Brown Bess no le había dicho toda la verdad al resto de los mosqueteros. Si bien había actuado sorprendido cuando Napoleón y el resto le platico su historia, de cierta manera estaba esperando ese momento, desde que había despertado su nobleza suprema, había sospechado que algo pasaba.
Había tenido flashbacks, memorias que seguramente pertenecían al Brown Bess original, y si bien al principio le habían desconcertado y creyendo que solo eran sueños, decidió no decir nada, aun cuando después todo tuvo sentido.
Una parte de él, muy en el fondo aun era el original, aquel primer mosquetero que dio su vida por los demás. Se percato de eso cuando le ordeno a Napoleón dejar de hablar y que actuara, aun así, todos esos recuerdos, y a veces, momentos de acción que parecían salir de la nada, eran solo acciones que no tenían un significado profundo para él, o eso se esforzaba por creer, en realidad, le afectaba mas de lo que quería admitir.
-Bess, Brown Bess!- el llamado le hizo bajar rápidamente de su cama, mirando extrañado al otro rubio.
-Charleville, que sucede?-
-Eso debería decir yo, estoy hablándote desde hace rato, nuestro maestro quiere hablar contigo-
Ante esas palabras, se apresuro a salir de la habitación, dejando a sus tres amigos un poco preocupados, pero en ese momento, no era su mayor preocupación. Tenia una idea de lo que quería hablar su maestro con él, y si era sincero, no podía esperar.
-Maestro, soy Brown Bess, puedo pasar?-
Un sonido de confirmación se dejó oír y entro a la habitación, no demasiado sorprendido de no ver a nadie más que ellos.
-De que estarán hablando el maestro y Brown?-
-No lo sé Furusato, yo también me sorprendí cuando el maestro pidió que todos nos mantuviéramos lejos en lo que hablaban-
-Tranquilícense- la alta voz de Napoleón llamo la atención de todos -sé que están preocupados, pero mientras yo este aquí, les prometo que nada malo pasara-
Como siempre Napoleón logro controlar los sentimientos de desesperanza que reinaba en el lugar, pero después de dos horas, ni el hombre pelirrojo lograba mantener la calma. Estaban pensando seriamente en ir y tocar la puerta, esperando que eso les diera alguna respuesta, pero para ese momento, Brown apareció en la cocina.
-Hey, estas bien?, que te dijo el maestro?-
-Estoy bien, no hablamos de nada importante- una pequeña mentira blanca, pero no tenia sentido que le dijera al resto la oferta de su maestro de recuperar sus recuerdos.
No sabia que pensar sobre eso, en cierta forma, quería recordar esa forma tan gallarda y caballerosa que Napoleón y el resto habían mantenido en su memoria. Por otro lado, tenia miedo de recuperar sus recuerdos, no quería dejar de ser quien era, después de todo, si recordaba todo, los demás esperarían al primer Brown Bess y no al que existía en ese momento.
-Puedo verte pensar, y demasiado tal vez-
-Dreyse- Brown se quedó mirando un poco asustado al prusiano.
-Que sucede?, no es normal en ti quedarte pensando tanto, normalmente estarías ya en acción-
Brown quería hablar con él, contarle su temor y su platica con el maestro, después de todo, Dreyse no había conocido a su yo anterior, pero la inseguridad pareció ganar esta batalla.
-Estaré bien, estoy seguro de que pronto tomare una decisión-
El mas alto miro a su amigo un poco preocupado, con todo el tiempo que pasaron juntos lo sentía como un hermano, y verlo tan perdido le preocupaba, pero si Brown Bess decía que todo estaría bien, tendría que confiar en él.
Salió de la habitación, pero cuando dio vuelta por el pasillo fue rápidamente tomado y arrastrado a otro cuarto, por suerte suya era una persona calmada, así que evito soltar algún ruido, sin sorprenderse al ver a sus secuestradores.
-Que te dijo Brown-chan?-
-Vamos Furusato, no asustes al chico-
-Ieyasu, creo que es más fácil que tú lo asustes, baja tu arma-
-Aleksander, tú también, suelta a Dreyse-
-Hall, tú también lo mantienes prisionero-
Sabia que esos cinco estarían preocupados, pero nunca imagino que llegarían a tal extremo, y menos que los compañeros de habitación de Brown también entrarían al juego.
-Napoleón, es cierto que algo sucede con Brown Bess, pero no creo que nos diga nada, tenia esa mirada, va a resolver todo por el mismo, y no hay nada que podamos hacer nosotros-
Todos se desanimaron un poco, en verdad querían ayudar a su amigo, pero todos conocían la terquedad del británico, y era imposible hacerle cambiar de opinión.
Una semana había pasado desde que Brown Bess y su maestro habían platicado, nadie más había dicho nada, y habían intentado olvidar el tema, pero pronto volvieron a surgir los susurros, Brown Bess había vuelto a ir con su maestro, y poco después se le mando a una misión el solo.
Y no habían podido hacer nada para evitarlo, para ese momento, todos tenían diversas tareas que realizar y no podían dejarlas incompletas, así que no tuvieron más opción que dejarlo ir.
