Llegaron a ciudad Meteoro cuando el sol pegaba con fuerza provocando espejismos a la distancia debido a la refracción de la luz. Al bajarse del avión, Gon y Killua no se dirigieron palabras con sus otros dos amigos que iban disfrazados y tomaron rápidamente un bus que los llevaba a la ciudad.
El moreno se mostraba ansioso, en primer lugar por todas las advertencias de Kurapika y Killua sobre la ciudad y, en segundo lugar, por el eventual enfrentamiento que podrían llegar a tener con los miembros de la araña.
Su corazón latía con fuerza de pensar en una pelea real tras tanto tiempo de entrenamiento. Estaba seguro de que ya a esa altura, podría abrir hasta tres puertas de la entrada a las tierras de los Zoldyck. Pero el gran problema estaba en su Nen…
Casi leyendo sus pensamientos, siente un golpe en su nuca mientras iban en el bus. Killua lo había desconcentrado mientras le regalaba una sonrisa que lo hizo alucinar.
- No te preocupes. Vamos juntos, no dejaré que te pase nada. - le comentó el albino con calma.
- No es necesario que me protejas. - se quejó Gon haciendo un puchero.
- Lo sé… Pero quiero que sepas que no estás solo. Haremos esto juntos. -
Ante esas palabras, un fuego interno encendió al azabache, provocando que sus ojos brillaran y observará embobado a Killua quien perdía su vista en la tierra árida que atravesaban en ese momento.
Sin embargo, el zoldyck se sentía intranquilo. Mientras paseaban por la transitada zona comercial de la ciudad, después de haberse bajado del bus, el albino no podía sino sentir un constante martilleo en su corazón. Tenía la sensación de sentirse observado por el gentío que se aglomeraba a su alrededor mientras caminaba junto a Gon. Casi por necesidad, iban muy juntos, practicamente rozando sus manos cuando se movían siguiendo el ritmo de sus pies al avanzar.
Ese mal presentimiento que surgió en su corazón al bajar el avión había crecido a medida que se acercaban al núcleo de la ciudad. Había agudizado tanto su sentido de la audición para percibir los comentarios de la gente y ganar información gratis, que le dolía la cabeza. Peor aún, la gente parecía notar sus intenciones y conversaban en murmullos pausados y con acentos que parecían intencionales para distraerlo.
- Estás muy tenso. - le susurró Gon notando que su amigo estaba a punto de entrar en estado Zetsu. Le tomó el dedo meñique en un pellizco para aflojar su inseguridad y provocó un sobresalto en el ex asesino.
- ¿No percibes nada extraño? - le preguntó, aguantando las ganas de tomar la mano de su amigo.
La verdad es que… -
Justo en ese instante, una presencia despierta la alerta en el Zoldyck y hace que suelte el agarre que le había hecho el moreno para mirar hacia uno de los callejones a su izquierda.
Un sudor frío bañó su cuerpo pese al calor, y pareció palidecer aún más. Cuando se volteó a decirle algo a Gon, notó que éste había percibido algo también y tenía los puños apretados a los costados de su cuerpo, marcando los músculos de sus brazos.
El de ojos zafiro caminó con paso cauto hacia el oscuro callejón y fue seguido por su compañero muy de cerca. Mientras se alejaban de la gente y perdían la luminosidad del sol debido a los edificios que cercaban la callejuela, una figura comienza a aparecer entre las sombras.
Killua no tardó en reconocerla.
- Kalluto. - dijo con voz ronca. La recién nombrada se mostró con su típico abanico entre las manos.
- Killu. - mencionó ella con calma y sin mostrar emociones en el rostro.
Fue cuando el albino hizo memoria, y recordó que, tras la deserción de Hisoka en las arañas, ella había asumido la posición 4 y era actual miembro del Genei Ryodan.
- ¿Qué haces por estos lugares? - preguntó ella ligeramente amenazante. El chico le dio un mirada a Gon que parecía realmente tenso, entonces una idea se le vino a la cabeza.
- Busco a una persona. - contestó con cuidado. - No sé su nombre y tampoco te puedo decir cómo llegué a ella pero.. Es un usuario de Nen que puede quitar el de otros.
