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Algo que olvidar por Nei Chan

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Notas del fanfic:

Izuki x Kuroko

Notas del capitulo:

Izuki x Kuroko

Algo que olvidar.

El sudor bajaba por su rostro, un jadeo ahogado salió de su seca garganta, así como pequeñas lágrimas que empezaban a brotar de sus azules ojos, cada vez más agotado, cada vez su cuerpo más pesado.... ¿por qué? esa era su pregunta mientras sostenía a su pequeño cachorro entre sus brazos ¿por qué? si se supone que es invisible para todos ¿por qué entonces se habían fijado en él?¿por qué en ese momento se encontraba corriendo por su vida?
En un momento de desesperación tomó una decisión, la que sería el peor error de su vida, meterse en ese callejón sin salida.
Se encontraba apoyado en esa pared, totalmente acorralado por esos tres hombres a los que de nada conocía, soltó al cachorro y le ordenó que se fuera, lo amaba demasiado como para dejar que esos desgraciados le hicieran algo,el pequeño can comenzó a ladrar, nadie reparó en él...
Lágrimas, temblor... miedo... no tenía escapatoria, lo sabía, se dió cuenta cuando uno de esos tipos sacó una navaja mientras el otro se desabrochaba el pantalón y sacaba su miembro, acercándose al peliceleste y obligándole a bajar hasta la altura de éste.
-Mételo en tu boca, puta y no se te ocurra morder, o te mato aquí... y ahora-dijo mientras sonreía sádicamente y sacaba otra navaja de su bolsillo acercándosela al cuello.
La efusiva negativa del peiceleste no hizo más que cabrear a su agresor, quien no dudó en hundir el arma en la pálida piel del ojiceleste, si bien no había sido un corte muy profundo, si fue losuficiente como para que ese blanquecino cuello comenazara a teñirse en un tono carmín.
Su grito fue opacado por el miembro de ese tipo dentro de su boca, ya no sabía que era peor, el miedo, el asco o las saladas lágrias que descendían de su rostro hasta la herida de su cuello.
Quería que terminara ya, quería dejar de sentir esa humillación, quería morir... con ese pensamiento apretó sus dientes, pronto un asqueroso sabor metálico se adueñó de su boca mientras unos sonoros alaridos salían de la de su atacante... un fuerte golpe, su espalda golpeando contra la pared y de nuevo esa sensación de algo lacerando su piel, esta vez fue su brazo izquierdo el que resultó herido.
Llevó su mano hasta su brazo herido mientras más lágrimas brotaban de sus ojos, sabía que había llegado su final, miró hacia un costado, su cachorro seguía ahí, ladrando, pero sin atreverse a acercarse, un poco cerca de este, los otros dos tipos uno con una sonrisa sádica el otro completamente serio miró su brazo, esta vez si había sido más profunda su heida... miró hacia arriba... un rostro lleno de furia y una manoalzada empuñando una navaja a punto de ser usada.... de pronto sus ojos se abrieron a más no poder
¿de dónde había sacado la fuerza y el valor? no lo sabía quizás un ser divino cuidaba de él o simlemente era el miedo, la desesperació o las prácticas de baloncesto ni idea pero justo en ese momento se encontraba realizando un ignite pass justo en el estómgo de ese sujeto.
Vió como este prácticamente volaba, callendo inconsciente justo en los pies de sus compañeros, un rostro con una siniestra sonrisa y otro con mirada llena de terror lo observaban, este último simplemente salió corriendo dejándolos solos... cobarde...
No podían dejar de mirarse el uno al otro una mirada retadora por parte del ojiceleste, otra vengadora por parte del otro quien con su arma en la mano se fue acercando poco a poco al adolescente.
-Gracias, de verdad gracias, por que por ti me he dado cuenta que ese malnacido es un cobarde y se llevará su merecido-el peliceleste frunció el ceño más todavía-pero antes... caerás tú
