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El conejo de la suerte. por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

El primer extra de esta historia, no tiene como protagonistas a los nostálgicos, sino a un secretario y un oso de peluche. 

EXTRA 1: De resfriados, abstinencia y ¿Suzuki-san?

Resfriado. Típico del frío invierno. Esa estación tan idealizada, en la que creemos (o nos venden) que todo es ver la nieve desde la ventana de tu casa mientras tomas chocolate caliente junto al fuego... Y por las noches duermes acurrucado al lado de tu persona amada.

Pues no. Es la estación del tienes los pies fríos, del tengo demasiado sueño como para ser amable y de los horribles, malditos resfriados.

Asahina Kaoru se encontraba sufriendo los efectos de uno de estos, letal, que lo mantenía casi enganchado a una medicación que le producía excesiva somnolencia, como tantas otras... Pero seguía al pie del cañon, en el trabajo y cumpliendo con sus labores. Cualquier cosa antes que ser atendido por Ryuichiro.

Lo quería, lo amaba más que a nadie en el mundo, cierto... Pero prefería soportar una dura jornada de trabajo en Marukawa que quedarse en la cama bajo sus cuidados. Y es que Ryu era terrible atendiendo a los enfermos y Kaoru ya había tenido alguna mala experiencia antes, por lo que prefería no arriesgarse.

Así que ahí estaba, trabajando en su oficina. Ryuichiro estaba en una de esas interminables juntas y  parecía que tardaría en terminar, por lo que se permitió descansar un poco y pasear la vista por los pocos objetos que decoraban la oficina. La planta que los había unido y poco más... Un momento, ¿desde cuándo a Ryu le gustaban los peluches? ¿Es que se le estaba pegando la extraña forma de ser de Usami-sensei?

Encima de una de las estanterías había dos peluches que Kaoru conocía a la perfección. Uno era Twinkle, ese conejo blanco proclamado como la mascota del departamento Emerald, y el otro era uno de los tantísimos osos con lazos de colores que guardaba Usami en una habitación de su dúplex. Y todos se llamaban Suzuki-san.

Kaoru siguió con su trabajo un rato más, pero los peluches le daban una sensación extraña. Para despejarse un poco, se levantó de su asiento dispuesto a colocar a los peluches en un lugar donde no pudiese verlos...

-Alto ahí.

¿Los peluches hablan? Estoy alucinando... Voy a cambiar de medicación.

-Sí, podemos hablar, y te ordenamos que te quedes quieto. -Otra voz, algo diferente de la primera. -Soy Twinkle y él es mi pareja Suzuki-san, y te va a hacer un favor muy especial.

Definitivamente estoy alucinando. Igual todo esto es obra de Ryu, así que vamos a ver qué pasa.

-Puedes llamarme Suzuki, Asahina Kaoru. -El oso se dirigió al secretario amablamente, no como Twinkle, a quien se le había pegado el carácter de las doncellas. 
-¿Me conoces? 
-Claro que sí, y más cuando tu querido novio vino a contarle sus penas de amor a mi humano. ¡No paró de abrazarme y casi me estrangula! Si no llega a ser por éste -Señaló a Twinkle. -Me lo cargo. Pero Twinkle me contó algo más de su vida y de la de Isaka-san, y decidí echarles una manita. 
-Ryu is love, Ryu is life. -Twinkle le tenía mucho cariño a Ryuichiro, era el único a quien le había contado su historia (además de Suzuki) e Isaka le permitía varias licencias dentro de la editorial, por lo que sólo podía decir cosas buenas de él. 
-Bueno, a lo que íbamos... Queremos que vengas con nosotros a un sitio. Te va a interesar mucho, creemos. 
-No me lo digáis... Aquí tiene que haber una cámara oculta o algo. Esto es obra de Isaka, ¿no? 
-No, pero se va a poner muy contento cuando veas lo que venimos a enseñarte. Sujétate fuerte a nosotros...

Kaoru se abrazó a los dos peluches y cerró los ojos...

Abrió los ojos y se encontró en una habitación oscura de un piso que se le hacía vagamente conocido... Distinguió muchas estanterias, llenas de osos de peluche de diversos tamaños, y cada uno con un lazo diferente.

La habitación destinada a los osos de Usami Akihiko.

Kaoru iba a decir algo, pero Suzuki se le adelantó. 
-Silencio. No queremos que nos oigan... Aunque tampoco se van a dar cuenta. 
-Ahora vas a salir con nosotros al pasillo y vamos a ver algo que te va a servir en el futuro. Mantente cerca de nosotros y con la boca bien cerrada... Tampoco respires más fuerte de lo necesario.

Kaoru obedeció, al fin y al cabo aquello no podía ser real, así que más le valía tomarse las cosas con calma (como siempre hacía).

Salieron del cuarto de los osos a tiempo de ver a Usami llevando en brazos a aquel muchacho castaño... Chibi-tan, como lo llamaba Isaka, y dirigiéndose a la habitación principal de aquella planta.

-Vamos a entrar. Supongo que sabrás que Usami-sensei tiene la habitación llena de juguetes, así que no se enterará si hay un par de trastos más. -Dijo Suzuki. -Vamos.

La habitación estaba en penumbra y la puerta estaba entreabierta, no les costó trabajo entrar y se situaron en un rincón oscuro, nadie podría saber que había un secretario de gran altura escondido entre dos peluches adorables y pervertidos.

