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Un contrato de Asesinato por Tamao

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Notas del capitulo:

Hola! Aquí les traigo la continuación.

No olviden comentar si es que les va gustando...y es que no tambien n.nU

Saludos y que disfruten! <3

Temprano en la mañana, los cuatro jóvenes estaban en el recibidor de la mansión Nostrade, preparándose para salir al aeropuerto. Senritsu llegó hasta el lugar y miró con sorpresa al moreno, acercándose para hablar con él.

-          Gon, ¿está todo bien? – le preguntó la chica con preocupación, a lo que el menor se extrañó.

-          Claro, ¿por qué preguntas? – contestó él.

-          Anoche pasé por el pasillo donde estaba tu habitación y no pude evitar notar que no estabas ahí al no escuchar tu corazón. – le comentó haciendo que instantáneamente el azabache se pusiera rojo y muy nervioso.

-          Estaba en mi cuarto. – dijo Killua como si nada mientras terminaba de acomodarse la mochila. El resto de los presentes los miró con curiosidad, esperando algún otro comentario. - ¿Qué? – soltó al notar el extraño ambiente.

-          ¿Durmieron juntos? – exclamó Leorio confundido y un poco nervioso.

-          N-no es lo que parece, nosotros solo… - el moreno no sabía qué decir, estaba muy nervioso con toda la situación.

La noche anterior, después de ese extraño momento con el albino, el chico le había dicho que se fueran a dormir, sin embargo, cuando Gon pensaba marcharse, éste lo increpó y le dijo que se quedara en su cuarto esa noche. Durmieron en la misma cama, como muchas veces había pasado, pero el moreno no pudo conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada de lo nervioso que se sentía con la presencia del Zoldyck bajo las mismas sábanas.

-          No es nada raro. No le den tantas vueltas y vámonos. – dijo Killua mientras abría la puerta de la mansión.

Killua había tomado una decisión la noche anterior. Esta oportunidad que la vida le había dado para tener nuevamente una aventura con Gon era el momento perfecto para aclarar el tipo de relación que quería con él. Sin embargo, el primer paso para lograrlo era hacer que el moreno entendiera sus sentimientos hacia él, fueran correspondidos o no, de otra forma, si se ponía a seguir sus instintos, podía quizás nunca comprender bien los sentimientos que tenía hacia él.

 

 

 

Después del comentario del ex asesino, se despidieron de la chica y subieron al auto blindado y de vidrios polarizados que se había conseguido Kurapika para llegar hasta el aeropuerto personal de la familia para la cual trabajaba.

Por temas de seguridad, los permisos y el avión habían sido pedidos bajo el nombre de otro guardia de los Nostrade y no había especificaciones sobre la cantidad de pasajeros ni sus descripciones. Killua sabía que Illumi podía estar al asecho, así que era mejor no usar sus nombres para hacer reservaciones ni compras, de lo contrario podían ser fácilmente rastreados.

Al subir al avión privado, este despegó, avisando a los pasajeros que el viaje duraría ocho horas aproximadamente. Los cuatro se sentaron juntos a conversar sobre sus planes una vez llegados a Ciudad Meteoro.

-          Ese lugar es peligroso. – dijo Kurapika mientras leía algo de su celular. – Sabemos que las arañas estuvieron ahí hace un tiempo y es probable que alguien sepa de su paradero actual si lo investigamos. –

-          Buscar a ciegas no es algo que me guste, pero supongo que no queda otra opción. – comentó el de lentes mientras se recostaba en el asiento.

