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Vínculo por zion no bara

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Notas del fanfic:

Deseaba hacer esta trama, espero que les guste o interese a quienes lean.

 

Notas del capitulo:

Es la primera parte, espero que le den una oportunidad.

 

 

Capítulo I

 

El traslado completo era un hecho, Esmeralda lo sabía al respirar con profundidad en su nuevo departamento, era importante para una muchacha hacerse de su propio lugar, un nuevo trabajo y una nueva residencia para su padre, esa ciudad lo ofrecía todo y con las mejores posibilidades, incluso le daba plazo a nuevos planes.

—     Podría hacerme de un automóvil—pensaba.

No estaba mal la perspectiva, un auto propio le permitiría trasladarse con mayor comodidad por la capital y le brindaría cierta comodidad cuando fuera a ver a su padre o al trabajo o a cualquier otro lugar, no estaba mal contemplarlo. Necesitaba estar lista para su nuevo empleo, le agradaba la idea, además llegaba ahí como una promoción, lo había hecho tan bien en su antigua empresa que la recomendaron fervientemente para ocupar la nueva plaza que estaba vacante, ser una experta en Big Data, o sea una profesional en analizar, observar y hacer comprensible y útiles los datos de cara a las empresas a las que apoyaban con su asesoría.

Cuando la presentaron con sus compañeros de trabajo se mostró amable y sonriente, los demás la consideraron atenta, amigable…y bonita; era verdad, Esmeralda tenía unos cabellos rubios casi dorados y sus ojos verdes brillantes daban a su expresión una imagen grata, dulce, desde el primer momento se sentía simpatía por ella.

—     Soy Esmeralda Queen—los saludó—Mucho gusto.

Su sonrisa atractiva no dejó de ser notada y en poco tiempo se sintió bienvenida por sus demás compañeros, le gustaba esa nueva vida que daba inicio.

—     Esmeralda—le dijeron al final del día—Vamos a ir a tomar algo ¿no te gustaría venir con nosotros?

—     Claro—aceptó con una sonrisa.

Fueron a un sitio cercano y nadie pidió nada más fuerte que una cerveza, de hecho Esmeralda solo bebió un café irlandés, pero le gustó conocer un poco más a sus nuevos compañeros, pero al final era momento de irse.

—     Será mejor que me vaya—les decía amablemente—Tengo que hacer cosas aún, la mudanza no se terminara sola.

—     Gracias por venir—le dijeron.

Al salir no tardó en dirigirse a la estación más próxima del metropolitano, lo prefería porque era veloz y una estación quedaba apenas a dos calles de su departamento, así que no tardó en abordar y hacer el recorrido, sin embargo tenía un asunto muy concreto en mente en cuanto llegó a su casa. Usando su teléfono hizo una llamada especial, solo para tener informes pues los pedía diario.

—     Buenas noches doctor Shion—saludó.

—     Buenas noches Esmeralda—le dijeron.

—     Solo deseo saber cómo se encuentra mi padre.

—     Está bien, físicamente.

—     Quiero verlo el fin de semana ¿le parece posible?

—     En este momento se encuentra algo inquieto, el cambio no ha sido sencillo, en su condición lo más importante es la rutina.

—     Comprendo pero ¿puedo ir a verlo?

—     Puedes hacerlo.

No podía decirle otra cosa, aunque el estado del caballero era avanzado y a veces se daban escenas que resultaban dolorosas para esa muchacha pero cuidaba con tanta devoción de su padre que no podía negarle nada.

—     Entonces nos veremos pronto—decía ella con ánimos.

—     Muy bien, descansa.

—     Lo haré, gracias.

Parecía lo mejor de todo, poder descansar, así que la joven rubia se dispuso a hacerlo, todo iba muy bien en esa nueva vida a la que se estaba entregando.

Los primeros días en el trabajo fueron buenos, Esmeralda no tardó en hacerse parte de su nuevo ambiente, sus compañeros de  trabajo eran agradables, y ella les agradaba, además era buena con su trabajo, eso se notaba de inmediato, cuando podían charlar un poco más en su tiempo libre no dudaron en saber algo más de esa joven rubia que siempre se mostraba amable con los demás en su centro de trabajo.

—     ¿No te gustaría tener una mascota?—comentaba un día Marin, una de sus compañeras—Sería una compañía en tu nuevo departamento.

—     No, lo siento—dijo de inmediato Esmeralda—No me gusta tener animales, prefiero que mi casa esté limpia, mi padre me acostumbró a eso.

—     ¿Tu papá vive en su otra ciudad?—quiso saber otra compañera, Geist.

—     No—respondió la de ojos verdes poniéndose algo pensativa—De hecho mudarme fue también por mi papá, su médico iba a trasladarse a una nueva residencia para pacientes como él y surgió la posibilidad con el trabajo, así que me decidí y vine, era lo mejor para los dos.

