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Público
Capítulo 8. Recuerdos y decisiones
Clark no puede evitar tener una buena relación con el héroe de Starling. Le recuerda tanto a su prometido que la idea de sugerirle ser padrino de su boda no suena tan descabellada. John se ha negado antes, alegando que aunque disfrutaría enormemente formar parte de sus costumbres, aquel cargo era demasiado importante como para encomendárselo a él específicamente.
Superman debe convencerse a sí mismo que poco o nada tiene que ver el hecho de que la relación entre su prometido y el marciano es algo complicada. Batman tiene un profundo respeto por John, como es de esperar, y por supuesto que es mutuo, pero ninguno de ellos parece especialmente interesado en profundizar algo más que eso.
"Está casándose con un alien... No creo que necesite sumar uno más a la familia" se dice un día, mientras el asunto continúa pululando en su mente, a su lado, Bruce no necesita preguntar el tema que continua preocupándolo. Organizar su unión no ha sido fácil. Y no lo será tampoco hacer lo más "sencillo". Escoger a esos amigos que estarán acompañándolos en el momento de la unión no solo como testigos, sino como padrinos, debería ser algo instintivo, en su opinión. El problema es que ni él ni Clark tienen idea alguna de que instinto seguir.
—Técnicamente... —comienza Sups, en un momento de silencio mientras Batman continúa agregando información en la base de datos de los villanos de la Liga frente al gran computador de la Atalaya— Diana tiene facultad para casarnos... ¿No?
El tecleo se detiene por apenas unos segundos antes de reanudarse.
—Es una opción... Si solo quieres unir nuestras identidades secretas—responde tranquilamente Batman, aunque su ritmo cardíaco se ha alterado ligeramente, haciendo que el otro analice bien su respuesta.
—¿Crees que me apresuré ese día? —cuestiona, curioso, flotando a su alrededor, incapaz de confiar en ponerse de pie totalmente— Diciendo que quería casarme contigo...
Evalúa cada movimiento del mayor, le oye carraspear ligeramente, antes de que deje totalmente lo que hace para dedicarle una mirada. No observa molestia alguna en sus ojos, pero se nota cierta incomodidad que falla en comprender.
—Fue inesperado... En ese momento... Pero era esperado. Era el paso más lógico.
Clark no puede evitar emocionarse un poco al oírlo.
—¿Querías casarte conmigo? Nunca dijiste nada parecido...
—Nunca hablamos sobre ello realmente, pero tiene sentido... Hemos estado juntos por años ahora... ¿Cuánto tiempo ha pasado desde... esto?
El hombre de acero contiene una sonrisa burlona.
—¿Desde la primera vez que dije que te quería, o desde que tú dijiste que querías estar conmigo?
Bruce rueda los ojos antes de regresar a lo suyo, pero murmura por lo bajo.
—10 años no es poco tiempo, Kal-El... Pero lo recuerdo perfectamente.
El kriptoniano sonríe ampliamente sin remedio alguno. Claro que lo recuerda. La primera vez que se animó a decir algo... Quizá hubiese sido una oración demasiado simple, sin romanticismo de por medio, y en medio de una pelea que pudo matarlos.. Pero fue su primer momento.
"Me preocupo por tu seguridad. ¿No es eso motivo suficiente?" esas habían sido las exactas palabras de Clark al salvarle de una caída que pudo costarle meses de recuperación, o la misma muerte. Batman había sido golpeado duramente en su orgullo, y no agradeció el gesto en el momento, ni en los meses que siguieron.
—Nunca me has mirado de manera más fría que en esa ocasión—recuerda Superman, pensativo, mientras la imagen se reproduce delante de sus ojos, Bruce se había molestado tanto aquella ocasión que creyó que formar un equipo con el caballero de Gotham no era tan buena idea como originalmente había pensado.
—Lo tenía controlado—respondió serio Batman, pero había una ligera curva en sus labios. Apenas perceptible.
10 años.
Ese era el tiempo que había pasado desde ese momento. En algún momento de ese tiempo comenzaron a frecuentarse... A veces a solas. A veces acompañados. Mayormente en misiones. Pocas veces en público.
—Hemos pasado por tanto... Toda una vida—murmura Clark, y el sonido del teclado vuelve a llenar el ambiente.
No le molesta en absoluto. Batman siempre ha sido así, y él nunca ha tenido intención alguna de cambiar esa parte de él. Su trabajo es importante. Su relación es importante. Organizar su boda es importante. Pero cada cosa tiene su tiempo. Y, en ese momento, la prioridad era terminar con el trabajo que tenía delante.
Ya después podrían hablar bien sobre qué demonios harían para elegir a sus respectivos padrinos.
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Cuando Timothy menciona el tema durante la cena todos se quedan callados de pronto. Él, organizado como pocos —a veces más que el propio murciélago— se ha autoimpuesto la tarea de ayudar tanto como le sea posible para preparar el evento más importante en el año para la familia entera. Bruce y él han pasado tardes enteras dedicados a los detalles de ese día en particular, y, aunque todo está casi listo, un solo tema continúa volando sin ser nombrado nunca... Hasta ese momento.
Clark termina por carraspear un poco, dándole una mirada a su prometido, como esperando qué pauta seguir. Bruce tiene una expresión que no consigue descifrar.
—¿No es algo anticuado?—dice finalmente Damián, en un tono serio que no parece ser grosero en absoluto, se nota verdaderamente interesado por la respuesta cuando mira al par, a la espera— Mi abuelo creía que eran pasos innecesarios...
—No es una mala idea, cuando tienes quien te acompañe en un momento tan importante—replica Dick, relajado, mientras vuelve a su tarea de cortar la comida de su plato con calma, una extraña ansiedad creciendo en su pecho— No es obligatorio tampoco...
—Buena idea o no—les corta Tim, sin perder detalle del silencio del par— La pregunta es, ¿están interesados en caminar al altar acompañados por alguien en particular?
Ante el profundo silencio que se genera, Clark no puede no decir nada para ese momento.
—Mi madre estaría encantada de entregarme... Aunque... No sé si sea buena idea.
—Si ella está dispuesta, no veo por qué no hacerlo—responde Bruce, y parece ser lo último que dirá al respecto, pues regresa su atención a la comida.
El tema no se vuelve a tomar durante el resto de la cena. Sin embargo, tan pronto como terminan, Bruce es el primero en disculparse y retirarse directo a la cocina. Ninguno de los hombres se mueve de su asiento. Como es de esperar, Clark no puede evitar ayudarse un poco con sus habilidades... Y los propios menores hacen gala del entrenado sentido del oído que han educado con los años para sacar la mayor ventaja posible desde su posición.
Ninguno de los tres parece tener mucho éxito.
Lo único que saben con seguridad, es que minutos más tarde, Alfred ha entrado al comedor para recoger todos los trastes, con una mirada brillante, producto de las lágrimas, y una enorme sonrisa que dura por días enteros.
"—Siempre serás mi familia... Y sería un honor que me acompañes el día de mi boda..."
"—Maestro Bruce... Yo planeo acompañarlo, indudablemente... Es mi deber..."
"—No como mi mayordomo, Alfred... Quiero que me entregues... Como mi padre"
Clark debe fingir que no puede observar los ojos llorosos de su pareja, o la manera en que su corazón continúa acelerándose ante el recuerdo de aquella conversación.
No que Martha no hubiese llorado también cuando él pidió algo similar, o el propio Kal-El fuese quien se sintiera más emocionado por ambos.
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