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Épocas de Paz por Narukito y MR_IYU

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Siendo ya de mañana, Hashirama solicitó no ser molestado por eventos protocolarios o políticos, dejó todo en manos de Tobirama, aún debía aclarar muchos puntos con Madara ya que su decisión estaba tomada.

 

Como alma que lo llevaba el viento, entró a casa del Uchiha sin preguntar y este se encontraba tomando una taza de café en su cocina; le sorprendió ver a su amigo con tanto frenesí.

 

-Te tengo una respuesta… -El rostro del Senju estaba cual tomate y para calmar su ansias, sin mirar al moreno, se sirvió un té para luego sentarse frente a él.

 

-Te escucho entonces -Lo miraba con su rostro sereno como siempre, solo a la expectativa de lo que diría continuación.

 

-Me halaga la situación, lo haré pero ante ello debes bajarle a tu ego, yo no te veo como un premio al que voy a obtener, eres mi amigo y estoy dispuesto a hacer esto contigo. Solo me inquieta un poco cómo es que continuará nuestra relación y ante todo me encantaría poner límites para lo que estamos a punto de hacer. ¿Estás consciente de que no es cualquier cosa no? -Hashirama claramente estaba angustiado por lo que podría pasar, más allá de pensar en ser amantes, respetaba mucho la relación que tenía con Madara como amigos, después de todo habían sido eso siempre aunque con deslices. Seguía sorprendido por la propuesta pero entendía perfectamente el ego del Uchiha, como él lo dijo, nadie es merecedor pero no le gustaba pensar como si fuera un premio digno de merecer, el solo lo veía como una persona y una de sus favoritas, jamás lo trataría como un objeto.

 

-Te lo dije y te lo repito ahora, precisamente porque somos amigos, compañeros de armas y por todo lo que hemos pasado es que se que puedo hacer esto contigo y con nadie más. Así que si, estoy totalmente consciente. No eres un premio, eres la persona que creo que es lo suficientemente bueno como para merecer que comparta cama conmigo pero ante todo, antes que cualquier cosa somos amigos así que no he dejado de darte ese respeto. Significa entonces que tu respuesta es que aceptas lo que yo te pido.

 

-Siempre y cuando exista una exclusividad, si tú me estás diciendo que soy él único entonces que así sea. Si veo que estás “saliendo” con alguien más, date por muerto, porque me habrás tratado cuál una prostituta.

 

-Está bien hablemos claramente entonces. Yo te dije que es lo que quería y también me interesa lo que quieras tu. Si quisiera una prostituta iría por una, es tan sencillo como eso, por lo que te aclaro que no eres nada de eso. ¿Me pides exclusividad? Para mi no es difícil dartela, después de todo sigues siendo con quien quiero hacer esto y no creo que exista alguien más que pueda satisfacer esta necesidad. Así que la tienes, no estaré con alguien más. ¿Quieres algo más aparte de eso?

 

-Supongo que nada más -El té se había terminado, así como el café de Madara. -¿Cómo quieres iniciar esto entonces? Por lo mucho que me conoces, a pesar de haber tenido sexo antes, no es una de mis prioridades; como tú al parecer. Nunca he tenido un acuerdo así, dime tú cómo vamos a proseguir. -Aunque no lo demostrará, Hashirama estaba completamente angustiado. Por debajo de la mesa sus pies no dejaban de moverse de una manera muy impaciente.

 

Es verdad que Madara tenía algo más de experiencia en el ámbito sexual pero esta era una de las posibilidades que ya había contemplado y por irónico que fuese la situación era la que más temor le ocasionaba. Lo que le había dicho era la pura verdad, estaba seguro que en esos momentos no había nadie más que fuese digno de semejante propuesta pero también era cierto que la situación en sí misma era complicada. Hashirama no era un vil prostituto o alguien a quien podría usar como un desfogue como había ocurrido en la época de guerra, le tenía el suficiente respeto y estima como para ponerlo encima de esos estereotipos y por esa misma razón es que, aun en ese punto, era difícil pensar en cómo podrían iniciar su “encuentro” por decirlo de alguna manera. Desde luego su orgullo jamás dejaría ver que estaba nervioso, por lo que tenía que pensar detenidamente lo que diría a continuación si queria que todo saliera bien.

