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SET ME FREE. [Kaisoo/Top!soo] por UnicornioMorado

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–¿Puedo contarte un secreto?– pregunta Kyungsoo. Esa noche hay muchas estrellas en el cielo. JongIn está sentado en su balcón con las piernas cruzadas, su cachorro duerme sobre su regazo.


–¿Qué ocurre, hyung?– JongIn ve al otro niño arrugar el rostro. La semana pasada le pidió que no le llamara "hyung".


–La comida de mamá no es tan buena como ella piensa– JongIn mira entretenido como las pestañas de Kyungsoo se baten en el aire. Los ojos de su pequeño hyung son muy lindos y no puede dejar de mirarlos– ¿crees que está mal si se lo digo?


El menor arruga su pequeña nariz.


–Muy mal– JongIn abraza a su cachorro, apretujándolo con sus bracitos– las mamis aman cocinar para sus hijos, lo hacen con mucho amor... uhm, bueno, supongo. Mi mami me ama mucho, yo lo sé, y por eso siempre me como su ensalada especial aunque sepa a tierra mojada.


Kyungsoo rée, interrumpiendo la explicación del niño de piel morena.


–Jonginnie, ¿cómo sabes qué sabor tiene la tierra mojada?


–Uh, pues... –El chiquillo murmura avergonzado, arrepintiéndose al instante de abrir su bocota. Cielos, ¿qué va a pensar su vecino?– porque huele mal, y si algo huele mal entonces sabe mal.


El cachorro hace sonidos adorables, atrapando la atención de ambos niños durante largos segundos.


–Hyung– Kyungsoo le lanza una mala mirada. 


–JongIn– farfulla el mayor, provocando una risita en el otro niño.


–Mi rodilla ya ha dejado de doler– Kyungsoo lo mira con las cejas enarcadas. El niño lo mira a él como aquel que mira al héroe que acaba de bajar a su gatito de un árbol– gracias a tu súper loción curadora de dolores.


–¿Por qué lo hiciste?– pregunta Kyungsoo, un poco molesto. Esa tarde JongIn le contó que tuvo una pelea en la escuela con un niño de un grado superior. Tonto. 


Tiene un moretón en un brazo, raspones en sus piernas y un fuerte dolor en su rodilla. ¿Por qué ese niño no puede comportarse bien?, a Kyungsoo le preocupa que sus padres piensen que su vecino es de verdad un bravucón y no le permitan nunca ser su amigo, él guarda esperanzas de que algún día le permitan ir al parque a jugar con Nini.


–Soo hyung, ¿qué harías si escuchas a los niños de tu colegio decir cosas feas sobre tu mami o tu papi?


Kyungsoo mordisquea su labio. JongIn mira al cielo con el ceño fruncido y la nariz arrugada.


–Pues no lo sé, supongo que lo sabré cuando suceda.


–Los niños estaban diciendo cosas feas sobre mi familia. Yo amo mucho a mi familia, no podía permitir que siguieran haciéndolo, ¿verdad?– Kyungsoo niega rápidamente con la cabeza– mamá se molestó, pero yo sé que no fui un niño malo. 


 


~†~


 


Está concentrado en el nuevo juego que instaló en su teléfono cuando escucha el estruendo fuera de su habitación. Al abrir el ventanal que conecta con el balcón lo reciben los enormes ojos de su vecino. Oh, hermosos ojos.


Se abraza a él. Lo estrecha fuertemente entre sus brazos poniendo besos en la frente del muchacho, porque sabe que lo necesita, porque puede ver en su mirada que está a punto de derrumbarse, que el peso de su cruz está a poco de aplastarlo.


–Déjame entrar, Kai– farfulla el mayor, mirándole de mala gana, tratando en vano de ocultar las lágrimas que se acumulan en el borde de sus párpados.


"Kai", el moreno sonríe, cayendo en cuenta de que es una de esas noches en las que JongIn se desdibuja del mundo y se transforma en Kai. Es una de esas noches en las que JongIn se convierte en el epítome del pecado para liberar a su hyung de aquellos demonios que no huyen ante los ministros pertenecientes a la iglesia que dirigen sus padres, solo por y para Kyungsoo. Su hyung favorito.


Kyungsoo se desliza al interior de la habitación con movimientos relajados y gráciles, como si el lugar entero le perteneciera, se ve tan tranquilo que parece irreal y JongIn definitivamente sabe que es completamente falso, que solo se trata de la calma antes de la tormenta.


JongIn lo observa sentarse sobre su cama. Se ve tan adorable y tan masculino al mismo tiempo. Toda su piel vibra con anticipación y aunque la idea de tomar el control de ese encuentro es tentadora, decide ceder terreno, porque puede ver en la rota mirada del chico que lo necesita. El será su medicina, Kai le hará libre.


