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Un contrato de Asesinato por Tamao

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Notas del capitulo:

Hola. Ahora sí empieza la historia, espero que les guste y dejen sus comentarios. Recuerden que también la pueden encontrar Wattpad, con el mismo título.

Saluditos y disfruten!

Gon estaba sentado en su cuarto del Coliseo del Cielo. Llevaba cerca de un año en ese lugar y había aprendido las técnicas suficientes para mantenerse antes del piso 200 pero sobre los 150 para poder ganar el dinero suficiente con sus peleas y quedarse en ese lugar mientras entrenaba. Wing se había vuelto su maestro nuevamente en su búsqueda de volver a usar el Nen que había perdido en su pelea con Pitou.

Estaba haciendo un buen trabajo, pero con suerte había podido despertar su nen hace un mes y estaba muy por debajo de lograr algo en poco tiempo. Aun así, estaba tranquilo. Debía asumir la responsabilidad que conllevaban sus acciones y se había decidido a llevar el camino difícil para hacer las cosas bien esta vez.

Ese día en particular, se había sentido nostálgico. Últimamente se había sentido más solo de lo habitual, aun cuando visitaba casi a diario a Wing y entrenaba con Zushi días enteros. Después de su reunión con Ging, había vuelvo a Isla Ballena para estar un tiempo con Mito-san y planear lo que sería su nueva aventura, preparándose para poder dirigirse a este nuevo mundo del cual su padre le había hablado.

Su primer objetivo había sido volverse fuerte mentalmente. Entrenó su mente como Biscuit le habían enseñado mientras estaba en Isla Ballena y pronto comenzó su entrenamiento físico para volverse más poderoso. Luego, decidió que era momento de partir y buscar un entrenamiento más profesional, y llegó hasta el coliseo para entrenarse como un discípulo nuevamente.

Había madurado y aprendido de los errores que cometió en el viaje que tuvo cuando decidió volverse cazador, sacó una experiencia de cada aventura y de cada persona que conoció. Fue cuando un recuerdo acudió a su mente y revolvió su corazón.

"Killua."

La imagen del albino apretó su pecho e hizo que le entraran ganas de llorar. Había conocido el coliseo gracias a él, había aprendido Nen con su ayuda y ahora que estaba en ese lugar sólo se veía atacado por el fantasma del recuerdo de quien fue y sigue siendo su mejor amigo.

De pronto, su teléfono sonó desde el velador junto a su cama y llamó su atención. Se dirigió hasta él y con sorpresa se quedó mirando la pantalla con el nombre de la llamada entrante. Su corazón latió con fuerza y se apresuró en presionar el botón y contestar.

- ¡Killua! – no podía ocultar la emoción. Se sentía demasiado feliz de recibir una llamada del albino. Era raro que eso pasara, lo hacía únicamente para su cumpleaños desde que se separaron. Sin embargo, la voz al otro lado hizo que su emoción cambiara rápidamente a una preocupación.

- Gon, ¿estás bien? – le preguntó su amigo. El tono de voz del asesino era grave y preocupado, demasiado tenso para una llamada casual.

- C-Claro, ¿qué sucede? – el moreno tenía un mal presentimiento.

- ¿Dónde estás? – la urgencia en la voz de Killua le revolvía el estómago.

- En el Coliseo del Cielo – contestó.

- De acuerdo. Iré para allá. Nos vemos mañana temprano en el aeropuerto. – sin decir nada más, el albino colgó, dejando al moreno con una sensación terrible en el pecho.

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, Gon estaba sentado en una de las bancas del aeropuerto. No había podido dormir esa noche y tenía el estómago tan apretado que no pudo ni comer. Ver a Killua de nuevo después de más de dos años le emocionaba tanto que parecía que su corazón se le saldría del pecho, sin embargo, la sensación que le dejó su llamada del día anterior lo había dejado en alerta y con la preocupación de que algo malo estaba pasando, o que iba a pasar.

