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A QUÉ COSTO por TKarin

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-…Mitobe ¿quieres estar conmigo para siempre?-  fue como Murasakibara inició la conversación pero terminó sonando como una propuesta, misma que Mitobe, emocionado, aceptó de inmediato y sin dudarlo  -¿de verdad? ¿aunque tengas que… dejar a tu familia después de un tiempo?-  pero Mitobe volvió a aceptar, al no entenderlo él pensaba que después de todo ya vivían juntos y sus padres se estaban acostumbrando a que él no viviera más con ellos, además podría visitarlos de vez en cuando ¿no?  -perfecto, entonces trataré de convencer a Midorima-

 

--¿es sacerdote?-

 

-¿qué? No, o no lo sé-  dijo también sin entender que Mitobe no lo había comprendido a él, ahora tenían otro compromiso que los hacía felices a ambos pero a pesar de eso no lo discutieron más pues la emoción de su compromiso para siempre los mantuvo en su habitación todo el tiempo hasta regresar a su hogar. Al desembarcar de inmediato abordaron un carruaje que los llevaría hasta el pueblo, era un viaje largo desde los muelles pero saber que regresaban a casa aminoraba el peso del viaje por tierra; Estaban cerca de su destino ya al atardecer, cuando los últimos rayos del sol se asoman tras la montañas, más la vista hermosa se vio opacada por el caos de carros y caballos en los caminos, huían a toda prisa en dirección contraria y los recién llegados supieron que algo andaba mal pues las personas que escapaban eran aldeanos que conocían.

 

-¿qué sucede?-  preguntó el conductor de la carosa a una mujer que iba a pie con un bebé en brazos y tres niños pequeños sujetándose de su ropa.

 

-no vayan hacia allá, esos monstruos están quemando el pueblo-  respondió ella sin detenerse y seguir avanzando tan rápido como sus pequeños podían seguirla.

 

>>¿monstruos?<<  pensó Mitobe mirando a Murasakibara quién lo observó de vuelta, no podía referirse a sus amigos del hospital, ellos eran los protectores de esa región.

 

-me adelantaré, tú espera aquí-  dijo el demonio y salió del carro para lanzarse al cielo dirigiéndose hacia su hogar, apenas se elevó lo suficiente notó el humo a la distancia y supo que las cosas estaban peor de lo que creyó, voló más cerca y el resplandor del pueblo era más intenso, especialmente en el centro donde el hospital ardía como el centro de ese infierno que poco a poco iba devorando todas las casas alrededor y estas a su vez las viviendas vecinas, además por encima del pueblo volaban siluetas que disparaban nuevas llamaradas hacia otros edificios incendiando otros sectores, el pueblo entero desaparecería si no detenían esto. Murasakibara volaba tratando de encontrar a sus compañeros para que le informaran lo que sucedía, fue golpeado desde arriba y lanzado con fuerza sobre el tejado en llamas de una casa que terminó de desplomarse sobre él pero no antes de que pudiera levantarse y salir del fuego para confrontar a quién lo había atacado, era otro demonio de piel bronceada y rasgos del exterior, inmediatamente lo relacionó con Silver y supo que esto era un ajuste de cuentas por la muerte del ya mencionado.

 

-¡apareció otro!-  dijo en voz alta el forastero y solo entonces Murasakibara observó alrededor, desde el aire el humo no permitió verlo, pero en tierra, entre las llamas se estaba luchando una guerra entre criaturas, otro demonio parecido al atacante y con la cabeza rapada se las arreglaba para combatir con los dos lobos enormes que atacaban combinando fuerzas, mordían sus brazos pero este lograba liberarse y sujetó al azul del cuello para lanzarlo contra el de color rojo y después disparar una llamarada contra ellos, Midorima y Kuroko luchaban en par con enemigos de piel clara pero también extranjeros que los atacaba sin temor a herirlos e incluso matarlos.

