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A QUÉ COSTO por TKarin

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Notas del capitulo:

Levantarse temprano a la mañana siguiente fue, como ya lo esperaba, difícil, y antes de darse cuenta ya ni siquiera tuvo tiempo de desayunar como era debido, salió de su alcoba ya vestido, pasó a la cocina por algo de fruta y después se dirigió a los establos para que le prepararan un caballo en el cuál pudiera ir al campo.

 

-¿vas a salir? ¿tú?-  lo cuestionó con sarcasmo uno de sus hermanos que también estaba ahí.

 

--no tardaré, avisa a mamá y papá por mí, por favor—

 

Dada esa instrucción a su hermano menor y estando listo para salir, subió al caballo, el primero que compró su padre de hecho cuando aún estaban en la cabaña y que era el único que recordaba pues los demás los habían conseguido gracias a la magia de Murasakibara y nunca tuvo tiempo de conocerlos y su confianza estaba solo en este corcel, que aunque era más pequeño que los demás era veloz y seguro, Mitobe había aprendido a montar gracias a las enseñanzas que recibieron él y sus hermanos de instructores contratados por sus padres así que tenía confianza en sus habilidades, lo que lo preocupó fue el repentino pensamiento de que era la primera vez en años que saldría por sí solo, cabalgaba por el corredor entre las cosechas por donde también salían los carruajes de su casa pero tiró de las riendas deteniendo al caballo cuando ya estaban cerca de la entrada. La prisa de saber que era tarde lo animaron a salir pero ya comenzaba a sentirse inseguro de ir al exterior, sin embargo recordó que iba a ver solo a Murasakibara y con él, aunque fuera un demonio, ya se sentía a salvo, y si habría más personas esos serían los mismos con los que ya había convivido la noche anterior en la fogata y con ellos también se sentía cómodo.

 

Respiró profundamente un par de veces antes de atreverse a salir y dejar atrás la propiedad para ir en dirección al bosque cercano, el caballo galopó por el camino designado hasta llegar a los pastizales antes de los árboles y luego salir del sendero por orden de su jinete y caminar al borde del bosque buscando un buen lugar donde esperar a Murasakibara. No pasó demasiado desde que Mitobe se había detenido y atado al caballo a la sombra de los árboles cuando escuchó ese particular aleteo, alzó la vista en esa dirección pero antes de que pudiera reaccionar, el demonio lo había levantado para llevárselo con él y asustando un poco al corcel que solo observó como aquella criatura se llevaba a su amo.

 

-te esperaba-  le dijo dando un beso en su mejilla y luego lanzándolo con cuidado en el aire para acomodarlo en sus brazos y volar más cómodos  -tranquilo-  rio porque a causa de ese movimiento Mitobe se había asustado un poco y de nuevo se abrazaba a él con fuerza como si fuera la primera vez que volaban juntos.

 

--estoy bien— respondió Mitobe ya más tranquilo y comenzando a disfrutar la vista desde el aire, de noche también era un espectáculo ver las luces lejanas de pueblos a la distancia, los valles bañados por la luz de la luna y las estrellas tan brillantes que dan la sensación de estar a su alcance, pero sin duda el día era más sorprendente, podía ver más lejos de lo que no creía llegar nunca y el deseo de viajar hasta esas tierras desconocidas lo cautivó, quería ir allá, a las montañas distantes y a los lagos que ni siquiera sabía que existían porque estaban ocultos tras las mismas. Murasakibara se sintió encantado de ver a Mitobe tan emocionado mirando en todas direcciones y olvidándose por completo de su miedo a las alturas, se permitió volar en diferentes direcciones para que él pudiera apreciar más del mundo que lo rodeaba.

 

Finalmente luego de un paseo Murasakibara comenzó a descender a una parte del bosque muy alejada de cualquier camino y escondida entre cientos de árboles, era una cascada en un risco cubierto de enredaderas y que daba a un pequeño pero hermoso lago de agua azul y clara, Mitobe se fascinó de solo verlo desde el cielo.

 

-llegamos-  Murasakibara volvió a soltar a Mitobe en el aire para sujetarlo de otra manera, esta vez sosteniéndolo de los brazos para que sus pies fueran los primeros en tocar el agua y dar la impresión de que caminaba sobre el lago, Mitobe captó de inmediato la idea y reía observando su reflejo en el agua y los pequeños peces de colores alejarse de su paso, era como si esquiara y el agua fresca salpicaba a los lados.

