Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Monstruo por Uriel

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Las lágrimas surcaban sus mejillas.


La botella de agua yacía vacía en el lavamanos y los dos frascos también.


Su respiración cada vez más acelerada.


Eres asqueroso. ¿De verdad crees que yo podría estar con alguien como tú?


Aquellas crueles palabras lo perseguían, por mucho que corriera, por mucho que intentara esconderse. Aquellas palabras retumbaban contras las paredes del cuarto, por mucho que cubriera sus orejas podía oírlas. Ahí, parado frente al espejo, frente al lavamanos, pudo ver como caían al suelo haciéndose añicos, sus ilusiones, su corazón...su deseo de vivir.


Apretó el frasco entre sus manos. Temblaba. Su rostro estaba rojo a causa del llanto. Su rostro deformado por del dolor, el cual no era nada en comparación al de su corazón. ¿Por qué? ¿Por qué las cosas tenían que ser así?


Cerró sus ojos. Los golpes resonaban lejanos. Los gritos del ayudante de aseo hacían eco.


Y el recuerdo volvía a él para atormentarlo.


---0---


Piérdete de una vez—dijo con desagrado. Ni siquiera se dignó a verlo. El cigarrillo entre sus dedos se consumía lentamente. Apoyado contra el barandal del segundo piso, en la parte de atrás del instituto un lugar que la mayoría del tiempo pasaba vacía.


Pero...yo—Levi lo interrumpió, cabreado.


— ¿Eres sordo acaso? ¿No te quedo claro? ¡Piérdete!—el más joven lo miró desesperado mientras temblaba ligeramente, con sus mejillas regordetas coloradas, y sus ojos color aguamarina a punto de rebalsarse de líquido. Pero no se rendiría, no tan rápido. Se armó de valor.


 ¡Me...me gustas Levi!—lo soltó. Dos años soportándolo. Dos años deseando decirlo. Deseando poder expresar todo lo que provocaba aquel hombre de mirada afilada sobre su persona.


Al fin Levi se dignó a mirarlo con su rostro carente de expresión—Eres asqueroso. ¿De verdad crees que yo podría estar con alguien como tú?—se giró para darle la espalda—Ríndete. Alguien como tú jamás estará a mi nivel. Yo delgado. Tú gordo. Yo popular. Tú...un rechazado. ¿Entiendes a lo que me refiero? —Dio una calada a su cigarrillo—Tendrías que buscar a alguien más...alguien más a tu nivel. ¡Dios! ¿Sabes lo asqueroso que es? ¡Imagínate! Tú y yo juntos. Es una broma de mal gusto, Tch.


—Levi... —las lágrimas se desbordaban gruesas. Había salido corriendo, huyendo. Para terminar encerrándose en los baños.


Lloro por más de tres horas en un cubículo.


¿Cuál era el sentido de seguir viviendo?


Rechazado por sus padres.


Rechazado por sus abuelos.


Rechazado por los profesores.


Rechazado por sus compañeros.


Rechazado por el mundo.


Rechazado por él.


Ya nada tenía sentido.


Tomó su mochila. La abrió y rebusco dentro los dos frascos y lleno una botella que traía vacía con agua.


Eren ya no lo soportaba. No podía más con el dolor.


Apretó con fuerza uno de los frascos entre sus dedos. Valor. Necesitaba valor. La vida, para él, era un infierno. Jamás amado siempre odiado. Rechazado.


Trago saliva. Las lágrimas surcaban y surcaban sus mejillas. Se metió al fin a la boca un puñado de pastillas; dio un par de tragos a su botella para ingerirlas. Y repitió el proceso una vez más con el otro frasco.


Se preguntaba si la vida le sonreiría desde el otro lado. ¿Iría al cielo o al infierno? Bueno. Daba igual. Cualquier cosa sería mejor que seguir en ese mundo que lo rechazaba.


Más de media hora paso y solo entonces comenzó a sentir el efecto de las pastillas. Su cuerpo estaba lánguido. Comenzaba a sentir algo de sueño, sus parpados pesaban, era muy difícil abrir sus ojos.


El golpeteo incesante contra la puerta principal que daba al pasillo. Los baños. Cierto. Se había encerrado en los baños. ¿Qué hora serían? Seguramente el asistente de aseo estaba cabreado. Sonrió. Al menos alguien también la estaba pasando mal al igual que él.


---0---


— ¡Abran la puerta! ¡Es una orden!—Jean golpeaba incesantemente una y otra vez. Quince minutos y nada. Quien sea que estuviera encerrado se ganaría una golpiza— ¡Maldita sea! ¡Iré por las putas llaves y si cuando vuelva sigues encerrado ahí te golpearé! —dio un golpe más contra la puerta y se fue.