—     ¿Qué tiene tu papá?—intervino alguien más, Seiya.

—     Alzheimer, avanzado.

Los demás la miraron en un primer momento como si no supieran que decir pero ella continuó con calma.

—     Fue muy difícil al principio, pero debemos aceptar cuando este tipo de cosas suceden, mi padre me cuidó siempre y ahora soy yo quien lo cuida, no tiene nada de extraordinario eso ¿verdad?

—     Eres una hija maravillosa—comentó alguien más, Hyoga.

—     Gracias—hizo una pausa pero continuó—Además mi papá me enseñó a hacer palabras con los números de teléfono.

Ya sus compañeros sabían algo de eso, le agradaban esos juegos de palabras, gracias a las letras que aparecían en las teclas de los teléfonos ella formaba nuevas palabras.

—     Así me aprendo más rápido los números.

Siguieron con su charla y su trabajo pero al final del día ella tenía planes definidos, no fue con sus compañeros a ningún lugar, apenas si pasó por su casa y después se dirigió a la clínica donde estaba internado su padre. Al verla llegar se registró y un amable enfermero la guio por el lugar, no estaba nada mal, era una residencia espaciosa, como una casa más que como un hospital, las personas a las que iban encontrando contaban con diversos males que tendían a la demencia o a la senilidad, no era nada sencillo algo así.

—     Su padre está bastante inactivo—comentaba el enfermero.

Se trataba de un hombre alto y bueno en su trabajo, sabía manejar lo que se le presentara con los pacientes, y se llamaba Docrates, pudiera parecer no muy amable pero con esa muchachita de ojos verdes si que lo era.

—     Tal vez no puedan hablar mucho—continuaba con su explicación.

—     Comprendo—fue su respuesta.

Llegó a la habitación que le habían destinado a su padre, estaba bien, no muy amplia pero contaba con lo necesario, además el caballero no era alguien que tuviera muchas cosas, su hija decía que nunca lo había sido, aun antes de desarrollar la enfermedad de manera temprana vivía de forma muy espartana.

—     Guilty, tu hija ha venido a verte—le dijeron.

Ella solo sonrió y se acercó, su padre era aún un hombre imponente de muchas maneras, pero con su mente perdida y su cuerpo ya desgastado era muy complicado mantener cualquier tipo de relación.

—     Hola papá—lo saludó—Vine a visitarte, con la mudanza y lo demás no ha sido sencillo para los dos.

El hombre sentado en la cama no se movía, parecía no escuchar nada de lo que le decía esa muchacha rubia a su lado.

—     Parece un buen lugar, te dieron una bonita habitación, te traje unas sábanas nuevas, puedo ponerlas si quieres.

Siguió hablando por un largo rato pero no parecía haber respuesta de ninguna clase, pero solo hasta que le dijeron que era el momento de irse se dispuso a partir; siendo así se puso en pie y se acercó a Guilty.

—     Ya tengo que irme papá pero vendré pronto, lo prometo.

En ese momento se puso de pie y se acercó al hombre que no la veía siquiera, pero cuando se inclinó para darle un beso en la mejilla los ojos del hombre que estaba completamente quieto la miraron de forma extraña, como si mirara a un enemigo.

—     ¿Quién eres tú?—le lanzó.

—     Papá, soy yo, Esmeralda, tu hija—le explicaba ella con calma.

—     Yo no tengo una hija.

Diciendo eso la sujetó con violencia por el cabello para comenzar a gritar.

—     ¡¿Quién eres?! ¡¿Dime quién eres?!

—     Papá, por favor soy yo—decía ella intentando soltarse.

De inmediato aparecieron dos enfermeros y su médico, hicieron que la soltara y la sacaron de la habitación para lograr tranquilizarlo, solo entonces volvió a aparecer el médico ante ella, un hombre de cabellos verdes y ojos rosas llamado Shion, se conocían desde que la joven rubia llevara a internar a su padre la primera vez.

—     Me temo que fue un arranque muy malo Esmeralda—decía el caballero.

—     ¿Qué es lo que pasó con mi papá?—preguntaba ella angustiada.

—     Es complicado para los pacientes—le explicaba con calma Shion—Su mente está en otro lugar, recuerda que te lo expliqué antes, en el caso de tu padre la enfermedad avanza de forma inesperada y me temo que sus momentos de lucidez parecen haber terminado por completo.

—     Pero se puede hacer algo ¿no es así?

—     Mantenerlo aquí es lo mejor, es un buen lugar para él.

