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Soul Sphere por AustralianRick

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En la gran sala de la nave, Kris fue el primero en levantarse. Miró a su alrededor y recordó donde se encontraba, lo que había sucedido y hacia dónde se dirigían. Emitió un gran suspiro, les esperaba un largo camino ¿Quien dijo que era cosa fácil tener servidumbre?

- Y al parecer sigue dormido, probablemente se levante en un rato ¿Recordará todo lo sucedido? ¿Qué le diré cuando se levante? No creo que importe mucho; al fin y al cabo, nada que le diga cambiará la situación.Lo peor de todo es que no me parece importar tanto como creía. Es decir, el sufriendo si me importa, es mi responsabilidad. Pero en cambio, su destino será seguir a mi lado, independientemente de lo que suceda. Eso facilitó todo. Si hubiera tenido la opción de negarse, todo hubiera sido más difícil... -

Kris trato de imaginar cómo hubieran sido las cosas si todo no se hubiera puesta a su favor. Pero la verdad es que él era Kris, las cosas estaban a su favor. 

- Debo admitir que todo fue demasiado bien. Suena mal si lo digo así, pero era mi servidumbre. No tenía por qué compartirlo con sus hermanas. Él debía estar para mí, después de todo como mi sirviente es lo mínimo que debo esperar – La mente de Kris rápidamente cambió sus prioridades - Por otro lado, las hermanas mencionaron algo de que esta cosa, era como su casa... Donde quedara el baño...Tengo ganas de darme una ducha... Dormir en el piso no está bien.

Con mucho cuidado, levantó la cabeza de Antony, para ponerla en el piso. No quería levantarlo aún, no estaba preparado para el enfrentamiento que veía venir. El chico tenía mal carácter, más para Kris era parte de su magia. Kris esperaba que pronto el efecto del vínculo cambiaría su actitud y que la situación ayudara en algo. Quizás ahora, siendo su única compañía las cosas mejorarían. Si todo seguía su ritmo, él tendría en cuestión de días a el sirviente, el único digno de merecer su marca.

Antony seguía dormido. Estaba teniendo un sueño, el mismo que había tenido en su casa. Aquel en el que sus hermanas le decían hasta siempre y que se quedará con Kris. Lo diferente esta vez era Kris, ahora él sí estaba, detrás de él, en cuclillas, estirando una mano hacia él. Ya sea para bien o para mal, Antony comprendió que estaría con Kris por un buen rato. Aparte de Kris, Antony podía observar en la nave otras siluetas caminando. No lograba distinguir nada más que sus sombras. De un momento a otro las siluetas empezaron a acercarse rápidamente, hasta llegar donde Kris. No entendía lo que decían, pero parecían estar hablando, con él...

- ¿Conoces... Tu destino?

La sombra estiraba sus manos hacia Antony por detrás de Kris. Todas las sombras lo hacían y empezaban a aparecer cada vez más. Antes de reaccionar o pensar en escapar, el susto lo levantó.

- ¿Que paso?... Cierto Kris, el desgraciado me noqueo...

Antony recordó rápidamente todo lo sucedido. No sabía exactamente cómo sentirse, todo lo que conocía se había alejado de él. Pensaba en cómo sus hermanas siempre hicieron lo mejor para él. Quizás no se había dado cuenta, o no quería aceptarlo, pero era cierto ya se les habían agotado las opciones para hacerlo feliz. Antony trataba de no hacerlo, pero cuando él se imaginaba de grande, solo se veía sentado, en su casa de campo, mirando el atardecer. Solo...en todo el bosque, sin saber qué hacer con su vida.

- Supongo que lo más difícil fue, aceptar que no estaba en sus manos darme felicidad y yo... Simplemente lo entendí muy tarde – Su voz se puso deprimente - Que no podían dejar que perdiera una oportunidad que se presentó como una casualidad. Solo para seguir aferrándome a ellas.

Antony dio un gran suspiro, mientras su mirada se perdía en el techo de la nave sin mirar a ningún lugar.

- Como quisiera haberme podido despedir de ellas como era debido. Haber disfrutado un poco más nuestros últimos momentos juntos – Renegaba, renegaba consigo mismo - Me dieron todo lo que tengo. Soy lo que soy porque ellas me lo permitieron. Todo lo que eh podido conocer me lo han mostrado ellas. El pequeño mundo que me pudieron ofrecer me lo dieron por completo

Miro sus manos mientras renegaba para ver como una gota caía sobre ella. Detrás de ella siguió otra y otra. 

- Eran torpes para cuidarme. Había veces en las que no sabían qué hacer, pero siempre se mostraban felices. Siempre me mostraban su sonrisa más amable. Sentían que era su responsabilidad decirme que siempre todo estaría bien.