-          De todas formas, habrá que dividirnos si es que queremos ganar tiempo. Iré con Leorio, así que ustedes irán juntos. Killua podrá manejar un lugar como ese, pero no quiero que hagan estupideces. Si ven un miembro de la araña, quiero que me manden una señal con estos teléfonos. – el rubio sacó una maleta que estaba junto a su asiento donde había tres móviles negros de pequeño tamaño. – Son de última tecnología y están programados para que, al apretar la tecla que tienen arriba, puedan enviar su localización hacia sus destinatarios. Por seguridad, anoche me encargué de guardar sólo nuestros números en él, y están bajo el código de nuestros números que teníamos en el examen del cazador. – informó el Kurta entregándole un teléfono a cada uno. – Apenas estén en problemas, úsenlo y llegaremos a ayudarles. No se enfrenten a nadie, Gon no tiene el poder nen necesario y Killua no podrá sólo contra ellos. –

-          Está bien, está bien. – dijo el albino un poco molesto por la subestimación que hizo el rubio sobre él. – Estaremos en contacto entonces. –

-          A las afueras de la ciudad, cerca del aeropuerto, hay un hotel muy grande donde nos hospedaremos. Sólo hablen con la recepcionista y denle el nombre de Senritsu para que los lleve a sus habitaciones. –

-          Kurapika, ¿puedo hacerte una pregunta? – dijo Gon de pronto. – Si logramos encontrar al sacador de Nen… ¿qué piensas hacer con él? – La pregunta quedó flotando en el aire, Killua sabía que a Gon no le gustaba matar gente, pero el albino no dudaría en hacerlo si con ello se evitaba problemas con Kuroro e Illumi.

-          Usaré una condición en él. – dijo el rubio con firmeza mientras cerraba los ojos. Para cuando los abrió, estos estaban rojos tras sus lentes de contacto. – Como tiene relación con las arañas y en ayudar a Kuroro, entonces no tendré problemas en usar mis cadenas en él. –

-          Ya veo… - soltó el moreno, parecía aliviado al escuchar la respuesta.

Las ocho horas parecían ser eternas, especialmente para Leorio. Mientras Killua y Gon se habían dedicado a conversar y a jugar cartas animadamente en otros asientos, el del clan Kurta lo había ignorado por completo, al igual que la tarde anterior.

El de lentes sabía que su amigo odiaba que él invadiera su espacio personal sin permiso. Si bien después de lo sucedido en Yorkshin habían progresado un poco en su relación, incluso habiendo admitido que había algo entre ellos, pero al tiempo después dejaron de hablarse y todo pareció ir en picado.

Recordó con cariño el día antes de que partiera con Senritsu, luego de haberse encargado de las arañas…

-          Gracias por estar aquí, Leorio. – le dijo de pronto, mientras miraban por la ventana el cielo azulado después de días lluviosos.

-          No tienes que decirlo. – contestó él con una sonrisa. Se sentía mejor de ver que el chico ya estaba recuperado.

-          Estaba siendo orgulloso. Sin la ayuda de Killua, Gon, Senritsu y tuya… jamás hubiese podido… -

-          ¡Hey! Basta ya. Te había prometido que no te dejaría sólo con esto. – el de lentes se volteó para mirarlo un poco molesto. No le gustaba ver deprimido al rubio, su sonrisa era una de las cosas más bonitas que había visto en su vida.

-          Gomen, estoy siendo molesto de nuevo. – le dijo mientras le sonreía con un semblante tranquilo y apenado. Un ligero rubor se había posado en sus mejillas.

-          ¿Tienes fiebre otra vez? – el futuro doctor se había preocupado y puso su mano en la frente del Kurta mientras se acercaba un poco a él.

-          Baka, eres muy torpe. – le dijo un poco molesto mientras le retiraba la mano al mayor, sin embargo, sus manos quedaron juntas al costado de ambos.

-          Admítelo, te gusta este torpe. – le dijo el más alto mientras le sonreía de forma ladina.

-          Y, además, egocéntrico. – le soltó el otro.

-          Kurapika. – lo llamó entonces Leorio, sus ojos se encontraron por unos instantes, inquietando al más bajo y haciendo que el sonrojo en sus mejillas aumentara conforme la distancia entre ellos disminuía. - ¿Seguro que estarás bien? -

-          Estaré bien. – le dijo mientras entrelazaba sus dedos con los del mayor. – Tú preocúpate de estudiar. –

-          Al menos contesta mis llamadas. – le reclamó mientras su otra mano le ponía los cabellos tras su oreja y le acariciaba el rostro con el dorso de la mano.

