II. ♣
Sé que hago mal, lo sé. Pero saberlo no lo hace menos correcto o incorrecto pero amo su vitalidad, Luffy ha llenado con sus risas y sus locuras cada pequeño espacio que faltaba, desplazado de mi corazón a mi anterior amor casi imposible. Llevamos juntos más o menos dos meses saliendo y ahora me presentara a su familia, ha sido toda una aventura salir con él. Mi pequeño e intrépido monito, hemos ido de viaje a muchas partes, fuimos al archipiélago, a las costas, a los ríos, las montañas y las grandes ciudades en solo dos meses y en todas y cada una hemos tenido el más maravilloso sexo, aunque no niego que me decepcione un poco cuando lo escuche gemir gustoso al penetrarlo por primer vez, se notaba que no era su primera experiencia y eso que era tres años menor que yo y aun así fue genial, amaba y reverenciaba cada pequeño tramo de piel bronceada y su radiante sonrisa. Nuestra relación era más física que sentimental, no tenía punto de comparación con mi “otro” novio que fuimos más que nada sentimientos.
Lo sé. Soy de lo peor, pero que puedo decir en mi defensa, mi pecoso es tan lleno de vida y tranquilidad que es difícil no quererlo pero cualquiera se cansa de tanto esperar por un acostón y soy humano tengo malditas necesidades además de que al parecer para él no soy lo sufrientemente interesante para que no caiga dormido; lo he visto desvelarse por hacer deberes ¿y no puede permanecer despierto cuando vamos a hacerlo? Eso tenía que ser una maldita broma. ¡Una maldita broma! En ocasiones no me cabía duda de que eran escusas baratas, pero en otras, en otras sonaba verdaderamente arrepentido y avergonzado por sus fallos, pero uno se cansa de tanto esperar, tanto fantasear con algo que tienes tan cerca y parece tan, pero tan distante. Era como contemplar una estrella ignorante si aquel brillo que no era más que el triste fantasma de una estrella que falleció mucho antes de haberla deslumbrado por primera vez. Era triste, pero es mi sentir.
Me canse de esperar.
Ahora estoy en camino con mi Monito, seré presentado con su tío favorito que es casi como un padre para él, ya que su padre siempre está de viaje y francamente para mi monito nunca ha sido una constante pero él aprecia el tiempo que pasan juntos aunque sea poco, pero más tiempo paso con aquel tío favorito con el que sería presentado algo que con mi otro novio pareció costar una odisea, con Luffy fue tan fácil como pedírselo. Y eso era lo que más disfrutaba de él todo se daba rápido y natural entre nosotros, sin tantos rodeos. Lo amo. Y amo todo de él incluso que intente robar mi comida es un pequeño pozo sin fondo, nunca lo dejo hacerlo pero de vez en cuando por un beso o dos se la doy de buena voluntad.
-¿Luffy?- le llamo esperando que me mire con esos expresivos ojos negros, porque el camino que estamos siguiendo a casa de su primo se me hace tan conocido que un mal presentimiento se me atora en el pecho, como un nudo que no me deja respirar correctamente, tal vez solo sea una mera casualidad y a lo mejor mi pequeño sol esta algo desorientado -¿Estás seguro que es por aquí?- le cuestiono. Siento que me sudan las manos… estamos muy cerca de su casa.
-Shishishi ¡Claro! Vengo cuatro veces al año. Vamos bien ¿Verdad Marco? –pregunta mi monito sin soltar mi mano sudorosa pero pasando su mirada de mí a su amigo de la infancia, él es cinco años mayor que mi travieso niño, también es rubio y de ojos azules con un ridículo corte de cabello. Él me ha dado muchos dolores de cabeza, siempre he pensado que él ama a Luffy se empeña tanto en protegerlo que no me gusta. Pero forma parte del extraño grupo de amigos que tiene mi pequeño pirata y temo decir que es uno de los más normales que le he conocido, que por cierto cabe mencionar que mi monito tiene una facilidad única para hacer amigos a donde quiera que se encuentre.
Le veo mirarnos con esa mirada aburrida y pensar sus palabras, antes de expresarlas –Sí, una cuadras más al frente y luego la quinta casa a la derecha- volvió la vista a su celular, después de todo es la primera vez que viene a la casa del primo de mi monito así que estaba guiando con el gps del celular, solo por si se perdía nuestro hiperactivo guía.
Ignore mis paranoias, ¿Cuál era la posibilidad de que fuera “esa” casa? Así que seguimos hablando, bueno Luffy hablaba con ambos contando lo asombroso que era su primo con el violín y esa era una de las razones por la que estaba Marco con nosotros, él pertenecía a una sinfónica y estaba buscando a un compañero para un dueto con su Chelo y por insistencia del menor sobre lo grandioso que era su primo había terminado acompañándonos, para mi opinión él solo buscaba mantenerme vigilado.
Me cusa gracias sus celos porque yo soy su novio y no él. Ya lo habíamos hablado en otras ocasiones y él siempre se zafaba de mí diciendo que Luffy era como un hermanito para él.
No recuerdo como o cuando pero ya estábamos dentro de la casa del primo de Luffy. Y el pánico me abordo como un golpe a la boca del estómago, sude frio y juro que sentí como alama dejaba mi cuerpo y salía corriendo lejos de aquí perdiéndose en el olvido y mi cabeza se negaba a creer lo que mis ojos miraban, conocía bien ese recibidor y la sala comedor que le seguía incluso las habitaciones de arriba junto con la hermosa vista que tenía el cuarto al final del pasillo.