- Gon. – escuchó de pronto. Cuando alzó la vista sus ojos no podía dejar de mirar al propietario de esa voz. Killua estaba a un par de metros de él, con unos pantalones largos y unas zapatillas más grandes que las que usaba antes. Una camiseta blanca sin mangas se mostraba debajo de un poleron abierto que cubría sus brazos largos y su alto cuerpo que claramente había trabajado esos años que no se vieron. Su cabello estaba igual que siempre al igual que su piel blanca y ojos rasgados de un azul cristalino cuales zafiros. Le sonreía, contrario a lo que él pensaba, Killua estaba bien, y le había reconocido.

El albino por su parte no pudo evitar sonreír, su amigo estaba sentado esperándolo, aun pese a que no le dijo nada en su llamada telefónica, él simplemente confió y fue dónde le pidió. Se notaba más musculoso y su rostro de niño estaba un poco más maduro, pero su corazón dio un brinco inesperado al ver sus ojos marrones brillar ante el llamado que le había hecho.

Sin percatarse, había acelerado el paso para llegar pronto hasta él y su amigo se había puesto de pie, corrió y se lanzó a sus brazos para rodearlo por el cuello y pegarse a él en un abrazo apretado, un poco torpe pero cargado de emoción en aquel encuentro.

Killua se sonrojó un poco, pero no dudó en rodear la cintura del moreno y esconder su rostro en el hueco entre su hombro y cuello, respirando su olor que había cambiado ligeramente, aunque seguía siendo el mismo que recordaba de hace más de dos años, cuando se separaron a los pies del árbol mundial.

- Ejem. – escucharon de pronto para despertar del trance que estaban viviendo para separarse y ver que, detrás del albino, se encontraba Leorio con una sonrisa pícara. – Sé que no te lo había dicho, pero también he venido a verte, Gon.

- ¡Leorio! – exclamó Gon y también saltó a abrazarlo. Una parte del corazón de Killua se enterneció ante tal acto, pero la otra, sintió celos y un poco de dolor, puesto que pensó que sólo a él correría a abrazarlo de esa forma.

- No has cambiado mucho, Gon. Sólo te has vuelto más alto. – le dijo mientras notaba que ya le llegaba al hombro.

- Jeje.- rió el moreno mientras rascaba la parte de atrás de su cabeza con un poco de vergüenza. En eso, el albino reaccionó y se puso serio nuevamente.

- Sentimos venir de repente, Gon. Tenemos que hablar contigo de algo importante. – la voz grave del Zoldyck llamó la atención del moreno, sin embargo, le sonrió y asintió.

- Vamos a dónde me hospedo. –

El moreno llevó a sus dos amigos hasta el Coliseo del Cielo y a la habitación que le habían dado como participante. Una sensación de nostalgia invadió al albino al recordar sus aventuras por ese lugar mientras miraba a su amigo conversar con el futuro doctor sobre sus aventuras y experiencias. Leorio les contaba que todavía le quedaban dos años para sacar su título pero que se había esforzado mucho en ese tiempo y había estado tratando varios pacientes, a su vez, Gon le contaba de su entrenamiento y de lo que aprendió de Ging ese día que estuvieron juntos.

Mientras Killua los miraba sin interrumpir su conversación, Gon sentía que su amigo estaba distante con él. Si bien aquel abrazo había despertado esos extraños sentimientos que dormían en su interior desde el día que se separaron, no podía evitar pensar que quizá el albino lo había olvidado y ahora tenía otras prioridades.

Cuando llegaron al lujoso cuarto, se sentaron en la mesa redonda que había pedido el chico y sirvieron un poco de té para conversar.

- ¿A qué se debe este encuentro? – preguntó el moreno ante las miradas preocupadas de sus amigos. Killua suspiró y miró profundamente al chico antes de hablar.

- Gon, hace unos días me encontré con Illumi. – esas palabras tensaron de inmediato al Freecss y el albino no lo pasó por alto. – Tranquilo, no es lo que piensas. Pero creo que esta vez es más grave que una simple petición para que yo vuelva a casa. -

- ¿Qué pasó entonces? –

- Illumi me dijo que fue contratado para matar a Kurapika. Esto fue una petición de Kuroro. – esas palabras tensaron el ambiente que ya venían cargando Leorio y Killua. Gon miró con preocupación al mayor que se mostraba cabizbajo. – Lo primero que hice fue contactar con él, pero no hubo caso. Luego llamé a Leorio para saber si sabía algo de él. – el de ojos zafiro miró al de lentes y éste levantó la mirada para dirigirla hacia Gon.