-          Bésame ya. – le dijo el rubio con cara molesta, mientras una vena se mostraba inflamada en su frente. Leorio sonrió y terminó de acortar la distancia entre ellos besando a Kurapika con suavidad y cariño.

 

Para cuando volvió a la realidad, Kurapika se estaba levantando de su asiento y él decidió seguirlo con prisa. Tras la puerta de la sección del avión donde antes habían estado, le sostuvo el brazo un poco temeroso y sin saber qué decirle.

-          ¿Qué quieres? – le dijo zafándose de su agarre rápidamente.

-          No te pongas así, quiero que hablemos. –

-          Yo no. – contestó el rubio, dándole la espalda a su amigo.

-          ¡Bah! Estás molesto porque te besé sin tu permiso. Pero es tú culpa… estabas siendo irracional y yo estaba cabreado. – protestó Leorio, no obstante, Kurapika no se volteó. – Te extrañaba mucho, maldita sea. – se quejó mientras ponía una de sus manos en su nuca, con evidente molestia. – No saber de ti me volvía loco. –

-          Déjame en paz. No hay nada entre nosotros. – le dijo sin prisa y de forma fría.

-          ¿Y por qué dijiste que irías conmigo a investigar? – sin decirlo y tratando de no mostrarlo, las palabras del rubio lo habían herido dolorosamente.

-          No había otra alternativa. No podía mandarte con Gon porque estarían muy desorientados, y tampoco podía mandarte con Killua porque te dejaría atrás. – el Kurta se volteó y lo miró con gesto molesto.

-          ¿Qué te pasa conmigo? No entiendo qué hice mal todo este tiempo. Soy yo el que debería estar molesto contigo por ser tan frío y despreocupado. – exclamó iracundo el de lentes.

-          Baka, no entiendes nada. Nunca pasó nada entre nosotros, ¿de acuerdo? Cualquier tipo de relación que tengamos será problemática.  Tú tienes tu estilo de vida y yo el mío. Cuando lo entiendas, te darás cuenta de que es imposible que pase algo entre tú y yo. –

-          Tsk, sólo dices porque no quieres admitir que aún te gusto. Aunque haya pasado el tiempo sigues poniéndote nervioso cuando estoy cerca. – comenzó a decirle mientras caminaba hacia él. El rubio retrocedió

-          Aléjate. –

-          No olvides que de todas formas correspondiste mi beso ayer. – le soltó seductoramente mientras con picardía lo miraba. – Ya te dije, no me iré sólo porque se te da la gana. Voy a reconquistarte, así que prepárate. – le sujetó el mentón con su mano y Kurapika lo apartó con rapidez y evidentemente alterado, incluso sus ojos habían mostrado ese escarlata precioso que sus mejillas querían mostrar.

-          Eres un odioso, Leorio. Mejor preocúpate por la misión que tenemos ahora. – le recordó el Kurta mientras lo empujaba para apartarlo.

-          Hai, hai… estoy en eso. No dejaré que te hagan daño, baka. – le dijo mientras ponía sus manos en los bolsillos del pantalón de su traje. Kurapika lo miró con ojos entrecerrados y abrió la puerta del baño para encerrarse ahí.

 

Al otro lado de ese diminuto pasillo, gracias a los buenos sentidos de los jóvenes, Killua y Gon pudieron escuchar toda la conversación de sus amigos. Killua disimuló no haber escuchado mientras seguía jugando cartas con normalidad, pero Gon parecía confundido y un poco nervioso, le daba vueltas una y otra vez a esas palabras que Leorio y Kurapika se habían dicho.

“No quieres admitir que te gusto”

“Correspondiste mi beso”

“Voy a reconquistarte”

Sin darse cuenta, se encontró mirando de reojo a albino, recordando la noche anterior y sus palabras. Había algo dando vueltas en su mente que apretaba su estómago y agitaba su corazón. Y ahí estaba, mirando cada detalle de Killua como si nunca lo hubiese hecho antes.

“No sé qué pasa conmigo.”

Notas finales:

Perdón por lo cortito, pero ya estoy escribiendo el siguiente, lo juro :c

Sólo quería ahondar un poco más en la relación de Kurapika y Leorio (:

Esperen el próximo <3


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