Pudo esquivar el ataque que iba directo a su entrepierna pero aún así el arma se clavó en sus muslos un grito y varias lágrimas no pudieron ser sostenidas mientras caía encima del otro sujeto quien seguía sin despertar.
Lo miró, estaba aterrado, pero miró a ese hombre, esa sonrisa lasciva en su rostro mientras lamía la sangre del cuchillo, tenía ganas de vomitar, apretó sus puños, que aún mantenia en el suelo y notó algo... ese algo lo mantuvo entre sus manos.
-¿sabes?-habló su atacante- me da pena, quería haberme divertido más con tu cuerpo, pero no podrá ser-dió un suspriro de falsa resignación- di adiós, pequeño.
-Adiós... pequeño-sonrió, sorprendiendo al otro quien formó una expresión de sorpresa en su cara al notar como algo abria sus carnes desde su entrepierna hasta su estómago... cayó de rodillas al suelo.
-Maldito... enano- su voz apenas salió audible, un simple adolescente, de apariencia débil los había derrotado, poco a poco, fue cerrando sus ojos, dejándo caer su cuerpo en el frío hormigón de la calle.
Kuroko se levantó, tirando la navaja que tenía en sus manos, se dirigió hacia Nigou y lo tomó en brazos, salió corriendo torpemente de allí, la herida en su pierna lo hacía avanzar lento, pero quería salir de allí lo más rápido posible.
En el gimnasio de seirin, todos practicaban más duro de lo normal, una muy enfadada Riko les daba instrucciones mientras miraba de vez en cuando hacia la puerta del gimnasio, ese maldito Kuroko, mañana lo haría entrenar el doble por faltar sin avisar, así este colapsara. Miró de nuevo hacia la puerta y ahí por fin apareció, soltó a Nigou y calló de rodillas con una pano apoyada en el suelo y la otra sobre su brazo herido.
-KUROKOOO!!!!!!-gritó la entrenadora todos voltearon a mirar hacia la puerta, parecía exausto, más las gotas de sangre que empezaron a caer hizo desaparecer todo el enfado de la entrenadora-Kuroko kun-corrió hacia él, al igual que todo el equipo de seirin Kagami lo cargó y lo llevo hasta los vestidores colocándolo sobre un banco.
Todos quedaron sorprendidos al ver el estado de su compañero algunos comenzaron a soltar lágrimas de impotencia mientras apretaban los puños, de pronto vieron como se levantó corriendo de la banca y se fue directo a una de las duchas, ahí comenzó a vomitar aún tenía ese sabor en su boca, sabor al miembro y a la sangre de ese tipo, cuando terminó comenzó a llorar como nunca antes lo había echo delante de alguien, Kagami y Riko estaban a su lado acariciando la espalda del peliceleste, tratando de calmarlo aunque fue inútil.
Ya más calmado, volvió a sentarse al banco, todos miraban con dolor e impotencia a su compañero de equipo hasta que algo que dijo el numero 11 de seirin los dejó de piedra.
-yo... yo.. lo maté-susurró, tenía la mirada perdida, otra vez pequeñas lágrimas salían de sus ojos-lo maté- se abrazó a si mismo y comenzó a balancearse hacia atrás y hacia delante.
Algunos miraban sorprendido y otros con rabia, Kagami apretó sus puños y sus dientes, pero todos pensaban lo mismo sea quien sea el que le haya hecho eso a la sombra de seirin se las pagaría, aunque eso significara sacar de la tumba a ese desgraciado para volverlo a matar.
-Kuroko kun- habló Riko- debemos curarte esas heridas tenemos que llevarte al hospital son bastante profundas- dejaron sus pensamiento de lado mirando a la entrenadora al parecer era la única que se preocupaba por la salud de su amigo, se sintieron avergonzado por eso.
-tengo miedo-seguía balanceandose y frotándose sus brazos-asco, mucho asco. Sangre... hay sangre...
-está fuera de sí-comentó Kagami-será mejor que lo vea un médico.
-Tienes razón- esta vez fue Hyuga.
Cuando el pelirrojo se disponía a tomarlo en brazos, la sombra de seirin comenzó a gritar mientras se agarraba la cabeza con las manos, se levantó de la banca y con su puño alzado, mirada llena de odio y lágrimas corriendo por su pálida cara, se dirigió a sus compañeros, todos se apartaron, todos menos uno... el peliceleste paró de pronto, abriendo sus ojos lo más que podía y se quedó mirando a esa persona, a la que estuvo a punto de golpear observándolo con una penetrante mirada llena de dolor.
