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Un contrato de Asesinato por Tamao

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Después de que Gon pasara a avisarle a Wing y a Zushi sobre su nueva aventura y del emotivo reencuentro de Killua y quien fue su primer maestro de Nen, los tres amigos volvieron al aeropuerto y se embarcaron en un avión que los llevaría a un pueblo que quedaba lejos del Coliseo, en donde los iba a estar esperando Senritsu.

- Antes de subir al avión para venir a verte, logré hablar con Senritsu. Me dijo que no podía hablar por teléfono conmigo y que mejor nos reuniéramos. – comentó Leorio ya sentados en el avión. Killua comía chocorobot sentado junto a Gon, quien escuchaba atento a Leorio.

- ¿Es posible que Kurapika ya sepa que Kuroro quiera matarlo? – preguntó el moreno con curiosidad.

- No lo creo. – respondió el albino terminándose su tercera caja de golosinas. – Seguramente Kurapika está siendo reservado para evitar que lo encuentren. Se supone que está tratando de reunir los ojos de su clan y eso debe estarle llevando problemas continuamente con los poseedores. – explicó.

- Lo que todavía no entiendo es por qué de la nada a ese malnacido se le ocurre matar a Kurapika. Se supone que no puede usar nen, y acabar con la vida de él no servirá para quitar la restricción que le impuso. – Leorio bebió de su café completamente confundido.

- Estuve pensando sobre eso y seguramente tiene que ver con la condición de alguien más. – dijo Killua abriendo otra caja de chocolates. Sus palabras llamaron la atención tanto de Gon como de Leorio. – Puede que haya encontrado a una persona que puede quitar el Nen y que la condición para que lo lleve a cabo es que tengan que matar al propietario de ese Nen. –

- Eso tiene sentido. – comentó el mayor. – Pero, por qué mandar a Illumi. Kuroro puede haber enviado a algún miembro de la araña para hacer el trabajo. –

- Supongo que tiene que ver con la habilidad de Kurapika o con la habilidad del sacador de Nen. – Killua se terminó la caja de chocolates antes de continuar. – Hay que recordar que la mayoría de los miembros de la araña ya conocen el poder de Kurapika y se han "enfrentado" a él. Es posible que Kuroro tema que se active alguna condición al enviar a sus compañeros a matarlo. – 

- ¡Claro! Que Kurapika haya puesto una cadena para que no lo mate ningún miembro de la araña con el propósito de ayudar a su líder. – Killua asintió ante las palabras del moreno.

- No sabemos qué tanto sabe Kuroro sobre la habilidad de Kurapika, por lo tanto, podemos asumir lo mismo que él y es que Kurapika tiene mucha libertad en cuanto a condicionar las acciones de la araña. – explicó el albino.

- Entonces lo mejor es mandar a alguien externo a la araña para hacer el trabajo. – razonó Leorio.

- Exacto. – dijo Killua. – Sin embargo, mi preocupación es Illumi. El hecho de que haya llegado hasta mí para contarme sobre esto puede significar muchas cosas. En primer lugar, puede que necesite hacer tiempo para llevar a cabo el plan, es decir, que una de las condiciones para quitar el Nen sea el tiempo. Por lo mismo, Illumi quiere alargar el encuentro y la caza hacia Kurapika. –

- ¿Cuál sería la otra opción? – preguntó Gon sin comprender mucho.

- La segunda opción, es que la muerte del usuario no tenga que ser aislada o sin información. Puede que necesite ser anunciada de alguna forma e Illumi decidió contármelo debido a que sabe que somos amigos desde el examen del cazador. –

- Eso también puede ser posible. – Leorio sentía un dolor de cabeza terrible desde la llamada de Killua informándole sobre la situación de Kurapika.

- ¿Killua? – llamó Gon. - ¿Existe alguna forma de detener a Illumi? – las palabras del chico llamaron la atención del de ojos claros. – Me refiero al hecho de que este es un trabajo para él y además uno en el que estás involucrado. ¿Hay alguna forma de que no realice el trabajo? – el albino lo meditó un momento antes de contestar.

- La verdad es que Illumi es un buen asesino, si fue contratado, hará su trabajo, cueste lo que cueste. No creo que haya forma de evitar que lo haga. –

- Entonces, ¿habrá que matarlo? – cuando Killua miró a Gon, sus ojos no mostraban ninguna expresión, era esa mirada que le había lanzado a Pitou en el palacio, hace años atrás. Se quedó paralizado un momento y una tristeza lo ahogó. Intentó evitar que se le notara, pero sabía que era imposible. Se puso de pie y se marchó del salón privado que habían costeado en el avión, ante la mirada confundida de sus amigos.

Su corazón latía dolorosamente en su pecho. Esa mirada había sido el inicio de la peor pesadilla que pudo haber vivido, en la que su amigo había arriesgado todo con tal de vengar a Kite y ni siquiera le había pedido ayuda, como si no sirviera, como si no pudiera ayudarlo.

"Y es que no podía ayudarlo."