 

Después aterrizaron en la orilla del lago donde el suelo era de arena grisácea muy fina y algunas rocas grandes donde ambos se sentaron un rato a disfrutar del paisaje y mientras los zapatos y calcetines de Mitobe se secaban al sol.

 

--es muy hermoso--  dijo sin poder dejar de sonreír aún  --juraría que hay sirenas--  comentó por la belleza del lugar que ya parecía mágico por sí mismo.

 

-aquí vivía Satsuki-  dijo Murasakibara y eso sorprendió a Mitobe  -pero se sentía sola y comenzó a acercarse al pueblo hasta que terminó viviendo allá junto a los humanos-  el otro ya había escuchado una historia así, fue similar que con su madre.

 

--parece que la soledad los afecta mucho—

 

-sí, es difícil cuando hay pocos como tú, algunos que son más antiguos que yo llegaron a pensar que no existían más como ellos, además los humanos eran incluso más supersticiosos y nos detestaban… al menos ahora sabemos que no estamos solos-

 

--me alegra que se encontraran-- 

 

-y ahora también te tengo a ti— le sonrió cálidamente y Mitobe devolvió la sonrisa lo mejor que pudo pero sin poder sostener la mirada mucho tiempo.

 

.-ahora que las cosas son mejores hacemos grupos aunque cada uno seamos de diferentes especies, y eso aplica también a la hora de encontrar un compañero para toda la vida-  el demonio se alegró un poco al contar aquello último, no había regla alguna que les impidiera unir su vida a alguien que fuera diferente  -así que nada me impide estar contigo.. aunque a ti si te lo impida tu madre-  agregó con ironía y Mitobe sonrió  -¿qué hay de ti? ¿tienes amigos humanos?-  la respuesta de Mitobe a esa pregunta fue soplar aire con la boca de modo que le levantara los mechones de cabello de la frente y después negar con la cabeza.

 

--toda la vida he tenido solo a mi familia, conocí personas que nos persiguieron aunque no hicimos nada malo y desde entonces no confié en nadie—

 

-lamento eso-  puso la mano en su hombro como señal de simpatía, el otro en agradecimiento también llevó la mano a su hombro para ponerla sobre la de Murasakibara.

 

--pero ahora también te tengo a ti--  sonrió esta vez de manera sincera, de verdad este demonio era su único amigo y no podía evitar sentir algo especial por él, aunque no correspondiéndole de la misma forma que este sentía por el humano.

 

-Mitobe…-  feliz por aquella confesión quiso besarlo, sin embargo Mitobe que aún no estaba listo para eso reaccionó apartándose del contacto repentinamente y resbalando de la roca donde estaban y cayendo al agua  -¡Mitobe!- 

 

Mitobe emergió del agua riendo por su torpeza pero realmente sin importarle estar ahora completamente empapado, y ya que ese era el caso comenzó a flotar de espaldas aun sonriendo y cerró los ojos disfrutando la frescura del agua y el sonido de la cascada, Murasakibara pronto olvidó su preocupación y también se alegró de ver a Mitobe disfrutando del lago, lo acompañó anunciando su salto al agua con el sonido del chapoteo y nadando a su alrededor pero siempre bajo el agua, Mitobe tomó una gran bocanada de aire y se sumergió también, fascinándose de que el agua era tan clara que podía verlo a la perfección, a él y a los peces que nadaban a su alrededor.

 

-…-  otro escenario hermoso para recordar y por el cuál agradecerle.

 

El muchacho fue el primero en salir del agua después de un rato nadando juntos, al no practicar mucho se cansaba rápidamente y además comenzaba a tener frío.

 

-¿te sientes bien?-  preguntó el demonio al ver que se sentaba en una parte del césped donde recibir los rayos del sol y temblando levemente  -¿tienes frío? Permíteme-  se acercó y caminó a su alrededor después extendiendo una de sus alas y cubriéndolo con ella para luego al retirarla Mitobe ya tenía puesto otro atuendo, incluyendo sus zapatos, perfectamente seco al igual que su cabello.