- ¿Basur? -
Por más que pretendió ocultarlo, Killua pudo ver e identificar todas las emociones que se dibujaron en el rostro de su hermana: sorpresa, sospecha, molestia y amenaza. Había soltado el nombre sin querer, un error que, de haber pasado más tiempo entrenando como asesina, no hubiese cometido.
- ¿Lo conoces? - Killua fingió emoción y esperanza. Se dejó llevar por su actuación y avanzó unos pasos hacia ella. - ¿Sabes en dónde está? ¿Cómo puedo contactar con él? - ella parecía reacia a contestar.
- ¿Para qué quieres dar con él? - preguntó la chica, poniéndose a la defensiva.
El albino miró de reojo a Gon y luego escondió su mirada tras su flequillo. Una parte de él se rehusaba a sacar a luz aquellos sentimientos y emociones que estaba a punto de soltar, pero el encuentro con su hermana, miembro de la araña, era lo mejor que podía pasarle y debía jugar sus mejores cartas para sacarle toda la información posible.
- Gon. - murmuró Killua. Al principio, la chica pensó que estaba llamándolo, pero tras ver la mirada sumisa y el semblante apagado del amigo de su hermano, supuso que el Zoldyck tenía algo que contar. - Gon no puede usar Nen. - dijo arañando las palabras, como si decirlas le cortara la garganta. - Hace unos años, con el problema de las hormigas quimera, Gon usó una condición para vencer a uno de la guardia real, y producto de eso… ya no puede usar Nen. -
Kalluto recordaba ese episodio, y se perdió un poco recordando el poder de Feitan liberándose para matar a aquella desdichada hormiga.
- Fue mi culpa. - mencionó el albino, volviendo en sí a la chica al darse cuenta de lo difícil que era para él hablar de eso. - De haber seguido mi instinto de alejarnos, o de haber sido más fuerte para ayudarlo… o de haber insistido más en acompañarlo… Gon aún… - parecía que se iba a poner a llorar. La zoldyck estaba fuera de lugar. - Por eso yo… Investigué hasta llegar a esta información. Fue muy poca pero debía intentarlo… Saber que existe esta persona… - Killua era incapaz de conectar sus frases. Gon era incapaz de mirarlo.
- Esa persona… - comenzó a decir Kalluto, sin entender por qué. - Esa persona es peligrosa. Sin contar con que el Genei tiene sus ojos puestos en él… - antes de continuar, la chica analizó la situación y suspiró para luego mirar a su hermano cuya mirada estaba encendida. - ¿Estás seguro de querer llegar a él? ¿Estás seguro de que puedes pagar cualquier precio por devolverle sus habilidades a tu amigo? -
- Lo estoy. - exclamó inmediatamente. Se puso firme al decirlo y no le apartó la vista a su hermana. - Por Gon, estoy dispuesto a sacrificar todo. -
- ¿Incluso a otros? ¿Incluso a tus otros amigos? - la pregunta era una trampa, Killua lo sabía, pero sin darse cuenta, ni siquiera tuvo que actuar ni mentir, ni siquiera pensarlo.
- Cualquier cosa. - sentenció con firmeza y una mirada fiera. Su hermana lo miró, con dudas y un poco temerosa.
- Yorkshin. - soltó de pronto. El albino y el moreno le pusieron mucha atención. - Está bajo la protección de mis compañeros, deberán encontrar la guarida si quieren dar con él. - informó. Los ojos de Killua brillaron y una parte de Kalluto se enterneció.
- Gracias. - le dijo el ex asesino sin dejar de mirarla. Entonces, volteó a ver a su amigo y le sonrió. - Es hora de irnos. -
- Killua. - llamó la chica al ver que los dos amigos le daban la espalda y comenzaban a marcharse. - ¿Estás seguro de lo que quieres hacer? - Ambos se detuvieron, pero no fue necesario que el Zoldyck se volteara, simplemente puso sus manos en los bolsillos de su pantalón antes de decir: Me alegra mucho de que estés bien, Kalluto.
En una tienda prácticamente vacía, Kurapika y Leorio colgaron la llamada que Gon les había hecho una vez que se encontraron con Kalluto. Los dos amigos se miraron con seriedad, teniendo la información que querían, estaban cada vez más cerca de terminar con el asunto del contrario de Illumi.
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