Después de haber logrado que Nanika lo salvara, tuvo que dejar que pasara simplemente. Gon le había pedido disculpas por su actuar, sin embargo, estaba seguro de que él no entendía lo que sentía. El sentimiento de casi perderlo fue agonizante.

Mientras estaba sentado en el pasillo que conectaba con la siguiente sección del avión, pensaba en la culpa que lo agobiaba de no haber sido más insistente en ese entonces, de no haberse percatado de que era imposible arreglar a Kite, de la tristeza que sentía de que su amigo había ignorado su sentir y le había dicho que a él no le importaba la situación... todo volvía a sentirse tan real como en ese entonces, sólo con ver esos ojos inexpresivos, sabiendo el recelo que tenía Gon con Illumi. ¿Era una buena decisión dejar que el chico fuera a ayudar a Kurapika cuando ni siquiera podía usar correctamente nen? ¿Estaba bien dejarlo sabiendo de lo que era capaz cuando quería vengarse? 

En eso, siente que alguien se sienta a su lado, y el olor de Gon lo hace levantar la vista para ver su sonrisa radiante dirigirse hacia él. Killua sintió que volvía a esos tiempos en Greed Island, en Yorkshin, en el examen del cazador... volvía a esos tiempos donde esa mirada junto a esa sonrisa adornaba sus días y le hacían seguir por aquel camino que siempre le pareció oscuro bajo la sombra de Illumi y su familia.

Era irónico pensar que la persona que siempre intentó separarlos era ahora la razón que los había llevado a por fin encontrarse después de tanto tiempo evitándolo. Había muchas excusas por las cuales no se llamaban o se enviaban cartas seguido, pero el hecho de tener a Gon junto a él nuevamente, hacía que su corazón volviera a latir con fuerza, como si hubiese estado dormido todo este tiempo.

- Killua, ¿estás bien? – le preguntó el moreno sacándolo de sus pensamientos.

- Sí... gomen. – respondió el chico evitando la mirada de su amigo, no quería mostrarle los sentimientos que lo estaban devorando.

- Creo que hay algunas cosas que deberíamos hablar antes de llegar donde Senritsu. – comentó Gon, esta vez, con seriedad.

- ¿De qué quieres hablar? – cuestionó el albino con sospecha y nerviosismo.

- De nosotros. – le soltó el chico, haciendo que Killua se sonrojara.

- B-baka, ¿qué significa eso? –

- Killua, todo este tiempo en que no estuvimos juntos tuve mucho en qué pensar y me di cuenta de lo inmaduro que fui al enfrentarme a Pitou. – comenzó a decir el de ojos dorados, Killua no sabía si quería seguir escuchando.

- No es necesario hablarlo ahora, Gon. – le soltó un poco agresivo.

- Yo quiero disculparme contigo. – le dijo, ignorando las palabras del Zoldyck. – No consideré cómo te sentías ni lo que opinabas de la situación, estaba cegado por la pérdida de Kite... Debí haberte pedido ayuda, gomen, Killua. – le dijo el moreno. Esa última frase hizo que el chico reaccionara y mirara de frente a su interlocutor. Sus ojos se mostraban brillantes pero tristes, claramente a Gon le había costado mucho pensar en cómo se sentía el albino y también expresarlo para que él se sintiera mejor.

"Siempre causas un desastre y yo tengo que estar detrás de tuyo, limpiando todo."

Esas palabras habían bastado para cerrar esa herida que aún quería sangrar en el corazón del albino. Gon si entendía sus sentimientos y eso le causaba una gran sorpresa, pues nunca fue de mucho pensar... Por lo mismo, ante la mirada confundida del Freecss, Killua le sonrió cariñosamente y pasó su mano por el hombro del moreno para atraerlo hacia sí y abrazarlo con ternura. Gon se sonrojó de inmediato y se tensó ante la inesperada acción de su amigo. Se sentía nervioso y no sabía por qué. El olor de Killua le picaba la nariz mientras podía sentir su tonificado cuerpo rodeándolo y entregándole un calor extraño que no creía conocer anteriormente, pese a todo el tiempo que habían pasado juntos. Su corazón le golpeaba con tanta fuerza el pecho que sabía que Killua podía escucharlo y en parte le avergonzaba, aunque no podía entender la razón.

- Tú no cambias, baka. – le soltó el de ojos zafiros. – Te extrañé mucho. –

Esas palabras hicieron comprender a ambos que no había rencor en sus corazones, que, si bien habían cometido errores en el pasado, su amistad lo había superado todo una y otra vez, y en esta ocasión no sería distinto. Esta nueva aventura era una oportunidad para comenzar nuevamente y proteger a su amigo, al igual que en Yorkshin.

Sin embargo, pese a que la culpa y los sentimientos amargos ya no estaban ahogando sus mentes, un nuevo tipo de inseguridad comenzaba a formarse en ellos mientras permanecían abrazados, arraigada a esos sentimientos que nunca quisieron a hablar y que probablemente, fueran mucho más problemáticos que una simple disculpa. 

 


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