-¡Torao! –grito Luffy colgándose de un joven mayor tal vez de la edad de Marco o la mía pero esas ojera y mirada plata me congelo en mi sitio a su lado estaba una vestía pelirroja.
Lo conocía demasiado bien, seria ciego que no conociera a Kid, Eustas Kidd el ser más temido de este y otros barrios porque junto a sus amigos son dueño de las calles o eso dicen, ellos representan fielmente el estereotipo de matones de poca monta con los que no te quieres topar de noche, no me consta realmente, pero con esa apariencia me lo puedo creer. Pero lo que más me atemoriza es el moreno, es amigo de Ace mi otro novio y no solo eso, estamos en casa del pecoso. Siento que todo se va a venir abajo en un momento. –Torao, él es Sabo mí novio del que te estuve hablando todo este tiempo. - dijo mi pequeño con una gran sonrisa que contagia a reír, pero ninguno de los dos lo hace, sus rostros… no el del moreno se ve neutral sin dejar entrever nada.
-Lo conozco.- Se limita a decir el moreno, su mirada era de odio y no lo culpo el me conoce como el novio de Ace, no puedo huir como cobarde, solo me queda enfrentar las cosas como hombre. Así que respiro hondo esperando que me delate.
-Estuvimos un tiempo en el mismo colegio, ¿cierto?- pregunta Law sin mucho interés pero puedo apreciar que Eustas no está tan feliz, veo sus manos hechas puños y como gruñe entre siseos pero el caucásico hombre tenía una mirada que prometía sangre y mucha violencia fisca.
Le mire acercarse a mí con cara de pocos amigos y tomarme del brazo empujándome fuera de la casa.
-No sé qué mierda pretendes hijo de puta. Pero…- su tono se hizo amenazante y me hizo estremecer del miedo, parecía que arrancaría el cuello de una mordida –Pero, si llegas a lastimar a cualquiera de los D. te arrancare el cuello y eso si tienes suerte y Law no te disecciona vivo.- concluye la amenaza y regresa dentro a lado del moreno de tatuajes, que intenta calmarlo tomando su muñeca con sus finos y tatuados dedos.
Justo cuando se va, como si el secreto del mundo se rebalsé ante mí. Monky D. Luffy y Gold D. Ace son primos. ¡Primos! -Genial Sabo, la cagaste en grande- me dije a mi mismo. Pero ahora solo quedaba ver cómo hacia funcionar esto, no quiero lastimarlos, pero supongo que el daño está hecho. Pude notar la mirada de Marco sobre mí como si intentara entender lo que acaba de pasar. Pero aun así solo me miraba desde dentro de la casa.
-¡Ace muévete! El monito esta que se come la mesa jajajaja –escuche la risa Roger pero callo al instante de verme y me miro serio. Cierto él sabía que yo era el novio de Ace. ¿Cómo pude olvidar ese pequeño detalle?
-Shishi ¡Vamos quiero Carne y tu carne es la mejor tío Gold!- dijo mi monito sin tomar conciencia del pesado ambiente.
-Ya vengo, que molestos. No puedes aguardar un poco ¿heee? Luffy – Dijo con una sonrisa, que siempre me ha pareció de lo más encantadora mientras cargaba con la gran bandeja de carne que puso en el centro después de poner la otra, había tanta comida en la mesa como para un regimiento.
-Ace!!- grita entusiasmado, mientras señala a Marco con su dedo acusador. –Él es Marco Fenix, el chico del que te hable shishishi, ¡seguro se aran amigos muy rápido!- comento mientras los ojos de Ace se posaban en Marco y le sonreía con amabilidad, pero lo que me molesto particularmente fue la mirada de Marco sobre Ace, sentía como estuviera a punto de comérselo a besos y me molestaba. Tal vez estaba paranoico.
-Encantado Marco.- dijo mi pecoso aun sin notar mi presencia. –Espero tengan hambre porque nos esforzamos mucho. –comento con aquella hermosa sonrisa que solo se hace más grande al verme. Y siento mis piernas temblar y corazón acelerarse.
-¿Sabo? No te estaba esperando- sonrió con aquella sonrisa que se parece tanto a la Luffy, con todos los dientes y tan llena de sinceridad mesclada con cariño. ¡Como pude ser tan siego! Quería golpearme contra la pared o me que partiera un rayo en este mismo instante, lo que venía, no sería lindo en ningún sentido.
-¿Conoces a Sabo?- dijo mi monito y mi pecoso solo asintió feliz, estaba por soltar la frase que desataría la guerra. Pero fue el menor el que continuo –Shishi entonces ya conoces a mi novio, shishishi…-
Parecía que el silencio se había tragado al tiempo. Sentí un el más puro y visceral: miedo.
El silencio inundo la habitación mientras un plato se rompía al tiempo que se partía en el suelo y cortaba la mano del pecoso que raudo y veloz se había agachado a recogerlo distraídamente, lo vi. Ace tenía los ojos llorosos y una sonrisa incrédula en el rostro, vi sus manos temblar mientras las lágrimas caían sobre sus puños que se cernían con fuerza innecesaria haciendo aún más profundo el corte de la porcelana sobre su mano, aquellas preciosas mano que yo...
Nunca quise que esto pasara, no así, se supone que tendría tiempo de terminar con Ace como se debía ¡Lo había prometido! Pero mucho me temo que ni eso pude cumplir esto no debía pasa así, no así, no con tanto de por medio, no con tantos presentes y me sentí la basura más grande del mundo por hacerlo llorar.