en un plan diabólico para atraparte. 
Esta semana serás mía nena y no voy a fallarte. 
Sólo de pensarlo me estoy poniendo...

-Onodera, nos vamos. -Takano y Onodera habían terminado pronto, pero Hatori, Kisa y Mino ya hacía por lo menos media hora que se habían marchado. Ritsu recogió sus cosas y se fue, siguiendo a Takano, hasta el coche de éste último. Por el camino, le pareció ver a Isaka-san y a su secretario encerrarse en un baño vacío... Imaginaciones mías, pensó.

El trayecto en coche hasta el edificio donde vivían fue tranquilo, Takano puso algo de música y Ritsu se iba poniendo cada vez más nervioso... Se había portado muy bien con él, pero seguramente se burlaría de lo que iba a pedirle.

Caliente, como las brasas cuando guardan el fuego. 
Caliente, como el infierno en pleno invierno. 
Caliente, como el sol cuando le habla a la luna. 
Caliente, como mi corazón cuando ve que te acercas.

Entraron y, nada más dejar sus bolsas, Ritsu se dirigió a su jefe.

-Este... Takano-san... 
-Dime. 
-Yo... Me preguntaba si... 
-Lo que sea. 
-¿Podría... Enseñarme a... Cocinar? -Takano se contuvo para no reírse. Ritsu podía ser tan tierno a veces... 
-Definitivamente, eres un pequeño príncipe mimado. Vamos. Tengo un delantal para ti. -Fueron a la cocina y le tendió el delantal de conejitos Twinkle. 
-Pero ése... ¿No es el conejo de Emerald? 
-Sí. Vi ese delantal y me gustó para ti. Póntelo. -Ritsu obedeció. -Te queda bien. Tú mismo pareces un conejo... 
-¿Qué quieres decir con eso? 
-Bueno, los conejos son lindos, ¿no? Ahora vamos, cocinarás algo sencillo.

Ritsu acabó cocinando algo de arroz y un salteado de verduras. No era mucho, pero ya era algo mejor que la comida prefabricada y las bebidas energéticas que solía consumir.

-Cuando quieras puedes volver y te enseñaré más. Tienes mi llave. Pero esta noche... No creas que vas a escapar. Todo el día te has comportado de un modo tan tierno... -Takano ya lo estaba besando. Ritsu se dejaba llevar... En el fondo también lo estaba deseando. Entre besos y caricias llegaron a la habitación, Takano tendió a Ritsu en la cama y empezó a desnudarlo, besando cada centímetro de piel a la vista. Cuando Ritsu sólo tenía puesta su ropa interior, Takano llevó sus manos hacia su cuerpo. 
-Ahora desnúdame tú. -Ritsu empezó a desabrocharle la camisa con manos temblorosas. Cuando llegó al pantalón vaciló un poco, pero Takano lo ayudó y pronto se encontraban los dos en ropa interior, rozando sus partes intimas a través de la tela. Pronto Takano se deshacía de esa molesta prenda y empezaba a hacerle un oral a Ritsu, que provocó que apretara fuertemente la almohada y se mordiese el labio para no gemir. Takano lo sabía y empezó a pasar la lengua por la punta una y otra vez, mientras acariciaba los testículos y la entrada de Ritsu. No fallaba. Pronto Ritsu no pudo contenerse y emitía gemidos que eran como música para los oídos de Takano, que metió un dedo en su interior. Ritsu se quejó un poco, pero pronto se acostumbró y eran dos los dedos que entraban y salían de su interior. Además, Takano seguía con el oral, Ritsu no tardaría mucho en correrse y estaría relajado para la siguiente fase.

-Takano-san... Ah... Yo me... -No terminó la frase y dejó salir toda su esencia, que Takano tragó sin inmutarse. Entonces, este último se quitó su última prenda de ropa y se introdujo en él, arrancándole un gemido de dolor... O de placer.

Ritsu se aferró a la espalda de Takano, mientras las estocadas aumentaban su ritmo e intensidad. Cuando encontró su próstata, también aumentó el volumen de sus gemidos. Los dos hombres estaban en su límite, unas cuantas estovadas más y Ritsu se corría por segunda vez, entre su cuerpo y el de Masamune, mientras éste último lo hacía en el interior de Ritsu. Se quedaron quietos un momento, mientras regulaban sus respiraciones, y luego Masamune se acostó al lado de Ritsu, para dormir abrazados...

Caliente, como las brasas cuando guardan el fuego. 
Caliente, como el infierno en pleno invierno. 
Caliente, como el sol cuando le habla a la luna. 
Caliente, como mi corazón cuando ve que te acercas...

Mientras tanto, en una editorial vacía, dos jóvenes habían terminado de hacer lo mismo que Ritsu y Masamune, se estaban vistiendo mientras hablaban.

-Desde luego, Twinkle, no sé como lo haces pero siempre consigues que todo acabe bien. 
-Ya lo sabes, Suzuki. Soy el conejo de la suerte.

Los dos chicos regresaron a sus formas de oso y de conejo, y mientras uno se quedaba en su estante en la editorial, el otro desapareció para llegar a un dúplex donde vivía un afamado escritor.

FIN...¿O NO? 

Notas finales:

Por si hay alguien que lee las historias que publico sobre Isaka y Asahina (puro amor): 

Llevo muy poco escribiendo, son mis primeros fanfics largos e intentos de drama, por lo que puede haber errores en la trama y en los personajes (aunque eso tiene arreglo). Además de que soy una persona con obligaciones y eso... Pues bueno, que los siguientes capítulos podrían tardar un poco, seguramente a partir de octubre los retome. 

 


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