Apretó su polo a la altura de su pecho con sus manos. Los recuerdos que tenia solo aumentaban su rabia interna y su lamento.- 

- Eran todo lo que tuve, todo lo que conocí. Sin embargo, el último recuerdo que tendrán de mí, será el de un chico con odio en su mirada – Se quedó en silencio un rato, mientras las lágrimas parecían no salir más - Como lo siento chicas. Ustedes eran todo lo que tenía. Me quería aferrar a ustedes un rato más, solo un rato más. Sentir su calidez por última vez. Espero me perdonen no haberles dicho cuanto las quería... Aunque creo que eso, siempre lo han sabido.

Antony se recostó en un muro de la habitación de metal para mirar perdidamente el techo.

Unos pocos lamentos se le escapaban. Se sentía mal, era la única manera en la que podía expresar la combinación de emociones que sentía. Pero sobre todo lamentaba haber perdido su último momento con aquellas que lo cuidaron toda su vida, sin poderles agradecer. Entre sus lamentos, logro recordar la situación en la que se encontraba. Aún tenía una posibilidad de redimirse. Al regresar a la tierra, podía dejarles una nota a sus hermanas. Puede que nunca lleguen a verla. Pero existía la posibilidad, que cuando terminen su estancia en el centro, regresen a casa.

- Al regresar, inclusive les podría contar lo que halle en la luna y agradecerles por darme la oportunidad de empezar en un nuevo lugar – Parecía haberse percatado de algo. Su nuevo lugar era el hogar de Kris ¿Dónde estaba Kris?

Antony busco a su alrededor a Kris, no estaba. Se levantó para buscarlo en las cabinas de la nave, buscaba y no lo encontraba ¿Dónde se había metido el caballerito? Ahora que se había hecho a la idea de que andaría con él por un rato más, tenía tantas cosas que preguntarle sobre su planeta.

Fue cuando escuchó el sonido de las duchas. Al parecer el caballerito está bastante relajado en su situación actual, lo suficiente como para darse un baño.

- No podía esperar que el sienta empatía por unos completos extraños, a pesar de que es bastante serio con eso del sirviente – Suspiro – ¿Que se podía esperar de un niño de mente simple? Pero es todo lo que hay, quizás y lo mejor sea seguirle el juego hasta que encuentre algo que hacer con mi vida una vez llegue a su planeta.

Antony al ingresar al baño se da con la sorpresa de que Kris no se estaba bañando solo se había quitado su armadura y se había quedado dormido en la ducha. En su cabeza caían lentamente unas gotas de la ducha.

- Inclusive se quedó dormido... Y en la ducha – empezó a picar a Kris esperando que este se levantara - Ey, Kris levántate. Si te enfermas créeme que no tengo idea de cómo cuidarte...

Kris estaba muy cansado por los cambios de gravedad tan abruptos que había sufrido desde que llegó, todo era muy cambiante. Antes de salir de la ducha, había decidió descansar un rato. Sin darse cuenta se quedó dormido. Al escuchar una voz recriminarle, abrió los ojos lentamente para que lo primero que viera fueran a su sirviente que lo miraba con indignación.

- Sí que te sentó bien el viaje. Venir a ayudarme a salir del baño – Esfumó la mano de Antony como pidiéndole permiso - Pero, no necesito TANTA ayuda.

Antony simplemente se limitó a abrir el caño del agua fría. Era igual al baño de su casa. En sí todo era igual a su casa, se sentía como en su hogar. A excepción claro, de que en su bañera estaba un niño gigante, con una actitud tan gigante como el. Sentado, diciendo todo lo que le venía a su mente.

Al sentir el agua fría en su cuerpo, Kris se estremeció rápidamente y miró con una mezcla de enojo y confusión a su sirviente. Pero qué le pasaba a su sirviente ¿Porque tantos cambios en su comportamiento? ¿Se habría enojado por no dejar que lo ayude? 

Antony al ver que Kris estaba pensativo en la ducha mirándolo, decidió que era mejor irse. Ninguna idea y menos buena podría salir de aquel niño. Además, el caballero sabio como irritarlo. Antes de poder tan siquiera darse la vuelta, la mano húmeda de Kris lo jalo a la ducha. Giro lentamente su cabeza para buscar una respuesta en su cara y lo único que vio fue la cara de Kris mirando con seriedad y un pulgar arriba.

- De donde vengo los compañeros de guerra se bañan en el mismo lago. La tina no es tan grande, pero si tan grande. Eso sí lo podría hacer, así estás de mejor humor.

- Tranquilo, no preguntarle nada. Me ahorrare la explicación y me retirare lentamente. Termínate de bañar, veré si encuentro una muda...