 

Se lanzaba fuego, Kuroko levantó una barrera de color verde que tiñó el fuego de ese mismo tono y lo regresó al adversario, mientras que Midorima esquivaba los ataques cambiando de forma a la silueta muy pequeña y oscura de un animal volador y reaparecía frente a su adversario empuñando una espada fina y afilada que movía con destreza pero aun así era esquivada; Murasakibara reaccionó a tiempo para sujetar a centímetros de su cara el puño de su adversario, deteniéndolo con la mano e inmediatamente después respondiendo del mismo modo lanzando un golpe y después manipulando el fuego de una casa cercana para rodear al oponente como si de un torbellino se tratara, alegrándose por un segundo de ver que de nuevo sus poderes funcionaban a la perfección, sin embargo el otro extendió sus alas y las llamas se extinguieron revelando que se encontraba ileso  -así que eres un demonio  ¡oigan este es!-  volvió a gritar y el resto de los forasteros querían ir tras él, sin embargo aún luchaban con adversarios propio, distracciones de hecho a los que una vez no necesitaron más derrotaron con toda facilidad, el adversario de Midorima usó una velocidad increíble para acercarse a él y golpearlo con el codo en el estómago, luego en la cara y arrójalo al suelo haciéndolo perder su espada la cuál después levantó y quebró como un mondadientes con las manos, quien luchaba con los lobos tomó un gran trozo de madera en llamas de una de las casas a su alrededor y cuando Aomine iba hacia él lo golpeó con ella desde abajo rompiendo sus colmillos y después acertando otro golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente, mientras que a Kagami lo sujetó por el cuello cuando iba hacia él y apretó hasta que algo se rompió y este dejó de moverse, lanzándolo después como un muñeco de trapo contra otra pila de madera en llamas.

 

-¡Kagami!-  grito el hechicero presenciando la escena pero con eso distrayéndose de su propio combate, solo por unos segundos pero que fueron suficientes para ser golpeado y vencido, el otro lo levantó de los cabellos y preparó sus garras para cortarle el cuello, más fue detenido cuando uno de los árboles en llamas cercano a ellos pareció cobrar vida y aplastarlo con sus ramas salvando a Kuroko y dejando al demonio fuera de combate, después Momoi salió de su escondite para ayudar al hechicero a ponerse de pie e ir donde el resto de sus compañeros.                                         

 

-¿eres el único demonio de esta zona verdad?-  preguntó un demonio de cabello rubio acercándose a Murasakibara y siendo seguido por los demás que venían con él  -creo que ya nos conoces-  y así era, este sujeto era Nash Gold, otro demonio del exterior y compañero de Silver  -estamos aquí para investigar lo que le pasó a un compañero nuestro ¿no has oído de él?-  hablaba fingiendo ingenuidad y era  muy obvio, estaban allí por Murasakibara  -lo último que supimos es que tuvo problemas con alguien como tú, procedente de este lugar-  señaló a su alrededor con los brazos y apareciendo nuevas llamas en la palmas de sus mano, amenazante y listo para atacarlo  -y ya que solo estás tú…-  los tres se abalanzaron sobre Murasakibara antes de terminar esa oración y él los enfrentó sin temor alguno pero pronto comenzó a verse superado, tres a uno era una desventaja no importaba lo fuerte que fuera, además los otros peleaban con su propio fuego mientras que Murasakibara evitaba utilizarlo por temor a empeorar el incendio a su alrededor y dañar aún más el pueblo, pensando en eso levantó el vuelo y los provocó a seguirlo a donde pudieran luchar sin dañar nada más, pero ellos sabían cuál sería su estrategia y sin siquiera considerar ir tras él apuntaron sus manos en diferentes direcciones y lanzaron grandes llamaradas que llegaron a varias casas de distancia y avivando aún más el fuego en el centro del poblado.

 

-¡No!-  lo obligaron a regresar para detenerlos, se precipitó hacia ellos comenzando a girar en el aire al mismo tiempo que el fuego cercano parecía ser atraído hacia él y de esa forma dirigirlo hacia los enemigos, sin embargo no tuvo el efecto suficiente y de nuevo los tres fueron tras él atacándolo al mismo tiempo, lo golpeaban y comenzando incluso a desgarrar sus alas para que no pudiera volver a alejarse volando, de quererlo podrían incluso arrancárselas de una sola vez, era una opción la cual consideraron segundos antes de ser embestidos desde un costado por Kise quien se aseguró de golpear con sus cuernos a los tres forasteros lanzándolos lejos contra los escombros en llamas y apartándolos de Murasakibara.