Ella solo bajaba la mirada, no era lo que deseaba escuchar, eso lo notaba el médico sin dificultades ¡pobre chica! desde que conoció a su padre notó que las cosas no habían sido sencillas, el caballero había llegado en un estado lamentable con ellos la primera vez, Esmeralda les explicó que había salido un día de la casa y que solo pudo localizarlo meses después, en estado de calle, viviendo como un indigente durmiendo sobre un colchón asqueroso que apestaba a orines. La mente de Guilty estaba ya perdida entonces y solo había empeorado, no podía darle falsas esperanzas a esa muchacha que se desvivía por cuidar de su padre, hombre que le parecía jamás se había distinguido como un buen padre, aparte de la enfermedad el alcohol había hecho su parte para terminar de arruinar su mente, pero eso eran solo suposiciones suyas y no pensaba mencionarlas.

—     Lo mejor es que descanses Esmeralda—decía el médico—Tu padre estará bien con nosotros.

—     Pero si algo sucede…

—     Te llamaremos de inmediato, no te preocupes por eso, en cuanto a su salud física tu padre es un roble, está perfectamente.

—     Muy bien, gracias por todo.

Le dio la mano con suavidad  se alejó ¡pobre chica! La mayoría de la gente se daba por vencida cuando un pariente llegaba a ese punto pero ella no lo hacía, ojala y estuviera bien con su nueva vida.

De hecho Esmeralda en verdad pensaba y rogaba porque todo estuviera mejor, prefería ser positiva, tanto que se detuvo a ordenar un café caliente para llevar, le gustaban mucho los de tipo capuchino con sabores, esa tarde eligió uno de coco, después fue hacia la estación del metropolitano para aguardar, estaba parada en la entrada del andén y vio que iba llegando a la estación, así que apresuró sus pasos y no se dio cuenta que apenas si otra persona había cruzado el mismo camino en sentido contrario.

No supo que alguien iba gritando cuando metió su billete para entrar, y siguió apenas sin enterarse hasta que unos ecos lejanos llegaron a sus oídos.

—     ¡Shun, Shun, Shun!

Ella solo continuaba con velocidad antes que las puertas se cerraran y alcanzó a abordar, justo en ese momento las puertas se cerraban pero escuchó que pegaban del otro lado y al voltear se encontró con un hombre de cabellos negros y ojos glaucos que parecía decirle algo con algo como embriaguez, como euforia.

—     ¡Shun, volviste Shun!

Como no entendía lo que estaba sucediendo la joven rubia miró alrededor, no tenía idea de a quien le estaba gritando ese hombre pero el metropolitano simplemente comenzó su marcha, vio un asiento disponible y lo tomó, necesitaba descansar y se olvidó de todo ese asunto, no tenía por qué pensar en ello.

No sabía que volvería a hacerlo ni que todo iba a cambiar desde ese momento.

 

**********

 

Esmeralda se había acoplado a su nueva vida, incluso logró hacerse de un buen tiempo cada tercer día para ir a ver a su padre que parecía ser lo más importante para ella, Guilty no la miraba siquiera durante sus visitas pero parecía que la mente de ese hombre estaba completamente perdida en sus propios laberintos, aun así su hija estaba cariñosamente a su lado, cuidando de él. Por lo demás su existencia no era distinta de la mucha gente, trabajaba, tenía tiempo libre para sus actividades, algunas salidas con compañeros que se iban haciendo sus amigos, nada  distinto, pero todo tendría un nuevo giro cuando al ir hacia su casa después del trabajo un hombre se paró frente a ella.

No lo conocía, aunque le parecía que lo había visto antes, esos cabellos negros, los ojos verdes, no estaba segura del porque le parecía conocido, sin embargo no pudo decir nada cuando fue el otro quien le habló de inmediato.

—     Estás vivo—le dijo sonriendo.

La joven de cabello rubio no estaba segura de lo que se trataba eso pero terminó por hacer una pregunta.

—     ¿Disculpa?

—     Eres tú Shun, finalmente, siempre supe que no te habías ido.

Podría ser que ese guapo hombre la mirara como quien mira salir el sol pero ella continuaba sin comprender de qué se trataba todo eso, incluso volteo a mirar alrededor intentando adivinar si se trataba de un error, una broma o qué.

—     Sabía que nos volveríamos a ver Shun.

—     ¿Si notas que soy una mujer?—le preguntaba ella intentando darle sentido a toda esa escena.

—     Pero Shun…

Sin embargo Esmeralda continuaba tan desconcertada como al principio y prefirió dejarse escuchar.

—     No sé qué te sucede—decía ella con tanta calma como podía—Pero esto me parece extraño, así que voy a seguir mi camino.

—     No puedes irte de nuevo Shun—dijo él.

En ese momento la sujetó por el brazo con necesidad, haciendo que se detuviera, pero ella se sintió alarmada ante semejante gesto y se soltó de un tirón, poniendo distancia entre ambos.