Antony se paró de la bañera con cuidado de no resbalarse. No entendía muy bien que había pasado. Pero seguro y estaba mejor sin la explicación. Tenía que comportarse como el adulto entre los dos, pensaba él. Así serían sus días por un tiempo, con suerte y había ropa para el en la maleta que había en la sala.

- Oye. No me vas a dejar acá solo ¿O sí?

Kris trato de alcanzar a Antony, el cual solo pensaba en cómo sus hermanas no podían estar más equivocadas con ese Kris. Una cosa era guardar apariencias, pero esto era demasiado. Era como un niño de 8 años

- Es una orden, Antony ven y divierte en la ducha– Hablaba más alto mientras veía a Antony salir por la puerta del baño, parecía cansado de la vida.

- No sé cómo te las arreglas para sorprenderme cada día más. Y solo ha pasado un día...

- Ey. Este tipo de ofertas no las pienso hacer todos los dias, deberias apreciarlas...

Antony avanzaba por el corredor. Se dirigió a la sala en espera de encontrar la maleta que trajo y de paso lograr acomodar lo que había en ella. Kris, frente a la negativa de su sirviente decidió terminar de secarse. Tendría que usar la muda que estaba en el baño, su ropa estaba mojada.

- Valla, pero que este tipo es difícil de entender. Nada lo contenta. Aunque supongo que quizás se sentía solo y para eso vino. Ahora que no tiene a esas chicas – Restregó su cabeza con rapidez era mucho por un día. Esperaba estar aún en el mismo día - Todo esto es muy difícil. Terminare de alistarme eso es más simple.

Kris terminó de alistarse y al salir se dirigió a la cabina de mando. Tenía puesta su armadura celeste otra vez, pero debajo tenía la muda de Antony, por suerte le quedaba. Antes de llegar a la sala de mandos, una alarma empezó a sonar en toda la nave. Luces rojas iluminaban todos los corredores.

- Un minuto para el aterrizaje, un minuto para el aterrizaje – Una voz metálica sonaba por los parlante de la nave – Objeto extraño en trayectoria de aterrizaje. Objeto extraño en trayectoria de aterrizaje – Las luces rojas empezaban a titilar en los pasillos de la nave y la cabina de control. Antony estaba estupefacto frente a esto en la cabina de control – Tomar acciones evasivas, repito, tomar acciones evasivas. Activar piloto manual. Objeto extraño en trayectoria de aterrizaje, 20 segundos para evitar colisión.

- Aaaa! ¿Ahora que? ¿Como se suponía que iba a pasar esto? – El pelinegro miraba aterrado a su alrededor en la cabina de control y lo único de lo que se lograba percatar era el botón verde de PILOTO MANUAL parpadeando, en busca de ser activado – En serio, esto no puede ser así. Mis hermanas dijeron que era un viaje sin problemas. Esta nave ni siquiera tiene manual ni tampoco...

- Tranquilo vasallo, tu señor ha llegado – Kris aviso su presencia mientras caminaba por la entrada de la sala de control, con mucha tranquilidad como si lo que sucediera no fuera un peligro para él. Una vez dentro se acercó al botón verde y lo presionó, lo que ocasionó un pitido ligero en los controles de la nave – Como ves tengo todo bajo control.

- Wow – Antony estaba sorprendido ¿Quién esperaría que el caballero supiera manejar una nave espacial sin haberla visto antes? – Al menos sirves para manejar estas naves. Sino estaríamos...

- ¿Quien dijo que sabía manejar esta cosa? – Dijo el caballero interrumpiendo a Antony – Yo solo quería demostrarte que no había nada que temer. Ya que tengo todo "bajo control"¿Entiendes? – Kris lo miraba con una sonrisa sujetando el control de la nave, esperando que Antony entendiera la broma.

Antony se tumbó al piso mientras agachaba su cabeza – Hermanas ¿Porque me mandaron con este idiota? Perecer de viejo en el bosque no parece tan malo ahora...

Los lamentos de Antony fueron interrumpidos cuando la nave atravesó una membrana invisible. Era como la superficie de una burbuja. Instantes después ambos lograron divisar la Luna. No sería nada fuera de lo común, sino por el hecho, de que había una especie de puente hecho de ladrillos de cristal rojos y cremas, con barandas de metal. Pero más sorprendente aún, era lo que se encontraba al otro extremo del puente, el Sol.

- Un momento. Esto no es así o no debería serlo – Antony estaba confundido mientras miraba el panorama. El sol estaba pegado a la Luna por un puente de ladrillos – Es decir esto es imposible. Físicamente imposible en más de un aspecto...

