Isaka Ryuichiro era un tipo peculiar.
Desde su llegada a la presidencia de Marukawa había hecho cosas excéntricas, como aquella vez que envió a las doncellas a Kagawa... Pero lo de hoy superaba todos los límites.
Había decorado la editorial con motivo de Halloween y había organizado varias actividades ese fin de semana, con la finalidad de convivir con sus empleados.
La mayoría ya tenían planes, incluso Yokozawa (quien se había comprometido a acompañar a Hiyori a buscar caramelos... Y Kirishima a hacerle fotos) así que sólo habían quedado los chicos de Emerald.
-¡Éxito rotundo, señores!
-Ryuichiro-sama, sólo han confirmado ocho personas.
-Justo lo que esperaba. ¡Son tan raros...!
-Y nosotros también. -Dijo Asahina Kaoru, viendo cómo iban disfrazados. Isaka se había vestido como Twinkle, la mascota de Emerald y de prácticamente toda Marukawa, y de acuerdo a las historias que contaba, había hecho disfrazarse a Asahina como el oso Suzuki. La habitación estaba preparada, había comida y bebida suficiente. Sólo quedaba esperar a las parejas...
Los primeros en acudir fueron Kisa y Yukina, con disfraces muy predecibles. Kisa iba de vampiro, ya que le chupaba la sangre (y otras cosas) a sus víctimas para mantenerse joven eternamente. Yukina era un hombre lobo, la mayoria del tiempo amable y encantador, pero se transformaba radicalmente cuando le hacían algo a su Kisa-san.
Pocos instantes después, llegó un grupo de cuatro personas. Los dos más bajitos iban un poco asustados ya que les esperaba una noche, digamos, emocionante.
Yoshino Chiaki, alias Yoshikawa Chiharu, iba vestido como un lindo caperucito rojo y charlaba con Yanase Yuu, vestido de presidiario, grillete incluido.
Sus parejas iban detrás de ellos y sus disfraces se complementaban. Hatori iba vestido como un lobo feroz y Mino era un sonriente (y psicópata) policía.
Los últimos en llegar fueron Takano y Ritsu. Takano iba vestido de Tuxedo Mask y Ritsu de Sailor Moon... Mini traje y peluca incluidos. Todos los presentes se quedaron boquiabiertos hasta que se oyó un grito.
-¡Ni una palabra u os castigaré en nombre del ESTO NO ES AMOR!
-Vaya, vaya. Sí que te has metido en el papel, nanahikari...
-Oh, Isaka-san, Yokozawa me ha dicho que sí se apuntarán a lo del bosque oscuro...
-¡Genial, Takano! ¡Cuantas más parejas, mejor! -Isaka estaba feliz, no tenía claro lo de disfrazarse de conejo Twinkle, pero lo animó ver los disfraces de los otros ukes. -¡Vamos a empezar!
Entre tantas calaveras, calabazas y telarañas falsas, los peluches Twinkle y Suzuki-san desentonaban, pero Isaka pronto se situó entre ellos y empezó a contar una historia.
-¿Alguien se ha preguntado por qué Twinkle es considerado como el dios protector no sólo de Emerald sino de toda la editorial? Ahora lo sabremos...
Las parejas se miraron con una mezcla de fastidio y curiosidad. A ver, Isaka era molesto, pero su imaginación era desbordante y se le daba bien entretener a la gente.
Twinkle llegaría lejos en la vida. Se ganó su apodo desde muy joven, debido a su belleza y a su inteligencia.
Hijo de una familia pobre, asistió a duras penas a la escuela y al instituto, pero con 16 años su suerte empezó a cambiar. Por probar suerte, solicitó una beca para estudiar el bachillerato en un prestigioso instituto público, y la ganó. Se trasladó a una residencia de estudiantes y conoció cómo era vivir con dinero en los bolsillos.
Había algo que casi nadie sabía de él, además de su verdadero nombre. Y es que no le atraían las chicas, sino los hombres. Y eso quedó manifiesto cuando conoció a Suzuki.
Suzuki era el niño rico de la clase. Hijo de un importante empresario, siempre lo había tenido todo y aunque era buena persona, estaba a punto de echarse a perder.
Dos personas muy diferentes que, contra todo pronóstico, acabaron haciéndose amigos y algo más...
El año en que cumplirían 18 años, decidieron dar un paso adelante en su relación. Querían estudiar en la misma universidad y vivir juntos, buscar un trabajo... Ser libres.
Con Twinkle no hubo demasiados problemas, pero los padres de Suzuki querían enviarlo a los Estados Unidos. Suzuki habló con ellos, y ése fue el inicio del fin.
-No quiero irme a América... Porque estoy enamorado.
-Si es así, Suzuki, podríamos hacer algo... Dinos el nombre de la afortunada.
-Es más bien... Afortunado. Es... Twinkle.
-¿Qué? Creo que no he oído bien. Twinkle es un hombre...