 

-¡!- 

 

-¿mejor?-  preguntó sabiendo que la respuesta era sí, la nueva ropa de Mitobe era ahora parecida a la suya de color negro y rojo y mangas largas y holgadas de flecos blancos  -te queda bien-

 

--gracias-- 

 

Después de eso ambos regresaron a donde el corcel los esperaba echado en la hierba y descansando tranquilo hasta que Murasakibara aterrizó a su lado con Mitobe en brazos, asustándolo con sus grandes alas pero pronto su amo lo tranquilizó. Se quedaron allí otro momento, en el césped con la vista de los campos y pastizales al frente, sin saber exactamente qué decirse pero disfrutando su compañía hasta que el estómago de Mitobe interrumpió el silencio exigiendo algo de comer.

 

-¿tienes hambre?-

 

--lo lamento, salí de casa sin comer, era tarde para verte--  explicó.

 

-debiste decirlo antes-  subió las mangas de su traje y movió los dedos en el aire  -¿qué es lo que quieres? Puede ser lo que sea… siempre y cuando yo lo conozca o no sabré hacerlo-

 

--no hace falta, comeré en casa--  de verdad no quería molestarlo.

 

-entonces yo decido-  dijo levantándose de su lugar extendiendo las alas bloqueando la vista y después girándose hacia Mitobe para revelar una mesa como la que había en su jardín, puesta con sus dos sillas a cada lado, flores en el centro y toda clase de platillos pero sobre todo postres sobre ella  -¡ven!-  indicó después siendo el primero en sentarse, claro que Mitobe no lo rechazaría y fue a tomar su lugar en la otra silla; Todo era delicioso y ambos disfrutaron ese almuerzo al aire libre en compañía uno del otro, Murasakibara más que Mitobe quien no podía dejar de pensar en el trato que tenían y esperando que por la condición de Murasakibara este no se viera afectado  -¿te sientes bien?-  preguntó al notarlo ausente.

 

--estoy bien--  sonrió tomando otro sorbo de su taza de té.

 

-bien, porque quería proponerte algo-  Mitobe de inmediato le prestó atención dejando su bebida en la mesa  -no recuerdo mucho de nosotros, pero lo que sí sé es que no hemos viajado juntos jamás ¿verdad?-  Mitobe asintió aunque sin saber a qué venía esa conversación  -yo quiero darte muchas cosas, después de todo soy tu demonio-

 

>>¿mi demonio?<<  hasta ahora Mitobe solo pensaba en la situación como que era él quien le pertenecía a Murasakibara, pero al parecer el otro pensaba diferente.

 

-quiero que seas feliz y que puedas hacer todo lo que quieras, hoy me enteré que no sales mucho así que, quiero llevarte conmigo por el mundo ¿qué dices?-

 

-?!-  abrió grandes los ojos sorprendido por la propuesta  --¿el mundo?--  eso era excesivo en la perspectiva del muchacho que pasó años sin socializar, de hecho en su cara se leía perfectamente que ni siquiera lo estaba tomando en serio.

 

-es una de las mejores cosas que mis poderes pueden ofrecer ¿no te gustaría viajar? ¿conocer más allá de lo que cualquier otro ha llegado?-  eso sonaba realmente tentador, pero deshacerse del temor al exterior y a lo desconocido era difícil, Mitobe miraba de un lado a otro analizando lo que aceptar aquello implicaría, pero a todos los posibles contras que llegaban a su mente la solución siempre era la misma.

 

>>pero estaría con él, él sabrá que hacer y a dónde ir… ‘’soy tu demonio’’<<  fueron sus propias palabras y si podía viajar con alguien y tener toda la confianza de que no dejaría que nada malo pasara, ese era Murasakibara, después alzó la vista a la distancia imaginando todo lo que se había estado perdiendo esos años tan difíciles para él y su familia, siempre viendo por los demás y hasta ya habiéndose dado por vencido en su propia vida y su futuro, y aun así después de aceptar el trato nunca pensó pedir una vida lujosa, pero esta vez era el mismo demonio quién se ofrecía a cumplirlo y no como una tentación sino por el simple gusto de hacerlo feliz y enriquecer su vida. De nuevo divagaba demasiado pero finalmente suspiró y con una sonrisa nerviosa aceptó la oferta  --vamos—

 

-¡muy bien!-  Murasakibara era el más emocionado de los dos.