 

-Creo que tengo una idea -Se levantó en camino a la salida, esperando que lo siguiera.

 

-¿Quieres salir a un hotel o algo así? Créeme que me sentiría más cómodo en casa ¡eh! -Por instinto lo siguió y cuál niño se aferró a sus ropas, estaba desconcertado. -¿Qué demonios planeas? Enserio esto es difícil para mí, como para que vengas a hacerlo aún más complicado.

 

-¿Quieres dejar de comportarte como si tuvieras 10 años? No eres un niño demonios -A pesar de tratar de mantener la calma era obvio que Hashirama era la única persona que lograba alterarlo, alterarlo realmente- No vamos a ir a un maldito hotel ni nada por el estilo, ¿Que no entendiste de todo lo que te dije?

 

-Pues adivino no soy, explícate. -Hashirama volvió a recobrar la postura y notó que Madara lo sacaba de la aldea. -Ok, ya veo para donde van tus fetiches, eres raro pero causa un poco de morbo.

 

Solo por ese comentario se ganó una de las típicas miradas asesinas de su amigo, esas que lograban congelarlo justo donde estaba.

 

-¡No es ningún fetiche idiota! Tu solo sigueme antes de que cambie de opinión con respecto a todo esto.

 

Los dos caminaron hasta estar en la cima de la montaña donde se sentaban a admirar la aldea. Era un lugar que solo ellos conocían y frecuentaban por lo que tenían la garantía que nadie los molestaría ahí.

 

-¿Recuerdas cuándo fue la última vez que tu y yo nos enfrentamos en combate? Creo que ha sido demasiado tiempo.

 

-Practicábamos muy seguido aquí… en estos tiempos de paz es muy difícil entrenar, más cuando tú y yo tenemos millones de cosas por hacer políticamente y todas esas cosas que, ciertamente aburren... -Claramente entendió la indirecta de Madara, pero no entendía qué tenía que ver con el sexo. Se despojó de la ropa de su torso y colocándose en posición de batalla, espero que Madara comenzará con su ataque. -No se que tramas, pero esta idea me hace verdaderamente feliz.

 

-Tu y yo nunca nos hemos comunicado como lo hacen las demás personas. Si hablamos de exclusividad creo que esta es una de las cosas que nos hace verdaderamente exclusivos -Se alejó lo suficiente como para adoptar una posición de batalla- Siempre nos hemos entendido mejor en batalla así que por qué no iniciar así, luego veremos que ocurre.

 

No hubo más que decir ante eso y ambos, como si fueran niños comenzaron a atacarse. Golpes bien recibidos, bloqueos y Jutsus. Era cierto que estaban oxidados, después de todo desde la última vez en campo de batalla ya había sido bastante tiempo. Estaban conscientes de su poder, es por eso que estar alejados de la aldea era lo mejor o podían hacerle daño a alguien. Sus Jutsus no eran cualquier cosa, podían ser un verdadero peligro y ellos estar frente a frente, saborear ese peligro era una de sus mejores estimulaciones y excitaciones; viéndolo de esa manera. No había mejor forma para introducirse al sexo que en una batalla.

 

Hashirama sentía esa emoción de poder derrotar a Madara, tal vez con TaiJutsu podría probarle una vez más que era mejor que él en algo. Le gustaba tanto la idea de lo que seguiría después de la de batalla que sin cuidado, su miembro comenzó a ponerse duro, siendo provocada por la emoción de los golpes y la sonrisa de Madara demostrando que disfrutaba de ser golpeado y dar golpes. Por más raro que sonase, era una manera poco convencional de excitarse.

 

Aun sabiendo que era algo similar a un “juego previo” ninguno quería ceder a lo que habían comenzado. No a menos de que se hiciera más interesante.

 

-¿Qué te parece…? -Madara dio un paso hacia atrás, recuperando el aliento y preparándose para lo que vendría - El que pierda será dominado por el que gane, si tu me entiendes.