- Tranquilo sirviente, tantas sorpresas solo te harán daño. Además, creo que tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos ¿No crees? – Kris trataba de llamar la atención de Antony, el cual estaba tratando de calcular la distancia del Sol a la Luna, señalando el puente de ladrillos que se acercaba cada vez más y más.

- Kris, maldita sea tienes razón. No tengo idea de qué hacer. No creo que la tengas tú tampoco. Las únicas que podrían hacer algo al respecto son mis hermanas, pero ellas ya no están... - Antony empezaba a imaginar cómo sería el impacto contra aquel puente a la velocidad a la que iban. Como su sueño de ver un mundo nuevo se esfumaba – ¿Sabes, Kris? – Por primera vez en el viaje miró a Kris con una mirada tranquila y nostálgica - Ya me había hecho a la idea de ver con mis propios ojos cómo era tu planeta, aunque no parece que fuera a pasar – Parecía haber aceptado muy tranquilamente el destino que él preveía.

En el instante en el que la mirada de Kris se encontró con la de Antony, el caballero se sentía perder en aquellos ojos negros de mirada profunda. Ahora lo miraban como nunca, con tranquilidad y en espera del inevitable impacto. Aquel intercambio de miradas lo dejó con la sensación de que hay no podía terminar todo, que debía haber otro camino. Debía averiguar cómo evitar el impacto. Debían continuar con su viaje, fue cuando sin previo aviso una idea se formaba en su cabeza "cambiar la dirección hacia arriba para contrarrestar las fuerzas" – Antony tengo la solución – Kris le dijo confiadamente a Antony mientras agarraba los controles de la nave y los dirigía hacia atrás – Veras... - Kris fue interrumpido cuando vio que un brillo ligero se asomaba en el hombro de Antony por debajo de su ropa.

- Si cambiamos la dirección a una opuesta a la colisión, deberíamos anular la fuerza de impacto. Parece ser que se nos ocurrió la misma idea, al mismo tiempo... - Antony dejo de hablar cuando vio que si bien Kris tenía los controles sujetados su cara no miraba a la nave. Estaba mirando su hombro, fijamente y con sorpresa – Ey ¿Qué miras?...

- Estamos conectados – Parecía detenerse al hablar - En verdad lo estamos. Mi compañero – Kris miraba con una sonrisa la cara de confusión de Antony, mientras sentía desacelerar la nave.

- Kris, apresura el paso. Apresúrate y jala más hacia arriba ¿Me estas escuchando? – Antony trataba de llamar la atención de Kris que al parecía tener la mente en otro lugar. Estaban desacelerando, sí, pero no a la velocidad correcta. Igual iban a impactar al paso que iban – Escúchame Kris, maldita sea. KRIS.

Kris salió del trance en el que se encontraba para rápidamente ver aquello que se alzaba frente a la nave. Ya era tarde para tratar de evitar la colisión, iban a impactar a mitad del puente de ladrillo entre el Sol y la Luna. Para Kris eso no iba a ser un problema, él tenía el presentimiento de que iban a salir ilesos del impacto – Antony, tranquilo nada te pasara mientras te mantengas a mi lado.

Antony lo miraba confundido. No sabía de dónde le había surgido la confianza al caballero. Lo veía sentado en el asiento de control de la nave, mirando con optimismo el puente. Antony dio un largo suspiro y simplemente se decidió a esperar, igual ya no había nada que hacer al respecto. Iba a pasar lo que tendría que pasar.

- Sabes, no eres tan poco fiable como pensaba. Pienso, que si salimos de esta, quizás sí podamos tener un largo viaje juntos.

- Ja ¿Por quién me tomas sirviente? Un pequeño impacto no será nada para el caballero del Rey Dreigan.

- Probablemente. Pero no lo decía tanto por ti. Me imagino que con el tamaño que te manejas no te va a suceder nada, pero... - Antony fue interrumpido por Kris que lo jalo a su lado y pasó su brazo por encima de su hombro.

- Le prometí a tus hermanas que te mostraría un mundo maravilloso y mágico, un mundo que nunca hubieras visto. Hasta que eso suceda, no te puedes dar por vencido – Kris sentía como la nave empezaba a temblar. En menos de unos segundos sería el impacto. Los controles ya no responden, pero la velocidad era menos de la mitad. No era un peligro para él, pero Antony era delgado. No era como un caballero y no parecía ser especialmente resistente. En su hogar, existían sin fin de criaturas, fuertes, resistentes, pero ninguna era como aquel chico de mal carácter. No había pasado mucho tiempo desde que conoció a su primer sirviente y le puso su primer sello. Todo sería una primera vez con un compañero y su destino no iba a concluir ahora.

