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El conejo de la suerte. por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

Espero que os guste :)

-¡Deseo que Onodera me deje tranquilo!

Después de un fin de semana en el que Takano no tuvo noticias de Onodera, hasta el punto de ni siquiera oír ruido alguno proveniente del apartamento de al lado, el lunes inició una semana, aparentemente igual que las otras.

Takano se levantó, y después de realizar sus rutinas mañaneras se dirigió a Marukawa en su coche. Ni rastro de Onodera. Se habría ido en tren más temprano, o tal vez habría ido a visitar a sus padres y habría salido directamente desde su casa... Vaya usted a saber.

En el departamento Emerald, lo esperaban Hatori, Kisa y Mino. El escritorio de Onodera estaba impecable. Como si nadie hubiese trabajado allí... Por meses.

Takano se extrañó. Si Onodera estuviera enfermo, o se hubiera cogido vacaciones, lo sabría... Decidió dejarlo correr... Por lo menos durante unas horas. Pero no podía dejar de levantar la vista a cada rato, esperando que llegase el susodicho.

-Oigan, ¿dónde está Onodera? Ya es muy tarde y debería llevar horas aquí. Además nadie me informó sobre si se tomaría vacaciones...

Los tres integrantes restantes de Emerald se miraron entre ellos con cara de circunstancias. Al final, fue Kisa el que se acercó a Takano.

-Este... Takano-san... 
-¿Qué pasa? 
-Aquí no trabaja ningún Onodera.

Al principio, Takano pensó que se trataba de un enfado pasajero de Ritsu, o tal vez una broma pesada. Kisa era dado a esa clase de cosas, y a veces Mino lo secundaba, pero que se les uniera Hatori, ya daba que pensar. Así que Takano optó por no contestarles e ir a hablar con la única persona que podía aclararle un poco las cosas.

Para entrar en el despacho de Isaka Ryuichiro, Takano tenía que pasar por el filtro. Daba igual que fuese uno de los editores en jefe, ni que fueran la sección número uno en ventas... Nadie escapaba de Asahina.

-¿Tiene cita? 
-No... Pero es importante... Muy importante. -Asahina, hombre comprensivo, dejó entrar a Takano en el despacho de Isaka-san. 
-¡Takano! ¿Qué te trae por aquí? Es raro verte fuera de Emerald o de las salas de juntas... -Isaka-san nunca perdía su buen humor (excepto cuando su secretario no lo tenía satisfecho... en la cama) y recibió a Takano con una sonrisita. 
-Buenos días Isaka-san, ¿dónde está Onodera? ¿Por qué no ha venido a trabajar los últimos días y yo no estaba informado? -Intentó sonar tranquilo, pero no lo consiguió. 
-Este... Takano... -Isaka-san se había quedado congelado. Le costaba encontrar las palabras para responderle educadamente. -En esta editorial nunca ha trabajado ningún Onodera. Como sabrás, son nuestra principal competencia... -Ahora era el turno de Takano, también se quedó de piedra al oír a Isaka-san. Pero una idea fugaz acudió a la cabeza de éste último y se levantó a buscar una conocida revista que había salido aquella mañana. -¡Ah! Takano, seguro que te refieres a esto. -Le tendió la revista y Takano echó un vistazo a la portada, donde vio algo que captó su atención.

El heredero de Editorial Onodera regresa del extranjero y anuncia su próxima boda.

Onodera Ritsu, el heredero de una de las editoriales más importantes de Japón, regresa de sus estudios y de su formación por empresas extranjeras, y anuncia su boda con Kohinata An, descendiente de joyeros...

Takano no leyó más. Estaba aturdido... No creía que aquello estuviera pasando. Intentó disculparse con Isaka y marcharse, pero éste lo detuvo.

-Takano, eres un buen editor y por eso voy a hacer como que hoy no ha ocurrido nada. Pero ten cuidado con el fin de ciclo y el cansancio. El exceso de trabajo a veces nos puede llevar al límite... -Era raro que un hombre como Isaka estuviera diciendo eso. Debió de haber visto realmente mal a Takano Masamune...

Mientras tanto, el aludido sacó su teléfono móvil y repasó su lista de contactos.