—     Shun.

—     No me toques—le advirtió.

—     Shun, soy yo—decía el de cabello negro.

Justo en ese momento se acercó un policía a quien la escena había llamado la atención y prefería saber si se trataba de un pleito de novios o algo más.

—     ¿Todo está bien?—preguntó mirando a la rubia.

Pero el de cabello negro dio un  paso para atrás, como si se calmara, y solo sonrió al mirarla de nuevo.

—     Te encontré Shun, solo eso importa—dijo.

Dio vuelta y se marchó, permitiendo que el oficial se acercara a ella y se informara un poco de lo ocurrido.

—     ¿Está bien señorita?—le preguntó.

—     Si—respondió—Si, estoy bien, gracias oficial.

Con eso pudo continuar su plan de abordar el metropolitano pero lo sucedido la dejó confundida ¿Quién era ese tipo? ¿Quién era Shun? Solo se alegraba de que todo terminara ahí, por eso cuando llegó a su casa se sintió tranquila y se dispuso a descansar para el día siguiente.

Sin embargo las cosas no iban a terminar en ese punto y pronto se iba a dar cuenta de ello pues Esmeralda no tardó en vivir una serie de acontecimientos en los que no encontraba una respuesta, dando inicio con llamadas a diferentes horas del día y la noche, pero cuando respondía al teléfono colgaban, era solo como si quisieran escuchar su voz. Después de eso comenzó a encontrarse con obsequios en la puerta de su departamento, en su buzón, dejaban cosas como flores y dulces, algunos objetos más detallados, incluso una bufanda de seda, no le molestaba tanto al inicio porque pensaba que sería un tipo de admirador secreto e incluso lo comentó en su trabajo, donde las otras chicas le dieron su parecer de ese asunto.

—     Es muy romántico—dijo Marin.

—     Un admirador secreto ¿Quién podrá ser?—preguntaba Shaina.

—     Quisiera tener a un chico así—terciaba Geist.

Hasta ahí todo parecía un asunto completamente inofensivo, pero Esmeralda no dejó de sentirse algo inquieta cuando le daba la impresión que la estaban observando, no podía asegurarlo pero a veces sentía que alguien caminaba tras ella o que la estaban observando a la distancia, hubo momentos en los que incluso tuvo que detenerse y mirar hacia atrás pero la situación no pasaba de ahí, aunque la estaba inquietando definitivamente. La situación no mejoró cuando fue a comer con algunas de sus compañeras, era a un sitio agradable cerca del trabajo pues debían volver a sus labores, tomaron una mesa cerca de la ventana y se enredaron prontamente en una charla completamente femenina, pero de pronto un nuevo tópico hizo su entrada.

—     ¿Cómo van las cosas con tu admirador Esmeralda?—le preguntó Marin— ¿Ya se presentó ante ti?

—     No, aún no, pero tengo mis sospechas—respondió sonriendo.

—     ¿De quién sospechas?—preguntaban interesadas las demás.

—     Bueno, el otro día descubrí al guapo chico de programación mirándome—confesó con expresión animada.

—     ¿Cuál?—deseaba saber Geist.

—     El rubio alto de ojos azules—les dijo sonriendo.

—     ¿Shaka?—indagaba Shaina.

—     Si y es tan guapo que…

Pero notó de inmediato la cara que ponían sus compañeras.

—     ¿Qué sucede?—las interrogó.

—     Esmeralda—tomó la palabra una de ellas, Shaina—Lo que pasa es que Shaka es muy guapo, muy atractivo, muy inteligente.

—     ¿Y?

—     Y muy gay, vive con su novio hace más de un año.

—     ¿En serio? Oh.

Se notaba su cara de decepción y tratando de animarla otra de sus compañeras decidió decirle algo.

—     Pero no dejes que eso te desilusione—manifestaba animada Marin—Tienes tus opciones abiertas, tienes que saber que no han dejado de mirarte desde que llegamos.

—     ¿Quién?—preguntaba la rubia.

—     ¿Es guapo?—preguntaba Geist.

—     Si, lo es—fue la respuesta.

Con tanta discreción como era posible miraron en la dirección que les indicaban y Esmeralda lo reconoció, su expresión lo indicaba, haciendo que una de sus compañeras fuera directa con ella sobre ese asunto.

—     ¿Sabes quién es?—preguntaba Shaina.

—     No—respondió secamente.

—     Es guapo.

Como si no quisiera decir ni una palabra más del asunto se dio vuelta, haciendo que el de ojos verdes que la miraba lo supiera, el mismo tipo que la había molestado antes, ahora tenía que encontrárselo incluso cuando salía a comer. La tarde no terminó nada bien desde ese punto, por lo que solo se sintió mejor cuando fue a su casa pero no pudo librarse de la sensación que la iban siguiendo, que alguien la estaba observando.