Antony espero tranquilo el impacto, mirando al puente acercarse cada vez más rápido. El sonido de la velocidad de la nave se volvió silencio absoluto un segundo ante del impacto. Un fuerte estruendo se desató en la nave al impactar. Varias partes salieron disparadas acompañadas por explosiones múltiples en la nave. Lo único que Antony escuchó con claridad fue a Kris - "Confía en mí" - fue lo que dijo.

La nave se estrelló de frente en medio del puente, haciendo un sonido fuerte con una gran explosión que formó una nube de humo. La explosión partió a la nave en varias partes, algunas estaban en llamas. Debajo de los escombros se alzaba rápidamente un cuerpo sosteniendo en su mano derecha lo que parecía ser un gran escudo azul platino, alargado; cuyo lado inferior, más prominente, casi llegaba al piso. El escudo tenía un adorno en el medio a manera de estrella de cuatro puntas alargada que dividía la superficie del escudo en 4 partes. Cada una tenía un símbolo grabado en él. El escudo y su poseedor estaban rodeado por una energía celeste que giraba alrededor de ellos formando una esfera con corrientes de aire. El poseedor del escudo tenía una cabellera corta de color rojo y cargaba en su brazo libre a un chico de pelo negro boca abajo, como si fuera un saco de verduras.

El chico de cabellera roja miraba sonriente el panorama, mientras se desvanecía lentamente su escudo junto con la esfera que lo rodeaba – Uff. Casi no la contamos ¿Eh sirviente?

- No puedo creer que estemos vivos y menos que nos hayamos salvado gracias a ti... - Antony suspiraba con alivio al ver que de alguna manera que él no entendía muy bien, el caballero amortiguó el impacto sin que ninguno saliera herido. Por su mente pasaba la idea de que las palabras de Kris "nada te pasara nada a mi lado" eran algo en lo que tal vez podría confiar. Pero no se lo podía hacer saber, con la forma de ser de Kris todo se le subiría a la cabeza y sería insoportable de ahora en adelante.

Mientras pensaba esto, veía como Kris estaba maravillado con el paisaje mientras lo cargaba en su brazo izquierdo. Veía las estrellas y ambos astros como un niño en una juguetería. Pero no podía juzgarlo, él también se encontraba asombrado. Tantas estrellas, tanto espacio, ver la luna tan cerca y el sol. Se detuvo un instante y miró al suelo para recordar que estaba siendo cargado como una maleta - Sabes, soy una persona, sería bueno que me cargaras como un ser humano.

- Sabes sirviente. Ya estas grandecito como para pedir que te carguen ¿No te parece? – Kris decía mientras soltaba a Antony que caía de cara en el piso, a lo que este se levantó lentamente con enojo e irritación en su cara. Para Kris el entrenamiento había empezado y su sirviente debía ser capaz de resistir. Él lo ayudaría solo si era necesario – Venga, hay que pensar en cómo salir de este lugar. En cualquier momento va a explotar el resto de la nave.

- Maldito caballero ¿Que te costaba avisar antes de dejarme caer de cara contra el piso...? – Antony le gritaba a Kris quien se sacudía el polvo de la explosión y empezaba a caminar hacia la luna a paso tranquilo, haciéndole un ademán de que lo siguiera. Antes de que Antony pudiera recriminarle, escucho detrás de él una alarma sonando. El sonido provenía de lo que parecían ser los restos del motor de la nave – Kris, creo que estamos en problemas...

Kris giró su cabeza rápidamente hacia Antony, el cual sonaba preocupado. Al percatarse del asunto, su cara de asombro paso a una de seriedad.

– Creo, que aunque aguantemos el impacto de la explosión y no digo que lo hagamos ilesos, eso no importará si el motor al explotar destruye el puente. De alguna manera la gravedad proveniente del puente nos mantiene anclados a tierra. Si el puente sobre el cual estamos es destruido, caeremos al espacio infinito y si no morimos por un cometa, moriremos por falta de oxígeno... Antony ven tengo una idea.

Antony al escuchar las palabras de Kris se incorporó rápidamente. Sin embargo, los pitidos del motor aumentaron su ritmo abruptamente y se escuchó el sonido de una explosión inicial dentro del mismo.

- ¿Cual es tu idea Kris? – Antony tenía cara de pánico mientras veía como se formaba la explosión en el motor a un par de metros de ellos.

- Nuestra mejor opción será... Correr... Correr y rápido – 

Antony empezó a correr mientras maldecía a Kris por dentro. Kris esperaba que lograran alejarse lo suficiente. Más se vio rodeado por un sonido invernal, acompañado por una corriente de energía como un viento helado que pasaba rápidamente a sus costados.