-Si esa es tu forma de desahogarte, halzo, kuroko, no me defenderé.
Decir que todos miraban con sorpresa era quedarse corto.
-Izuki sempai... ¿qué ha... pasa...do?
Poco a poco su cuerpo fue callendo hacia delante, totalmente inconsciente, hasta los brazos del chico que poseía el ojo del águila.
-Aprovechemos y llevemoslo a un hospital, rápido-ordenó Riko- está ardiendo en fiebre
Tras dos día en observación, Kuroko fue dado de alta, no recordaba nada de lo del gimnasio, pero si lo de aquel callejón, la policía fue a inspeccionar el lugar, pero no hallaron nada, solo algunos rastros de sangre ya seca y las dos navajas, las cuales fueron llevadas a analizar para buscar huellas.
Resultaron ser parte de una banda de atracadores, asesinos y violadores, por fortuna para el peliceleste el tipo al que apuñaló no había muerto, pero si se encontraba bastante grave en el hospital, siendo custodiado por la policía, a Kuroko no le pasaría nada, puesto que el actuó en defensa propia.
Un nuevo día dió comienzo, aunque el doctor pidió reposo, la sombra decidió ir a ver el entrenamiento de sus compañeros, él se encontraba sentado junto a la entrenadora, pues las heridas de su brazo y su pierna aún le dolia lo suficiente como para no hacer ningún tipo de esfuerzo con ellos, eso aparte que de hacerlo se le podría escapar alguna sutura. Cuando llegó la hora de volver a casa todos se pusieron de acuerdo para acompañar a su compañero a su hogar, algo que enterneció al peliceleste y que agradeció enormemente.
-Bien, ya hemos llegado, Kuroko-Kiyoshi.
-Recuerda que mañana estaremos de nuevo aquí, por la mañana-esta vez habló Koganei.
-¿To... todos?- preguntó sorprendido Kuroko.
-Todos- afirmó el pelirrojo.
-Gracias-sonrió mientras pequeñas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.
-Jamás dejaríamos que a nuestro pequeño fantasma le pasara algo- sonrió Izuki mientras le despeinaba el pelo- hasta mañana, Kuroko kun
-Hasta mañana, chicos, gracias
Kuroko se metió a su casa y cerró la puerta, todos voltearon hacia Izuki
-¿te gusta Kuroko, Izuki?- preguntó, ''inocentemente''la entrenadora con una perversa sonrisa, la cara de espanto y el rubor en las mejillas del chico los hizo reir a todos.
-N... no... yo
-Vamos, no pasa nada, ambos sois hombres, pero eso no es impedimento ¿verdad chicos?-sonreía el pelirrojo mientras hablaba
-Además, tendréis nuestro apoyo incondicional-esta vez fue Hyuga
El número de seirin comenzó a andar, completamente rojo e intentando parecer enojado, todos reían por la actitud de su compañero, quien mientras se alejaba gritó un ''vamonos'', pero si había mucha verdad en lo que esas personas habían dicho... entre ellas, que a pesar de la mente cerrada y el veto hacia las relaciones homosexuales en ese país, si Izuki y Kuroko decidían comenzar una relación, tendrían todo el apoyo de sus compañeros... pero claro... eso suponiendo que Kuroko sintiera lo mismo que él, y qué cuando se enterara no practicara el ignite pass kai en su estómago como hizo con el tipo del callejón... o peor aún... que intentara castrarlo como al otro individuo que estaba hospitalizado.
En ese momento, el peliceleste observaba y escuchaba la conversación junto a la ventana, mientras una sonrisa y un rubor adornaban su rostro.
-Gracias chicos- susurró de forma casi inaudible- gracias... Shun-cerró la ventana y se sentó en el sofá junto a su mascota, tenía algo que olvidar.... pero mucho que vivir.

FIN
Notas finales:

Muchas gracias por perder tu tiempo en leer este intento de fic, acepto tomatazos, pero sin asarse, porfa.

Intentaré que mis próximos fics sean mejores que este 


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