Quizás la situación se hubiera tranquilizado de haber terminado todo ahí, si tan solo hubiera parecido una coincidencia, pero cuando iba a ver a su padre y se detuvo por un café tuvo la misma molesta sensación de ser seguida, volteó abiertamente y no vio a nadie, tomó su bebida sabor a dulce de canela que estaba tan caliente que prefirió no beberla hasta que estuviera mas templada y se dispuso a salir, caminando a paso moderado. Andaba con calma, se detuvo a revisar la hora, retocó su maquillaje y al dar vuelta en la esquina se volteó con fuerza y casi gritó al detenerse.

—     ¿Qué te propones? ¿Por qué me estás siguiendo?

El que había sido sorprendido solo parpadeó y no aguardó para decir lo que tenía en mente en ese momento.

—     Shun, yo solo…

Pero al intentar acercarse ella dio un paso atrás.

—     ¿Porque me rechazas Shun?

—     Si no te vas voy a empezar a gritar—lo amenazó.

—     Soy yo, Hades.

—     Vete o te pesará.

Si el de cabellos negros pensaba que no haría nada se equivocaba pues ella le quitó la tapa a su café caliente y con un gesto le indicó que estaba muy dispuesta a arrojárselo en la cara si se le acercaba.

—     Volveré cuando estés más tranquilo—dijo el de cabello negro.

Esmeralda lo observó alejarse en silencio, ese tipo era de verdad molesto, tal vez no había hecho algo radical pero lo haría si volvía a acercarse a ella, no podía dejar que la siguiera molestando.

Sin embargo la situación no cambió, incluso fue como si se agudizara, lo supo cuando al llegar a su trabajo una mañana se encontró con algo peculiar en su escritorio, se trataba de un muñeco de peluche con la forma de un gatito.

—     Pensaba que no te gustaban los gatos—comentó su compañero Seiya al ver el regalo.

La chica rubia quizás hubiera dicho algo pero estaba molesta, sujetó el peluche con fuerza y salió, estaba segura de quien había hecho eso y sin duda no podía estar lejos, de hecho tenía razón, no tardó en ver a ese hombre que sonrió al verla acercarse sin  que aparentemente le preocupara su expresión de enfado.

—     ¿Qué te propones?—preguntó ella con impaciencia.

—     Shun…

—     No me llames así—le exigió con enojo—Me llamo Esmeralda y quiero que me dejes en paz.

De un movimiento decidido le arrojó más que entregarle el peluche, dispuesta a dejar las cosas en ese punto.

—     No sabes lo feliz que soy por haberte encontrado, ha sido maravilloso, pensé que te había perdido.

—     O me dejas en paz o llamo a la policía—le advirtió—y más te vale saber que no estoy bromeando.

—     Shun…

—     ¡No soy Shun!—le gritó— ¡Soy Esmeralda! ¿No lo ves?

Sin querer decir otra palabra sobre el asunto comenzó a caminar, no podía perder más tiempo con ese sujeto ¿Qué le sucedía? No le importaba pero no quería que volviera a meterse en su vida, nadie tenía derecho a hacer algo como eso.

Esa tarde cuando llegó a la clínica procuró mostrarse tranquila, no necesitaba que su padre se alterara por su propia situación, aunque al entrar a la habitación con Guilty se sintió más calmada, el caballero se veía inusualmente bien dadas las circunstancias, de hecho la miró de frente y comenzó a hablar con ella.

—     Te ves bien—le dijo.

—     Gracias.

—     Quiero ir a dar un paseo el fin de semana, me gustaría ir a pescar, fui hace un mes y traje unas buenas truchas.

—     Se escucha muy bien.

—     Dejaré el trabajo por un par de días.

Y así siguió, contándole sus planes como si aún viviera en una isla, pero no le molestó, a veces era agradable eso, así podía conocer algo más de su pasado, podía saber más de quien había sido antes que ella llegara a su vida.

Parecía que todo marcharía bien y como siempre, lo de ese sujeto Hades se había terminado…pero no era así.

 

**********

 

Esmeralda no pensaba en ello pero para esos momentos que alguien como Hades Dunkel* no se había alejado, nada de eso, estaba convencido desde lo más íntimo de su ser que su amado y adorado Shun Catena** no había muerto, que estaba  vivo y había regresado, estaba tan seguro de ello como del hecho que volverían a estar juntos y jamás se separarían, el que había jurado con dos palabras su unión: Siempre Tuyo. En esos momentos estaba sumergido en su propiedad, observando las cosas alrededor y nada era más importante que la colección de videos y fotografías que guardaba de aquella joven belleza de ojos y cabellos verdes, quien lo había cautivado desde el primer momento, por eso el hermoso joven había sido suyo, solo suyo, y se amaban de una manera que nadie más podría comprender.