–¿Me extrañaste, cariño?– JongIn quiere hacerle tragar el "cariño" con un puñetazo, porque, !demonios!, ¿de dónde carajos salieron ese tono tan caliente y esa mirada de bastardo?


Se acerca a él cuando éste se lo pide dando golpecitos a la cama, a su lado y se sienta como un indio, frente a Kyungsoo, y toma su rostro entre sus manos.


–Te extrañé tanto– susurra JongIn. Su aliento tibio acariciando el rostro del mayor– joder, hyung, las últimas horas han sido una mierda.


–Lo siento– responde Kyungsoo con tono jocoso. Comparten una mirada llena de chispas, kyungsoo acaricia con sus dedos la nariz de JongIn y luego los desliza hacia los labios, presionando con el pulgar y reprimiendo un gemido cuando JongIn rodea con sus labios el dígito, acariciándolo con su lengua. Se quedan mirando en silencio durante varios minutos, JongIn siente que el otro puede ver a través de su alma– ¿qué esás esperando?– la voz de Kyungsoo es de repente más ruda y de algún modo erótica y el moreno jura que siente fuego recorrer sus venas cuando el otro tira sus cabellos haciéndole inclinar la cabeza, descubriendo la piel de su cuello para luego recibir besos que nunca pretendieron ser inocentes.


JongIn ríe cuando el desespero en su acompañante se hace palpable y se lanza sobre el cuerpo del chico, haciéndolos caer y rebotar a ambos sobre el colchón.


–Te haré sentir bien, hyung– susurra, dejando caer su aliento sobre el oído del mayor– no te preocupes, bebé, yo te ayudaré a relajarte. Yo te voy a curar. Kai lo hará por ti. – promete, dándole a su acompañante un beso que los deja sin aliento.


 


~†~


9 - 10


–Ya lo sé.– Murmura Kyungsoo esa tarde. El cielo aún no oscurece por completo. JongIn lo mira desde su balcón, el pequeño mira al piso y juguetea con el papel de colores ya arrugado entre sus manos.– Ya sé por qué papá no me dejará ir a tu fiesta de cumpleaños.


El menor hace un puchero, arrugando su boca como un cucurucho. Cumplirá diez años, por favor, es algo especial, ¿no?.No se cumplen diez años todos los d�as.


–¿Es porque soy un niño malo?


–Nini, tú no eres un niño malo– farfulla Kyungsoo, ceñudo. El pelinegro resopla y patea al aire, lanzando la arrugada invitación al piso– escuché a mamá y a papá hablar a escondidas.


–Oh, Soo sí que es un niño malo– lo interrumpe JongIn, riendo.


–No, JongIn, no lo soy– refuta el mayor– yo iba caminando cerca de la cocina y los escuché sin querer... más o menos.


–Bien, hyungcomo digas.– JongIn pone los ojos en blanco y hace un gesto con la mano para apresurar al otro.– ¿Por qué no puedes entonces?


–Papá dice que está muy mal que seamos amigos, porque JongInnie tiene dos mamis.


El menor parpadea en silencio durante un par de segundos bastante largos, luego mira ceñudo a su hyung, cruzándose de brazos.


–¡Hey!, ¿qué hay de malo con eso?– exclama el pequeño, sintiéndose de repente muy molesto.


–¡Exacto!, ¿qué hay de malo con eso?– Kyungsoo se pone sobre sus pies y se acerca al barandal que marca el límite de su balcón– tus mamis son buenas personas, lo sé porque tú eres un niño bueno.


–Los adultos son tontos– refunfuña JongIn, poniéndose también sobre sus pies.


–Lo sé. Tu familia es diferente a la mía, pero no porque sean diferentes son también malas personas. Papá dice que no puedo hablar contigo, y yo...– Kyungsoo se detiene al escuchar un sollozo. JongIn cubre su rostro con sus manos, pero él sabe que está llorando– ¿qué ocurre, JongInnie?


–Hyung ya no querrá ser mi amigo nunca más, como los otros niños, y Jonginnie se quedará solito otra vez– las palabras salen arremolinadas, confusas, entre los sollozos.


–Los otros niños no quieren ser tus amigos?– Kyungsoo se siente aún más molesto, casi indignado. Es la primera vez que ve al niño llorar y lo detesta, no quiere verlo llorar nunca otra vez. JongIn niega con la cabeza e intenta responder pero de su boca solo salen chillidos– los otros niños son tontos. Yo siempre seré tu amigo.– JongIn lo mira con los ojos llenos de lágrimas, sus labios arrugados en un puchero.– Yo nunca te abandonaré. Lo prometo.


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