 

--pero me tomará tiempo convencer a mis padres—

 

-lo haría yo, con magia claro, pero ya que tu madre no es humana y no funcionaría en ella tendrás que decírselo tú-  Murasakibara ya había viajado libre siempre que quiso y a cualquier lugar que deseara, sin embargo decidió establecerse donde había conocido a los que hasta hoy eran sus mejores amigos, había cientos de lugares que estaba ansioso por mostrarle a Mitobe  -debería llevarte a casa ¿por qué no duermes apenas lleguemos y vuelves a reunirte con nosotros por la noche?-  Mitobe estuvo de acuerdo con la idea y en poco tiempo ya iban de regreso a su mansión, Mitobe sobre su corcel y volando sobre ellos iba Murasakibara como su escolta, ascendiendo para perderse en el cielo cuando llegaron a donde alguien más pudiera verlo y así despidiéndose por ese día.

 

-¿a dónde fuiste?-  sin embargo no pudo llegar a dormir como planeaba porque de inmediato comenzaron las preguntas por parte de sus padres, aunque su madre solo lo ponía a prueba pues ya sospechaba de ese cambio tan repentino de querer salir por si solo y sin avisar.

 

--estaba con mi amigo del hospital— no había razón de mentir, su madre ya lo sabía y el resto de su familia lo vería como cualquier otra persona.

 

-me alegra que ese joven te motive a salir más-  decía su padre.

 

--si, y pienso salir más--   agregó  --planea un viaje muy largo y por muchos lugares, quiere que vaya con él--   de inmediato su madre cruzó los brazos delante de su pecho, enfadada y preocupada aunque sin comentar nada todavía.

 

-un viaje así es increíble, me alegra que quieras conocer el mundo hijo pero ¿ese muchacho es seguro?-  seguía su padre, para él era un gusto saber que su hijo aprovecharía sus oportunidades y juventud para enriquecerse y viajar  -si quieres puedes llevar algunos guardias o asistentes contigo-  Mitobe negó con la cabeza.

 

--no hace falta, él es bueno--   ante ese comentario la mujer mayor sonrió de lado y buscó donde sentarse cada vez más enfadada aunque sin expresarlo abiertamente  --lo es--  enfatizó mirándola.

 

-pues si te sientes seguro yo creo que es bueno que salgas a conocer el mundo-  su padre era muy comprensivo y permisivo ya que él anhelaba que sus hijos tuvieran la misma buena vida que él en sus mejores años, y eso incluía viajar a donde desearan.

 

--dormiré una siesta--  anunció después dirigiéndose a su habitación aunque no pudo descansar de inmediato ya que su madre lo había seguido para hablar con él más honestamente ya sin que su esposo y los demás escuchara.

 

-Rinn, sé que no te puedo impedir que vayas-  dijo entrando y cerrando la puerta detrás de ella  -pero quiero que consideres algunas cosas-  su hijo no iba a rechazarla, sabía que se preocupaba mucho por él, más ahora que ya que conocía la situación, él asintió permitiéndole acercarse para sentarse ambos en la cama y charlar.

 

--él no va a lastimarme—

 

-Rinn… ¿no estarás bajo un encantamiento? Porque él puede hacerlo-  Mitobe se desconcertó por los comentarios  -¿no te estarás encariñando con él verdad?-  el desconcierto se convirtió en incomodidad y hasta un poco de indignación.

 

--no es un hechizo, es él quien quiere darme oportunidad de conocer el mundo—

 

-de acuerdo, creo en ti pero… Rinn no puedes recibir nada de un demonio sin darle algo a cambio, aunque en verdad él sea de confiar, así funcionan sus poderes y podría afectarte de maneras que ninguno imagina-  solo entonces el hijo comenzó a dudar.

 

--¿darle algo cada vez?--  entonces no era solo que Murasakibara era estricto al principio de su contrato, era lo que debía hacer.

 

-si aún quieres ir no te detendré, pero recuerda lo que te dije, eres lo más preciado que tenemos hijo, y no quisiera que algo malo te sucediera- 

 

--…estaré bien--  la abrazó tan preocupado como ella, pero tenía que proteger su relación con Murasakibara además estaba seguro de que él no lo lastimaría, al menos no a propósito.

 

-por cierto, me gusta tu ropa, pareces un príncipe…- Terminada esa conversación su madre regresó con el resto de la familia pero sin dejar de preocuparse pues eso no lo podía evitar, mientras tanto Mitobe se recostó en su cama esperando descansar ‘’no puedes recibir nada de un demonio sin darle algo a cambio’’ >>hay cosas que no necesito<< fueron sus últimos pensamientos antes de quedarse dormido.

Notas finales:

Nunca puedo pensar en un resumen para cada capítulo, igual aprecio que entren a leerlos, hasta la próxima <3 


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