Diez minutos pasaron y volvió con las llaves.


—Muy bien. Ahora vas a saber lo que es bueno, capullo—se subió las mangas de la camisa percudida que traía ese día al volver intentar abrir sin éxito alguno—Vas a ver lo que es bueno—volvió a repetir por lo bajo mientras buscaba la llave entre las cientos que traía.


Sonido de llaves. Un cerrojo al descorrerse. Una cerradura al abrirse. El crujido de una puerta.


Y lo que descubrió lo dejo helado.


En segundos estaba al lado del chico tirado sobre la cerámica blanca— ¡Oye! —lo llamó sin obtener respuesta. El chico tenía los ojos cerrados— ¡Oye, esto no es divertido! ¡Abre tus ojos!—lo sacudió. Golpeó incluso su rostro y aun así el chico no abrió sus ojos. Solo entonces busco algún indicio, alguna cosa que pudiera decirle que mierda había pasado. Y las vio ahí, sobre un lavamanos, dos frascos— ¡Jodeeeeer!—ni siquiera tuvo que pensarlo. Saco su celular y marco con las manos temblorosas al maldito número.


---0---


La ambulancia llego a tiempo.


Los padres, los profesores, el director, Jean y la policía estaban reunidos.


La madre sosteniendo un osito de peluche que había comprado para su hijo, tenía el ceño fruncido. El padre atendiendo una llamada telefónica. Los profesores, el director y Jean dando sus declaraciones a la policía.


—Al menos esta bien—dijo Carla con desinterés, a su marido—Ese mocoso lo único que busca es llamar la atención...que vergüenza, Grisha. ¿Cómo miraremos a nuestros vecinos a la cara ahora?—La mirada de la mujer era sanguinaria, muy parecida a como mira un gato a un canario —Eren siempre busco llamar la atención. Y lo logró. Ahora seremos el hazmerreír de nuestros vecinos.


El hombre asintió. No había necesidad de hablar. Su mujer había dicho exactamente lo que él pensaba.


A Eren le lavaron el estómago. Si la ambulancia hubiera demorado solo cinco minutos más el chico probablemente no seguiría con vida.


—Hubiera sido mejor que hubiese muerto.


—Silencio Carla— la amonesto Grisha—Ahí viene un oficial. Al menos simula frente a él.


Uno de los policías se acercó a la pareja. Carla comenzó a llorar. Grisha sonrió para sus adentros, por algo era actriz, su mujer era maravillosa.


—Disculpen las molestias pero necesito la declaración de ambos—el hombre miraba con lástima a la pareja. Él también tenía hijos. Dos maravillosos niños que eran su mundo.


Grisha beso la cabeza de su mujer—Tranquila. Todo saldrá bien. Eren es fuerte—volvió a besar su cabeza y le pidió al oficial salir para hablar. No quería molestar más a su esposa de lo que ya estaba. Ella necesitaba "tranquilidad".


---0---


Dos semanas pasaron y la notica ya recorría los pasillos de todo el instituto.


Ocultaba su rostro bajo su largo flequillo. Sentía las miradas de todos lo que pasaban a su alrededor, burlándose y haciendo comentarios crueles e hirientes.


— "Mira. Mira. Ese es el inútil que intentó suicidarse."


— "¿Él es?"


—"Si. Si. Oí que se metió con Jean."


— "¿Jean? ¿El auxiliar de aseo? Qué asco."


"¡No. Yo escuché que hubo un amorío con la vieja Carlota, la bibliotecaria!"— se metió otro.


—"Es un rarito feo" —decía otro.


—"Debió cortarse mejor las venas"—escuchó el comentario de una rubia mirándolo con desdén.


— "Escuché que se le declaro a Levi y él lo rechazo. Qué asco. Tiene mucho valor para declararse con lo feo que es"—cuando ingreso a la sala de clases escuchó el comentario de Ymir que lo dejo helado. ¿Acaso él se lo había contado a alguien? Tembló. Tomó la mochila de su puesto y salió disparado de la sala en dirección a los baños.


Incluso los profesores hablaban de él.


—"Pobre—dijo Margarita, la profesora de inglés cuando lo vio pasar—escuché que sus padres se van a divorciar. Te conté, ¿no?"—le dijo a Sasha la profesora de artes quien asintió.


Se cubrió las orejas y cuando iba doblando la esquina para poder al fin encerrarse en los baños y llorar chocó contra alguien provocando que se callera. Ni siquiera se detuvo para pedir perdón solo siguió corriendo para entrar a los baños y encerrarse en el último cubículo.