Cuando lo conoció se dijo que era la persona de su vida, todo lo que podría haber buscado o deseado del mundo estaba resumido en ese chico que trabajaba en la misma empresa que él, claro que el de cabellos oscuros era  el gerente ejecutivo de cuentas extranjeras, trataba con toda la gente importante de una importante multinacional. Su lindo Shun por otro lado era solo un muchacho de una empresa privada que se dedicaba a la limpieza, definitivamente sus mundos parecían muy distintos pero él no dudó cuando lo vio, era a quien necesitaba a su lado, quien cumpliría a la perfección con ser su compañero.

La primera vez que lo vio casi perdió el aliento, no era para menos, era tan hermoso y delicado sin importar lo que hiciera, le tocaba limpiar su oficina y de inmediato habló con él, se informó todo lo que pudo sobre su vida, aunque el chico se mostraba tímido, se notaba en su nerviosismo y parecía no creer que él se interesara por sus cosas pero así era. Lo más importante desde ese punto fue lograr hacerse una persona en su vida, que supiera que si estaba a su lado nada en el mundo importaría más que su cariño, aunque el de mirada glauca se mostraba incrédulo e incluso medroso hacia sus acercamientos, como si no pudiera creer que un hombre como él se fijaría en su persona. Pero para Hades era toda la certeza del mundo tenerlo a su lado, por lo que no cejó en un solo momento en hacérselo saber, con sus charlas, los regalos, incluso la atenta caballerosidad de llevarlo en su elegante automóvil hasta su casa y sin siquiera tomarle la mano, solo por el deseo de hacerlo.

En ese momento veía uno de los tantos videos que había sacado de ese hermoso jovencito, lo había tomado desde que estaba dormido, hasta que despertó, se levantaba de la cama, se peinaba el cabello, se lavaba el rostro tres veces como debía hacerlo con el jabón facial especial que le había comprado y volvía a cepillarse el cabello como  a él le gustaba, y se arreglaba con la ropa que le había elegido para ese día y se ataba los zapatos de izquierda a derecha como le había enseñado a hacerlo. Solo cuando lo había hecho bien se dirigía a la cocina para tomar cada artículo en el orden correspondiente para el desayuno, el suyo por supuesto, pues el de cabellos verdes necesitaba vigilar bien su dieta para mantenerse saludable y hermoso, casi olvidaba quitarle el candado a la nevera, pero si la dejaba abierta el de pupilas verdes podría comer algo que no debía,  debía cuidarlo.

Detuvo el video en ese punto, cuando Shun se sentaba a su lado en la mesa, siempre con su hermoso rostro, tan perfecto, y sus ojos bajos, las manos juntas, aguardando por su veredicto con ese extraño nerviosismo por no hacerlo bien pero para eso estaba él, para indicarle cuando se equivocaba, solo por amarlo tanto pasaba por alto sus fallos, como ese dobles no bien delineado en su servilleta, era tan torpe, pero él lo amaba a pesar de eso.

No entendía qué pretendía pero en cuanto estuvieran juntos de nuevo la vida volvería a ser hermosa para los dos, se amaban, juntos lo enfrentarían todo, nadie podría separarlos, su destino era el mismo, y para poder recuperarlo iba a necesitar ayuda, aunque no estaba seguro que quisieran brindársela pero necesitaba de la persona a la que iba a llamar.

—     ¿Diga?

—     Hola Ikki.

—     Hades.

La voz indicaba claramente que no deseaba saber de él de nuevo, pero era solo porque ese joven de ningún modo entendió la profundidad del amor entre Shun y él, sin embargo lo necesitaba en ese instante.

—     Ikki, necesito de tu ayuda—le dijo.

—     Vaya que tienes agallas para llamarme—decían del otro lado con recriminación—Espero que sea porque tienes que decirme que te estás muriendo.

—     No riñamos, ya te dije que te necesito.

—     Escúchame bien porque voy a colgar, sea lo que sea que tenga que ver contigo no me interesa, así que adiós.

—     Es sobre Shun.

A esas palabras el que estaba del otro lado de la línea solo pudo guardar silencio, Shun, había pasado ya tanto…

—     ¿Qué puedes decirme sobre Shun que me interese?—preguntó con amargura—Shun está muerto.

—     Shun está vivo—le aseguró—Lo encontré.

—     Debes estar mal de la cabeza y lo sabes, así que…

—     Ikki, espera, te digo que Shun está vivo, necesito de tu ayuda.