– Pero que rayos... - Kris miró a su alrededor, para ver a la corriente de viento helado congelar los restos de la nave de manera inmediata incluyendo el motor. Además de congelar las llamas y la superficie del puente, junto con sus pies.

Antony y Kris habían sido inmovilizados del tobillo para abajo 

– Oye. Si podrías congelar cosas desde un inicio ¿Porque no lo dijiste? Pudiste habernos ahorrado todo este drama...

- Antony...

- Que sucede Kris?...

- Veras, no fui yo quien congeló los restos de la nave...

- Si no fuiste tú, ¿Quien fue?

Antes de poder terminar su pregunta, un grupo de soldados se acercaba rápidamente por el extremo del puente conectado a la Luna. Una vez llegaron donde Kris y Antony, estos se dieron cuenta de que no se trataba de humanos, sino de lagartos azules bípedos con armadura. Cuando terminaron de avanzar se dispersaron para formar un camino entre el batallón.

- Fui yo – Se escuchó una voz suave y femenina, como de una chica un poco mayor que Kris.

Entre el batallón apareció la figura de una señorita de piel blanca con ojos celestes pálidos. Su pelo violeta estaba suelto y llegaba hasta la mitad de su espalda. Vestida completamente por algo similar a un habito sacerdotal ceñido, el cual se soltaba desde la cintura para cubrirla hasta la mitad de las piernas. Las mangas de su traje eran bastante sueltas y amplias. Era de color azul con diseños de encaje de color celeste en toda su extensión y estaba amarrado a su cintura por una tira del mismo color de los diseños. En su cabeza tenía una mitra sacerdotal y sus zapatos parecían ser de plataforma corta color celeste.

La chica tenía los brazos cruzados y los miro con superioridad mientras daba unos pasos hacia ellos.

– Lorlelaine, sacerdotisa de la Luna. Ustedes forasteros ahorrense sus explicaciones, vendrán conmigo.

Mientras la joven hablaba, Antony la miraba embobado. Nunca había visto otra chica aparte de sus hermanas, más que en la televisión o películas. No sabía que ver una en persona seria así ¿Acaso todas las chicas eran tan geniales? Pero sin duda Lorlelaine era hermosa. Su voz, la silueta de su cuerpo y la forma en la que lo miraba con autoridad solo aumentaba su atractivo. Sus ojos, sus ojos parecían dos lagos congelados que lo miraban fijamente. Lagos en los que él se hundía más y más, hasta que el sonido de algo incendiándose lo sacó del trance en el que se hallaba.

Antes de que Antony pudiera voltear, a su espalda todos los restos congelados se prendieron en llamas rápidamente para súbitamente ser consumidos en cenizas en un par de segundos.

Ah...ah...ah... - Antony estaba saltando sobre sus zapatillas, pues la suela había sido levemente derretido. Kris se hallaba soplando sus botas de metal que habían sido calentadas por las llamas.

Al otro lado del puente se acercaba un batallón similar al de la Luna, pero estos lagartos eran de color naranja. Al llegar procedieron con la misma formación que el batallón de Luna, formando un camino por donde empezaba a caminar una señorita, cuya voz era firme y algo agresiva.

- Ustedes sin que son descarados, no les basto con invadirnos y además destruir el puente. Sino que además, tenían que hacernos perder el tiempo.

La señorita vestía de manera similar a Lorlelaine. Su mitra era una media circunferencia. Su mirada era inquisidora, ojos naranjas como el ámbar. Su pelo suelto con un cerquillo al frente, del mismo color que sus ojos. Su habito a diferencia de la sacerdotisa de la Luna era de tonalidades rojizas que simulaban el atardecer. Además, tenía el diseño de un dragón largo y rojo oscuro acompañado de nubes blancas que empezaba en los tobillos y terminaba en el cuello dándole vueltas al habito, el cual no tenía mangas. En vez de mangas sus brazos eran cubiertos por una especie de cinta suelta y ancha. 

– Pero tranquilos. Todo su esfuerzo por hacernos perder el tiempo no será en vano. Serán invitados de honor – La chica de ojos brillantes dijo esto con burla, haciendo un chasquido con sus manos ambos batallones los rodearon. A lo que Kris simplemente suspiro y dio a entender que él no se resistiría, pero miraba con indignación y lamento como arrastraban a un Antony sentado en el piso, el cual no parecía percatarse de nada.