Tres días después, y aun sin noticias de Brown, Charleville, Kentucky y Springfield se estaban preparando, irían a buscarlo, su maestro les había dado el permiso y las indicaciones de a dónde dirigirse.
Se despidieron de los demás y prometieron volver con su compañero lo más rápido posible, y se sorprendieron de descubrir que sería cierto, no tenían ni dos horas de empezar a buscarlo cuando lo vieron caminar delante suyo, Kentucky, no aguantando la emoción, corrió a su encuentro.
-Brown- le abrazo por la cintura -por que tardaste tanto?, estábamos preocupados-
-Lo lamento, tenia que resolver algo, pero ahora estoy bien- Brown le aparto lentamente, una sonrisa y un pequeño abrazo al mas pequeño antes de soltarlo.
-Supongo que nosotros también exageramos, todos vamos a recibir una misión en solitario que nos mantenga lejos mucho tiempo, es normal-
-Bueno, ustedes que estaban tan preocupados, ya decía yo que no había problema-
-Di lo que quieras Sprin, pero estabas igual de preocupado que nosotros-
El mencionado se sonrojo, y rápidamente se dio la vuelta, como si quisiera ignorar el calor en sus mejillas.
-Como sea, regresemos, seguramente nos están esperando-
Brown camino detrás de los otros, agradecido por sus amigos y su preocupación, pero se alegraba de haberse tomado mas tiempo, su vida antes de desaparecer aún seguía fresca en él, pero lo que más le había vuelto loco, fue su muerte, el dolor y sus últimos pensamientos aún seguían frescos.
-Ya estamos aquí-
Fueron recibidos por Napoleón y Rapp, que estaban en la puerta, seguramente esperando un reporte de cómo fue la misión o algo parecido, y en realidad, si que tenia que hablar con ellos.
-Bienvenido Brown Bess, espero que tu viaje estuviera lleno de buena fortuna, puede que no compartas mi suerte, pero el gran Napoleón rezo por tu bienestar-
-Respecto a eso, Napoleón, no, su alteza, hay algo de que lo que debo hablar con ustedes-
Con eso, Brown entro al edificio y camino a la oficina, antes de que el resto saliera de su shock. Conto hasta 10 antes de que Napoleón, Furusato, Hall, Ieyasu y Aleksander entraran de golpe y cayeran uno sobre otro.
-Debo de admitir que ese comportamiento me sorprende- los cinco levantaron la mirada y observaron fijamente a Brown, recargado en la pared -en realidad, no han cambiado, cierto?-
-Brown-chan?-
-Si y no, solo recupere viejos recuerdos, pero al estar combinados con los nuevos, es un poco raro y confuso, ya saben, eso de nacer dos veces es cansado-
-Volverás a ser el líder?-
-No lo creo, tengo mucho que aprender todavía, y has hecho un gran trabajo Napoleón, y también todos ustedes, estoy muy orgulloso de haberlos visto nacer y crecer- miro a los cinco con una enorme sonrisa -así que, solo tengo un ultimo favor que pedir, sigan tratándome como el Brown Bess que no tiene recuerdos, por favor-
Ante esto todos se sorprendieron, y rápidamente empezaron a hablar, haciendo un escándalo, pero una mirada seria de Bess logro controlarlos.
-Por favor, fue doloroso recordar, aun duele, pero para nuestro bien y el de nuestro maestro, es mejor mantener todo en secreto, las únicas personas que lo saben son ustedes y el maestro, el fue quien me dijo como recobrar mis memorias, y las usare para ganar esta guerra, pero nada más, quiero seguir siendo el segundo Brown Bess que conocieron-
Furusato quería reclamar, decirle que estaban en contra, que no tenían que llegar a esos extremos, y realmente Hall empezó a reclamar, y después se le unió Aleksander, intentando decirle que volviera a su yo pasado, pero fue la voz de Ieyasu la que se levantó frente a todos.
-Tu eres tú, nadie más, no es necesario que digas algo como el primero o segundo Brown Bess, no has cambiado realmente, y se que has tomado la mejor decisión para todos-
-Es cierto, si es lo que has decidido, nosotros lo aceptaremos- Napoleón tomo lugar enfrente de todos, donde pertenecía y le sonrió a Brown -si es todo lo que hay por reportar, retírate y descansa-
-Gracias Napoleón- con tranquilidad, abrió la puerta, pero antes de cerrarla, soltó las palabras con las que hubiera querido despedirse antes de morir -muchas gracias por pelear a mi lado, son los mejores mosqueteros que nunca conocí-
Nadie volteo ni se escuchó ningún sonido más allá de la puerta cerrándose, pero no había mucho que decir, el grupo de Brown Bess partía de nuevo mañana a una misión de búsqueda y rescate que podría tomarle meses, hoy fue la ultima vez que lo verían en un largo tiempo.
-Cuídate Brown Bess, el original mosquetero, aquel que nos guio por un camino de luz- fue el susurro tragado por el silencio y vacío que rodeaba a su maestro, perdiéndose en los pasillos sin llegar a su destino.