- No he tenido noticias de él hace más de un año. – confesó con amargura. – Después de lo que les pasó a ustedes con las hormigas quimera, logré comunicarme y le reclamé por su falta de atención. –

- Recibí una llamada suya unos meses después pidiéndome perdón y diciendo que se alegraba de que estuviese bien, pero nunca más nos comunicamos. – comentó el moreno haciendo memoria de esa fugaz llamada. Leorio asintió.

- Después de eso, hablamos pocas veces. En realidad, sólo sabía de él gracias a Senritsu. – el mayor parecía sumamente deprimido por el tema y Gon se entristeció ante ello.

- Gon. – llamó de pronto el albino. – La situación es grave, Illumi me contó sobre su trabajo porque le pareció divertido, pero no me dijo en qué momento lo llevaría a cabo. Es importante encontrar antes a Kurapika para encargarnos de Illumi. –

- Es verdad. Pero yo tampoco sé de él. No hemos hablando desde el día que me llamó para disculparse. –

- Supuse que era así. – murmuró Killua desviando la mirada. - La verdad es que vinimos porque estábamos preocupados de que Illumi llegara hasta ti para preguntarte sobre él y pudiera haber algún enfrentamiento. –

- Dile la verdad, Killua. – le reclamó el de lentes mientras le golpeaba la cabeza. El albino se molestó.

- Esa es la verdad. No hay ninguna otra, viejo. – le gritó el asesino mientras se sobaba donde le había golpeado.

- ¿A quién le dices viejo? – mientras ellos se gritaban cosas, Gon sólo podía reír con una gotita de sudor resbalando por su frente de forma cómica.

- Bueno, sea lo que sea, quiero ayudar. No permitiré que le hagan daño a Kurapika. – ante el ánimo del chico, ambos pararon de discutir y lo miraron seriamente, alarmándolo.

- Gon, ¿cómo va tu entrenamiento? – Killua se puso muy serio y lo miró intentando decirle algo, aunque el chico no sabía qué era. Leorio esperó una respuesta.

- La verdad es que aún no puedo usar bien nen. Estoy entrando duro, pero va a tomar mucho tiempo antes de poder llegar a ser la mitad de fuerte que era en ese entonces... - ante la confesión de Gon, el Zoldyck entristeció. Una puntada de dolor lo embargaba cada vez que recordaba lo sucedido con Pitou y aún no podía superar lo que tuvo que vivir el moreno.

- ¿Aun así quieres venir? No sabemos a lo que nos enfrentemos, quizá más miembros de la araña quieran participar de esta cacería hacia Kurapika. – Leorio seguía hablando, diciendo lo que ya habían conversado con Killua en el avión.

- Si no querían que participara de esto, ¿por qué vinieron entonces? – preguntó el moreno de pronto, sorprendiendo a ambos. – Sé que ya no soy tan fuerte como antes, pero si se trata de Kurapika o de cualquiera de ustedes, no dudaría en hacer lo que sea para protegerlos. –

- Eso lo sabemos, Gon. – habló Killua, interrumpiendo a su amigo. – Si vinimos aquí fue en parte para saber de tu estado y si podíamos contar contigo para ir hasta donde está Kurapika. – la sinceridad en las palabras del albino, dejaron sorprendido al moreno, quien no podía creer que aún Killua quisiera considerarlo para una aventura después de tantos años, y después de todo lo que pasó antes de separarse.

- ¿De verdad... puedo ir con ustedes? – el moreno parecía emocionado. Killua supuso que aun cargaba con la culpa de haberlos preocupado hace más de dos años con todo el tema de su condición para vengar a Kite. Le sonrió, con cariño y comprensión, haciendo que el chico se sonrojara levemente.

- Baka. – fue lo único que dijo para que el corazón de Gon saltara de felicidad. 

 


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