Antony no estaba percatado de la situación. Una vez pasó el alboroto de la incineración su mirada regresó a Lorlelaine. Sus ojos que parecían no tener fondo lo llamaban y su aspecto tranquilo lo atraía. No se dio cuenta en lo absoluto cuando eran escoltados por el batallón y ambas chicas al final del puente en la Luna. Cuando llegaron a la superficie empezó a caminar por instinto mientras los llevaban a través de un bosque de troncos oscuros y hojas celestes verdosas. Se detuvieron en lo que parecía ser la parte más profunda del mismo, donde se alzaba una inmensa cueva cuya entrada estaba protegida por una gran puerta de metal.

- Hermana Sol belén, hazme los honores – Lorlelaine que había estado durante todo el recorrido al lado de la joven de ojos brillantes, le dio el paso para que esta se pusiera en frente de la puerta.

Kris miraba a los alrededores y por ratos miraba de reojo a Antony en espera de que recuperara la conciencia. – "¿Acaso este chico nunca ha visto una chica en toda su vida? ¿Que tanto se asombra? La chica no tiene nada de especial, sin duda alguna he visto mejores. Hasta su susodicha hermana tiene más gracia" – Kris paso a mirarlo fijamente en espera de que su sirviente le prestara atención sin alertar a los lagartos. Pero nada parecía funcionar, el chico de pelo negro seguía con mirada de imbécil.

Sol belén parada frente al gran portón extendió su mano derecha en alto y dibujo medio circulo en la misma dirección. En el recorrido se formaban pequeñas figuras. Al terminar hizo un ademán con su mano.

- Lorlelaine, hermana querida.

Lorlelaine camino hasta su lado impetuosamente y con su mano izquierda formó la misma figura al lado opuesto. Al terminar, las pequeñas figuras formadas con cada semicircunferencia se alinearon en un círculo completo que brillo resplandecientemente para formar un circulo mitad naranja y mitad celeste. Una vez formado el círculo, el portón empezó a reaccionar abriéndose lentamente ambas puertas dejando salir un rechinido y un sonido de eco proveniente del interior de lo que parecía ser un calabozo de ladrillos.

- Soldados, apresuren y traigan a los intrusos. Se me acaba de ocurrir un lugar perfecto para los invitados. Cerca de nuestra invitada de honor. Pero no mucho, ni ustedes merecen tal destino. Al fin y al cabo, el puente se repara solo – Lorlelaine se reía levemente. Hablaba con tranquilidad y superioridad mientras ingresaba al calabozo a paso firme y elegante al lado de su hermana quien con su mano derecha formaba una llama para iluminar su camino.

Antony veía caminar a Lorlelaine atentamente. Su desplazar era elegante y su voz tranquila pero autoritaria. Sentía que se perdía de la realidad lentamente y no se percataba en lo absoluto del recorrido por el calabozo.

Kris caminaba tranquilamente por el calabozo. En su mente trataba de recordar la ruta para cuando lograran salir de la celda, escapar al exterior. Se daba cuenta de algunos detalles, como de que había 4 antorchas prendidas en cada pared de los pasadizos. Eran de 10 a 15 metros de largo. Además, se percató de dos hechos muy importantes: Estaban girando mucho, al punto de que creía poder perderse y de que todas las celdas de la "prisión" estaban vacías, no escuchaba tampoco a otros prisioneros. Algo extraño sucedía. Cada cierto tiempo le daba una mirada a Antony, lo que solo lograba indignarlo ¿Cómo era posible que el chico caminase babeando?

- Hermana Sol belén, creo que podríamos darlo una visita a nuestro intruso estrella. Es que se ha portado tan bien desde la última vez que lo visitamos, me dicen los guardias – Lorlelaine hablaba fingiendo emoción y preocupación.

- Oh, 2 años de buen comportamiento. Fácil y cree que algún día la dejaremos salir de este agujero.

Sol belén hablaba con desprecio en su voz, mientras ralentizaba el paso antes de pararse frente a una celda que resaltaba del resto. Tenía varios pergaminos con lenguajes extraños en ellos, algunos eran de letras negras. Pero aquellos que cubrían los bordes de la celda eran naranjas y azules 

– Ya deberías darte cuenta de que te quedaras acá hasta pudrirte en tus huesos. Solo recibes alimentos y agua por órdenes del Rey de la Luna, tan generoso él –

Lorlelaine se paró frente a su hermana, siempre a la mano izquierda. Y apoyando sus brazos en sus muslos, se inclinó un poco hacia la celda.

- Mi querida, te traemos compañía así no estarás tan sola. Ahora hasta pueden jugar a quién muere primero, enfermo o de hambre – Del otro lado de la celda no se escuchó respuesta alguna, a lo que Lorlelaine suspiro decepcionada - Hace años que no dices ni una palabra. No eres divertida ¿O será que ya no te acuerdas de cómo hablar? – Acto seguido Sol belén y las lagartijas se empezaron a reír – Bueno no hay tiempo que perder, prosigamos. Mi hermana no puede perder tanto tiempo en este agujero y yo tampoco.