 

-¡levántate!-  le dijo luego tratando de ayudarlo pero inmediatamente después se agachó haciéndose un ovillo en el suelo porque uno de los demonios enemigos ya venía de regreso hacia ellos, Murasakibara pudo detenerlo y volver a golpearlo lejos.

 

-gracias, pero vete de aquí-  le dijo a su amigo, Kise y Momoi no eran del tipo que luchaban, tenían habilidades y eran de ayuda pero en un combate como este era mejor que se alejaran y mantuvieran a salvo, Kise obedeció la orden y se alejó de la zona de batalla. Por ser un demonio Murasakibara era de los contrincantes más fuertes que podía haber, pues además de fuerza contaba con magia, lamentablemente los tres que quedaban en su contra también tenían esas habilidades y ellos no temían hacer un daño letal, se levantaron de nuevo en formación para atacarlo, Murasakibara comenzó a recordar que ya había estado en un escenario así antes, luchando con otro como él rodeados de un fuego violento que lo debilitaba más rápido; levantó las manos apareciendo sus propias llamas, ya no le importaría el pueblo, lucharía más en serio para proteger a sus compañeros, lo que no sabía era que ellos, sus amigos, estaban pensando lo mismo y aún con fuerzas para continuar también se unieron a Murasakibara para continuar la batalla, llegando a su lado al igual que los demonios rivales a su líder ya que ahora eran ellos quienes se veían superados en número, Midorima y Kuroko estaban a la derecha de Murasakibara mientras que a la izquierda permanecían Kagami y Aomine aunque en su forma humana la cual les había permitido sanar más rápido, de igual manera eran grandes y amenazantes y seguían siendo guerreros formidables que podían dar batalla por buen rato incluso a un demonio.

 

-apártense-  dijo el demonio de cabello rubio a los otros dos  -hagamos esto como es debido ¿te parece?-  sus colegas se alejaron desapareciendo en las llamas lo cual alertó a los compañeros de Murasakibara quienes guardaron sus espaldas en caso de un ataque sorpresa  -que sea uno a uno, vamos-  desafió.

 

-váyanse de aquí o no tendremos piedad con ustedes-  dijo Murasakibara sorprendiendo a los demás, normalmente no era de los pacifistas que negociaban primero  -no pueden vencernos si luchamos juntos, regresen por donde vinieron y quédense allá o ustedes mismos provocarán su muerte como lo hizo su compañero-  el adversario rechinó los dientes por ese comentario  -esta región es protegida no por nosotros sino por el dragón rojo, si continúan y él se entera será su perdición-  Midorima trataba de no sonreír al escuchar a Murasakibara usar como amenaza el poder de Akashi después de haber dicho por tanto tiempo que no lo considera un dragón de verdad.

 

-¿el dragón?-  dijo el otro demonio  -no me hagas reír, su poder ha disminuido tanto desde que empezó a apiadarse de los humanos, al igual que ustedes, mírense, viviendo como simples aldeanos, la gente de aquí ni siquiera sabe al lado de quienes están viviendo, y los que si ya no los respeta como deberían-

 

-las cosas han cambiado, no queremos más guerras con los humanos-  siguió Murasakibara.

 

-es porque ya no pueden ganarles porque son DÉBILES, en el resto del mundo aún tenemos honor y no nos iremos sin vengar la muerte de nuestro camarada a manos de un demonio inferior y esclavo de los humanos-  escupió a un lado  -¡pelea conmigo!-

 

