El tiempo paso y los sentimientos de ambos jóvenes enamorados crecían cada vez más. Ijuuin con ahora 18 años seria el próximo heredero del reino, tendría una gran responsabilidad que cumplir y no podía fallarles a sus padres quienes le dieron todo en la vida.
Pero el chico tenia un gran secreto y este era que su pareja no era nadie menos que el empleado del reino y su amo de llaves Misaki de quien se encontraba profundamente enamorado desde que tenia solamente 9 años.
-aquí estas mi linda florecilla- dijo Ijuuin abrazando tiernamente al castaño quien se sonrojaba por la vergüenza de ser llamado así.
- suéltame Kyo tengo mucho trabajo por hacer aun- aunque no lo admitiera le encantaba que el oji lila lo tratara con tanto amor porque el también se encontraba enamorado de aquel chico.
- ven en la tarde a nuestro escondite. Te mostrare un lugar que encontré hace poco y es muy bonito- sin más le dio un beso en la mejilla y se retiro al salón del trono en donde su padre tenía un gran anuncio que hacerle
- mi orgullo aquí estas. Pronto tendrás la corona en tu cabeza y cuando ese día llegue tu madre y yo podremos descansar un poco- el señor Fuyu amaba profundamente a su pequeño niño sin embargo no le agradaba nada que prefiriera andar con el castaño antes que salir con princesas.
-lo se padre. Se que algún día tendré esa responsabilidad- aun no sabia como le diría a su progenitor que estaba enamorado de su sirviente y que este además era hombre. No podía imaginarse un escenario positivo en aquella situación.
-por lo tanto mañana organizaremos un baile y en el elegirás a alguna princesa que te guste para ser tu esposa. Una parte importante de ser rey es tener herederos que sigan tu legado- un amargo sabor se estableció en su boca al saber que ese día llegaría, tendría que elegir entre Misaki o una hermosa princesa, no era justo.
-padre…yo...- antes de terminar la frase ingreso al salón su madre quien le dio un beso en la frente y le entrego un anillo que tenia una esmeralda en su centro. Aquella esmeralda le recordaba a los ojos de su amor.
-mi pequeño heredero aquí te entrego el anillo de compromiso que me dio tu padre. Ahora es tuyo, debes dárselo a aquella persona especial que elijas, aquella que ames con locura y que posteriormente se convertirá en tu esposa.
Aunque pensara en muchas personas el joven no quería estar con nadie más. Debería juntar fuerzas y luchar por quien realmente le importaba aunque fuera imposible, aunque nadie lo aceptara.
- gracias madre. Si me disculpan debo irme- haciendo una reverencia Ijuuin se retiro de allí y fue rumbo a cumplir sus deberes reales antes de ir a la cita que tenia con su castaño.
Del otro lado del castillo con una escoba y unos trapos se encontraba Misaki quien ayudaba fuertemente a Manami quien cada vez se sentía más cansada y débil debido a que ya no era la enérgica muchacha de antes.
-descansa madre. Yo seguiré con el resto- la bondad del castaño era su mayor virtud, siempre anteponía a los demás antes de sus deseos, una cualidad que era su virtud y su maldición al mismo tiempo.
-Hijo no te esfuerces demasiado ¿si? siempre terminas agotado al final del día.- aunque nunca lo demostrara Manami sabia de los sentimientos que ambos muchachos ocultaban ya que un día los había descubierto. Temía por su hijo porque en su interior presentía que el futuro heredero al trono no lucharía por el, se dejaría llevar por las ordenes de sus padres y el único afectado seria su hijo aunque ese era un destino que no se podía evitar.
-lo se lo se. Tu ve a descansar- siguiendo con sus tareas el muchacho recorrió el castillo dejándolo impecable hasta que llego la hora de su encuentro con su amado príncipe por lo tanto se dio una ducha y se puso su mejor ropa ya que presentía que seria una ocasión especial.
Siempre anhelaba que Kyo renunciara a la idea de buscar una princesa y que ambos huyeran lejos, iniciar una vida en otro lugar ese era su sueño pero aun no sabía si también era el sueño de su novio.
Dejando de lado los malos pensamientos corrió hasta llegar a su paradero y allí lo vio a el deslumbrante como siempre aunque no lo diría.
-te tardaste mi pequeño- dijo el chico besándolo apasionadamente. Sus labios se conectaban perfectamente y en su mundo no existía nadie más que ellos dos.
-yaa ¿no dijiste que me querías mostrar algo?- respondió un sonrojado castaño mientras rompía el beso para abrazarlo.
- es que tu provocas que quiera hacerte mío siempre- luego de una sonrisa seductora Kyo lo guío hasta su caballo y ambos desaparecieron por el bosque sin ser vistos. Era una ruta secreta que solo el príncipe conocía, o al menos eso creía.
-llegamos- susurro el oji lila a su amado quien se había quedado dormido mientras lo abrazaba.
-oh… lo siento- respondió apenado mientras era cargado por unos fuertes brazos que le transmitían paz amor y seguridad.
-mira el cielo. Ya esta anocheciendo- cuando el oji verde fue consciente del paisaje que lo rodeaba se sorprendió.
-es…bellísimo- dijo sonriendo mientras veía las estrellas que se asomaban poco a poco.
-lo encontré la ultima vez que salí de caza y lo primero que pensé fue que tu deberías verlo también- sin esperar mas saco aquel anillo que su madre le había regalado y se lo puso delicadamente en la mano del menor.
-te amo Misaki. Eres mi alma gemela, mi otra mitad. Movería el cielo y la tierra por ti- el castaño no sabia que responder. Estaba muy emocionado por la declaración del príncipe. El lo amaba, no había duda alguna.
-¡entonces escapemos! Yo también te amo Ijuuin. Te amo desde que te vi aquel día- decidió arrojar la vergüenza que sentía en ese momento y decirle lo que pensaba a su pareja pero no espero ver miedo en el rostro del contrario.
-no haremos eso amor mío. Solo espera un poco mas y te juro que le diré todo a mis padres. Si no nos aceptan allí prometo huir contigo- sin esperar mas ambos jóvenes se besaron tiernamente sellando así esa promesa. Algún día estarían juntos en público sin temer a nada ni nadie.
Pero lamentablemente Ijuuin no era el único que conocía el camino sino que un guardia del castillo los siguió sigilosamente y al ver tal escena sonrío maliciosamente. Era su momento de arruinar a su ex mejor amigo, era momento de cobrar venganza.