Una hora paso llorando amargamente, hipando de a momentos intentando inútilmente tranquilizarse.


Estaba tan destruido, tan humillado, tan dolido.


¿Por qué las cosas tenían que ser así?


— Ya no puedo más...—dijo. Temblando salió del cubículo para ir al lavamanos y apoyarse en él. Las lágrimas seguían recorriendo sus mejillas pero ya no tan gruesas caían en una hilera fina.


Ni siquiera se percató de la otra presencia que estaba apoyada contra la puerta con los brazos cruzados y el ceño fruncido.


— ¿No puedes más? —Se giró de inmediato al escuchar su voz, era él— ¿Ya no puedes más, con qué? —preguntó mientras sacaba de un bolsillo de su chaqueta una cajetilla de cigarrillos Philip Morris Super Menthol, sus favoritos.


—Tú... — ¿Qué hacia él ahí? ¿Se burlaría de él nuevamente? — ¿Qué haces aquí? —preguntó mientras pasaba por su rostro la manga derecha de su camisa limpiando las manchas que habían dejado sus lágrimas.


— ¿Qué hago aquí? Estoy aquí porque quiero una puta disculpa, mocoso—Levi lo miró de reojo mientras acomodaba un *pitillo (cigarro) entre sus labios—Hace como una maldita hora me empujaste y me caí. Quiero una disculpa—se irguió para acercarse más al joven, quién al verlo acercarse se puso nervioso y comenzó a retroceder terminando por chocar contra la fría pared. Pronto se vio acorralado lo que provoco que su corazón comenzara a latir desenfrenadamente—La quiero.


Eren cerro con fuerza sus ojos.


— ¿Q-qué quieres? —arrugó la tela de sus pantalones, estrujándolos. Estaba asustado. Estaba avergonzado. Levi apoyo una mano contra la pared y se acercó lo suficiente para sentir el olor mentolado del aliento del menor.


Levi se quedó ahí, quieto, observando.


—Mi disculpa.


Eren abrió de sopetón sus ojos. Y lo vio ahí, fumando su cigarrillo, apoyado contra el lavamanos con sus brazos cruzados y los ojos cerrados. ¿Habría sido una alucinación?


— ¿Ah?


— ¿Eres sordo?—bufó—Quiero mi puta disculpa. Feo de mierda—dio una calada a su cigarrillo.


Eren sintió sus ojos humedecerse de nuevo.


— ¿Ya vas a llorar? Tch. Un mocoso tenías que ser—Levi se había enterado. La noticia de Eren Jeager "El joven que intentó suicidarse en los baños". El dato se lo pasó Hanji, su compañera de clases y mejor amiga. La noche del día siguiente al suceso Hanji lo llamó y le dio la noticia. Jean fue quien lo encontró y quien dio aviso al hospital. Le habían lavado el estómago.


Levi vio al joven con el semblante más triste que alguna vez hubiera visto en su vida.


—Eren Jeager. El mocoso suicida de primer año. Patético—arrojó al suelo la colilla—La noticia de "intento de suicidio" recorre los pasillos del instituto. ¿Por qué lo hiciste?


Eren agacho la cabeza, sintiendo que cada palabra corría por dentro como ácido.


—Yo...Levi, por favor...vete ¿Sí? Si es una disculpa lo quieres te la daré. Pero...déjame solo.


Eren miró al pelinegro y le sonrió con calidez, una máscara que Levi pudo reconocer. Podía verlo, ahí, parado, quebrándose cada vez más. Los ojos inyectados en sangre por tanto llorar, temblando. Él no era tonto. El más joven no quería decirlo. ¿Por qué? ¿Por qué lo había rechazado? ¿Por eso intento suicidarse?


Eren quería que se lo tragara la tierra.


¿Oh Dios, porque me haces esto? Si fue por lo que hice...perdóname. Que se vaya. No quiero. No quiero.


Las lágrimas amenazaban con volver a salir.


Quince minutos estuvo esperando una respuesta la cual jamás llegó.


—Bien. Si es lo que quieres. Puedes quedarte aquí y llorar, maldito cerdo, Jodete—Levi se giró y se fue, dejándolo solo.


Eren no volvió a clases, se quedó encerrado en un cubículo del baño hasta la última jornada de clases y un poco más, para no tener que toparse con alguno de sus compañeros.


Toc.


Toc, toc, el golpeteó contra la puerta del baño que él ocupaba.


Toc, toc, con más fuerza ahora.


—Eren. Soy Jean—pero no hubo respuesta.


Toc, toc, otra vez.


—Eren. Sé que estás ahí—otra vez no recibió respuesta.