-no eres rival para mí a pesar de lo que creas, y lo que planees-  a espaldas de Murasakibara Midorima podía sentir que los otros demonios estaba cerca, seguramente esperando el momento adecuado para unirse a su compañero en la batalla y vencer entre todos a Murasakibara sin que este lo esperara, pero esto ya todos lo sabían y en parte por eso Murasakibara no accedería a ese combate uno a uno  -¡VETE!-  exclamó finalmente, extendió sus alas, sus ojos se iluminaron en un resplandor lila y alzó las manos en el aire levantando así también todo el fuego que ardía a su alrededor y desvaneciéndolo en lo alto del cielo como si nunca hubiera existido, aunque la fina ceniza que comenzó a caer como lluvia y las ruinas ennegrecidas que quedaron en el suelo dijeran lo contrario, el adversario sintió el poderío de este demonio, incluso sus compañeros que quedaron al descubierto entre el humo ahora que las llama se habían ido observaban con temor a Murasakibara que permaneció firme en su lugar con la mirada clavada en el forastero que tenía enfrente, ese era su poder cuando estaba en buena forma y en extremo motivado por proteger a los demás y el lugar donde vivía, en vez de angustiado y temeroso por perder a alguien querido. Sus compañeros miraban alrededor también sorprendidos por esa muestra de sus habilidades, mientras que los adversarios por primera vez sintieron miedo.

 

-esto no ha terminado-  su rival dio un paso atrás y extendió sus alas listo para marcharse, los otros dos, uno llevándose el cuerpo de su amigo derrotado, se adelantaron y comenzaron a volar lejos  -que vergüenza, tanto poder y prefieres ocultarte aquí y servir a estos salvajes-  finalmente se fue aunque asegurándose de molestar con sus palabras a sus adversarios, sin embargo ellos estuvieron más que felices de por fin terminar con esta batalla.

 

-bien hecho-  le dijo Midorima por fin relajándose.

 

-gracias Murasakibara-  después agradeció Kuroko dejándose caer de rodillas en el suelo para descansar.

 

-¿vamos a dejar que se vayan?-

 

-¡pero mira lo que le hicieron al pueblo!-  los lobos estaban menos complacidos de cómo había terminado todo.

 

-ya lo repararemos entre todos, de todos modos informemos a Akashi para que haga vigilancia y esos sujetos no regresen-  agregó Midorima.

 

-yo iré a ver si la familia de Mitobe se encuentra bien y después volveré con él-  Murasakibara iba a decirle lo sucedido para que estuviera alerta pero primero se aseguraría de que su familia hubiera escapado ilesa.

 

-es cierto, apenas llegas de tu viaje, no tuvimos tiempo de revisar a todos los aldeanos, especialmente los que viven más lejos, deberíamos ir ahora mismo-  dijo el hechicero.

 

-calma Kuroko, con que se enfrentaran a esos sujetos ya hicieron suficiente, descansen por ahora-  siguió Murasakibara.

 

-nosotros si fuimos a los campos-  dijo entonces Momoi quién regresaba junto con Kise  -a las familias de esa zona las alertó el fuego a la distancia y después Kise y yo les dijimos que partieran a un lugar seguro, ellos deben estar bien-  el demonio suspiró aliviado,  al menos no tendría que preocuparse por la familia de Mitobe, debía decírselo, así que dejó a sus compañeros para regresar con él, ya volvería para ayudar a reconstruir el pueblo después.

 

//////////

Regresó en su dirección, no sería fácil contarle lo sucedido, seguramente se alteraría especialmente porque había sido a él a quien quisieron asesinar, pero le explicaría que buscarían la ayuda de Akashi para que no volviera a suceder, y él posiblemente trataría de empezar un acuerdo con las criaturas de regiones más alejadas que aún permanecían escondidas ya fuera por miedo o rencor a los humanos y de alguna manera seguir con la paz que poco a poco estaban logrando; Miraba al horizonte pero algo lo hizo bajar la vista al suelo, por el camino que seguía vio a un caballo correr a toda prisa hacia el pueblo pero sin jinete sobre él, parecía descontrolado y muy asustado, pero no tanto como el demonio al reconocer que era uno de los corceles del carro de Mitobe que venía desde la dirección a la que él apenas se dirigía. Voló más rápido para llegar a donde se habían quedado pero solo encontró los carruajes hechos pedazos además de los cuerpos del chofer de la carroza, otros pobladores e incluso algunos caballos yaciendo sin vida en el lugar, pero no vio a Mitobe por ninguna parte.

Notas finales:

CCC: Gracias por leer <3 


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