¿Shun estaba vivo? Era imposible, al menos eso se decía el otro lado sosteniendo su teléfono con fuerza.

—     Si es una artimaña de tu parte Hades, te juro que me las pagas—lo sentenciaba con enfado.

—     No lo es, te pido que vengas conmigo para que hablemos con él, no quiere escucharme a mí.

—     ¿Por qué crees que sea?—le recordó.

—     Ikki, sabes que lo amo.

—     Si claro, tu gran amor—dijo con sarcasmo.

—     Por favor, te lo suplico, quiero que hables con él, que lo veas de frente, a ti no te negará hablar, y entonces…

—     ¿Entonces qué? ¿Qué crees que va a pasar? ¿Qué volverá contigo? Porque lo primero que le diría es que jamás vuelva a tu lado Hades.

—     Yo lo amo, no me reproches amarlo.

—     Si,  vi tu amor, vi a mi hermano también—decía con dolor.

—     Te lo suplico Ikki, por piedad, es Shun, está vivo, dime que no deseas que esté vivo, que vuelva con nosotros.

Era verdad, pero Shun había muerto, y sin embargo ¿Qué tal que era la verdad?

—     ¿Renunciarás a ver a Shun de nuevo Ikki? ¿Lo harás?

El otro joven solo callaba, sintiendo un nudo en la garganta, quería tanto a su hermano pero había muerto ¿Qué se proponía Hades trayendo eso de nuevo a su vida?

—     Ikki, por todo lo que amas a Shun, por favor, tienes que creerme, está vivo—aseguraba con voz suplicante el de cabello negro.

—     De acuerdo—aceptó a media voz.

Cuando la llamada se terminó Hades casi saltaba de alegría, estaba seguro que cuando se vieran los dos hermanos el engaño se terminaría, Shun reconocería la verdad y le pediría perdón por haberlo hecho sufrir, por abandonarlo y haría todas las enmiendas necesarias en su vida para que fueran felices de nuevo. Y él lo perdonaría todo, porque lo amaba.

Siguió viendo el video, casi acariciaba esa mejilla tan tersa, Shun estaba llorando, se sentía mal, sin duda debía hacerlo por no poder cumplir con su parte, él trabajaba y le daba la vida de un príncipe y aun así no era capaz de hacer algo tan sencillo como tener su desayuno listo, por eso se lo hacía saber, para que mejorara. Pero el de cabellos verdes solo lloraba, como si sus palabras fueran para que llorara ¿Por qué se empeñaba en hacer las cosas complicadas entre los dos? No importaba, cuando volvieran a estar juntos le recordaría lo que debía hacer, cómo hacerlo, para que fueran felices.

—     Shun—lo llamaba—Mi amado y adorado Shun.

Cerró los ojos, casi sentía que el tiempo no había pasado, como si ellos jamás se hubieran separado, lo amaba tanto, como el primer día que lo vio, eran uno del otro, era su destino, para siempre.

Por supuesto que de todo eso Esmeralda no tenía idea, sin más ese día al terminar de trabajar solo pensaba en dos cosas, hacer unas compras de urgencia e irse a su casa a descansar, lo necesitaba con premura ya que había tenido un pequeño malestar que le indicaba que su indisposición mensual había llegado. Tuvo que hacer un viaje relámpago al supermercado y de inmediato se dirigió al pasillo de higiene femenina, conocía bien su marca regular y tomó un paquete, pero necesitaba de algo más y se dirigió a la farmacia, había formadas dos personas antes que ella pero como eran hombres no se sintió cómoda y esperó a que se fueran, solo entonces se acercó al mostrador.

—     Necesito unas pastillas—dijo.

Y agregó la marca, por lo cual la dependienta terminó por convencerse de lo que sucedía ya que notaba el paquete de toallas sanitarias.

—     Un momento por favor—dijo la otra dama.

Mientras estaba de pie la joven rubia intentaba contener lo mejor que podía el malestar, al menos eso notó la vendedora, debía tener cólicos pues se acariciaba discretamente el vientre.

—     Vaya momento para tener el periodo—dijo.

Justo en ese momento regresaba la dependienta con su medicamento y algo más, una pequeña caja de té.

—     Es un producto nuevo—le decía—Pero quienes lo han probado lo recomiendan mucho, dicen que ayuda con todos los malestares, no los quita por completo pero los disminuye bastante.

—     ¿De verdad?—dijo tomando la caja—Bueno, creo que puedo probarlo.

—     Muy bien.

Así que al salir del lugar ya llevaba todo lo que necesitaba, ahora sí, solo necesitaba descansar un poco, al menos ese día no vería a su padre, prefería no hacerlo si no se sentía bien, llegó en taxi a su departamento, pagó lo que debía y estaba por entrar al edificio cuando hablaron y no pudo sino voltear.

