Capítulo II: “Egoísmo”
Hakkai y Gojyo se adentraron en el local. Todo estaba muy animado y mujeres vestidas con trajes de conejitas pululaban por todos lados. El joven de ojos verdes agarró su camisa con fuerza y cerró sus ojos cargado de dolor: “Él no se había acordado”
-¡Eh, Hakkai, ven aquí! Quiero presentarte a las chicas- y estiró de él hasta introducirlo en un círculo de mujeres.
Todas le miraron fascinadas y comenzaron a tocar su cuerpo.
-¡Vaya, Gojyo! ¿Es amigo tuyo? No me suena su cara...- dijo una mientras acariciaba con su dedo el torso de Hakkai.
-Es mono…- comentaba otra a la vez que examinaba su ropa minuciosamente.
-Es un colega- rió Gojyo mientras flirteaba con una rubia.
-Yo…- tartamudeó Hakkai intentando salir del mogollón de gente.
-Tranquilízate chico… No mordemos
-Bueno, yo sí, chicas- gritó Gojyo muy animado- ¡Tráeme dos copas, esto hay que celebrarlo!- y alzó la voz en todo el local.
La gente aplaudió. El joven castaño comenzó a sentirse bastante incómodo, además de decepcionado y consiguió escabullirse hasta llegar a la puerta. Las chicas le miraron malhumoradas.
-Eh, guapo, ¿qué te ocurre? ¿no te quedas un poco…?
-¡Bah, Hakkai! ¡Tómate una copita, vamos!- y le enganchó de la chaqueta bruscamente mientras reía.
-Me temo que el “colega” de Gojyo ya se va. Disculpadme- y, tras deshacerse de la mano del pelirrojo estirando con fuerza, salió fuera del lugar exasperado.
Gojyo soltó un fuerte bufido.
-Maldito estirado…- y tras dejar su copa en una mesa cercana, cogió su chaqueta y salió tras Hakkai.
-¿Qué le habrá pasado?- se oyó en la sala.
-No sé… pero tenía unos ojos verdes muy bonitos- comentó una chica.
Otra de ellas suspiró.
-Una lástima…
Ya fuera, en la calle…
Hakkai había salido escopetado del interior de aquel pintoresco local. Estaba que echaba humo por la cabeza, bastante enfadado.Gojyo consiguió tomar ventaja corriendo un poco mientras gritaba su nombre. Pudo situarse frente a él y le paró sujetándole por los hombros.
-¡¿Se puede saber qué cojones te ocurre!?- le gritó
-Eso mismo deberías preguntártelo tú, Gojyo.
-¡¿Yo!?
-Sí, porque parece ser que no estás muy al día sobre los sentimientos de los demás- y tras decir aquello se libró del pelirrojo y siguió caminando, no sin antes terminar de hablarle, ya a lo lejos- Pero por favor, vuelve a tu ambiente. Esas chicas te esperan.
-Hakkai, no seas…
Y para decirle esto último, el joven de ojos verdes se giró mientras sonreía.
-Y felicita a la chica del cumpleaños de mi parte. No todos los días se cumple un año, es una fecha muy especial. Gojyo aspiró exasperado.
-Lo haré… estúpido- esto último lo comentó entre dientes.
-Si crees que es estúpido creer en tus amigos sigue así- y se fue de nuevo, caminando por el callejón- Con ese comportamiento sólo conseguirás alejarme más aún de ti.
Cuando la silueta de Hakkai ya ni se veía en la calle, el chico cayó al suelo de rodillas y dio un golpe a este con su puño tras gritar: ¡MIERDA!- y fue un insulto que sonó en todo el barrio.
Iba a volver pero algo le dijo que debía ir a la posada, que no debía dejar a Hakkai así.Pudo controlar un pequeño brote de preocupación hacia su amigo y, tras encenderse un cigarrillo, caminó de nuevo hacia el local.
*En la posada…*
Entró en su cuarto. Allí estaban esas dos camas: vacías. Un vacío que Hakkai volvió a sentir, como sintió hace varios años, en su convivencia con Gojyo. Y volvieron a él aquellos amargos recuerdos:
“La cena sobre la mesa…Largas horas de espera...El “tic tac” de aquel reloj…Un suspiro que se alzó al aire cargado de dolor: Me siento tan solo…”
El joven se acercó a la cama de Gojyo le dejó ropa limpia y una toalla encima, junto con una nota: “Por favor, recuerda ducharte cuando llegues”
Se quitó la parte de arriba de su vestimenta y dejó su camiseta negra de manga larga. Suspiró tras quitar su cinta y el monóculo, dejándolos en la mesilla de noche.
Hakuryu observaba aún despierto a su amo, desde su cesta. Este le lanzó una mirada cargada de preocupación y Hakkai se dio cuenta.
-No te preocupes, Hakuryu. Estoy bien- y sonrió, como siempre, falsamente.
El pequeño dragón alzó el vuelo y se acurrucó en el pecho del joven, mientras le acariciaba con su cabeza.Este llevó su mano a rozar su fino cuerpo.
-Al menos tú no eres un egoísta…- dijo amargamente mientras miraba la cama de Gojyo.
Su mascota le miró atenta sin acabar de comprender aquello último, ¿estaba tan apenado?
Hakkai volteó su cabeza un poco y volvió a la realidad. Le sonrió al dragón.
-Es tarde, Hakuryu. Será mejor que te acuestes.
-Kiu…-Sí, Hakuryu, sí... yo también me acuesto ya, tranquilo.
Y, tras unos minutos, se escondió bajo el leve manto de las sábanas y cayó preso del sueño.