Toc, toc, Jean acostado de espaldas en el suelo, pasando apenas la cabeza para mirarlo con una cálida sonrisa, no pudo evitar gritar del susto.


— ¡Te encontré! —Dijo con alegría para ponerse serio de repente—Abre la puerta, Eren, por favor.


Eren, tras calmarse y limpiar sus mejillas, salió. Jean estaba parado frente a él con una bolsa.


—Traje algo de comida—dijo—lava tu rostro, ¿Si? Luego comeremos. Estoy seguro que no has probado bocado en toda el día.


Eren sintió hacérsele agua la boca. Si. Tenía hambre, pero no deseaba comer.


Tras lavarse la cara y sonarse con un pedazo de confort que Jean le extendió se quedó de pie frente a él ocultando su rostro bajo su largo flequillo.


Jean miró con lástima al chico. ¿Cómo fue que las cosas terminaron así? Conocía a Eren desde primaria. Eren era un chico excepcional, siempre sacando buenas notas, siempre con una sonrisa en el rostro, siempre dispuesto a ayudar, siempre destacado por los profesores por su compromiso. ¿Entonces? ¿Cómo fue posible que las cosas dieran un giro tan grande en tan poco tiempo?


— ¡Vamos a comer!—dice el hombre— ¡Dios, estoy hambriento! —Jean se sentó en el suelo, apoyando su espalda contra la pared. Eren lo miró, Jean lo miró a él y le guiño un ojo—Ya sé. Ya sé. ¿Aquí? ¿Comer aquí? Sé que no es el lugar más higiénico del mundo, ¿Pero qué más da? ¡Vamos!—Jean golpeó el suelo repetidas veces con su palma para que el muchachito se sentará a su lado. Eren al final obedeció, se sentó junto a él—Tal vez no sea comida china o italiana pero esta rica—desató la bolsa para sacar dos hamburguesas envueltas en papel. Eren tragó saliva, le brillaban los ojos al mirarla. Jean se enterneció—Toma—le extendió una. Eren la tomó—Gracias—dijo. Estaba nervioso. Estaba a solas con Jean. Sentía tanta vergüenza. Jean fue quien lo encontró y quien le salvó la vida—Esto está exquisito—El asistente de aseo le pegó un gran mordisco, mientras algo del tomate y la lechuga le caían encima.


Eren sonrió. Miró la hamburguesa entre sus dedos y los recuerdos volvieron a atacarlo sin piedad.


Pero...Levi...yo...


— ¿Eres sordo acaso? ¿No te quedo claro? ¡Piérdete!


 ¡Me...me gustas Levi!


Eres asqueroso. ¿De verdad crees que yo podría estar con alguien como tú? Ríndete. Alguien como tú jamás estará a mi nivel. Yo delgado. Tú gordo. Yo popular. Tú...un rechazado. ¿Entiendes a lo que me refiero? Tendrías que buscar a alguien más...alguien más a tu nivel. ¡Dios! ¿Sabes lo asqueroso que es? ¡Imagínate! Tú y yo juntos. Es una broma de mal gusto, Tch.


—Levi...


Soy un maldito gordo, por eso no le gusto a Levi-San, por eso mamá y papá me odian.


Por eso...


— Eres asqueroso.


Por eso...


—Gordo...


Por eso yo...


—Rechazado...


Por eso yo estoy...


—Tú y yo juntos es una broma de mal gusto....


Por eso yo estoy....


—Rechazado....


Por eso ahora....


— ¿Eren? ¡Hey! ¡¿Eren, estas bien?!—Jean estaba encima del castaño tratando de hacerlo reaccionar— ¡Eren!—El muchacho temblaba y las lágrimas comenzaban a caer gruesas por sus ojos aguamarina. Jean estaba desesperado. Nunca en su vida había visto a alguien ese estado— ¡Eren!


—No....


— ¡¿No?! ¡Eren, carajo, reacciona! —Jean abrazo súbitamente al castaño quien arrojo lejos la hamburguesa.


— ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué las cosas tienen que ser así?! ¡Yo no pedí esta mierda!—empujo al hombre y se abrazó a sus piernas—He intentado muchos métodos para bajar de peso pero nada funciona. He hecho todo lo que mis padres me han pedido. He intentado todo para que él se fije en mí.... ¿Porque?


—Eren....


—Me voy a casa. Nos vemos—se levantó, tomó su mochila y se fue.


— ¡Eren! —Jean lo siguió. Lo llamo muchas veces pero el chico no le prestó atención, no le respondió—Eren...


Jean se detuvo en la entrada y lo vio alejarse.


Algo muy malo estaba pasando con el chico.


Algo muy malo.


 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).