 

-Vaya… el orgullo ante todo ¿no? -Al verse  más presionado por él asunto no dudó en usar las técnicas de madera para así inmovilizar a su compañero de juegos.

 

La situación se tornaba pesada, no aburrida pero si cansada, en algún momento alguno de los comenzaría a ceder, no podían permitirse verse del todo cansados o no rendirán para la sesión previa. Con lo último que le quedaba de chakra, Hashirama usó su técnica de madera para atar de manos y piernas a Madara en una posición que nunca había usado en alguien. Manos y pies contra el piso, en posición de “gateo”. Las raíces eran demasiado fuertes y Madara no podía invocar un katon para quemarlas, su misma fuerza estaba agotada como para moverse.

 

El ego de Hashirama estaba por los cielos, había ganado y la excitación no se había ido en ningún momento. Con aires de superioridad acarició la espalda de Madara con dedo; hasta llegar a su espalda baja. Toda vergüenza se había ido.

 

-Parece que gane y la posición que estoy usando en ti es bastante favorable como vencedor. ¿No crees?

 

-Yo fui quien puso la condición así que acepto mi derrota -Cerró sus ojos y sonreía satisfecho a pesar de haber perdido el pequeño desafío- Estoy a tu merced supongo.

 

Pese a que Madara no se había despojado de sus ropas, Hashirama conocía perfecto él camino a deshacerse de ellas. Siendo sus ropas de descanso, desató su cinturón y alzó un poco de su gabán pudiendo así, tener acceso a sus pantalones y bajarlos. Por curiosidad dirigió su mano hasta el miembro de Madara, le dio gusto saber que no era él único con una erección por una batalla. Sabía que por orgullo, Madara no soltaba ni un solo gemido pero eso cambiaría cuando comenzará a volverlo loco.  Sin soltar su pene y pese a cualquier vergüenza; bajó su rostro hasta el trasero de Madara, de alguna manera debía de lubricarlo y en su poder no cargaba vaselina; así que usando su lengua lamia el ano del Uchiha.

 

No se equivocó, al instante que comenzó con su tarea el orgullo de su amigo había quedado totalmente en el olvido o en cualquier otro lugar que no fuera ese. Los meses de abstinencia le estaban pasando factura porque tan pronto como sintió la lengua de Hashirama su cuerpo tembló y sus labios se aflojaron, permitiéndose a sí mismo gemir y jadear por las atenciones recibidas. Era justo lo que necesitaba, en esos momentos no le molestaba haber perdido porque a pesar de todo lo que había hablado antes le era difícil pensar en su poca experiencia en el ámbito sexual, imagino que sería un buen amante y lo estaba demostrando, solo quería que siguiera.

 

La situación se tornó en un momento de instinto, justo como animales. Hashirama terminó con su “beso negro” para inmediatamente introducirse en Madara, no bruscamente pero si lentamente y tortuosamente, tomándolo de las caderas y moverse lentamente. Madara al no poderse mover lo único que hacía era mover instintivamente sus caderas.

 

Ninguno de los dos quería esperar y ya habían terminado con sus propios “preliminares”, además ya habian dicho lo suficiente, no había que perder más el tiempo. Quería moverse, quería decir algo que tuviera sentido en esos momentos pero no le era posible, tanto por lo que sentía como porque lo que hacía si estaba funcionando, lo torturaba, necesitaba más, más piel más contacto más...rudeza por decirlo menos. No era la primera vez que alguno de ellos hacia algo como eso así que experiencia suficiente había, solo bastaba dejarse llevar por ese instinto primario que tienen todos.

 

Habiendo ambos acabado en sus respectivos “lugares”, se les clarificó la mente y su cuerpo se relajó. Desatando a Madara y Hashirama quedando sobre su pecho. Sus respiraciones agitadas y entre eso, las caricias post sexo.

 

-Ante esto… -Hashirama rompió  el silencio incómodo. -¿Qué somos?

 

-No comprendo tu pregunta. Somos amigos, creí que ya lo habíamos hablado. -Estaba arreglando su ropa mientras hablaba.

 

 

 


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