-Sí habéis oído bien. Estamos enamorados y queremos irnos a vivir juntos.
-¡De ninguna manera! No te hemos educado para enamorarte de un hombre, además de ese Twinkle que es un muerto de hambre, y echar por tierra todos tus planes de futuro. ¡No lo permitiremos! ¿Me oyes?
-Eso habrá que verlo.
Los jóvenes estaban desesperados, no sabían que hacer. El momento llegó en una salida del instituto, donde pasarían fuera un par de noches. Con un par de mochilas y algo de dinero, Twinkle y Suzuki huyeron juntos...
Fueron los mejores meses de sus vidas. A pesar de tener que vivir en sitios de dudosa reputación e ir cambiando de residencia, juntos superaban todas las dificultades. Cuando el dinero se acabó, tuvieron que ponerse a trabajar. Así pasaron otro mes... Pero vivían y trabajaban en un pueblo pequeño, la gente no era tonta y ya se habían puesto anuncios de su desaparición.
La policía vino a buscarlos una tarde de septiembre. Al ser menores de 20 años, tuvieron que volver a su ciudad, donde les esperaban los padres de Suzuki, iracundos. Toda su ira se dirigió al pobre Twinkle.
-¡Tú, muerto de hambre! ¡Seguro que has convencido a mi hijo de hacer lo que habéis hecho, pues ahora lo vas a pagar!
-¡Papá, yo soy tan culpqble como él! ¡Estamos enamorados, y cuando podamos, volveremos a huir de nuevo! -Twinkle no abría la boca, se temía lo peor, que no tardaría en llegar.
-¡De ninguna manera! -El señor Suzuki sacó una escopeta y apuntó hacia Twinkle, como si fuera un conejo...
-¡Twinkle, CORRE! -Suzuki lo empujó para que corriera a la vez que el señor Suzuki disparaba...
-¡Twinkle! ¡TWINKLE! -Un tiro limpio, en el pecho. Muerto en el acto. El rostro de Twinkle estaba sereno, como si sólo estuviese descansando. Pero no dejaron quedarse a Suzuki velándolo. El señir Suzuki se lo llevó a rastras y lo encerró en una habitación de su casa. Entonces, se empeñó en hacer como si nada hubiera pasado. Contrató profesores particulares para Suzuki y no lo dejaba salir de casa. Éste se hallaba tan deprimido que le daba igual todo...
Una noche, consiguió salir de su casa sin que nadie lo viera. Se fue a las vías del tren, y se suicidó. Sin Twinkle a su lado, no deseaba seguir viviendo...
Años después, en esa parte de la ciudad empezó a haber casos de jóvenes que de un día para otro, se habían vuelto locos y habían sido encerrados en centros psiquiátricos. Se decía que se les aparecía un espíritu llamado Twinkle y les concedía todo lo que querían, al extremo de llevarlos a la locura.
Uno de ellos era un Ryuichiro de 22 años, un poco insatisfecho con su vida. Por la noche, mientras volvía del trabajo, pudo ver a un joven de ojos rojos.
-Hola... Soy Twinkle y creo que no estás contento con tu vida.
-¿Es tan evidente?
-Sí. Puedes contármelo, si quieres... Y yo te ayudaré a sentirte mejor...
-Yo estoy enamorado... De un hombre.
-¿Cómo se llama?
-Asa... Kaoru, se llama Kaoru.
-¿Y qué te gustaría de él?
-Yo sólo... Quisiera que se fijara en mí. -Twinkle sonrió. Ryuichiro no volvió a verlo en mucho tiempo. En esos años, entabló una relación sentimental con Kaoru y empezó como director general en Marukawa. Entonces, una noche encontró a alguien en su despacho.
-Hola, ¿te acuerdas de mí? -Hacía unos cuantos años que no lo veía. Twinkle no había cambiado su aspecto.
-¿Eres real?
-No. Soy un alma perdida. Pero necesito tu ayuda.
-¿Qué quieres?
-Quiero que me ayudes a encontrar a Suzuki.
-¿Quién es Suzuki?
-Ya lo sabrás a su tiempo...
Twinkle se había refugiado en un peluche en forma de conejo blanco y había pasado largos años en la editorial, buscando a su amor. El momento llegó cuando una mañana, una editora chillona llevaba a rastras a un escritor aferrado a un oso de peluche...
-Esto ha sido todo. Más que una historia de miedo, os he contado un pedazo de drama, ¿eh? -Isaka mostraba una gran sonrisa. Su asistente Asahina se moría de la vergüenza ajena, y las demás parejas no eran menos. -¡No se pierdan la actividad del bosque oscuro este fin de semana!
-Ryuichiro-sama, deje de hacer el tonto de una vez o voy a tener que castigarlo...
-¡Asahina! ¡No seas aguafiestas! Pero sí, vamos a casa...
Las demás parejas hicieron lo propio. Aquella noche, todos tendrían algo en lo que pensar.
##############