“Si me haces pensar en ti, entonces mereces dolor, Si me haces extrañarte, en ese caso ameritas
la agonía, pero si me haces necesitarte, simplemente mereces morir...”
Si esas noches no nos bastaron, si esas caricias no saciaron nuestra sed autodestructiva, si esos llantos caudalosos no pagaron con suficiencia, ni esas palabras llenaron el aire. Entonces nada calmará el deseo corrosivo que recorre nuestras entrañas, nada podrá acompasar las llamas refulgentes del dolor impuesto, nada doblegará la angustia quebrada, esa que rompimos celando nuestro destino.
Ni el infierno aguantaría nuestros lamentos masoquistas, menos del paraíso podríamos esperar misericordia hipócrita.
Si tan solo aceptar nuestras culpas con el yugo de la vergüenza marcándose con ardor en nuestros hombros fuese más simple, podríamos borrar horas de inútiles quejas.
Pero ni el pensamiento inamovible de nuestras percepciones pudo moldear la realidad que creamos tú y yo.
Revestimos de pasión el mugroso enlace que nos unía, y cambiamos a nuestro antojo las piezas de ajedrez, pero quien pensaría que llegaríamos a traicionarnos de esta forma, maquinando silenciosas gestas que solo lograban corromper un sentimiento inexistente en nuestras tumbas.
Si llegaste a amarme jamas lo supe, solo ocultaste con recelo poluto lo que tus emociones delataban en tus ojos esas noches en que cedíamos a las debilidades humanas y el placer indudable del sexo.
Te agradezco los minutos bestiales que me regalaste, cubrieron con su espesor los sentimientos contradictorios que provocabas con solo existir, pero no comprendíamos lo que se generaba a nuestros rededores contaminados.
Ni el desarrollo del odio nos separaba del tormento obscuro que nos encargamos de producir, un dulce lamento de inmadurez y desvaríos.
Sabes, ahora puedo confidenciarte lo que esa primera noche ocurrió entre nuestros choques delirantes y febriles, puedo ser honesto y contarte lo que nosotros mismos logramos, podemos estar orgullosos de que juntos destrozamos la palabra amistad, y nuestras cegadas mentes destruyeron todo vestigio de pseudo fraternalismo. Nos encargamos de pisotear los lazos indestructibles creados en la infancia tierna, con el fervor airado de la adultez obscena.
Solo tu y yo sabremos cuanto odio ennegrecido embargamos en nuestro desfallecimiento tardío.
Tú y yo, querido amigo. Necesidad e ira.
Amor Yaoi
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