—     ¡Shun!

De nuevo tenía ante sí a un conocido que preferiría no conocer, no estaba en un momento muy propicio para no estar enfadada y definitivamente esa situación ya se había salido de control a su juicio.

—     ¿No te cansas?—le lanzó con enfado—De verdad estás loco y voy a hacer lo que tuve que hacer desde el inicio.

Uniendo hechos a sus palabras sacó su teléfono, estaba dispuesta a llamar a la policía pero en ese instante volvieron a hablar.

—     Traje a tu hermano Shun—lanzaba Hades—Quiero que lo veas de frente y te atrevas a negar la verdad ante él.

—     ¿Qué?—preguntaba ella sin comprender.

Solo en ese momento se dio cuenta que había alguien más, se trataba de un joven de cabellos azules y ojos grises, no parecía gustarle estar en ese sitio, pero tampoco se abstuvo de mirarla con detenimiento, hasta que dijo claramente lo que pensaba.

—     Perdóname—dijo el que se llamaba Ikki con mortificación—Lamento haberte hecho pasar por esto.

Ella se veía confundida pero el de cabellos azules se dirigió de inmediato al otro hombre de cabellos negros.

—     No puedo creer que me persuadieras de venir contigo y hacer esto Hades—le arrojó con disgusto.

—     ¿Es que no lo ves? es Shun—aseguraba el otro.

—     Claro que no es Shun—remarcaba el de ojos grises.

—     Es él, míralo, es él—decía casi con desesperación.

—     ¿Es que piensas atormentar a cualquiera que se le parezca? Me voy de aquí.

—     No, no te vayas Ikki, por favor, estás cometiendo una equivocación, es…

—     ¡La única equivocación que cometí fue no alejar a mi hermano de ti!—restalló el de cabellos azules

—     Tienes que ver la verdad Ikki.

La joven de los cabellos rubios ya no sabía ni que pensar ¿acaso todos estaban locos? Pero si sabía lo que quería en ese momento.

—     Muy bien, los dos—dijo levantando la voz—Aclarado el asunto de que no soy ese tal Shun lo mejor será que se larguen antes que llame a la policía.

Estaba enfadada, se notaba, y no pensaba retroceder, cuando Hades intentó acercarse fue el de ojos grises quien lo detuvo de un movimiento firme y se lo llevó con él, aunque no sin antes decir algo más.

—     Lo lamento.

Entonces ambos hombres se alejaron, con lo que ella finalmente pudo subir a su departamento a descansar, se prepararía el té y trataría de relajarse, todo ese asunto la había agotado demasiado, necesitaba dejar todo eso atrás.

Por su parte los otros dos continuaron con su charla o más bien su discusión pues jamás se habían agradado aunque por diferentes motivos y toda esa escena no podía ser de ayuda para que las cosas cambiaran.

—     Ikki, Ikki, por favor, tienes que ayudarme, tienes que…

—     Basta—rugió el de ojos grises—Toda esta locura se acaba aquí Hades, no pienso seguir tu enfermo juego más tiempo.

—     Sé que no te agrado pero ambos amamos a Shun, ese es Shun—aseguraba.

—     Hades, voy a intentar ser lo más claro posible contigo—argumentaba poniéndose de pie ante él—Acabamos de ver a una muchacha de ojos verdes quien tiene un sutil parecido con mi hermano, pero no es mi hermano, para empezar porque es una mujer y para terminar porque mi hermano murió.

—     No es así, está vivo, nuestro amor me lo dice.

—     De nuevo lo de tu amor—lanzó con fastidio—Si mi hermano te amaba tanto como dices ¿Por qué no ha corrido a tus brazos?

—     Lo hará—pronunció con calma.

—     Estás loco Hades, loco de remate, pero espero que esa muchacha llame a la policía y te pongan donde mereces estar, tras las rejas, después de todo lo que le hiciste a mi hermano.

—     Jamás lastimé a Shun—arguyó con vehemencia—Nunca lo golpee, antes me hubiera arrancado la mano que golpearlo.

—     Pues algo debiste hacer para que su matrimonio terminara así, porque nada me convencerá que eres inocente de su muerte.

Con esas palabras Ikki se dio vuelta, dejando a Hades sin poder moverse  mientras Esmeralda intentaba descansar, todo seguiría dependiendo de lo que ellos hicieran ¿Qué iban a hacer desde ese punto?

 

**********

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Solo por comentar:

*Hades es  Dunkel, que significa Oscuro en alemán.

**Shun es Catena, porque la palabra cadena viene del latín, catena.

Espero que les llame la atención y deseen saber qué sucedió con Shun realmente.

Si nada sucede nos leemos la semana entrante.

Nos leemos.

Atte. Zion no Bara

 


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