Estaba indignado, hastiado, no podía permitir que Hiroki sufriera, no quería que el llorara por alguien que no valía la pena. Lo conocía mucho y sabia que el era una persona muy sensible aunque no lo pareciera.
-Espera ¡Misaki!- Kisa me agarro del brazo y me detuvo
-no puedes permitir esto. Kisa tengo que decírselo. No hay otra opción- de nuevo el me agarro por el hombro y me obligo a mirarlo
-se que sufriste y mucho Misaki, lo entiendo mas que nadie porque yo estuve allí, pero esta es la historia de Hiroki. Déjalo. No le arruinare esto- su mirada era muy seria, debía estar bromeando
-¿entonces permitirás que ese noble siga jugando con el? No tienes cara- de verdad estaba enfadado
-pues Hiroki no es tonto. A la larga se enterara, pero no eres nadie para romper su ilusión. Es la primera vez que lo veo así y tú no puedes venir y cambiar todo. Vuelve a tu hermoso castillo y déjanos en paz- ¿eso quería? ¿Que no volviera?
-pues bien. No necesito de ninguno de ustedes- sin más seguí mi camino hasta la posada en donde el castaño estaba rebosando de felicidad
-¡Misaki¡ que bueno que hayas vuelto- no tenia ánimos por lo que lo ignore, no podía verlo a los ojos por lo que me apresure a llegar hasta donde estaba Takano ,quien por cierto se encontraba Ebrio
- ya debo irme. El rey me dio permiso por unas horas- el azabache se encontraba prácticamente dormido y no había forma de despertarlo
-Misaki…por favor…no me dejes- Chiaki me abrazaba por detrás y yo no estaba de ánimos para consolarlo
-suéltame. Luego hablaremos lo prometo, pero hoy solamente quiero desaparecer- Hiroki me miraba con reproche ya que no entendía de que estaba hablando
-así que ahora vienes ¿y nos tratas así? El castillo te esta cambiando- seguían las quejas al parecer.
- solamente no aguanto las mentiras. Kisa sabrá el por que.- sin mas arrastrando al guardia real decidí irme de allí dándole una ultima mirada al azabache quien me miraba con odio
-no lo necesitamos. Podemos valernos por nosotros mismos- sin mas el oji azul se aferro a el y comenzó a llorar. Me sentía pésimo, me sentía horrible, pero no seria parte de aquella mentira
Como pude subí a Takano en el caballo y posteriormente me dirigí a aquel castillo, el cual ahora se sentía vacío y frío. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué me sentía tan mal?
Al llegar a aquel lugar me apresure a ir a mi habitación y llorar. Estaba harto de esto, extrañaba a mi mama, mis amigos ahora me odiaban, me sentía muy solo, maldita la hora en la que conocí a Ijuuin. De no haber sido así yo seguiría con mi madre.
-¿puedo pasar?- genial, el rey ahora quería hablar conmigo.
-¡lárgate¡ no tengo ganas de hablar con nadie-era fuerte, resistiría esto, resistiría estar solo, resistiría como fuera
- solo quería decirte algo. Es importante- ya Misaki, recuerda que el es el rey y tu debes obedecerlo.
Cuando abrí la puerta y lo vi, tenia ganas de abrazarlo, no sabia porque, pero algo en el me hacia sentir en calma.
-eres libre. Ya no tienes que estar aquí por obligación. Puedes volver con tus amigos- ¿ahora me lo decía? ¿Luego de que me pelee con ellos?
-sinceramente…ahora no tengo hogar. Podría trabajar aquí a cambio de refugio- el me observo con sus grandes ojos lilas y posteriormente me dio un abrazo….contacto que no rechace.
-parece que te sientes solo pequeño- ¿Por qué de repente era amable? ¿Que escondía?
- estoy cansado de pensar en los demás. Por primera vez quiero sentirme triste, quiero ser yo- en este momento estaba siendo muy honesto.
-pues puedes contarme tus problemas si quieres. No soy un gran experto pero quizás pueda ser de ayuda, como un buen amigo- ¿confiar en el?
-no es personal, pero detesto a los nobles. No confiare en ti. Déjame solo- sin mas el se retiro, dejándome en mi habitación, sin nadie.
Al día siguiente mi primer objetivo fue hablar con Ritsu ya que el seguía sin hablarme
-Ritsu…- aunque su corazón era tan bueno que el solamente me sonrío
-no estoy molesto. Por fin saque lo que tenia guardado. Lo de Takano y yo es imposible pero al menos ya no lo ocultare- me sentía algo mejor. Por lo menos tenía a Onodera
- yo…me pelee con mis hermanos. No puedo permitir que le mientan a Hiroki. El conde Nowaki me las pagara- el oji verde me miro y se sorprendió
-¿Nowaki? ¿Hizo algo malo? El es la persona más buena que conocí en este palacio- claro, los tenia a todos engañados
- si. Engaña a mi mejor amigo, eso sucede- ya basta de defenderlo
-pues…debe haber una razón. El jamás haría algo como eso. Lo se porque Haru lo conocía desde pequeño- otra vez ese nombre
-¿Haru?- el chico se tapo la boca y posteriormente me susurro
- no debes nombrarlo. Es algo prohibido. Olvida que lo mencione- sin mas se fue ¿Qué les pasaba a todos con aquel chico?
En fin el rey me esperaba en la sala y no podía negarme, después de todo ayer lo había tratado muy mal por lo que esperaba que me echara a patadas de su castillo.
-¿Qué desea su majestad?- mi amabilidad estaba al límite
- así que ahora eres amable. Vaya. Puedes ser lindo si quieres- ¿Qué le pasaba a ese idiota?
- estoy esperando que me diga que no me quiere aquí-
- en realidad iba a decirte que quiero que seas un sirviente, como Ritsu, con sueldo. Vivirás aquí si tu lo deseas pero ya no eres un esclavo- ¿tendría sueldo? ¿Era un sueño?
-gracias…usted puede ser amable cuando quiere- sin mas me retire a la cocina en donde Takano estaba abrazando a Ritsu
- no quiero dejarte…yo…también te amo Ritsu- las lagrimas caían de aquel rostro
-no puedes hacerle eso a Erika. Olvídame y será más fácil- vaya…que fuerte era Onodera. Así debí haber sido yo, quizás no hubiese sufrido tanto
- en la siguiente vida…juro que estaré contigo- y sellando esa promesa con un beso Ritsu salio de allí y al verme se arrojo a mis brazos con lagrimas
-¿Por qué amar duele tanto?- eso mismo me preguntaba
-porque el corazón no elige de quien enamorarse. – seria un largo camino el que recorreríamos con Ritsu para sanar, pero lo lograríamos, porque lo merecíamos.