Las sacerdotisas guiaron al batallón que rodeaba a Kris y Antony hasta el final del pasadizo para doblar un par de veces más y llegar frente a una celda.

Para este momento Antony estaba más lúcido, preguntándose quién era el criminal que guardaba la bella sacerdotisa y su hermana. Lo único que logro entender es que era mujer. Pero no sabía qué pudo haber hecho para merecer tanta custodia.

Mientras Kris ingresaba lentamente por su cuenta giro a ver a Antony, para comprobar si seguía embelesado mirando a las chicas, pero se sorprendió al verlo pensativo.

Sol belén miraba a Kris impacientada, hasta que el cruzo miradas con ella. Antes de poder decir algo la mano de la sacerdotisa del Sol se prendió en llamas.

- ¿Vas a entrar por las buenas, como todo el recorrido? ¿O es que al final planeas oponer resistencia? Avísame, tengo ganas de derretir metal.

- Tranquilas bellas damas, solo estaba apreciando su belleza... - Kris creía poder escapar tranquilamente de la situación. Pero rayos, el carácter de esa mujer era más explosivo que la nave donde estaban. Seguro y absorbió su energía. Además, tenía que asegurar la seguridad del inconsciente de su sirviente.

- Con el chico de acá basta y sobra – Dijo Sol Belén irritada, mientras señalaba a Antony, el cual era arrastrado por Kris. Kris se sentía avergonzado, su sirviente siendo recordado y señalado por tales acciones, qué vergüenza. Los lagartos cerraron la celda con Kris y Antony dentro, para luego retirarse por los pasadizos del calabozo hasta desaparecer de la vista de los jóvenes.

- Hermana, el chico es bastante peculiar. Quizás mi Rey lo desee de mascota – Giro hacia Antony el cual le prestaba atención a cada palabra que está decía - ¿Qué dices? Tienes cara de qué te gustaría vivir en el palacio. Vamos puedes ser mascota del rey o sino mía... - Lorlelaine dijo lo último con una mirada que literalmente mandó a volar la mente de Antony.

El nunca se había sentido así, eran todas sensaciones nuevas. Por su mente la idea de aceptar se veía tentadora. No pensaba con claridad, pero era ganar o ganar según él. Salir de la celda y además encontrar la señal, que lo único seguro es que no estaba en esa prisión.

Kris miraba la situación confundido. Pareciera que la sacerdotisa no entendía que Antony era su sirviente. No le puedes quitar sus sirvientes así como así a un caballero, menos a él. Pero lo que más lo confundía era el hecho de que Antony parecía estar pensándolo, como si fuera una opción ¿Acaso no era obvio que su lugar era son su caballero, amo y señor? No importaba si estaban en una celda.

- Yo... - Antony miró a Kris un rato, vio su cara de molestia y confusión. Seguramente por su mente pasaban ideas innecesarias, acerca de servidumbre y cosas por el estilo. Luego recordó que sus hermanas lo habían traído a él en contra de su voluntad de su planeta y habían empezado este viaje juntos. Todo eso le enfrió la cabeza y se dio cuenta de un detalle muy simple, él no quería ser el tipo de personas que abandonaría a su compañero – Me tengo que quedar con el caballero... Pero Lorlelaine, hasta que me visites siempre pensare en ti...

- ¿Yo? ¿Pisar este lugar asqueroso? ¿Encima para visitarte a ti? Imagínate amigo - La chica de habito celestes dio media vuelta y lo mismo hizo su hermana mientras se reían de la situación – Igualmente le diré al Rey. Si él lo desea, te llevare quieras o no. Hasta entonces disfruta tu estancia en este desagüe – Ambas hermanas desaparecieron de la vista de Antony que tenía la cara pegada a los barrotes.

- Lorlelaine, llámame, mándame un mensaje. Algo por favor, te estaré esperando. Cartas por medio de guardias también es mi estilo... - Antony suspiro y se tiró al piso, viendo cómo se alejaba la que él creía era la chica de sus sueños – Que chica...

- Oye sirviente malagradecido ¿En verdad planeabas abandonar a tu señor eh irte con esa mujer? – Kris estaba picando el abdomen de Antony con las botas de su armadura – ¿Donde quedo la fidelidad y el respeto? Esta servidumbre y sus instintos animales...

Antony no le prestaba atención. Estaba tirado en el piso maravillado en lo que parecía ser su primer flechazo durante su aventura. Si cosas así le esperaban el resto del viaje no estaba todo tan mal. Excepto por estar en una prisión, claramente.

 


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