Ohashi, Okazaki, Onodera... ¿Onodera? No hay ningún Onodera... Bueno, eso ahora da igual. Me sé su número de memoria...

Marcó el número y esperó a que diera señal.

Biiip. El número marcado no existe. Biiip.

Takano no podía creerlo. ¿Sería posible? Sólo le quedaba una última cosa por confirmar. Se dirigió a Emerald.

-Tengo que irme. Un problema de última hora... Me llevo esto a casa y si hay algún imprevisto llamadme o enviadme un correo electrónico. 
-De acuerdo, Takano-san... -Dijo Kisa mientras lo miraba de forma extraña... ¿Compadeciéndose de él?

Takano condujo como un loco hasta su casa. Al llegar al bloque de pisos donde vivía, antes de dirigirse a su casa tocó la puerta de al lado. 1202, donde vivía Onodera Ritsu...

-¿Sí? -Abrió la puerta uma simpática anciana. 
-Ah... Perdone, me he equivocado. Aunque, ¿puedo hacerle una pregunta? 
-Dime, hijo. 
-¿Cuánto tiempo lleva viviendo aquí? 
-Llevo siete años aquí, desde que me quedé viuda... 
-Lo siento, señora. Disculpe las molestias.

Takano no podía creerlo. Una gran encerrona, una muy mala broma donde todo el mundo se había confabulado para ¿separarlo de Onodera?

Sentía deseos de romper cosas, de volver a caer en el alcoholismo, de lesionarse, incluso de terminar con su propia vida... De repente, pensó en Twinkle. Aquel conejo de Emerald que le había concedido dos deseos...

Maldito Twinkle. ¡Estúpido conejo de peluche!

De repente y sin hacer ruido, un conejito de peluche apareció en el sofá del apartamento de Takano.

-Está bien que me llames, humano, pero sin insultos ni faltas de respeto.

Takano miraba incrédulo al animalito de peluche, no sabía si hablar con él de manera civilizada, volver a insultarlo, o coger un cuchillo de la cocina y reducir al conejito a un montón de plumas...

-Ni se te ocurra hacer eso, humano. Si lo haces, lo vas a pasar peor que ahora... ¿Por cierto, te gustaron tus deseos? 
-Entonces, ¿es verdad? Tú lo provocaste... 
-No... Tú lo pediste. Deseaste que Onodera te dejase tranquilo... Y mira si te dejó tranquilo, que se olvidó de ti desde vuestra ruptura have diez años... La superó, trabajó duro, triunfó... Y su prometida estuvo a su lado... En vez de rechazar sus muestras de cariño. 
-... 
-Era lo que tú querías, ¿no? 
-No, yo... -Takano recapacitó. A veces, había cosas que escapaban a nuestra lógica, y Twinkle era una de ellas. Y en vez de creerlo y desear un mejor futuro con Ritsu, no lo había tomado en serio y había malgastado dos de sus tres deseos en tonterías. Quedaba una última oportunidad, pero ¿qué haría Takano? 
-Así que todo era en serio. Tú, la editorial... 
-Sí. Hoy fuiste a ver a Ryu y debiste haberle preguntado, es el único que me conoce además de ti. De hecho, él me dijo que viniera aquí.

Isaka tenía que ser. Bueno, ¿qué hago? Parece que sólo tengo una opción...

-Deseo... ¡Que todo vuelva a ser como antes! 
-¿Estás seguro? Volverás al inicio, a tu no relación con tu amado Onodera, a su esto no es amor... 
-Pero volveré a verlo todos los días, a trabajar con él y a convencerlo de ir y volver juntos, a cuidarlo y a dormir con él... Algún día lograré que seamos una pareja, y lo haré por mi mismo, sin ayuda externa. 
-Un poco tarde, pero lo comprendiste, humano. Deseo... concedido. -Twinkle miraba a Takano con su habitual expresión tierna. -Nos vemos en Emerald... -Se fue, dejando un pequeño regalo.

Un delantal estampado con pequeños conejitos Twinkle.

CONTINUARÁ...

 

Notas finales:

Suzukis y Twinkles para todos :)


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