Mientras tanto, Usami había depositado a su preciada carga en la cama, y empezaba a quitarle el pijama que llevaba.

Twinkle no se pudo contener y le dio un pequeño codazo a Kaoru a la vez que le susurraba: 
-Kaoru... Mira y aprende. -El secretario no quería mirar, ¿por qué tenía sueños como ése mientras estaba enfermo? ¿Le habían echado algo en el café? No quería saber nada del asunto, pero pronto unos leves gemidos le hicieron levantar la cabeza.

Chibi-tan, con una expresión de tremendo placer (y tremenda vergüenza), gemía mientras Akihiko besaba uno de sus pezones a la vez que frotaba el otro con sus dedos.

Vaya, sí que gime Chibi-tan. Oh, eso es lo que diría Ryu, seguido de un comentario sobre la abstinencia a la que lo someto... ¿Abstinencia? La verdad es que no estuve muy pendiente de los deseos y necesidades de Ryu... De tanto controlar los míos. ¿Y si fuera eso... Lo que el oso y el conejo... Están intentando hacerme ver?

-Exactamente. Y te henos traído aquí para que cojas ideas. -Dijo Twinkle, definitivamente ese conejo era toda una doncella. Suzuki asintió, confirmando las palabras de su conejito. 
-Kaoru, hace algunos años Twinkle y yo fuimos dos chicos jóvenes, saludables... Y pareja. Pero mi familia era de esas que no valoran a las personas por lo que son, sino por lo que tienen. Extremadamente cerrados de mente, querían comprometerme con una chica, y cuando me negué y escapé con Twinkle, mandaron gente a seguirnos... Acabaron matando a Twinkle, y yo me suicidé al cabo de unos días... Años después, por circunstancias de la vida, volvimos a encontrarnos en forma de peluches, y hemos aprovechado cada momento libre. También tratamos de ayudar a los que nos rodean, Twinkle puede conceder deseos y yo puedo hacerte ver lo que en realidad desea tu corazón y ayudarte a conseguirlo. Por eso te hemos traído aquí.

Kaoru no se sentía muy bien. Aquella historia lo había dejado tocado, se parecía a la suya con Ryu en el sentido en que eran del mismo sexo, en que Ryu era un importante heredero y un soltero codiciado y en que su futuro, a pesar de llevar tantos años de relación, era incierto... El oso y el conejo lo habían dejado pensativo. No dijo nada, y se limitó a mirar...

Usami- sensei en aquel momento le estaba haciendo una felación a su pareja, que se agarraba fuertemente de las sábanas intentando no gemir. Debía tener muy buena técnica, ya que el jovencito se corrió en (muy) poco tiempo, y el escritor subió sus piernas hasta sus propios hombros, para introducirse dentro del joven en un solo movimiento.

Chibi-tan dejó escapar un gemido más alto que os anteriores, más de dolor que de placer... El escritor continuó entrando y saliendo de su cuerpo hasta que ambos alcanzaron el climax, entonces se tendieron en la cama y se durmieron casi al instante...

-Bien, hora de irse. Kaoru, agárrate a nosotros... -Kaoru cogió fuertemente a los peluches, cerró los ojos y... Cuando los abrió estaba sentado en su escritorio, y enfrente de él estaba Ryuichiro mirándolo con expresión reprobatoria.

-Así que aprovechas cuando yo no estoy para dormir en la oficina. Y luego siempre me estás diciendo que adelante mi trabajo... Vaya, vaya. -Kaoru no dijo nada, ni siquiera se levantó de su asiento, pero Isaka pareció darse cuenta de algo y fue directamente a tomarle la temperatura. 
-Tienes fiebre, ¿por qué no lo dijiste? De todas maneras, nos vamos a casa. -Ryuichiro lo cogió de la mano y lo llevó hasta su coche. De camino a casa, pararon en un supermercado cercano, donde Ryu bajó a comprar unas cosas. Al llegar, mandó a Kaoru a darse un baño mientras preparaba la cena... Cuando Kaoru salió del baño, fue directo a la cama, donde le esperaba Ryu con una bandeja que contenía la cena.

Caldo de pollo, y tiene muy buena pinta. ¿Desde cuándo Ryu ha mejorado tanto en la cocina, y en sus cuidados? ¿Acaso es... por mí?

Kaoru se tomó la cena y estaba a punto de dormirse cuando casi involuntariamente se le escapó... 
-Ryuichiro-sama, te amo. 
-Lo sé, tonto. Venga, a dormir, lo necesitas más que nada.

He estado conteniéndome tanto tiempo, que he dejado de lado a la persona que más me importa en el mundo. Pero a partir de ahora, todo cambiará. 

A la mañana siguiente, el despertador sonó a las 6.00 de la mañana. 
-¿Por qué tan pronto? -Ryu hubiera querido seguir durmiendo un rato más. 
-Porque me siento mejor... Y hay que aprovechar la mañana para hacer cosas... Productivas. -Kaoru sonrió y abrazó a Ryu mientras hablaba...

¿Se acabó la abstinencia?

FIN

Notas finales:

Aún falta otro extra, espero tenerlo para el día 31 de este mes. 

 

Suzukis y Twinkles para todos. 


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